Aquí están las llanuras de Turia, planicies despobladas de árboles o lo que otros llaman la Tierra de los Pueblos del Carro, oculta tras el oscuro horizonte, donde hacía pocos ahns brillo el sol en tostadas oleadas sobre la brillante hierba otoñal, que bajo las nubes huidizas se largan para dar paso a las flamante tres lunas de Gor… Allí al calor de las fogatas y hogueras… haciendo enorme sus caravanas, están Los pueblos de los Carros, nómadas, pertenecientes a estas extensiones de tierra, y aun así eran libres, pero temidos por muchos…
Los pueblos de los carros, reclamaban las praderas al sur de Gor, desde el destellante Thassa y montañas de Ta-thassa, hasta las estribaciones meridionales de la misma cordillera del Voltai, que se erigen en la corteza de Gor como la espina dorsal de este planeta. En el norte codiciaban tierras que bordeaban las torrenciales corrientes de Cartius, un amplio afluente que se precipita hacia el incomparable río Vosk. Las tierras comprendidas entre Cartius y el Vosk habían estado en el interior de los pretendidos límites del imperio de AR, pero ni siquiera Marlenus, cuando era amo de la fastuosa y gloriosa ciudad de Ar, hizo que sus hombres de los lagos pasasen al sur del Cartius.
Estos Hombres en su mayoría asesinos, Son uno de los pueblos más orgullosos de todo Gor; Y a sus ojos los pobladores de las ciudades no son más que gusanos escondidos en sus agujeros, cobardes que deben correr a refugiarse tras murallas. Dicen que el resto de los habitantes de Gor son solo seres miserables a quienes les atemoriza vivir bajo el cielo inmenso, y que no se atreven a disputarse las amplias llanuras del planeta, azotadas por el viento.
Este pueblo de los carros, no cultiva sus alimentos, ni tienen ninguna industria, Son sólo ganaderos y según dicen asesinos; no comen nada que haya estado en contacto con la tierra. Viven de carne y la leche de los Boskos. Este es un animal muy parecido al buey, enorme, que avanza arrastrándose, su pelo es muy abundante y tiene el cuello grueso y curvo, de gran cabeza de ojos relativamente pequeños y de color rojo. Su humor es tan imprevisible como el de los sleenes; Sus terribles cuernos, que en los ejemplares más grandes llegan a alcanzar la longitud de dos espadas, surgen de sus cabezas para curvarse enseguida hacia adelante y terminar en puntas afiladas.
Estos animales no solo les proporcionan comida y bebida a estos hombres, con su carne y leche; si no que de él también se aprovechaban el pellejo para cubrir los carros abovedados en que habitaban. La piel de estos animales, debidamente curtidas, cortadas y cocidas, también cubre sus cuerpos; el cuero del lomo se utilizaba para fabricar escudos, los tendones para hacer hilo, los cuernos y huesos son su materia prima para la producción de las más variadas herramientas, desde lezna y cucharas, hasta jarras y armas; las pezuñas se utilizan para confeccionar cola y la grasa para proteger sus cuerpos del frío, incluso aprovechan los excrementos de este animal, pues una vez secos pueden usarlos como combustible en estas llanuras sin árboles.
De sus habitantes, eso es otro tema… hay varios pueblos del carro que por lo general no se unen salvo una vez durante unos meses al año, y es las tan nombradas festividades del Presagio, Los pueblos de los carros conocen este periodo de reunión que concluye cerca de Turia, en primavera, existen cuatro pueblos del carro; los Paravacci, los Kataii los Kassars y los temidos Tuchuk En cuyos rostros se observaban unas marcas, como si se tratasen de galones anudados en su piel, unos tumores, pintados, la viveza de esos colores y lo abultado de esas prominencias eran muy parecidas a las repulsivas marcas que tienen los mandriles en la cara. Eran una especie de desfiguraciones culturales y no congénitas. Y que no revelaban la inocencia natural del trabajo de los genes si no las gestas, las categorías, la arrogancia y el orgullo de sus portadores.
Los códigos de la Cicatriz; Eran cicatrices hechas en la cara por agujas y cuchillos, con pigmentos y excrementos de bosk. Para la realización de estas marcas es necesario pasar días y noches, y no es raro que los hombres mueran en el transcurso de tan doloroso trabajo. La mayoría de estas cicatrices están emparejadas y descienden desde uno de los lados de la cabeza hasta la nariz y la barbilla. Este ritual consta de siete (7) marcas en el rostro la mas alta es de color rojo, la segunda amarilla y la siguiente azul, la cuarta de estas marcas es de color negra y a continuación van dos más de color amarilla y la última nuevamente de color negro. Eran marcas repugnantes que petrificantes y repulsivas y quizás su principal propósito fuera la de aterrorizar al enemigo. Estas marcas eran llamadas Códigos de la cicatriz, conocidos y cultivados por estas tribus, donde cada una de esas marcas tenían un significado específico y cualquier Paravaci, Kassar, Kataii o Tuchuk podía leerla tan claramente como cualquier podría leer un letrero en un escaparate o una frase en un libro. Para muchos la marca más importante es la primera marca, la superior roja y brillante, gruesa como una cuerda: la cicatriz del Coraje. Siempre es la situada más arriba, sin esa marca ninguna otra puede ostentarse. Se dice que es porque los Pueblos de los Carros valoran el coraje por encima de todo.
En esta oportunidad hablaremos de la tribu mas temida en Los Pueblos del Carro:
Creo que los Tuchuks no adoran nada, en el sentido normal de la palabra, pero lo cierto es que consideran sagradas algunas cosas, como los boskos o la destreza en el manejo de las armas, o por encima de todo, el cielo; el orgulloso tuchuk siempre está dispuesto a quitarse el casco ante él, ante el simple, vasto y bello cielo, del que cae la lluvia creadora de la tierra, según sus mitos, y del bosko, y de los
Tuchuks. Cuando un tuchuk reza lo hace dirigiéndose al cielo. A él le pide la victoria y la fortuna para los suyos, la desgracia y la miseria para el enemigo. El tuchuk tan sólo reza cuando está sobre su montura, como lo hacen otros entre los Pueblos del Carro; solamente sobre su kaiila y con las armas en la mano le hace sus súplicas al cielo, pero no como un esclavo a su dueño, o como un siervo a su dios, sino como un guerrero a su Ubar. Al lado del carro, en un gran mástil clavado en el suelo, se levantaba el estandarte de los cuatro cuernos de bosko, el estandarte de los Tuchuks. Ponen la marca de los cuatro cuernos de bosko, que es su estandarte, y que de alguna manera se asemeja a la letra “H”. Por otro lado, esta marca mide tan sólo unos tres centímetros, miembros encapuchados del Clan de los Torturadores, comiendo una tajada de carne de bosko a la manera tuchuk, es decir, agarrando con la mano izquierda y entre los dientes la carne, mientras que con la quiva sujeta en la mano derecha se van cortando pedazos a escasos centímetros de la boca, pedazos que luego se mascan para volver a iniciar la maniobra enseguida.
Continuará...
En esta oportunidad hablaremos de la tribu mas temida en Los Pueblos del Carro:
Creo que los Tuchuks no adoran nada, en el sentido normal de la palabra, pero lo cierto es que consideran sagradas algunas cosas, como los boskos o la destreza en el manejo de las armas, o por encima de todo, el cielo; el orgulloso tuchuk siempre está dispuesto a quitarse el casco ante él, ante el simple, vasto y bello cielo, del que cae la lluvia creadora de la tierra, según sus mitos, y del bosko, y de los
Tuchuks. Cuando un tuchuk reza lo hace dirigiéndose al cielo. A él le pide la victoria y la fortuna para los suyos, la desgracia y la miseria para el enemigo. El tuchuk tan sólo reza cuando está sobre su montura, como lo hacen otros entre los Pueblos del Carro; solamente sobre su kaiila y con las armas en la mano le hace sus súplicas al cielo, pero no como un esclavo a su dueño, o como un siervo a su dios, sino como un guerrero a su Ubar. Al lado del carro, en un gran mástil clavado en el suelo, se levantaba el estandarte de los cuatro cuernos de bosko, el estandarte de los Tuchuks. Ponen la marca de los cuatro cuernos de bosko, que es su estandarte, y que de alguna manera se asemeja a la letra “H”. Por otro lado, esta marca mide tan sólo unos tres centímetros, miembros encapuchados del Clan de los Torturadores, comiendo una tajada de carne de bosko a la manera tuchuk, es decir, agarrando con la mano izquierda y entre los dientes la carne, mientras que con la quiva sujeta en la mano derecha se van cortando pedazos a escasos centímetros de la boca, pedazos que luego se mascan para volver a iniciar la maniobra enseguida.
Continuará...
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