Fue por este motivo que su
esposa, aunque ya estaba habituada a ello; y por causas que nunca conoceríamos,
se había contagiado e igual enfermo,
pero ella si de gravedad y fue justo cuando se enteraron que ella estaba esperando
a un nuevo miembro de la familia.
Londra nació
sana y fuerte, y se mantuvo así siempre,
ocupada y preocupada en cuidar y criar a sus dos hermanas y a su anciano padre; recordando a diario la
promesa que le hiso a su madre; quien había muerto al dar a luz a sus hermanas
gemelas, y justo antes, en su lecho de muerte, le hizo prometer que jamás las
dejaría solas ni mucho menos a su padre.
Londra era
apenas una bebe de casi 4 años, pero aquellas palabras y el brillo de los ojos
de su madre momentos antes de morir le causaron un inmenso sentido de la
lealtad y respeto hacia la vida, su
promesa no la olvidaría jamás.
Una mañana
cuando su padre, quien había considerado no viajar, primero porque Londra
estaba muy pequeña, y por el hecho de que quizás el parto se pudiera adelantar antes de
lo previsto, considerando que quizás no llegarían a tiempo para que algún
verde les pudiera atender; está última fue sin dudas, fue la principal razones por la que él
quiso quedarse; y así fue, el parto se
adelanto llegando a complicarse, y todo
esto, por la extraña enfermedad que
había cogido él, en uno de sus tantos viajes lejos de casa, y contagiando así a
su compañera.
Londra quien era pequeña en ese entonces, se mantenía sentada en una mesita baja que su
padre le había tallado, allí estaba jugaba con su muñeca y unos tacos de madera en forma de
un pequeño Tharlarion y otro de un Temerario Tarn, La pequeña, miraba sin entender como su padre se paseaba de
un lado al otro, de la habitación, hasta que sonó la puerta enorme y pesada dando paso a una
señora Enorme y robusta, lo ojos de la niña se abrieron desmesuradamente y el
viejo Agathor rió por lo bajo.
-Tranquila mi
pequeña viene a ayudar a mami!- La campesina quien vivía apenas un pansang lejos
de la cabaña de sus padres, había venido a asistir en el parto, El padre de
Londra le ayudo hasta donde esta le permitio, luego lo saco fuera de la habitación, él se sentó en un banco cerca de una ventana y frente a la habitación, miro desde allí a la niña quien comenzaba a
sentir el cansancio y bostezaba
soñolienta, ya era tarde para ella así que la levanto en brazos y besándola en
la frente la abrazo y llevo en brazos hasta su camita.
-¡Todo saldrás bien mi pequeña, ya pronto tendrás
a tu hermanito…!-Pensó unos inhs.
–¡Oh
hermanita! Y Tu serás la mayor y deberás cuidarla!.
El padre la
llevo hasta su pequeña camita, ubicada en la habitación contigua a la de ellos
y en la que estaba ahora su madre en labor de parto; se arrodillo a su lado, y
mientras la niña le miraba con sus enormes ojos grises, él le regalo una bella
sonrisa, la arropo y comenzó a contarle la historia que siempre le repetía
para antes de dormir, y con la cual Londra siempre se quedaba dormida:
"…Fue en Aquella mañana cuando los corazones de los indios Bailadores, saltaban de alegría. La princesa Carú, hija del cacique Toquisai, iba a casarse con el hijo del cacique de los Mocotíes,; un joven guerrero valiente y apuesto. Ya se acercaba la hora anhelada. El Banquete estaba listo y el alma de Carú palpitaba de nervios y emociones.
De pronto, los centinelas que oteaban el horizonte desde las montañas más altos, anunciaron alarmados que se aproximaba un gran peligro. Venían seres extraños que avanzaban a toda velocidad y el resplandor del Lar Torvis refulgía en sus pechos de hierro y montados en unas bestias enormes.
…Los indios Bailadores se prepararon para el combate. Xuárez también alistó a sus hombres.
Fuego, hierro y Tharlarion abrieron un torrente de sangre en el valor de los Bailadores que sólo contaban con sus carcajes y flechas.
…El monte se fue llenando de cadáveres.
… y el novio de Carú estaba entre los que encontraron la muerte en aquel combate. Un dolor insoportable rompió el alma de la pobre Carú. No podía ser verdad tanta desgracia.
…El Dios de la vida, que montaba en la cumbre de la montaña, la devolvería a su amado, *pensó la pobre Caru, con la esperanza de recorrer junto a él ese largo camino y así llegar a alcanzar la felicidad que le había sido violentamente cortada.
…Con una increíble fortaleza que brotaba de su amor, Carú cargó el cadáver cerro arriba. Llegó con él a la cumbre, donde moraba la divinidad, para rogarle que le devolviera la vida.
… Pero al tercer día, le fallaron por completo las fuerzas. No pudo proseguir más. Abrazada al cuerpo de su amado, quedó muerta.
…El dios de la montaña recogió sus lágrimas caídas en sus verdes suelos y las arrojó al espacio para que su pueblo y todos los que habitaban después estas tierras, conocieran y recordaran con cada noche la suerte de una princesa.
…Y allí...- dijo señalando la inmensidad del cielo estrellado adornado con sus tres lunas brillantes, otra vez de la ventana de la cabaña, y luego mirando a la pequeña completamente dormida termino diciendo en un susurro de voz anudada por el llanto contenido.
-Allí, está la bellísima “Cascada de Bailadores”, lágrimas eternas de Carú, sollozo inagotable de su corazón errante”
Agathor Gregon, ere un viejo
campesino, un hombre alto y de complexiones fuertes o se notaba que alguna vez
lo fue, de tez bronceada y a la vez curtida
por el sol de los campos, el poseedor una gran extensión de tierra, donde
cultivaba ese grano amarillo, Sa-Tarna,
este grano se cultiva en la mayoría de las áreas de Gor y es el alimento básico
de la dieta de este planeta. Se muele en harina o sémola y se utiliza en
la cocción y gachas o papillas, también se utiliza como base para una de
las bebidas alcohólicas más populares de Gor, “Pagar Sa-tarna” mejor
conocida como (pa-ga).
El Pa-ga económicamente,
es la base de la vida en Gor, era la del campesino libre, que aunque es una de
la casta más bajo, es sin duda, la más
fundamental, ya que la base de todo en
este planeta se centra en los cultivos básico de ese grano amarillo, Sa-Tarna, o como se le traduce “La Vida-hija”.
Londra había
hecho de los días de la pareja, días incansables y llenos de alegrías, Agathor
ya no tenía la misma vitalidad que cuando llego a este extraño planeta, aquí
donde conoció y se enamoro perdidamente
de Alondra, una joven muchacha campesina, quien tenía unos lindos risos color
cobrizo y con reflejos dorados y oscuros mechones de color miel, se habían conocido mientras él viajaba con un
grupo de nómadas quienes comenzaban su
viaje a las Sardas, Agathor en esa ocasión después de pasar varias Lunas en las
cercanías y conocer más a fondo a la joven Muchacha le prometió y juro regresar
para así pedir a sus padres la pudiese hacer su compañera libre, la joven se
aferro a este sueño pero para ello paso mucho tiempo después.
Londra tenia risos
iguales a los de su madre, ella fue la primera hija de la pareja, había sacado unos
brillantes ojos grises, como los de su
padre, él, quien se reflejaba en ellos cada vez que la alzaba de su moisés cuando
llegaba de trabajar y aun cansado al verla llorar por atención, corría hacia su
moisés y la daba toda su atención. Alondra,
siempre le regañaba por ser tan consentidor con la pequeña londra, y más
porque ella siempre se salía con la suya, llamar la atención de Agathor, cosa que ella sentía cuando él
se marchaba de viaje y la bebe no quería otros brazos que no fueran los de él.
-¡Ya no sé cuantas veces te he dicho que no la malcríes..! Luego soy yo
quien sufre tu ausencia, cuando no la puedo consolar! -Le decía mientras se
la quitaba de los brazos y la volvía a dejar en su moisés, volviendo a romper
en llanto.
-¡Querida… Esta pequeña…! –decía mientras se acercaba a la cuna y le
acariciaba los bellos y frondosos riso.
Alondra se
abrazaba a el por detrás, el era alto y fuerte, podía oír su latir atrás de su
ropa, ese sonido le confortaba, Agathor se pegaba a ella, y así mientras las sujetaba
a ambas, le decía:
-¡Son ustedes la única razón de mi existencia, jamás las dejare solas,
si eso te preocupa! –Se giro quedando frente a su mujer y alzándole el
rostro con una mano para así reflejarse en sus cálidos ojos verdes,
-¡Solo debo hacer un último viaje… y después te prometo que jamás,
jamás volveré a alejarme de ustedes! –Le había dicho mientras sus ojos se
le llenaban de lágrimas, las que ocultaba mientras la abrazaba y besaba en la
frente.
Solo pasaron unos
días, días en que Alondras pudo disfrutar de tener entre sus brazos a sus tres
hermosas hijas, y una tarde después de dormirlas, mando a buscar a la pequeña
Londra, la niña quien no había visto a su madre mucho, debido a que siempre
estaba con las pequeñas cuidándolas o amamantándolas y durmiendo, corrió a sus brazos, en donde se acurruco
tranquilamente, le encantaba ser la atención de ambos, pero ahora era su padre quien la tranquilizaba y le intentaba
explicar, que ella ahora seria la hermana mayor y que debía de proteger y cuidar a sus dos
hermanitas menores, la pequeña le había hecho un adorable puchero y abrazando
en su pecho a sus tres objetos preferidos, su muñeca y sus dos animalitos de
madera tallados por su padres…
-¡Míos, míos..papi, no hedmanitas..!
–Negó vigorosamente, Agathor se había
reído abrazando a su pequeña y besándola, sabía que ella siempre seria su
consentida.-
Londra no
comprendía porque su madre no podía levantarse otra vez y jugar con ella, no
entendía por qué siempre tenía el rostro mojado y se secaba las lágrimas cada
vez que Agathor entraba en la habitación a por Londra, quien ese día seria el
último en que estaría con su madre.
Ya habían
pasado 15 años desde ese hecho, los recuerdos solo eran un vago sentir, aunque Agathor siempre la recordaba con
alegría y entusiasmo, se sentaba alrededor de una mesa y les contaba a sus tres
hijas. Historias sobre los días felices que vivieron juntos, como se
conocieron, y sus aventuras, siempre les
contaba como era su madre ya que todas a su manera le recordaban a ella, las
gemelas habían sacado los bellos ojos de su madre, pero sus cabellos eran
negros como los de su padre y londras,
ella lo tenía todo, su rostro, su facciones, su voz, Agathor estuvo siempre fascinado con el increíble parecido entre la
joven y su esposa. La especial atención de su padre hacia Londra causaba en sus
hermanas la envía ya que creían que la joven siempre era la favorita de su
padre, por tener siempre la mejor atención, los mejores momentos y los mejores
presentes de su padre, Londra siempre intento que eso no les afectara calmándolas
dándole a ellas las cosas que decía no necesitar para así darle a las pequeñas
gemelas los mejor y así fue siempre o casi siempre.
Una noche mientras
se acercaba el fin del mes de En`Var
corresponde al cuarto mes del calendario Goreano, el del solsticio de verano. Cuando
se aproximaban las fiestas del Amor el cual se da a finales de verano. Es sin
dudas la mejor época para vender esclavas, fue cuando el viejo Agathor se dio
cuenta de que se acercaría pronto una gran
caravana.
En la mañana
después de acampar toda la noche, pasaron por los campos cosechados del viejo Gregon,
pero por suerte esa mañana Londra había salido a pescar a un lago cercano, y cada
vez que esto sucedía las gemelas corrían al cobertizo y se escondían entre los
granos espigados para que así no las pudiesen ver los habitantes de las grandes
ciudades que siempre usaban el camino para así evitar las bandas de Tanrsmanes
o alguna que otro esclavista errante o incluso ladrones de puerto que acostumbran
a rondar por esas zonas en busca de carretas solitarias a quienes asaltar.
Los
esclavistas o mercaderes que osaban pasar por esas tierras, siempre eran un
dolor de cabeza para el viejo campesino, ya que el hecho de tener que evadirlos,
le costaba casi siempre parte de sus cultivos y ganancias, pero al fin y al
cabo este lograba salir airoso de aquellos momentos; y apenas le costaban un
par de sacos de granos y una que otra tinaja de leche de sus boskas y de verr. Pero
ese verano sería diferente, se había librado una fea y cruda batalla muy cerca, en la
ciudad de Ko ro ba, Guerreros y Tanrsmanes
había atacado la ciudad, en una extraña emboscada. Se decía que los RRSS habían
enviado a destruir la ciudad por causa de un Guerrero quien desafío las leyes y
designios de estos y traicionado a su vez a su pueblo y por consiguiente a su
piedra del Hogar.
Las caravanas
no había sido peligro aparente, pero esa tarde cuando el Lar Torvis comenzaba a
ocultarse una nube de polvo se levantaba a lo lejos, las nubes se movían muy
aprisa, de repente se sintió el resoplar de las boskas en el establo y así a
pocos pasang se comenzó a sentir un leve temblor en las tierras; todos estaban
sentados en la mesa comiendo una deliciosa cena en silencio, cuando los tarros
y platos comenzaron a saltar levemente, temblorosos, el padre de londra la miro
con ojos bien abiertos ella entendió lo que se les avecinaba, corrió dejando su
puesto y en la salida volcando sobre la mesa el tarro leche, corrió a la habitación y cogió
rápidamente un saco en sonde metió varias prendas para ella y sus hermanas y así también unas provisiones, y salió
corriendo por la puerta de atrás, sus hermanas ye le precedían en el paso,
estaban muy asustadas y temblorosas, londra se giro y les miro serias.
-¡Debemos huir y no mirar atrás, no importa nada de lo que oigan o vean
solo corran los más adentro en el bosque, sigan el paso del rió, en su andar
contrario y recuerde, no vuelvan oigan lo que oigan!- Les dijo a la vez que
les daba el saco lleno de ls provisiones, ella no dejaría solo a su padre.
-¡Pero Londra ven con nosotras, no… no sabemos qué hacer! –le
miraron realmente asustadas y lloriqueando.
-¡No, no puedo dejar solo a papa!-le Grito enfadada, ella también
tenía miedo pero debía ser la hermana mayor quien debía proteger a sus hermanas
y a su padre.
-¡Pero el te dijo que vinieras con nosotras y no nos dejaras¡- reprocho
Leyli, londra miro por encima de su hombro y bufo exasperada.
-¡Bien, solo ocúltense y no hagan ruido, solo veré que papá esté bien,
entienden! – Las miro a ambas y realmente eran bellas sin dudas los
esclavistas se ganarían una gran fortuna con ellas de esclavas, así que eso
ella no lo podía permitir.
Londra se
levanto y corrió de regreso al bosque, subió la colina y se oculto hasta llegar
a donde estaba la cabaña, desde allí pudo ver como los proscritos sacaban a las
boskas, se llevaban las crías y a las más viejas las asesinaban, para usar y
comer sus carnes, ataron a sus dos verre a una de las carretas, el padre
intento detenerlos, pero los hombres lo empujaban para apartarlos del camino en
realidad el pobre viejo no era rival para ninguno de ellos, Londra se movió mas
cerca y así logro ver a uno de los hombres, un tipo de aspecto temible y deplorable,
vestía una túnica raída de color negro
con tonos dorados, sobre sus hombros
llevaba una piel de larl también negro, y en su cabeza a modo de sombrero
llevaba la cabeza del Larl. El hombre quien permanecía a distancia recostado de
una de las vallas que encerraban el granero se percato de la insistencia del viejo y
despreocupado sacando de su túnica una
pipa la cual lleno de kanda y la encendió, aspiro el humo y luego lo dejo
escapar con lentitud por su arrogante boca, este con pasos agigantados se
encamino hacia el viejo, el pobre Agathor
se encontraba intentando alejar a los hombres de su casa, pero se tropezaba
por el jaloneo de estos al desprenderse de los brazos, Londra sintió pena y
rabia por su viejo padre quien quizás en otros tiempo hubiera luchado contra
esos hombres.
Puedo ver
entonces al hombre con la cabeza de Larl, quien se le acerco por detrás y lo
cogió del hombro con una mano haciendo que el viejo girara sobre sus talones quedando
frente a este, desde donde estaba Londra no podía oír lo que este le decía así
que se encamino un poco más hacia donde ellos estaban, recorrido los matorrales
y esquivando los pozos, llego a un costado del granero y desde allí pudo ver la
cara del Hombre, era un tipo de aspecto recio, de cabello largo, en su rostro tres marcas le cruzaban en una horrenda
herida que le dividía el ojo en dos, sin duda aquella cicatriz la causo una
filosa garra, un larl, muy posible el mismo que llevase encima. Londra lo miro
boquiabierta el hombre tenía una sonrisa macabra en el rostro, pero aun así, en
ese rostro londra pudo apreciar que a pesar de su fea cicatriz el hombre puedo
haber un tipo bien parecido, su impacto fue tal, que la joven no se percato de
que su padre se había vuelto a girar y ahora ignorando lo dicho por el hombre
se encamino hacia la casa y fue entonces cuando solo vio un brillo en lo alto de aquella cabeza de larl, y
un silbido corto el silencio, el filo de la espada, seguido por gritos agudos,
sus dos hermanas, quienes le había desobedecido y regresado sin dudas al ver
que ella no regresaba, ellas presenciaron
como el hombre ejecutaba a sangre fría a su padre, y corriendo hacia él, quien cayendo inerte sobre su pecho sin signos de
vida; Londra quedo sin poder moverse, ni siquiera cuando sus dos hermanas
corriendo al encuentro con su padre, ahora muerto y lo que nunca olvidara
Londra fue la sonrisa que este hombre tenía al ver a las gemelas caer de
rodillas ante él mientras abrazaban desconsoladas a su padre y lloraban su
perdida.
Continuara...
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