*Otras Vez, Vuelvo al Comienzo*
“Conrrad
Baxton”, una vez más regresaba a las manos de quien había marcado mi
destino, una vez más regresaba al comienzo, de donde había partido, a mi mente, volvían los recuerdos, cada ve mas claros, recordar
cuanto había sucedido, mis labios dibujaron una sonrisa, ahora incluso quizás volvería a ver a mi verdadero amo.
Recuerdo que cuando desperté, me sentía como si me hubiera bebido una botella entera de whisky barato.
-“¿Dónde demonios estas Margaret?- Me preguntaba mientras estaba en la cola que avanzaba, haciéndome entrar al cine, una vez allí me moví buscando un buen opuesto para sentarme y así disfrutar de la película a la cual me había invitado. Margaret Ferrer era mi mejor amiga desde la primaria, juntas habíamos crecido he ido a la misma universidad , ella pertenecía al grupo de porristas, por eso siempre conseguía los mejores puestos para ver los partidos de fútbol; no era que me gustaran los deportes, pero los chicos, eso era otra cosa; ella, era una chica esbelta, rubia de ojos azules, de muy buen cuerpo ágil y en verdad muy hermosa; nunca le importo que yo fuera incluso más robusta, ella me hacía sentir linda y deseable, incluso yo al igual que ella eramos codiciada por muchos de los chicos de la universidad, en el último semestre quizás el estar con ella me hacía también popular.
Recuerdo que me ayudo mucho con mi problema en timidez desde la infancia, a causa de mis inseguridades, nunca tuve un novio en la escuela. Fue ella quien me hablo de sexo por primera vez, contándome con lujos y detalles todo lo relacionado con estar en la cama con un chico, que debía y que no debía hacer, e incluso como; esos temas me hacían ruborizar, y a pesar de que muchos me consideraban igual a ella, yo aún no había tenido mi primera experiencia sexual, al menos no con un hombre. Ella no era una mala persona, ninguna de las dos, solo éramos populares, pero creo incluso en un tiempo se me llegaron a subir los humos y aires de grandeza y era muy común el hecho que siempre existía la posibilidad de que pudiera desairar a algún tonto nerd. Bien ese día había ido sola al cine, otra vez, mi mejor amiga me había plantado, como casi siempre lo hacía desde que éramos mayores de edad y estudiábamos en la universidad, y siempre era por salir con un chico nuevo, en este caso era del trabajo, e incluso me uso como excusa para despistar a su actual novio legal, y yo una vez mas había caído.
Ahora despertaba en una habitación o a mi parecer eso era, logre ver algo a mi alrededor, pero no podía enfocar bien la vista, solo vi dos hombres, creo eran caballeros, vestidos de traje uno de ellos hablaba español mezclado con un acento extraño (El Goreano), a otro si no le entendía nada, sentía frió, mucho frió, no me había percatado de que me había despojado de mis ropas, pero antes de volver quedarme profundamente dormida el hombre que hablaba de manera extraña se me acerco y sostuvo mi rostro entre su mano, y alcance a escuchar una frase “Kajira! Palabra que hasta ahora se quedaría grabada en mi mente.-
Ahora este extraño hombre vestido como una bándido, su túnica era de color oscuro me mantenía atada en las orillas de un muelle, el muello de Puerto Kar, había sido trasladada en carreta y luego tirada dentro de una extraña jaula muy pequeña en donde solo se podía estar de rodillas, el piso de la jaula estaba cubierto de paja; no se cuanto tiempo paso, pero al llegar al puerto me sacaron de la jaula, y aquel hombre me llevaba atada al cuello con una soga, de la cual tiró justo cuando me disponía a salir, un dolor intenso sentí y tropecé porque también llevaba las manos atadas a mi espalda y como no conseguí apoyo para bajarme caí de rodillas al suelo del muelle; El hombre me gritó algo en esa extraña lengua, logre incorporarme y le seguí los pasos lo mejor que pude, el seguía tirando de la cuerda, para hacerme apresurar el paso, con cada tiron me hacía daño por lo que llorar era mi mejor defensa; llegamos a una especie de parada en donde descargaban las mercancías de los barcos, desde allí pude ver a hombres y mujeres ir de un lado al otro, yo en una batalla por cubrirme e intentar pedir ayuda grite tan fuerte como pude y por eso el extraño hombre se abalanzó sobre mí y me abofeteo, por lo que fui fuertemente atada y amordazada, me cogió del cabello y retorció entre sus manos y así me llevó más al fondo del muelle en donde me azotó con una fusta una especie de látigo que llevaba consigo y de un empujón me metió otra vez dentro de otra pequeña jaula, en ella también solo se podía estar de rodillas o sentada, tenía mucho miedo no lograba entenderles ni sabia como comunicarme.
Ahora solo entendía que debía de permanecer tranquila, y quieta. Al cabo de un buen rato unos hombre llegaron y me sacaron de la jaula, y este hombre Conrrad Baxton me había enviado con ellos a un lugar en donde unas mujeres me había dado como ropa una especie de rectángulo de tela con un orificio en medio por dónde meter la cabeza, me caía sobre los hombres y me llegaba justo sobre las rodillas, ataron en medio con una soga que me sirvió de cinturón, así me sentía más tranquila. Por ahora.-
Vuelta a la realidad: …Vi su
expresión era de satisfacción, y quizás un tanto divertido:
-“Nos
volvemos a ver kajira!”- me coloque enseguida de rodillas y acerque mis
labios a sus botas tipo sandalias, le beso y lamí sus dedos, uno a uno en
agradecimiento y complacencia.
-“Ohh! Amo, Conrrad, es un placer para esta pobre kajira, poder servirle!”-me miro con descontento.
-“No te es permitido decir el nombre de tu amo kajira, que tus anteriores dueños no te lo enseñaron? – me tumbe mas al suelo pegando mi vientre mas al piso y besando con más ímpetu sus pies.
–“Piedad amo, piedad!, perdona a este tonta kajira que no es más que un animal, una simple esclava tonta y sucia!”- le dije mientras de mis ojos brotaban lagrimas de arrepentimiento, sabía que si no lograba convencerlo de mi torpeza y de que me perdonara el castigo seria brutal. – escuche su risa, ronca y agradable.
-"No eres sucia, te acaban de bañar y vestir para mí.” -Dijo burlón.
–“De pie esclava, quiero examinarte.”- enseguida me puse de pie, me coloque en la posición para ser evaluada, la espalda recta manos detrás de mi espalda, gacha la cabeza y mi cadera un tanto ladeada.
-“Estas preciosa, un tanto menos robusta de
cuando te conocí, me imagino que tu amo te ha hecho pasar hambre para que
pierdas unos cuantos Pesos.” -Pesos
es el equivalente a kilos en la tierra, se entiende por “1 piedra de Gor” el equivalente a 1.8 kilogramos de la tierra
y 10 pesos a 18,14 kg.
Me sonroje al
escuchar esto, el seguía dando vueltas a mi alrededor, sabía que se burlaba de
mi peso y condición, pero que muy a su pesar yo era toda una rareza en este
mundo.
–“No importa de cualquier manera ahora eres
una “seda roja” y te voy a usar.” -inconscientemente levante mi mirada y alli quede desconcertada, aun se acordaba de aquella vez cuando había intentado
usarme y se había encontrado con la desagradable tarea de abandonarme por ser
para ese entonces “seda blanca” y por el cual habia podido conseguir mucho oro.
-“No me mires así, sabes que tenemos una
deuda pendiente y ahora que he pagado mucho por ti, haré uso de ese beneficio.” -El hombre se dio media vuelta y salió por donde mismo había entrado, yo me
quedé allí parada con la boca abierta y completamente asombrada. Enseguida de
su salida entraron las dos esclavas que me habían preparado para él, una de
ellas entro toda extasiada y excitada… como si de algún actor de cine se
tratara el hombre que acababa de salir.
-“¡Que amo más bello, he escuchado que nunca
una esclava vuelva a ser la misma una vez que este la usa sobre las piles!”
- Sii, es verdad, aunque es también cierto que no usa una esclava dos veces!” comento la otra kajira; ambas me miraron y se hacharon a reír.
- Sii, es verdad, aunque es también cierto que no usa una esclava dos veces!” comento la otra kajira; ambas me miraron y se hacharon a reír.
-“!Lo que sí me parece extraño es que te hayan comprado esclava, tú no eres más que una barbará!” Me dijo girándose hacia mí una de las dos chicas. No hable, sabía que si les seguía el juego tarde o temprano quien saldría perdiendo seria yo.
Me dirigí hacia un rincón cerca de una ventana y allí me arrodille, en ese momento entro Dina, quien se contoneaba con todo la elegancia de un felino hambriento de caricias. Me hecho una mirada de odio, y se postro delante de las dos esclavas quienes se apresuraron a arreglarle el cabello y a maquillarla para el amo.-
Desde la ventana me sentía tan
desdichada, tan triste con lágrimas corrieron por mis mejillas, cuando las sentí, con rabia las limpie de mis
rostro con el dorso de mi mano, aclare un poco mi visión y recostandome del
vano de la ventana pude ver al amo Conrrad,
que me observaba desde abajo; allí estaba de pie, tan endemoniadamente
atractivo, sus labios dibujaban una media sonrisa atrevida e intrigante, quizás
no lo había percibido antes, impulsivamente al darme cuenta que me miraba, mi
reacción fue la de sacarle la lengua, no sé por qué lo hice, fue una actitud
infantil de mi parte, lo admito, pero ya
lo había hecho, el se sonrió y meneó la cabeza
de una lado al otro, negando lo ocurrido, bajo su mirada y con la punta
de su bota pateo una diminuta piedra. Más tarde aquella osadía me costaría cara.
Me encogí de hombros, no me importo, me levante y me gire dándole la espalda a
la ventana. Ahora estaba asustada. Mire hacia donde estaban las otras esclavas
muy concentradas en lo que estaban haciendo. Eche una mirada por encima de mi
hombro para divisarlo pero ya no estaba allí, se había ido.-
Mi corazón comenzó a latir desesperadamente,
sabía que él no vería bien aquella tontería que acababa de hacer.- Fuertes
pisada escuche afuera en el pasillo, de repente unos soldados entraron, las
esclavas corrieron a postrarse delante de ellos, mientras que Dina se dio el
lujo de hacerlo con más calma, yo quede petrificada, era él, estaba de pie
entre los dos guardias, estos ordenaron a las esclavas salir.
-“Fuera de aquí esclavas, vayan a la cocina.”
-Ambas muchachas salieron corriendo, Conrrad
no dejaba de mirarme con una sonrisa dibujada en su cara, yo casi sin poderme
moverme, estaba petrificada. Dina se acerco a él, le coloco sus manos en su
amplio y musculoso pecho, y le susurro casi como un ronroneo
-“¿Cómo puede esta esclava servir al amo?”- Conrrad la miro, había en su mirada un brillo de deseo. La rodeo con sus fuertes brazos y agarrando sus bien redondeadas nalgas, las apretó haciéndola pegarse más a él.
-“¿Cómo puede esta esclava servir al amo?”- Conrrad la miro, había en su mirada un brillo de deseo. La rodeo con sus fuertes brazos y agarrando sus bien redondeadas nalgas, las apretó haciéndola pegarse más a él.
–“No
bella esclava, ahora no,…ve a mis aposentos quítate todas tus sedas y átate a
la anilla, que está justo el pie de mi cama” -Dina sonrió de satisfacción,
me echó una mirada de triunfo y salió no si
antes besarlo descaradamente y restregarle más su cuerpo al de él, este
lo recibió con mucho placer. No sé porque razón, pero pude sentir una fuerte
punzada en mi estomago, acaso sentía celos?!
Ella salió, y el ordeno a los guardias que me ataran, los hombres uno a cada lado me tomaron con tanta rudeza, me ordenaron que me pusiera de espaldas para atar mis manos y pies, me colocaron brazaletes de esclavas, ataron mis tobillos con tobilleras unidas entre sí con una cadenita de no menos de 40 cm, también me coloco un collar de acero alrededor de mi cuello que se ajustaba bien, me sentía incomoda, pero no proteste.
-“En pie, bestia!” -Grito uno de los
guardias, y tiro fuertemente de mi collar el cual estaba atado a una cadena, el
acto de levantarme me dolió y supuse que me dejarían marcas ya que para alzarme
hice fuerza con el cuello el cual estaba atado a la cadena, no tenia apoyo mis
manos estaban atadas a mi espalda, y aun
me dolía el cuerpo de los latigazos de la noche anterior en la plaza donde me
había llevado para venderme.- Logre ponerme en pie y me enderece, con la
espalda recta; los hombres se colocaron uno a cada lado, me sentía como un
vulgar ladro a punto de ser llevado a prisión, mire a Conrrad, este me sonreía,
divertido.
- “Creo que la esclava está muy bien vestida para solo ser una simple esclava que limpiara los establos de los Boskos, que la lleven abajo y le den ropa adecuada.” Los Bosk son bueyes salvajes de pelo largo que habitan en las llanuras. Tienen un cuello ancho, y una gran cabeza con diminutos ojos rojos. Son de carácter salvaje como los Slin y por sus dos cuernos largos y afilados resultan en extremo peligrosos.
Sentí mucho miedo, jamás había estado con semejantes animales, además me daban miedo como resoplaban cuando les pasaban cerca. Camine tras los guardias, y al pasar junto al amo, este me tomo de cabello me hiso girar un poco y subir mi mentón así que quede con mi rostro muy cerca del de él,
- “Creo que la esclava está muy bien vestida para solo ser una simple esclava que limpiara los establos de los Boskos, que la lleven abajo y le den ropa adecuada.” Los Bosk son bueyes salvajes de pelo largo que habitan en las llanuras. Tienen un cuello ancho, y una gran cabeza con diminutos ojos rojos. Son de carácter salvaje como los Slin y por sus dos cuernos largos y afilados resultan en extremo peligrosos.
Sentí mucho miedo, jamás había estado con semejantes animales, además me daban miedo como resoplaban cuando les pasaban cerca. Camine tras los guardias, y al pasar junto al amo, este me tomo de cabello me hiso girar un poco y subir mi mentón así que quede con mi rostro muy cerca del de él,
-“Que no piensas, dar un beso
también a tu amo!” y sin
siquiera dejarme reaccionar, en ese momento me cubrió la boca con la suya por
completo, dejándome casi sin aliento en
un beso tan profundo y descarado, que casi me hizo perder el equilibrio por
cómo me temblaban las piernas, casi no
podía creer el extraño efecto que causo aquel beso, cuya sensación me duro un
buen rato después.-
Afuera ya en los corrales, me
encontraba parada, me había quitado las elegantes sedas y me habían puesto una
ropas raídas y viejas de color gris, era un simple casmik que consistía en una
rectángulo de tela con un orificio para la cabeza, y que me llegaba hasta
debajo de mis rodillas y atado a la cintura con una soga ajustada.- El guardia
me había dado un rastrillo para arar el piso en donde reposaban las bestias, me
advirtió que no los molestara ni hiciera movimientos brusco cuando anduviera
cerca de ellos, suspire de alivio cuando me di cuenta que los establos estaban
vacíos, habían llevado a los Bosk a pastar, comencé la tarea, no sabía bien por
dónde empezar, jamás había ni siquiera agarrado una escoba en mi vida. Comencé
a barrer y a apilar las pacas de pasto en un rincón, el establo estaba bien
sucio había estiércol por todos lados,
era desagradable el olor, seguí limpiando y recogiendo el estiércol, uno de los
guardias me ordeno recogerlos y ponerlos en un saco, ya que luego mas tardes
este estiércol era usado creo que como combustible para el fuego, estaba
realmente concentrada en lo que hacía cuando de repente escuche unas pisadas
detrás de mí.
—“Hay que limpiar a los boskos” —me dijo Conrrad— “sacarles brillo a los cuernos y a los
cascos.” Lo mire con la expresión horrorizada.
–“P-p-pero amo, yo…, no…, le temo a esas bestias”! – el se detuve a solo dos paso de mí, yo aún permanecía de pie con la escoba en la mano, su mirada me recorrió entera, yo tenía la cara llena de polvo y mis manos y ropa estaban sucios y en mi cabello había pasto seco, su sonrisa retorcida me enfado muchísimo, sabía que me estaba comparando con la esplendida esclava que estaba en sus aposentos y que en este momento o quizás ya había usado bien y dejado satisfecho.
–“P-p-pero amo, yo…, no…, le temo a esas bestias”! – el se detuve a solo dos paso de mí, yo aún permanecía de pie con la escoba en la mano, su mirada me recorrió entera, yo tenía la cara llena de polvo y mis manos y ropa estaban sucios y en mi cabello había pasto seco, su sonrisa retorcida me enfado muchísimo, sabía que me estaba comparando con la esplendida esclava que estaba en sus aposentos y que en este momento o quizás ya había usado bien y dejado satisfecho.
-También debes ir a buscar forraje. Y el estiércol? - miro a su alrededor y camino hacia el saco que había divisado, lo abrió y observo lo que había dentro; volvió a cerrar el saco y continuo revisando el establo ahora casi bien limpio; se me volvió a cercar y alargo una mano y aparto un mecho de cabello que caía en mi rostro del cual prendía una brizna de paja, la agarro y llevo a su boca para masticarla.
-Umm, bien, luego podrás limpiar el carro y engrasar las ruedas” –tiro la brizna de paja al suelo y dijo antes de salir.
-Date prisa debes buscar agua del rio que corre a unos cuantos pasangs más allá, y cuando regreses ve a cortar la carne que hay que cocinar para la cena. ¡Vamos, que esperas? ¡Date prisa, perezosa! Y con su mano me dio una fuerte palmada en mi trasero cundo tire la escoba y pase corriendo a su lado. La sensación de sentir su manos me hormigueo largo rato en mis nalgas, me apresure a hacer lo que se me había ordenado, pero… hacia donde debía ir? cual rio? Como rayos saldría de esta ciudad si eso no le era permitido a ninguna kajira que no estuviera custodiada por un guardia o al menos ir en compañía de otra kajira. Me detuve a unos metros del establo y el estaba de pie recostado del marco de la entrada sus brazos estaban cruzados en su pecho me regrese y puse de rodillas delante de él.
-“Pensabas huir esclava ingrata?” –Me dijo con tono fuerte y arrogante.
-“Oh, no amo… solo pensé en ir a buscar el agua!” -le había dicho con la cabeza gacha sabía que había cometido un error.
-“Lo siento, amo.” –El se acercó a mi me ato con una cadena al collar y me llevo hacia detrás del establo, creí que me llevaría allí para azotarme, y cuando se detuvo allí frete a mi comencé a temblar de miedo, el se giro busco dos enormes cuencos en forma de vasijas sujetos por una sogas a modo de anilla de sujeción y me dijo:
-“Ten kajira, para el agua.” –me paso por un lado, tome de sus manos los dos cuencos y comencé a seguirle, seguía atada a la cadena que el llevada sujeta entendí entonces que el iría conmigo.
Caminamos un largo trecho, realmente eran más dos pasangs, atravesamos una densa selva muy hermosa, yo observaba con detenimiento mientras caminaba en silencio detrás de él, la flora de aquel extraño lugar, era de una variedad de tonos y colores sutil e increíbles. Nunca desde que había llegado, había observado tales cosas, siempre había estado tras enormes murallas y pequeñas habitaciones oscuras; Aparte de aquellos árboles florales, también había algunos de Ka-la-na, o árboles del vino amarillo de Gor.
-“Ese es un árbol de tur, el rojizo y de amplio tronco” –sus palabras me sacaron de concentración y me acerque hacia donde el estaba detenido a la vez que me señalaba hacia donde debía mirar.
–“Eso que ves allá, aferrándose a él, en un tur-pah.” -Se giro y me miro a los ojos. -“Es un vegetal parásito.” -intentaba explicarme como para que yo conociera mas detalles de aquellas plantas.
-“Es semejante a la vid de hojas rizadas, escarlatas pero más aovadas”; “No te parecen que son una gran belleza?” –Asentí y le sonreí, me encantaba ser tratada, aunque fuera por unos segundos, como una mujer normal y no como un animal.
Más tarde junto a la orillas de aquel rió en donde se suponía debía recoger agua, me conto que hacía mucho tiempo atrás, se encontró un árbol de tur en la llanura el cual estaba al lado de un manantial, y de cómo alguien lo habría plantado allí bastantes años atrás y que de este árbol de tur tomó su nombre la ciudad de Turia. Yo miraba a mi amo con tanto entusiasmo en su mirada, supuso que era un gran conocedor de las plantas y las historias de este extraño lugar eran en verdad fascínante, me hizo recordar a mi anterior amo “Vlad Von Castein”
Se podía escuchar el fluir del
agua que caía en el pequeño rió, me llamo la curiosidad las suaves y
cristalinas aguas que emanaban de la cascada que estaba más allá, mi amo, se
puso en pie se quito las sandalias que llevaba, desato su cinto, y la vaina en donde tenía su espada, la
recostó cerca de unos troncos, por impulso me gire para no verle hacer lo que
me temía iba a hacer, desnudarse para darse un rico chapuzó en aquellas aguas
tan frescas. Solo me gire cuando escuche el sonido de el lanzándose al agua, en
realidad no eran aguas tan profundas
pero el igual se dejo caer para salpicar agua a su alrededor. Se le veía diferente,
indefenso casi un niño, dio un par de
braseadas de orilla a orilla, y cuando hubo acelerado su corazón y con la respiración agitada saco una mano y
me hizo señal de que fuera con él.- “Esclava
ven!, esta deliciosa” y enseguida se metió por debajo del agua y llego
hasta la orilla en donde yo estaba de rodillas,
no lo veía salir, ya habían pasado varios minutos, así que me incline preocupada, ya llevaba tiempo allí abajo, temí que algo le hubiera pasado, ni burbujas, ni movimiento, me acerque más a la orilla, mis manos apoyadas en ella, mi cara casi estaba a un palmo de agua, cuando de repente unas manos me sujetaron y al instante que el salía del fondo para jalarme dentro del agua, me agarro fuerte de mis manos y fui a dar de lleno al agua con todo y ropa.
no lo veía salir, ya habían pasado varios minutos, así que me incline preocupada, ya llevaba tiempo allí abajo, temí que algo le hubiera pasado, ni burbujas, ni movimiento, me acerque más a la orilla, mis manos apoyadas en ella, mi cara casi estaba a un palmo de agua, cuando de repente unas manos me sujetaron y al instante que el salía del fondo para jalarme dentro del agua, me agarro fuerte de mis manos y fui a dar de lleno al agua con todo y ropa.
En vano intente aferrarme a la
orilla, el no me lo permitió, me jalo por un tobillo y me arrastro más hacia el
centro del rió en donde si era más profundo, no logre asir el suelo, ni apoyo,
yo sabía nadar pero él no lo sabía, así que decidí jugarle el mismo juego, me
hice la que no podía nada, fui muy buena actriz ya que él se preocupo y soltado
una maldición se apresuro a nadar hasta donde yo estaba y me saco del fondo, me
sostuvo por la cintura, mis manos se apoyaron en sus hombros y cuando aparto
con su mano el cabello que tenia pegado en mi rostro le solté un chorro de agua
que llevaba en mi boca y fue a dar directo a sus ojos, el me soltó de golpe
dejándome caer otra vez en el agua, me impulse apoyando un pie en su bien
marcado pecho y nade de espaldas para verle reaccionar, el seco su cara con una
mano sonrió con picardía.
-“Pequeña Slin de rió ya verás cuando te
pesque!” -Y me empezó a perseguir, entre risas comenzamos a jugar a ver si él
podía pescarme, en más de una ocasión lo deje acercarse y lo despistaba nadando
velozmente, hasta que en una de esas embestidas logro aferrarme por el cabello
y ya no pude escapar. Me halo fuerte a lo que solté un grito de dolor.
-“Oh. Nooo amo,
perdón, perdóname!”
-“Perdóname?, ahora pides clemencia, pequeña
arpía?” me acerco a su pecho y abrazo dejando mis brazos aprisionado entre los
suyos, logre soltar uno y ponerlos entre su pecho y el mío, toque lo acelerado
de su corazón, mi mano se movió suavemente sobre su pecho y note como me
miraba, de su rostro caían gotas de agua, observaba su boca, aquella boca ahora
tan dulce, inconscientemente dibujaba pequeñas figuras con mi dedo sobre su
pecho, mientras mi mirada seguía esos movimientos, sentí como me ruborizaba,
percibí que en él también causaba un gran efecto aquella proximidad.
-“¿Qué intentas hacer, kajira?” -Me
detuve en el acto, y entonces lo mire, y sonreí de una manera muy intima y
coqueta.
-“Lo siento mi amo” “perdona a esta tonta
kajira que no sabe ser más que un problema para su amo.”
-jajajajaj!” –Su risa rompió el
silencio, aquella encantadora risa me hizo dar un vuelco en el corazón.
–“Tonta? Tu kajira? Jajajaj!, Deberé tener
mucho cuidado cuando te tenga sobre mis pieles. Encantadora seda roja, me
pagaras todas las malcriadeces que me has hecho desde que te tuve por primera
vez. Me soltó no sin antes darme un suave y sensual beso en los labios.-
Ya se acercaba la hora de comer,
tomamos nuestras cosas y nos dispusimos a regresar, obvio yo llevaría los
cuencos llenos de agua. El se acerco a la cascada y recogió el agua los lleno
no por completo ya que sabía que debían de ser muy pesados para yo regresarlos
en tan largo viaje.
Camine detrás de él, con el peso a cada lado de mis hombros, camine apresurada para seguirle el paso, el no me había vuelto a poner la cadena al collar así que no me tiraba de el para hacerme apresurar el paso, pero igual porque yo debía de seguirlo, en más de una oportunidad estuve a punto de volcar los cuencos, y me sentí aliviada cuando estábamos ya cerca de las murallas de Ar.
Camine detrás de él, con el peso a cada lado de mis hombros, camine apresurada para seguirle el paso, el no me había vuelto a poner la cadena al collar así que no me tiraba de el para hacerme apresurar el paso, pero igual porque yo debía de seguirlo, en más de una oportunidad estuve a punto de volcar los cuencos, y me sentí aliviada cuando estábamos ya cerca de las murallas de Ar.
Al llegar a la Ciudad nos dirigimos
al cilindro de mi amo, nunca había visto desde este punto de vista a la Gran
ciudad de Ar, adornado por las luces, y sus enormes cilindros y altas torres;
entramos y me dirigí a la cocina, ubicada en la parte baja del cilindro y que
daba hacia un enorme patio en donde una vez ahí fui a colocar mis dos cuencos
llenos de agua fresca, los vacié dentro
de unos barriles y los tape, deje los cuencos a un lado y me dispuse a sobar
mis hombros y manos, las tenia entumecida, valla, si que este mundo era extraño;
fue cuando añore mis días en la tierra en donde los hombres se apresuraban por
corre un sillas para sentarme en un restaurant o levantar algún paquete que se me hubiere
caído del carrito en el súpermercado. Me estaba estirando cuando escuche venir
desde la entrada de la cocina, la odiosa risa sensual de Dina.
-“Valla, la fea esclava ahora no es más que
una sucia “recoge estiércol.” –fingí no escucharla. Se acerco a mí y parad
junto a mi me tomo del hombro y me hiso girar de golpe.
-“Dale Dina, es toda tuya!” -Escuche
gritar a una chica- “No te dejes Kajira,
tu puedes!” decían otras. Sentía
cada golpe en mi rostro y no podía detenerla, no me respondían los brazos
estaba agotada, el esfuerzo de haber nadado y luchado a modo de juego con mi
amo y luego el trayecto cargando los pesados cuencos llenos de agua, hicieron
que mis hombros y brazos estuvieran adormecidos.-
-“Que sucede aquí!” –escuche la voz del
amo- Basta bestias, que les pasa?”-
estaba furioso y saco el látigo que llevaba consigo y dio un fuerte latigazo el
cual fue a cruzar la espalda de Dina, esta se retorció sobre mi y con un grito
como de una animal mal herido se lanzo de un costado, el amo la volvió a azotar
un par de veces más sobre sus muslos y otra dos más sobre su espalda.
Dina se acurruco junto a los
barriles de agua, en posición de animal asustado. La mire con odio, y fue
cuando vi al amo dirigirse a mí con el látigo en alto, dispuesto a golpearme a
mi también.
-“Levántate kajira, quien empezó esta
pelea?” –yo mire de soslayo a Dina estaba dispuesta a hablar cuando vi en
sus ojos lagrimas; y vi como temblaba. Me puse en pie y baje la mirada, mi amo
me levanto el mentón y vio que tenía sangre en el rostro, salía de mi labio
partido y de un ojo que empezaba a amoratarse. –“Te ordeno que hables kajira.” - Me dijo acercando el látigo a mi
rostro.
–“Y más te vale decirme la verdad.” –sabía que si mentía el castigo sería inminente y severo.
–“Y más te vale decirme la verdad.” –sabía que si mentía el castigo sería inminente y severo.
-“Fue dina, amo. Fue dina la kajira” –me
gire y vi a dina parada cerca de los barriles las manos unidas frente a ella.
Se había levantado y había confesado que fue ella quien comenzó la pelea. Mis
ojos se abrieron con gran sorpresa.
-“Es eso cierto kajira? – Me pregunto el
amo con una expresión severa en su rostro, se notaba que lo habíamos hecho
enfurecer. – asentí con lagrimas en los ojos sabia que la castigarían más ahora
que había dicho la verdad.
-“Dina está muy enfadada, Amo. La barbará es
su preferida? Porque Dina paso la mañana desnuda y atada? Que no me desea amo?.Dina se había arrodillado delante del amo y besaba con gran devoción sus pies,
mientras entre sollozos le preguntaba al amo y le decía el por qué de sus
acciones.
-“Acaso la marca de Dina no es bella, como una Dina.” –mire su muslo, en aquel muslo había una marca profunda, precisa, hermosa, insolente, dramáticamente grabada, de tal manera que la belleza que proporcionaba a su pierna hacía que aquel muslo ahora sólo pudiera ser el de una esclava. Dina llevaba una marca, pero no era una marca como las que había visto antes, su marca, era más bien como una florecilla, parecida a una rosa, era extremadamente bella; de allí su nombre.
-“Acaso la marca de Dina no es bella, como una Dina.” –mire su muslo, en aquel muslo había una marca profunda, precisa, hermosa, insolente, dramáticamente grabada, de tal manera que la belleza que proporcionaba a su pierna hacía que aquel muslo ahora sólo pudiera ser el de una esclava. Dina llevaba una marca, pero no era una marca como las que había visto antes, su marca, era más bien como una florecilla, parecida a una rosa, era extremadamente bella; de allí su nombre.
Dina era el nombre de una hermosa flor, originaria del norte de las zonas templadas. Su representación se usa, para marcar a las esclavas y a menudo se usa nombre “Dina” como nombre para quien la lleve marcada en su piel. Cuenta una leyenda que un antiguo Ubar de Ar capturó, en un campo lleno de estas flores de dinas, a la hija de un enemigo suyo, y mientras esta huía, Él al darle captura la hizo su esclava allí mismo en el exuberante campo y sin reparo la llamó Dina. Hay quienes también dicen que el nombre puede deberse a que “es una flor delicada y hermosa” pero que de igual forma es, sin embargo, modesta y común, sin ninguna importancia. Que al ser indefensa, puede ser fácilmente abrumada, para después ser arrancada y pisoteada, y si así se desea, desechada.
Comprendí ahora las
molestias de Dina, él le había prometido esa misma mañana ir a sus aposentos y por
consiguiente usarla, y ella se quedo sola toda la mañana, atada y cual
perra en celo deseosa de ser usada por aquel amo. Amo codiciado por muchas
kajiras quienes darían su vida por estar en sus pieles, al costo que fuera.
El amo le acaricio la cabeza y
le dijo, -“Bella dina no tengas celos de
tu hermana!” – dina me miro con odio en sus ojos; -Ella no es mi hermana,
amo.” -dijo dina con tono chillón. –“Ni
siquiera lleva una marca en su piel”. –dijo esto mientras gemía de dolor, y
señalaba mi pierna.
Ahora lo comprendía, la muy perra lo había planeado
todo, como estaba celosa de que yo no llevara ninguna marca y aun así se había
jugado todo por el todo, a costa de unos latigazos, lo había planeado todo y
claro como no podía soportar el hecho de que el amo no la usara por estar
conmigo.
Fue entonces cuando la vi sonreír
maliciosamente, cuando el amo no la veía, vi su mirada llena de satisfacción, y
cuando el amo le dijo: -“Es cierto,-
me miro, y dijo en voz alta, para todos en el patio escucharan. –“Esta noche llamaremos al Maestro del Hierro
para marcar con hierro candente “la pequeña salvaje.” – Se puso en pie y salió del patio justo por donde había
entrado minutos antes.
Dina se levanto, comenzaban a
brotar sus marcas de latigazos en su espalda y piernas pero aun así lo hiso con
toda elegancia y dignidad, me miro triunfante y se fue silbando una alegre
tonada. Las demás chicas las siguieron se metieron a hacer lo suyo, menos una,
era una, al parecer era de la cocina nunca la había visto, bueno, yo no llevaba mucho tiempo que había salido a
la luz.
-“Hola kajira, mi
nombre es Melina, soy una esclava de la olla.” –la mire interrogante. –“jaja,
quiere decir que mi trabajo es
encargarme de la cocina.”-“Ven te ayudare a limpiar tus heridas”. –y me ayudo a
ponerme en pie.
Nos encontrábamos en una especie
de habitación, parecía más bien una alacena o depósito en donde se guardaban
víveres y telas, así como barriles de vino y tinajas de miel, especies y otras
cosas más, el olor era muy especial. Me hiso sentar sobre una camilla que estaba
detrás de una especie de paraban que cubría y dividía el área en dos, se volteo
y se acerco a un mueble con puertas de vidrio, que curiosamente me parecían las usadas
en las boticas de los centros de asistencia médica, saco un botiquín de primeros auxilios, de el con ungüentos y un frasco de desinfectante.
Me limpio y curó mis heridas. No aguante
más la curiosidad, la mire mientras trabajaba curándome, y le pregunte.
-“Melina, como es... como se siente ser marcada? – melina
me miro con tristeza. Su respuesta era más el consuelo de una madre que
advertía a su hija sobre los peligros de la vida.
-Es cuando ya pasas a ser una verdadera
esclava niña, cuando tienes un amo y señor al cual comenzaras a servirle con
gran devoción y darle orgullo, tu dueño; y a partir de entonces, ya nunca más
serás libre.”-De mis ojos brotaron lagrimas, de tristeza melina me abrazo y me
dio un beso en la mejilla, lo hacía como quien te da calma para tu cuerpo.
–No
temas, todo pasara rápido y luego solo será un vago recuerdo, y en tu piel
quedara el regalo más lindo que un amo le pueda dar a su esclava.
-¡Que se celebre una fiesta! —Decía dina—. Y
que en el fuego de la fiesta se caliente un hierro para marcar a una esclava.
No paraba de gritar por los pasillos del cilindro. Melina la enfrento en una de
esa pasada y le ordeno que saliera de su lugar, que allí ella no fuera bien
recibida.
Me
extraño que esta saliera sin protestar no sin antes echarme una mirada de
burla.
Ya comenzaba a caer la tarde y
se avistaban en lo alto, las tres lunas de Gor; Hombres y mujeres se apresuraron a preparar las
fiestas. El bullicio se hacía presente yo estaba atada y amordazada, no
comprendía el por qué de aquella vejación si no había opuesto resistencia
alguna. Me entere que era por orden de “La
primera muchacha”, esta era la que llevaba el mando dentro de la casa, era
la kajira que se había ganado el puesto de la “manda mas”, y a la cual se debía
de obedecer y llamar “ama” por ser la más vieja y experimentada de todas.
A la señal de Conrrad los
soldados a su cargo, me llevaron dentro de una pequeña jaula allí estaba yo
sentada sobre mis caderas, con las manos atadas a mi espalda y amordazada,
habían puesto sobre mi cabeza una capucha de esclava, aquella situación me
asustaba muchísimo, me subieron a una especie de tarima enorme, se me ordeno
salir de la jaula, como estaba cubierta me costó mucho salir de ella, una vez
fuera se me obligo a poner de rodillas, supuse que estaba delante del amo
Conrrad, puesto que todos vitoreaban y aplaudían, de rodillas sentí como me jalaban la capucha y
dejaban al descubierto mi rostros, el cabello se me alboroto, intente con un
movimiento de cabeza echarlo atrás para poder verle directo a los ojos, las
luces de los faroles y las antorchas lo hacían ver bastante misterioso, era
otro hombre más rudo, mas fuerte, estaba vestido con una túnica roja, su torso
estaba desnudo, su cabello era corto y estaba endemoniadamente atractivo, no
sonreía. Al lado de donde él estaba
ardían unas brazas en donde habían varios hierros puestos en esas brazas, al
lado de los hierros se encontraba un hombre con el torso también desnudo, que
llevaba gruesos guantes de cuero, me colocaron cerca de él. Fue entonces cuando
vi que no era la única muchacha que habían dos esclavas mas aparte de mi, estas
eran dos chicas exactamente iguales, supuse que eran gemelas, estas estaban también
desnudas atadas y amordazadas. Mi cuerpo no dejaba de temblar, estaba
completamente desnuda, y hacia frio, o al menos eso creía, aun a pesar de estar
cerca de las brazas temblaba. Vi como el amo ordeno al guardia traer a una de
las gemelas esta era una chica en verdad hermosa, sus cabellos eran castaños
claro, el resplandor de las luces los hacía parecer brillar, su rostro eran
angelical, se levanto con ayuda de los guardias y la comenzaron a llevar hacia
el potro de violación en donde fue subida y atada, vi como entre cuatro hombres
le sujetaban fuertemente su muslo izquierdo, en ese momento vi al maestro del
hierro acercarse con un enorme guante en sus manos y la vara de hierro candente
con una letra en la punta, estaba en verdad caliente, al rojo vivo, vi a la
muchacha moverse desesperadamente, sus
ojos casi se desorbitaban cuando este se acerco a su pierna, la muchacha comenzó
a gritar que no la marcaran, cuando sintió el hierro caliente en su carne. Observe
con horror aquella escena, sus gritos eran ensordecedor la chica lloraba a
mares y no paraba de gritar. La multitud aplaudían y felicitaban a
Conrrad.
La fiesta estaba en su apogeo, la muchacha permanecía tirada en el suelo, unos
guardias se apresuraron a levantarla y
llevarla otra vez dentro de su jaula, la cual fue sacada del escenario donde
estaban ocurriendo los desagradables hechos. Con la otra gemela fue exactamente
igual pero esta justo se desmayo cuando sintió el hierro candente pegarse a su
pierna, el maestro del hierro ordeno a una de las kajiras, que estaban allí
para asistir, que le echaran un balde de agua helada, la cual la hizo
reaccionar, y entre gemidos y quejidos de dolor, tosió para expulsar el agua
que había tragado. La liberaron del potro y cayó al suelo sin ninguna gracias,
fue cuando uno de los guardias ordeno
venir al castigador y mando a que la azotaran diez veces por haberse desmayado.
Cuando me llego mi turno, dos
guardias me ayudaron a levantarme; a mi collar me habían atado una cuerda de eslín y uno
de los guardias a la señal del Maestro del Hierro me arrastro hacia donde él estaba, y mientras
me debatía en una lucha por no ir, hasta
el potro de violación me levantaron, y colocaron sobre este, al cual que me ataron.Conrrad Baxton quien me marco. Llore.
Cerraron los maderos en torno a mis tobillos, mis muñecas y el cuello. Y entre
varios hombres me agarraron el muslo izquierdo, yo al igual que las anteriores
muchachas no dejaba de moverme, le rogaba que no lo hicieran, les suplicaba que
temía al dolor, vi acercarse al amo, llevaba guantes gruesos y en su mano la
vara de hierro; lo mire con mi rostro bañado en lagrimas y mi garganta seca de
tanto gritar suplicar que no me hicieran daño, estaba ronca. En su mirada no encontré
ningún tipo de emoción era como hacer algo habitual como si pasara las páginas
de algún libro aburrido. Fue el mismo
Fui
marcado por el propio Conrrad, el fue quien apretó con el hierro mi pierna. Gemí
y grite salvajemente, me retorcí incesantemente, cuando sentí el hierro escocer
mi pierna, el olor carne quemada me invadió y nublo mis sentidos, enseguida me
revolvió el estomago y vomite, el inmenso dolor me hiso girar el rostro y fue
cuando mas allá en medio del centenar de hombres y mujeres, aun a través de mis
lagrimas, pude ver a la esclava Dina reírse y aplaudir con gran deleite y
emoción.
Me liberaron de los madero, caí al suelo
retorciéndome del dolor. Sujetándome la pierna quemada. Puede percibir un
silencio momentáneo, el cual fue roto
cuando escuche la voz de mi amo
hablar por primera vez en esa noche, y gritar, a la vez que alzaba los brazos:
-“Hay una nueva esclava en Ar.” -Llore
amargamente. Hecha un ovillo en el suelo, por el dolor que sentía y más aun por
que ahora era consciente de mi verdadera esclavitud. Escuche acercarse el
tintineo de unas campanillas, campanillas de esclava, y fue cuando vi junto a
mí, los pies desnudos de una mujer. En ese momento escuche el silbido del aire
y el romper del látigo al caer en mi espalda, me estremecí. -¿Que no era
suficiente el hecho de que me quemaran la piel
marcándome como a una animal? –Pensé.
—Levántate.
—dijo la voz de mujer. Alcé los ojos. Y me lleve la mayor de las sorpresas; era
Dina, llevaba una hermosa túnica de seda amarilla, el cual dejaba ver su bien
formado cuerpo en el que no había ya marcas de los latigazos que le habían
aplicada en esa misma tarde, sus
cabellos estaban recogidos por una cinta
también de seda amarilla. Me miraba con el látigo en su mano listo para volver
a dejarlo hacer si no la obedecía.
Me levanté.
—En
pose de esclava. –volvió a ordenar.
Obedecí, adoptando la hermosa pose.
—Soy
Dina —dijo. –La primera Muchacha.
–Sabía lo que esto significada. Baje la cabeza y murmure.
—Sí,
ama. –me mostró ampliamente su sonrisa triunfante.
-“Amo.” –se dirigió
al lugar donde se había ido a sentar Conrrad. Se arrodillo delante de el y
pregunto:
-“Que nombre
llevara la nueva esclava?” –dina se veía radiante envuelta en sus túnicas y con
el látigo en mano, apunto hacia mi; Asia
alarde de su jerarquía.
Conrrad se estaba divirtiendo
con mi sufrimiento, lo odie con todas mis fuerzas, ya era bastante malo llevar
un collar y con una inscripción que no sabía ni que decía ya que yo no sabía leer
Goreano, sino que ahora me marcaba como a un animal y con esa horrible letra K, marca de esclavitud.” -Conrrad se
levanto de su sitio y se acercó a mí, se puso en cuclillas y me alzó la
barbilla con una mano, mi rostro estaba húmedo de tantas lágrimas que aún
brotaban sin parar.
–Cómo te llamas
kajirita? –preguntó, con voz dulce, casi en un susurro, yo baje la mirada
ruborizada, incapaz de verle a los ojos, realmente lo odiaba pero aquella manera
de hablarme me derritió, como cuando estuve esa mañana en sus brazos y podía
sentir los latidos de su corazón en la palma de mi mano. Ahora solo escuchaba
mis propios latidos.
-“Ylram, si al amo le agrada.”
-Ylram, -Repitió. Guardo silencio un
instante, me acaricio la mejilla con el dorso de su mano, y se incorporo y
desde allí respondió.
-Ylram. – repitió el nombre en voz alta.
-Es aceptable- comprendí entonces que ahora
ese sería mi nombre un nombre que solo usaría una esclava.-
“La mitología Goreana tiene una historia que narra el origen de la
esclavitud. Cuenta la leyenda que hubo una vez una gran guerra entre los
hombres y mujeres de Gor. Las razones de esa guerra no se aclaran en los
libros. Pero los hombres derrotaron a las mujeres y ganaron la guerra. Fue
entonces cuando Los Reyes Sacerdotes temieron entonces que todas las mujeres
fuesen asesinadas y no deseaban que esto ocurriera. Para protegerlas los Reyes
Sacerdotes las hicieron hermosas, para que los hombres las encontraran
atractivas. Sin embargo, esta belleza no se les otorgó sin un precio ya que
decretaron también que las mujeres serían por siempre esclavas de los hombres.”
continuara...