3er Capitulo
De Niña a Esclava
Algo en su sueño la atemorizo, Turnock la estaba golpeando con su puño.
Sel-leen se movió abruptamente dentro de su jaula, estaba soñando, mientras abría sus ojos sintió que el golpe era real, la única diferencia era que no eran de los puños del alto y rubio guerrero, sino de unos delicados pies de una kajira.
Sel-leen se despertó, intentando ver que o quien era su agresor, escucho risas y voces de varias mujeres; ella permanecía a gachas dentro de la pequeña jaula, sus brazos sostenían su torso ya que se apoyaba en su cadera para poder ver a su al redero, no podía incorporarse mas.
-Que les pasa? -Dijo con voz adormilada, a la vez que veía que se trataba de kajiras. -Tontas esclavas!. –Les dijo.
Por un instante había olvidado que ya no era el joven Selt, molesta se acomodo mejor para ver a quienes la estaban molestando.
Las kajiras comenzaron a reír burlándose de su reacción.
-jajajaja, miren, la sucia kajira nos llama tontas! – mirándola con odio.
Sel-leen vio cerca de la jaula a una de las muchacha, la que la había despertado dándole patadas en su cabeza, la muchacha era alta de piernas esbeltas, su cuerpo era delgado y su cara de finos rasgos, sus anchas caderas estaba adornadas con diminutas cadenillas que colgaban hasta su sexo, y de un busto exuberante, le daba la apariencia de ser un tanto exótica, de no ser por su tono de piel, que era de un rosa pálido y sus cabellos dorados como rayos de sol, hubiera creído que venía de tierras cercanas a las costas soleadas. Sus cabellos eran aun más largos que los de Sel-leen, incluso le llegaban hasta detrás de sus rodillas.
Las otras dos eran más bajitas que Sel-leen su tono de piel también era blanca, sus cabellos largos eran de color castaño claro, las tres vestían sedas muy bonitas, abiertas al frente dejando ver sus curvas, eran de un color amarillo claro, que se traslucía al ceñirse a sus cuerpos. A rededor de sus caderas llevaban atadas la cuerdas de fibra, haciéndolas resaltar, eran sedas cortas que dejaba al descubierto sus bien formadas piernas, incluso la de alta rubia dejaba ver su marca en la pierna izquierda la cual lucia con orgullo, llevaba marcada la letra “K”.
De sus tobillos y muñecas prendían cadenas con campanillas. Sel-leen noto que la más alta tenía un diminuto aro en la nariz.
Sin percatarse sel-leen vio como la rubia se ponía de rodillas delante de ella, ocultando sus manos.
-Jajajaja, que te crees? tonta y sucia eres, kajira! -Le grito.
La otra joven se acerco y le escupió en el rostro. Todas rieron, y justo cuando sel-leen intento sacar su mano para agarrarlas, sintió como la rubia le lanzo directo al rostro una bola de estiércol que había metido por entre los barrotes; sel-leen no se lo esperaba, y grito por la repulsión que le dio sentir aquello y más aun, percibir el hedor a estiércol; enseguida se intento limpiar con sus manos, y comenzaron las demás a lanzarle bolas y mas bolas de estiércol de Bosk desde donde estaban.
Sel-leen intentaba esquivar pero era casi imposible moverse en tan diminuta jaula. Solo podía grita que la dejara. Las kajiras se divertían a sus expensas, por detrás de ella una de las kajiras tiro de su largo cabello negro, alcanzándolo por entre los barrotes e intentando así atarlos para inmovilizarla. Pero los movimientos bruscos de sel-leen les dificultaba la tarea.
otra de ellas, la amenazaba con un cuchillo que tenía en sus manos, le decía que iba a cortárselo, sel-leen intento Safar su hermoso cabello.
–haremos tiras para hacer sogas que sujeten nuestros casmik!. –le gritaban mientras reían.-
Eran tres contra una, lo cual no era justo, sel-leen sabía que si ellas querían la podría fastidiar y no habría nadie al rededor que la pudiera ayudar.
En ese momento una de las kajiras, la alta y rubia intento volver a meter la mano para restregarle en el rostro de sel-leen, más estiércol, cuando de repente, con un movimiento rápido y ágil, sel-leen logro asirse con una mano, del largo y hermoso cabello de la chica y la halo con todas sus fuerzas, haciéndola pegar fuertemente su delicado rostro contra los barrotes de la jaula.
El sonido fue música para los oídos de sel-leen quien rio con malicia, las demás kajira al escuchar el grito de dolor que emitia su amiga, la soltaros y corrieron a su lado para intentar ayudar a su compañera.
Sel-leen quien se había criado como un verdadero varón, no aflojo el brazo, lo que hiso fue sacar un poco su brazo de entre los barrotes, por lo que la rubia creyó que la había liberado, y en ese momento volvio a halar con todas sus fuerzas haciéndola estrellar otra vez su ya lastimado rostro contra los barrotes nuevamente, esta vez le hiso mucho mas daño, de su nariz y de su boca, manaba la sangre.
Una de las otras dos kajiras al ver horrorizada como de su amiga salía mucha sangre de los labios, se alejo corriendo y gritando en busca de ayuda.
Sel-leen no pretendía soltarla al contrario apoyo sus piernas de la jaula para intentar tirar del cabello de la rubia, echando el peso de su cuerpo hacia atrás, con la intención de arrancarlo de raíz, estaba en verdad furiosa.
-Perras, querían cortar mi cabello, jajaj- reía con malicia. – dime, ahora quien es la que se quedara sin su cabello, dimeee!.
-Suéltame, sucia, suéltame. –gritaba la rubia, mientras su amiga la ayudaba a zafarse de su agresora.
En seguida se escucharon pasos y voces provenir de la dirección por donde había corrido la tercera kajira. Sel-leen alzo la vista, hacia la alta figura que se acercaba con una antorcha en su mano derecha. Era Zaltar.
-Suéltala kajira!-Trono con tono amenazador.
Sel-leen no obedeció y volvió a halarla haciéndola golpearse nuevamente el rostro de la rubia, que ya comenzaba a amoratarse e hincharse.
-Que la sueltes!- dijo esta vez con los dientes apretados. -Sel-leen le hecho una mirada a la rubia quien lloraba y chillaba como animal herido y muy adolorido y obedeció. Sabía que si Zaltar volvía a dar una orden y esta volvía desobedecer sería peor para ella.
La esclava cayó de rodillas a los pies de Zaltar, cubriéndose la cara con ambas manos, a sus costados las otras dos igualmente cayeron de rodillas ante él. La alta y rubia aun lloraba a mares y gritaba de dolor, sus amigas intentaron ayudarla abrazándola. Zaltar les ordeno que se levantara y marcharan en busca de algún Verde que la pudiera atender. Enseguida las tres esclavas se levantaron y salieron corriendo con su amiga aun llorando y gritando de dolor.
Sel-leen rio por lo bajo, estaba orgullosa de lo que había hecho, mientras intentaba quitarse el estiércol del rostro y partes de su cuerpo, pensó, “que si el libre le hubieran pedido a ella que la curara se habría negado”. Se sintió orgullosa de cómo se había defendido, “seguro lo pensarían dos veces antes de volver a meterse conmigo”.
Zaltar espero a que se hubiera marchado, miro con severidad a sel-leen.
–Que crees que haces pequeño Eslín de rio? -sel-leen lo miro molesta y se dio media vuelta para cubrir su desnudes.
-Ellas empezaron! –le grito con voz chillona y le mostró sus manos llenas de estiércol.
-Vinieron aquí a molestarme. -Zaltar la miro serio, busco entre sus cosas y saco una llave.
-Te he dado permiso de hablar bestia? -le dijo a la vez que se ponía en cuclillas y abría la jaula. Sel-leen bajo la cabeza y callo.
–Afuera, esclava y de rodillas!. –La puerta de la pequeña jaula se abrió y Sel-leen dudo un momento antes de salir, al hacerlo puso sus manos en el suelo para apoyarse y salir y justo en el preciso momento en que se coloco a gachas a unos pasos de Zaltar, se levanto e intento salir corriendo, pero los movimientos agiles y rápidos de Zaltar se lo impidió.
El conocimiento que había adquirido y sus experiencias con esclavas furtivas le habían dado la destreza de saber sus intenciones antes de tan siquiera realizarlas.
Zaltar en un movimiento veloz estiro rápidamente su brazo y metió sus dedo entre el collar de sel-leen sujetándola con fuerzas y haciéndola pegar su espalda al pecho de él.
Zaltar levanto su brazo haciendo que sel-leen quedar casi guindando, en punta de pie sosteniendo ella también con sus propios dedos su collar para intentar así aflojar la presión que ejercía Zaltar al intentar detener su huida.
-A donde crees que vas, tonta kajira? -Le dijo cerca de su rostro.
Ahora sel-leen había enfadado al guerrero más de lo que se podía. Zaltar miro como el rostro de sel-leen palidecía al faltarle el aire.
–¡Veo que te gusta hacer enfadar a los hombre!, veremos qué pasa contigo cuando te venda como esclava de placer o como esclava de alguna pobre taberna de paga!
Sel-leen rogaba casi sin aliento ni voz que la liberara. Zaltar por fin aflojo su brazo y la dejo caer a sus pies.
– ¡Y esto es para que no vuelvas a intentar escapar!
Diciendo esto, Zaltar levanto su brazo y golpeo a sel-leen con la fuerza justa en su rostro, la intención era hacerla sentir el sabor de la sangre dentro de su boca.
Sel-leen sintió que se le apagaban las luces, el dolor fue inminente, callo de costado, lastimándose la pierna marcada; comenzó a sollozar y de sus ojos comenzaron a salir lágrimas, lágrimas de dolor y de odio hacia aquel hombre, odio por quien la había marcado con el hierro candente; odio por el asesino de su amado padre.-
Zaltar la miraba sin ningún tipo de piedad, ni sentimiento; se acerco y la sujeto por el cabello,y asi la arrastro todo el camino hasta detrás de unos carros, sel-leen gritaba que la soltara,
-Suéltame…Eres un… -no termino su frase sabía que, si le decía lo que pensaba, sería su fin.
–Suéltame!-volvió a gritar. -Suéltame..! -Mientras se sujetaba a la mano cerrada de Zaltar quien tenía enredado en su puño su hermoso y largo cabello.
La llevo hasta detrás de unos carros no lejos de donde ella estaba enjaulada; allí la soltó y con la punta de la bota la golpeo en el muslo para que se acomodara, la ato del collar a la anilla de esclavos de uno de los carros, con las sogas que el llevaba en su túnica.
Sel-leen lo miro en su recorrido. Mientras se dirigió hacia un costado del carro perdiéndose de vista por unos segundos, para regresar luego con dos enormes cubetas llenas de agua. Las coloco frente a ella, y le entrego en sus manos un estropajo y jabón.
-Ahora sucia esclava, si deseas quedarte en mi carro deberás quitarte todo ese estiércol de bosko de encima.
-Le miro su hermoso cuerpo, de enormes y firmes pechos, recorrió con su mirada desde las piernas gruesas y largas hasta subir por su plano vientre, y justo cuando se detuvo en sus pechos sel-leen sintió como el color le subía al rostro, su reacción fue cubrirse los pechos con sus brazos.- Zaltar sonrió, torciendo su boca de lado, algo que se le daba natural; no le extrañaba la reacción de la chica, tarde o temprano se acostumbraría, de eso el mismo se encargaría.
En su mirada no había seriedad también deseo, y a la vez sentía pena por ella, aunque sel-leen no podía ver eso, solo veia en el brillo odioso de aquellos ojos verdes, que ahora parecía oscuros grilletes de acero que la mantenía presa de su destino incierto.
-Sabes kajira, asi como estas... –le decía mientras acercaba su rostro al de ella. -No eres del gusto ni siquiera de un esclavo.- la miro de pies a cabeza con arrogancia y se marcho.
A sel-leen este ultimo comentario le dolió más que si la hubiera abofeteado otra vez, cogió el estropajo y el jabón y comenzó a fregar y tallar su cuerpo con rabia.
Zaltar se movió en dirección hacia un camino que conducía a un sendero oculto entre la maleza espesa, estaba tan oscuro, que le dio la ventaja de ocultarse de la vista de sel-leen. Esta de repente al voltear y no verle por ningún lado, comenzó a inquietarla, “èl se había ido!”, se detuvo un momento y observo a su alrededor. Y si regresaban las kajiras? y si alguien más venia?. Tuvo miedo y su cuerpo se erizo por la fría briza que le recorrió el cuerpo que había comenzado a lavar, haciendo que sus pezones de pusieran erectos y su piel erizada.
Sel- leen se los cubrió con su brazos abrazando sus pechos y justo cuando pensó en la posibilidad de estar sola y volver a escaparse, se movió pero no con la intención de llegar hasta la anilla y desatarse sino para asegurarse, escucho la voz fría y ronca de Zaltar provenir de algún lugar en la oscuridad.
-Ni siquiera lo intentes kajira! …A no ser que quieras pasar la noche atada de pies y manos mientras te pongo de cabezas a colgar de poste?
Sel-leen se estremeció de tan solo pensarlo. Negó con la cabeza enérgicamente.
-Continúa aseándote, o tendré que azotarte en verdad.-
Su voz sonaba dura y fría, pero la verdad era que Zaltar se estaba divirtiendo. Sus labios se retorcían en una encantadora mueca la cual era su sonrisa natural, toda la situación le divertía en realidad, a el le encantaba los retos y esta nueva esclava prometía darle horas interminables de verdadero placer y distracción.-
Sel-leen termino de asearse, se sentía mejor, lo malo era que con el agua y el jabón se había ido también el ungüento que la esclava Itzá le había colocado en su pierna y esta comenzaba a molestarle nuevamente. Coloco el jabón dentro de la cubeta y espero a su amo.
Comenzaba a impacientarse, a donde se había ido? –Su cuerpo comenzó a temblaba por la fría briza y como no tenia con que secar su húmedo cuerpo abrazo sus hombros con sus manos y llamo quedamente.
-eh… donde estas…?. –Se rehusaba a usar la palabra “amo” al término de sus frases, pero sabía bien que de no hacerlo él se lo condenaría. –en donde estas…amo!”-repitió esta vez terminando la frase.
Una carcajada la sorprendió, Zaltar salió de su escondite hasta ahora oculto, salió de tan solo unos metros de donde ella estaba. Sus risas la enfadaron pero no dijo nada solo se limito a temblar y abrazar y frotar sus brazos.
Zaltar se le acerco tomo entre sus dedos un mecho de su negro cabello y lo llevo hasta su nariz para oler su perfume. Sel-leen aquel contacto la perturbaba y no sabía por qué; no conocía ese hombre, además el era su enemigo ahora.
-Ummmm, aun tiene algo del olor a bosko, pero. –Hiso una pausa, soltó el mechón de cabello y se movió para ponerse frente a ella y tomándola de sus hombros, La examino largo rato, agregando luego. -Podrás dormir sobre las pieles de tu amo, si me lo ruegas claro!
Sel-leen abrio enorme sus ojos, horrorizada por lo que significaban aquellas palabras, que estuvo tentada a darle un punta pie pero se contuvo, cosa que le resultaba sumamente difícil ya que ella estaba acostumbrada a no humillarse delante de ningún hombre, pero ahora era diferente ella ya no era un muchacho, hijo de un Verde, ella ahora era una esclava, sin casta, y al parecer aquel hombre pretendía usarla para hacérselo dejar bien en claro.
Sel-leen se aparto bruscamente del contacto perturbador de aquel hombre y en su intento de alejarse se le olvido que estaba atada a una anilla y sus pies se enredaron con la cubeta y hubiera ido a parar directo a la tierra, ahora endurecida un poco por el agua que ella misma había dejado caer mientras se aseaba; de no sé por los movimientos ágiles y las reacciones a tiempo de Zaltar quien la sujeto de la cintura y la apretó contra sí. El no desaprovecho la ocasión para asirla y así sentir sus enormes pechos erizados por el frío, sobre su piel cálida y seca.-
Sel-leen evito mirarle a los ojos, pero su cercanía la perturbo, Zaltar la ajusto más en la cintura haciendo que esta apoyara sus delicadas manos sobre el pecho desnudo de Zaltar, podía sentir como se aceleraba su pulso y en vano intento zafarse de aquel cuerpo perturbador, que le causaba sensaciones extrañas entre odio y deseo.
Ella era más baja que el aunque no tanto, el la retuvo así hasta que hablo:
-Mírame esclava! -Le ordeno con voz ronca, cargada de deseo, pero firme en sus ordenes.
Sel-leen, dudo por un momento pero algo en esa voz la invitaba a obedecer. Lentamente subió su mirada y su cercanía la hacía estremecer. Zaltar la miraba, admirando su rostro, sus hermosos ojos claros y sus labios rojos, labios provocativos, entre abiertos, como en una sutil invitación a ser besados, devorados pero de la manera más salvaje y descarada, con la presión que un hombre pudiera dar a una hembra.-
Sel-leen se perdió en esos pensamientos irracionales, su cuerpo no reacciono al contacto de aquellos labios tibios que de una manera tan abusiva exploraban los suyos, no sabía qué hacer jamás la habían besado antes. Zaltar abusaba de aquella intimidad a su placer, su enormes manos recorrieron el camino entre su espalda y el comienzo de sus redondeadas nalgas, apretándolas con descaro, a lo que sel-leen reacciono con un grito de sorpresa e intento alejarse de aquel contacto perturbador e intoxicante.- el grito hiso que sel-leen abriera su boca permitiéndole a Zaltar hurgar en ella con su lengua inquieta, y atrevida, recorriendo el interior de aquella dulce boca, saboreando su delicada lengua y chupándola para a traerla dentro de la de el.
Zaltar sabía que sería todo un placer domar y amoldar a aquella joven kajira a sus preferencias y gustos solo para darse placeres.
De repente Zaltar la tomo entre sus brazos la alzo en vilo sobre su hombro izquierdo, con una mano la sostenía justo debajo de sus redondeadas nalgas, haciéndola caer por detrás de su espalda colgando boca abajo, mientras que con la otra desataba el nudo que la mantenía atada a la anilla, para dirigirse rombo a su carro en donde sin duda esa noche pasaría la pequeña sel-leen la transición de toda seda blanca.
En donde pasaría de ser niña a ser esclava.
No hay comentarios:
Publicar un comentario