jueves, 20 de noviembre de 2014

Arij la esclava Libre (5to Capitulo)

Capitulo V 

Por Perturbar La Paz de su Amo



               La mañana llego, sel-leen se estiro entre las pieles, sin darse cuenta se volvió a quedar quietecita, no supo cuando se había quedado dormida; se giro y dio cuenta que se hallaba sola, envuelta aun en las pieles,  aun permanecía atada a la anilla. Rápidamente se levanto bajo del lecho del que ahora era su amo y se acurruco en un costado, justo en ese momento entro Zaltar dando un golpe a la pesada puerta, sel-leen se sorprendió al verle entrar de repente, ella se ruborizo por completo, el estaba parado en el vano de la puerta completamente desnudo.
                Zaltar había pasado al parecer muy mala noche entre todo el paga que había bebido algo le hiso revolver el estomago y había pasado toda la noche volteándolo a fuera. Sel-leen se aparto justo en el momento en que este se sentaba sobre el lecho y se sujetaba la cabeza con amabas manos, al perecer sufría un fuerte dolor de cabeza.
-Si desea, amo, puedo preparar algo para aliviar su malestar? –Dijo sel-leen con verdadera timidez.
               Zaltar la miro con sus ojos entrecerrados. su rostro estaba pálido y sus labios apretados.
-Debo confiar en ti pequeña eslín? – Dijo con ironía, volvió a sujetar su cabeza entre sus manos.
-Oh, por mi está bien, no soy yo quien sufre de ese horrible malestar!. –Dijo mientras apoyaba su barbilla en sus rodillas y se mecía con calma aparente. Zaltar la miro esta vez un tanto desconfiado, pero ella tenía razón, él sabía que ella era una Verde y algo debía saber para curarlo, se levanto, busco entre sus cosa la llave de las cadenas la desato y le dijo:
-Bien vamos pequeña eslín, ayúdame a quitarme este maldito dolor que está volviendo loco.  -Sel-leen se apresuro a levantarse sin siquiera verlo pero enseguida sintió el tirón de su collar atado a la cadena que Zaltar aun sostenía en su mano. Sel-leen se giro al sentir su cuello lastimarse.
-Creíste que te dejaría ir sola?- dijo con voz ronca. Sel-leen lo miro con ojo abierto, la verdad no tubo intenciones de escapar pero si de alejarse de aquella situación aunque sea mientras preparaba el brebaje para aliviar el mal  de su amo.
Zaltar se levanto, la miro como todo un Goreano, sel-leen se puso de rodillas, bajo su mirada y se disculpo.
-No, no pretendí escapar,…amo!. Aquellas palabras eran ciertas pero él no le creería.   Zaltar apresuro a pasar a su lado y tiro fuerte de la cadena haciendo sonar sus eslabones, sonido que detestaba sel-leen, ella se puso en pie con dificultad y lo siguió.
            Legaron a la cocina saltar se acomodo en la esquina de  una mesa soltó la cadena que ataba a sel-leen y la dejo andar libremente en la cocina.
  –No intentes nada pequeña arpía. –le dijo con la misma dureza de su mirada.
                Sel-leen evitaba verle, ya que su propia desnudes la intimidaba y mas la de él, quien estaba sentado tan naturalmente en la silla con sus rodillas separadas y sus codos apoyados en ellas para sostener su cabeza entre sus manos, al parecer el dolor era terrible y de verdad lo estaba perturbando. Sel-leen sintió en verdad pena por él.      
               Se movió de un lugar a otro buscando varias especies, rebusco en unos baúles y saco varias bolsitas de hojas; y de un barril saco agua la puso al fuego y en un mortero comenzó a triturar varias especies. De vez en cuando le echaba una miraba rápida a Zaltar quien no dejaba de quejarse y de agarrarse fuerte sus sienes. Por un momento sel-leen se perdió en sus pensamientos mientras sin siquiera darse cuenta miraba a su amo, allí sentado completamente desnudo, tuvo que reconocer que tenía una figura esplendida, con músculos bien delineados, y sus ojos, dios aquellos ojos eran en verdad  enloquecedores, sus pobladas cejas le daban un aspecto misterioso, y si debía de compararlos con algo entre hermoso y peligroso el Mar de Thassa era el símil más cercano.
               Sel-leen casi se muere del susto al darse cuenta que Zaltar la estaba viendo con cara atontada mientras ella estaba perdida en sus pensamientos y trituraba las yerbas. Su voz fue lo que la sacó de sus pensamientos.

-Jajaja, espero pequeña que no esté preparando algo para envenenarme? –Sel-leen bajo la mirada completamente ruborizada.
-Te hare probarlo antes, lo sabes verdad?- dicho esto último Sel-leen coloco las yerbas en agua hirviendo y al cabo de unos ehns lo retiro del fuego, y vertió el contenido humeante en un cuenco y con una cuchara de madera lo revolvió coloco un poco de miel para endulzar, estuvo tentada a no hacerlo para hacerle pasar el desagradable sabor, pero pensó que si él se enteraba de ello sería castigada. Además deseaba llevar la fiesta en paz y por si fuera cierta su amenaza de que ella lo probaría antes, era mejor mejorar su sabor.

               Se arrodillo frente a él evitando ver su desnudez.
- Desea el amo lo pruebe antes? – le dijo con inocencia y con una bellísima sonrisa que lo cautivo; pero con un todo de ironía en su voz.

                Zaltar la miro, en sus ojos y en su boca había una mueca que asomaba a una sonrisa picara. Sel-leen le estiraba sus brazos para ofrecer la bebida y justo a la mitad Zaltar también alargo sus manos y cogió el cuenco cubriendo las de sel-leen, las retuvo entre las de el por unos instantes, sabía que ella no podría soltar el cuenco hirviendo o ella misma se quemaría ya que estaban justo a la altura de sus muslos. Zaltar sabia el efecto que el causaba en la joven esclava.
                Estaba divertido por ello y sobre todo porque la culpaba a ella por su actual estado. Ya que de no ser tan bella, tan deseable jamás se hubiera ido a beber y divertirse  con otra kajira para borrarla de su mente.
                Con toda calma y sin dejar de mirarla, sujeto el asa  del cuenco con una mano y dejo que sel-leen sacara la suyas, las cuales sacudió por el calor que emitía el cuenco caliente en la palma de sus manos. Se alejo unos pocos pasos de Zaltar y arrodillada como estaba solo miraba el suelo, esperando que el bebiera el remedio que ella le había preparado para su malestar.
                    Zaltar bebió con calma todo el preparado, y al terminarlo lo coloco sobre la mesa y se levanto, cogió la cadena que estaba a un lado de las piernas de sel-leen se paró a su lado y le ordeno que lo siguiera. Sel-leen lo hiso, caminando a su ritmo sin intentar toparse con él, no quería verle desde allí desnudo, el se detuvo de repente y ella tropezó con el esplendido cuerpo emitiendo un grito de sorpresa. Zaltar se giro un tanto fastidiado y aparentando enfado.
-!Eres una torpe kajira, de ahora en adelante mientras estés desnuda caminaras frente a mí, así seré yo quien pueda admirar tu figura y por si me descuido tropezar con tu bello cuerpo!.-sel-leen se aparto de prisa y se adelanto unos pasos con timidez.
                Al pasar a su lado lo miro sorprendida y este le guiño un ojo. Molesta sel-leen camino delate de él, esta vez se irguió y levanto su delicado mentón y se detuvo frente a él como si de una libre cubierta se tratara, esperaba su orden de avanzar. A este hecho Zaltar rompió a reír de una manera que a sel-leen le molesto más que oír las pesadas cadenas que sujetaban su cuello.
                Zaltar la llevo esta vez a las afuera de su casa, la llevo hasta un costado del carro donde acostumbraba a viajera llevando consigo su valiosa mercancía, subió a la parte de atrás y trajo consigo unas fibras  se paro detrás de sel-leen y le ordeno que se colocara en la posición para  atarla, le ato las muñecas a la espalda y junto sus tobillos para atarlos igualmente, cogió la cadena de su collar y la ato a una anilla justo debajo del carro, se giro y  y sin mirarla le ordeno que se quedara en silencio y de rodillas, luego de esto se volvió a meter dentro de su casa, cerro tras de sí la puerta.
-!Y no te muevas o tendré que azotarte!. 
                Sel-leen estaba allí sola sin moverse, completamente desnuda. Escucho ruidos a su espalda y cuidando de que no la vieran se agacho para ver quien andaba, se metió a medio cuerpo debajo del carro y pudo ver a una corta distancia como comenzaban a pasar carros y hombres en su mayoría campesinos, iban a trabajar los campos. Pudo reconocer también las piernas de varias kajiras, las cuales llevaban a sus espaldas cestos y otras tanto iban atadas llevando arados a cuestas, se estremeció al pensar que su amo la pudiese vender a los campesinos.
                 Se giro enseguida para echar un vistazo hacia la casa, comprobando que su amo ni siquiera estaba cerca. Se agacho más y quede debajo del carro, desde allí pudo ocultarse de las miradas curiosas. Y estaba a punto de inclinarse más, cuando vio que un grupo de mujeres libres apuraban el paso hacia donde estaba ella, sintió como algo o más bien alguien tiraba de su pierna sujetándola por sus tobillos atados, el tirón la hiso caer sobre su estomago y se hubiera roto la boca si no hubiera reaccionado rápido y levantado la cabeza segundos antes de caer y salir de debajo del carro se giro y cuál fue su sorpresa, era el alto y rubio Turnock. Estaba allí parado con las piernas separadas y su cuerpo entre ellas. Ahora estaba desnuda y llena de tierra hasta el cuello.
-Oye Zaltar que no has enseñado a tu esclava a que debe permanecer limpia.!- Grito  esto el alto Turnock sin deja de mirarla, se agacho y la cogió del cabello levantándola de un tirón, sel-leen no hiso más que gemir en protesta e intentar resistirse, de sus ojos brotaron lagrimas de dolor e humillación. La hiso quedar de nuevo en la posición de esclava torre. Sel-leen temblaba y más aun cuando vio venir a su amo Zaltar, ahora vestido con sus túnicas de Mercader. La expresión en su rostro era dura como típico amo Goreano implacable, ella humillo la mirada y bajo la cabeza hasta besar sus pies, en cuanto este llego a su lado.
-Que no la has azotado como se merece, si no prueba el beso del látigo jamás será una buena esclava!.- sel-leen lo miro con sus ojos llenos de lagrimas ahora su rostro estaba también sucio.
Zaltar la miro con sus brazos cruzados en su pecho sin cambiar su expresión.
-Que quieres Turnock?. Se aparto de ella alejando de golpe sus pies que aun permanecía bajo sus labios. Sel-leen se acurruco cerca de una de las ruedas del carro cuando sintió un punta pie de Zaltar al abrirse camino hacia la parte posterior de carro.
-Necesito comprar regalos, sabes, sedas, cosméticos, mi bella esclava bien los merece!. –le dijo en un susurro.
Zaltar lo miro de soslayo y se subió al carro, y desde allí le grito,
-Sabes que aun no pagas tu anterior pedido.-Le saco una bolsa donde dentro había metido varias seda, una caja de cosméticos y unas cadenas que por el sonido resultaba ser campana de esclavas.-
                El alto y rubio Turnock aguardaba afuera impaciente miraba a todos lados como si creyera que alguien lo pudiera estar vigilando, agarro el pequeño saco y lo guardo dentro del suyo propio. Cuando se disponía marcharse se detuvo junto a sel-leen la levanto de la barbilla y soltó una sonora carcajada, esta aparto su cara con desagrado de las rusticas manos del Turnock. Este al verla con altivez levanto su mano para golpearla pero justo en ese momento Zaltar saltaba de arriba del carro para quedar frente a él.
-Ya tienes lo que buscabas?, a hora largo o tu querida esclava de seguro te vuelve a salar el potaje de la mañana. El alto Turnock se levanto y parado junto a Zaltar, se veía más fuerte, incluso más feroz pero solo se limito a bajar la mirada ante aquella actitud arrogante y temible de su amo. Sel-leen supo entonces que este jamás lo retaría.
- Si, Gracias. -Camino de regreso por donde vino. Ahora sel-leen y el estaban solos, y comenzó a temblar seguro, su amo estaba molesto al haberse despertado.
-Te gusta desobedecer mis órdenes?- sel leen, levanto la mirada y allí estaba el parado con sus brazos a los costados en uno de ellos ya sujetaba el kurt. La chica abrió enorme sus ojos y se pego mas a la rueda juntando sus rodillas a su pecho.
                Zaltar ladeo la cabeza un tanto  comprendiendo el temor aparente de la chica, saco el kurt y abanico sobre su otra mano, con la palma abierta se escuchaba el “plas, plas” del cuero sobre su mano.
-¡No, nooo amo, po-po por favor piedad, no me golpees, no quise desobedecerte!. -Sollozaba sel-leen desde donde estaba, su cabeza se movía de un lado al otro y su voz sonaba histérica. En el rostro de Zaltar brillaba un toque de malicia, y antes de que el alto Turnock se alejara demasiado este le silbo con cierto tono que el rubio alto respondió y emprendió su regreso, cuando se hallaba cerca de ellos, Zaltar si dejar de abanicar el kurt le pregunto a donde estaba su esclava. Turnock quien entendía bien la intención de Zaltar, miro a la joven acurrucada y temblando de miedo  se hecho a reír y le señalo con la cabeza el carro de donde este provenía.
-¡Te saldo la deuda, si me la prestas un buen rato!.- Sel-leen miraba a uno y luego al otro sin adivinar lo que le pasaría luego mas tarde.
                El alto Turnock se regreso y al cabo de un rato sel-leen escucho campanas de esclava moverse y pararse junto a ella, al girar su cabeza se llevo la mayor de sus sorpresas. Era la rubia de la otra noche, sel-leen palidecía ahora sabía lo que su amo haría.
                Ella bien sabia que los amos a veces para castigar a sus muchachas enviaban a la "primera kajira" a darle los latigazos para así no dejarles marcar que ellos pudieran no medir al golpearlas estando molestos, lo que no sabía al parecer su amo es que ella estaría tan molesta que de seguro le pegaría muy fuerte, aunque no tanta ya que si ella causara alguna herida que marcara a la kajira de manera permanente devaluando así su precio al momento de venderla, estaría en peligro ella también.
                Le hermosa y despampanante rubia vestía una breve túnica traslucida de color turquesa pálido, que dejaba ver sus hermosas y bien definidas curvas; en su rostro no había marca alguna de la noche anterior cuando sel-leen la hizo estrellarse contra las rejas de la jaula en ella se encontraba metida después de ser marcada.
-Que desea el amo que esta esclava haga, para complacerle!- le dijo con voz de manera  felina y sensual pero a la vez tan cargada de ironía hacia ella.
                Zaltar la miraba como un amo mira a su esclava, ella sabía qué efecto causaba en los hombres era incluso muy astuta. Zaltar se alejo un poco de ella, mientras prolongaba la agonía de la pequeña muchacha. Tersites, que era si como se llamaba la rubia joven, se levanto contoneando sus sensuales caderas se acerco al libre Zaltar y minuciosamente, y con descaro le acaricio el brazo intentando provocar de el unas caricias hacia ella, sel-leen la miro desde donde estaba con furia en sus ojos, apretó sus pequeños puños pensando cómo se desquitaría si no estuviera atada como estaba.
                 Zaltar se giro tomo a Tersites de la cintura y bajo sus manos de una manera tan vulgar y descarada hasta quedar justamente sobre la redondez de sus glúteos y apretándola de repente para pegarla a él, Tersites soltó una exclamación aguda que lleno los sentidos de Zaltar, lo supo por su reacción al besarla apasionadamente, y con fuerzas en los labios, esta se prendió a su cuello como si fuera una parte más de su túnica de Mercader.
                 Zaltar la lastimo en su beso feroz, lo supo sel-leen al verle lo rojo que quedaron sus labios, y aparto su vista de ellos.
                Se escucho entonces la risa ronca y sensual de su amo  ordenandole a la bella esclava  que cogiera el kurt y le diera a sel-leen 7 latigazos, uno por cada letra de la palabra kajira, y luego debía de darle 7 más por provocar la ira de su amo al no dejarlo dormir.
-Bella Tersites. –le dijo mientras sostenía su mentón por un instante y la miraba a los ojos.
 -Darás a la esclava 7 latigazos que le recuerden su condición de kajira!. – Se detuvo frente a sel-leen.
- Y luego darás 7 más por hacerme pasar muy mala noche!. –con gesto fastidiado se giro sobre sus talones y se fue a sentar debajo de un árbol, para estar cómodo mientras presenciaba la que iba a ocurrir.
                A esto ultimo Tersites se giro hacia sel-leen y la miro levantado una ceja e inspeccionando a la esclava atada en busca de las marcas de pasión. ¡La muy perra ya no sería una seda blanca!, pensó.
-¿Creería incluso que sel-leen ya había sido del libre?. Estos pensamientos se apartaron de la joven cuando ella también la miro y cruzaron miradas  y sosteniéndoselas por un buen rato.
                 Sel-leen demostrando odio y tersites intriga y satisfacción.-
             Tersites cogió el kurt entre sus dientes para tener acceso a sus manos y desatar a sel-leen de la anilla, la arrastro hacia donde estaba el poste en el que ataban a los boskos. Allí metió la cadena de sel-leen,  que colgaba de su collar y lo paso por la anilla y con ambas manos y apoyando un pie en la base del poste lo halo hasta dejarla con la cabeza pegada a le punta  plana del poste, sel-leen grito de dolor, pero no dijo nada mas.
                Allí estaba sel-leen atada de manos a la espalda y sus tobillos igualmente atados y juntos, permaneció de rodillas inclinada sobre el poste bajo donde Zaltar acostumbraba a atar las riendas de sus boskos cuando estaba a punto de salir de viaje. Se veía extraordinariamente bella, su trasero hacia una bella forma redondeada y así atada lo exponía mas. Zaltar comenzó a sentir como esa muchacha le comenzaba a alterar nuevamente sus sentidos y despertando en el los deseo de un hombre.
                La esclava tersite se coloco justo detrás de sel-leen le aparto el cabello con la punta del látigo, haciendo que las tiras del cuero le hicieran cosquillas en su piel, a lo que sel-leen se estremeció, a ella jamás nadie la había golpeado y menos con un látigo.    
              Tersite miro a Zaltar echando su cabeza hacia atrás y apartando con el movimiento sus preciosos cabellos dorados los que relucían con el sol que comenzaba a caer ahora sobre el cuerpo desnudo y ahora perlado de sudor de sel-leen. Alzo su brazo y miro a Zaltar esperando de este la aprobación, en sus cara se dibujo una bella sonrisa de satisfacción por la tarea que le habían encomendado,  dejo caer el primer golpe en la espalda de la joven, a un movimiento que solo ella percibió e Zaltar, la dejo caer con  todas sus fuerzas a la vez que  grito con su voz suave pero cargada odio.
-  Uno. –Sel-leen comenzó a gritar lastimeramente y de sus ojos brotaron las lagrimas más amargas que jamás hubieran salido de ella.-

Continuara.-

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