martes, 28 de octubre de 2014

La historia que mi amo Zaltar Mercader de Ar, me contó.


De Estrella a Esclava





(Esta es la Historia contada por Zaltar Mercader de Ar, quien después de haber usado a su esclava ylra, le contó en un lugar despejado, mirando las estrellas bajo las 3 lunas de Gor.)

-¡Mira ylra!, ¿Ves en el cielo esa zona oscura que parece vacía y en la que no hay ninguna estrella en los alrededores?. Pues en Gor los poetas cuentan una bonita leyenda de ella. ¿Quieres saberla? *sus ojos brillaban como dos estrellas.

      "Cuenta la leyenda, que los Reyes-Sacerdotes fueron los creadores de todo el universo y todo lo que en el contiene. Pero al crear el cielo se dieron cuenta que habían dejaron un hueco oscuro, se sentaron a pensar que se podía poner alli?, para que lo reservamos? así que pensaron: ¿Que podían poner, que le diera Luz y brillo a las noches? y si no era mucho pedir, que fuera algo realmente Hermoso!, ¡Algo que pudiesen ellos mismos crear!. Pero como en sus pensamiento ya tenían la sola idea de crear al hombre, decidieron postergar su creación para que ellos fueran testigos de tan fastuoso acontecimiento...así que lo dejaron para después y se enfocaron en lo primordial. Esperar a crearlos, para que ellos pudieran ser testigos del nacimiento de tan Hermoso hecho, a la que llamarían en su momento "Estrellas". 

     Y así sucedió, Durante muchos años la Estrella iluminaba el paso de los caminantes, cada vez que el Tor-Tu-Gor, permanecía oculto al otro lado del planeta, "La estrella", solía dar un inmenso resplandor a las noches Goreanas. ella podía ver como los hombres y mujeres de Gor andaban e incluso se conocían, para más adelante complementarse y formarse dando paso a una nueva vida, ella fue testigo de romances, besos furtivos..y del amor tan grande que Valientes Caballeros le profesaban a las hermosas Mujeres de Gor, y al contemplar todo esto, empezó a sentirse cada vez más y más sola, ella comenzó a envidiar eso que ellos tenían, pues la compañía más cercana que ella tenía era su propia luz reflejada en las oscuras aguas, y al mirar al horizonte solo lograba ver lo que ella creía era una igual, pero su luz no era tan brillante como la suya propia,
La tristeza por tanta soledad comenzó a hacerle mella, y al cabo de un tiempo los Reyes-Sacerdotes observaron como comenzaba a pulsar al mismo ritmo que un corazón de un humano, "pum..., pum... pum", y a cada latido, su luz se apagaba cada vez mas y se hacía mas y mas pequeña, hasta el punto que los hombres en Gor comenzaron a notarlo, porque por las noche empezaron a usar antorchas para iluminarse en los senderos.

     La estrella en su pena fue perdiendo cada vez mas y mas brillo hasta que un día, casi desaparecer.

     Fue entonces, cuando casi ya no quedaba nada de la estrella, que los Reyes-Sacerdotes se dignaron a mirar al cielo dándose cuenta que si no hacían algo pronto, tarde o temprano las luz del cielo se apagarían por completo.

     Así que una noche, interesados por la menguante estrella que languidecía en su pena, fue que los Reyes-Sacerdotes subieron a lo alto, justo donde se encontraba estrella, quien permaneció ensimismada en sus pensamientos,

     Al verles llegar ella abrió enorme sus grandes ojos, sorprendida de verles alli, y ellos con voz fuerte y cargada de autoridad le preguntaron la razón de su pena, y ya que de ello dependía la luz de Gor; se tomaron la molestia de acudir a ella cuanto antes. A su pregunta, estrella respondió que se encontraba triste debido que se hallaba muy sola, que no tenía una compañera cercana con quien compartir su luz, ni sentir el calor de unos brazos que la acobijaran como estaba cansada de ver durante años de vivir nada mas que dando luz a los caminos y a los campos; y que su corazón se enfriaba porque se sentía triste y que prefería mil veces pertenecer a alguno de aquellos hombres que vivían en esa tierra llamada Gor, a ser una bonita estrella brillante admirada por todos ellos en la distancia. Pero que jamas seria tocada.

     Los Reyes-Sacerdotes se miraron entre si, extrañados por tal confesión, al principio no la tomaron en serio ¿Como una estrella quería abandonar el Cielo para ser una simple y sencilla mujer?. Eso no es posible, se oyó murmurar a uno.

     Así que tomaron una decisión , ya que ellos no podía dejar sin luz los cielos y ella tarde o temprano moriría de seguir alli, uno de los Grandes Dioses, poso su mano sobre ella y al sentir su pena, miro a sus iguales y acordaron que ella debería esperar un tiempo para pensar en una solución, así que prometieron regresar en un lapso de tres dias para así ayudarle en su deseo.

     Pero los tres dias no eran para regresar, eran para que ella se mantuviese en la expectativa; una noche, al segundo día uno de los reyes sacerdote, el que la sintió, logro percibir de ella el inmenso dolor que ella sentía por tener a un compañero a su lado, por lo que justo al amanecer, cuando los rayos del Torvis comenzaron a aparecer en el horizonte, el tomo de ella un puñado del brillo que aun le quedaba se guardo uno pequeño y al resto lo Soplo a través de sus mano, esparciendo de ella los rayos mas hermosos jamas antes vistos y de ese puñado de luz se hizo la carne, y estiro y formo huesos; y de alli moldeo un cuerpo, lo hizo en forma de mujer, la mas hermosa que hayan visto sobre la faz de la tierra."

- El Libre miro a su pequeña esclava como le miraba con entusiasmos por conocer el resto de la historia. Siguió.

..." Estrella callo en un profundo sueño, y alli fue llevada a Gor, donde otro de los RRSS, sacó una de las chispas que de ella había guardado, y junto con el rayo que le entrego quien la trajo, las unió y se creo un rayo que comenzó a latir como el corazón humano y con un soplido se la introdujo dentro de su pecho, un tercer Rey, sopló aire por su nariz y le dio el aliento de la vida.

     Al despertar estrella, y verse hecha mujer, corrio hacia ellos e intento tocarlos para así, abrazarlos como había visto en tan incontables noches, entre los hombres y mujeres de Gor, y por su alegría olvido que ella no podía hacerlo; con todo su corazón que ahora latía con fuerzas les deseaba dar las gracias, pero estos al ver su reacción se enfadaron de tal manera que la obligaron a ponerse de rodillas;

     Ella obedeció, se puso de rodillas y agacho su cabeza para no mirarles a los ojos, ellos enfadados por tal osadía, le gritaron, la humillaron y dijeron:

- ¡Ahora eres mujer, pero no lo serás de un solo hombre, pertenecerás a todos los hombres de esta extensa tierra y sabrás que ninguno de ellos te confesará amor; TU has deseado esto, así que solo estarás aqui y les servirás y obedecerás sin cuestionarlos y su collar te sera impuesto, y será señal de tu rendición hacia ellos, dependerás para todo de ellos para alimentarte, para vestirte, incluso para hablar, protegerte y sobrevivir. y desde hoy Tu solo te dirijiras a ellos por un único nombre, solo les podrás llamar " Amo".!

- ¡Si... amos, lo que vosotros ordenáis. Esta.... estrella se rendirá ante los hombres!.

-No, tu no tendrás ni siquiera un nombre propio, si no te la da el, Tu Amo, así que desde hoy tu solo seras una esclava, La kajira!

     Más tarde, ya siendo estrella una esclava, los reyes tomaron el resto de la chispa que habían guardado y grabaron un Tor-Tu-Gor cerca de su cadera izquierda, a la que los hombres llamarían "Dina", por ser tan parecida a esa flor, y que abunda tanto en todo Gor.

     El dolor que sintió, al marcar su piel, le quemaba y de sus ojos brotaron las primeras lagrimas de dolor muestra, de lo que una verdadera mujer deberá sentir en estas tierras, y descubrir que su belleza es sinónimo de esclavitud. Y esa misma tarde aquella esclava fue entregada a los hombres. Un precioso collar, que brillaba, como una vez ella lo hizo, resplancedia en su cuello, bajo los rayos del Torvis, quien incesante quemaba su piel desnuda y sudorosa, mientras era llevada atada de manos, tras las ruedas de un carro tirado por boskos, en el cual cargaban cadenas de esclavos que serian vendidos en la plaza del Puerto; y esa misma tarde un libre pujo por su venta."

-¡Y así, mi pequeño vulo, fue como nació la primer kajira en Gor!.

     Zaltar, bajo la mirada y comprobó como su esclava le miraba embelesada por tan maravillosa historia, que sonriente la tomo de la barbilla y alzándola le dio un suave beso en los labios. para luego ella posar su cabeza sobre su hombro.

Agregando para terminar:

-¡Pero lo que la leyenda no cuenta, es que para esos días, no existían los Verdes (médicos) ni la cura para no envejecer, y en esos tiempos, era una pena; porque la estrella sigue muriendo, y reencarnando cada vez mas, y vive hasta nuestros días, sin recordar sus vidas anteriores!. -¿Y sabes que pequeño vulo?,- ¡Esa brillante estrella, ahora reposa su cabeza sobre mi hombro, la joya mas hermosa jamás creada por los Reyes-Sacerdotes ...Y ahora es mi collar, el que lleva, hasta que la vida, o incluso los Reyes-Sacerdotes nos separen...

-FIN-



La Dina 


































lunes, 20 de octubre de 2014

Arij, La Pequeña Esclava (1er Capitulo).

                                                 Capítulo I



…Hambrienta y asustada la esclava había logrado escapar de sus captores y ahora corría por su vida, sabía que la vida en los oscuros y fríos muelles de Puerto Kar serían sin duda su peor comienzo.

“…Sl-leen había nacido libre, como la única hija de una de las cinco castas  más altas de Gor, la Casta de los Médicos, la cuarta de las mismas. Su color es el Verde por lo que la mayoría de los Medicos llevan túnicas de ese color, es una de las Casta donde muchas mujeres que se involucran en el trabajo de la Casta no deben comenzar la práctica de la medicina, sino hasta que han dado a luz a dos bebés. Esto por fortuna no es una ley en todas las ciudades. ella junto a su padre,  vivían en un pequeño pueblo alejado del hermoso Mar de Thassa, pero muy cerca de las planicies de Turia, aunque no tanto como para dejar que posibles esclavistas o ladrones, que en su paso hacia Puerto Kar, se apoderaran de su hermosa hija obligándola así a tener un futuro incierto.

        Sel-leen se afanaba en ser cada dia mas como su padre, había aprendido mucho de él,  en ocasiones, solía  retrasarse para que no se diera cuenta que le superaba en conocimientos; pero por consideración a su padre, siempre se excusaba de que no sabía tanto e incluso se sorprendía al demostrarle que él era el mejor, dependía de su única hija, a quien le dejaría como único legado los conocimientos adquiridos con los años de estudio, ella era su orgullo había aprendido bien de un excelente maestro y ahora él ya se encontraba bastante cansado de la vida que habían llevado.

         A su madre, jamás  la conoció; ella había muerto la noche en que nació, así que su padre le había criado él solo y este con todo su amor le había educado y cuidado bien, le enseñó a cuidarse sola, a leer, e incluso a escribir, le había hablado de los peligros de ser una mujer libre, dentro y fuera de las murallas de cualquier ciudad y más aún, en los alrededores de La Gloriosa Ciudad de  Ar. 

       Esta fue la principal razón por la que el Verde la había mantenido alejada de las miradas de los demás aldeanos, y para evitar así, futuros altercados, decidió mudarse a las afueras de la ciudad, a un lugar apartado, en una sencilla cabaña, resguardada por colinas y rodeada de frondosos árboles y arbustos. Pero aun así, a Sel-leen siempre se le procuro vestir y  andar con muy bajo perfil, por lo que optaron en hacerla pasar  por un joven muchacho hijo de un médico. Ella solía ocultar su cuerpo y su larga y espesa cabellera de color negra, debajo de una vieja capucha de piel, se sentía feliz y cómoda de usar ropas de libre, fue entonces que desde muy pequeña ella aprendió a vivir simulando ser un varón, lo que le hacía la vida mucho más fácil y llevadera, No era lo mismo ser una mujer en Gor que un Hombre. 
   
          Usaba holgadas túnicas, atadas a la cintura, cuidando que quedasen un tanto floja, esto no le acentuaban sus ya notorias curvas; cubrían  sus bien torneadas piernas y anchas caderas, sus pequeños y bien formados pechos, los ocultaban bajo las gruesas telas de piel de verrMamífero nativo de la cordillera Voltai. De pelo largo, con cuernos en espiral y de mal carácter, la variedad doméstica es más pequeña y menos beligerante que el salvaje, de éstos se obtiene leche y lana, esquilándolos en primavera. Su padre de esta manera le había siempre llevado consigo a sus visitas a la gran ciudad y ella contenta podía disponer de todo su tiempo para ser y andar libre, como lo haría cualquier hombre de Gor.  Así que mientras estuviera así,  estaría sana y salva por un tiempo más.

           Por las noches “Selt”, que era como la llamaba su padre desde que nació, diminutivo del nombre de su madre, nombre que ella misma también llevaba, pero que solo era pronunciado por el anciano cuando se encontraban a solas en la privacidad de su pequeña cabaña, lejos del bullicio de la ciudad.

-¡Sel-leen, hija, debes comenzar a prepararte para cuando  yo ya no esté!. –Le decía repetidamente su padre cada noche desde que hubiere cumplido los 16 años.

-¡Pero Padre,-Le decía mientras se acurrucaba entre sus brazos. 
-¡Los reyes sacerdotes me darán el conocimiento para descubrir y detener el envejecimiento, de eso estoy segura, asi que no te preocupes ya! – Sel-leen lo miraba con sus grandes ojos color miel, iguales a los de su madre. Mientras le tranquilizaba con sus palabras. Aunque ella bien sabía que nada de eso era cierto.

         Sel-leen era feliz al cuidar de él todo el tiempo, incluso era una excelente comerciante, negociaba con agilidad y sobresalía de entre los Mercaderes de las ciudades cercanas, así como de las ciudades o caravanas que gustaba pasar por la cabaña de su padre, en busca de medicinas, hierbas  y brebajes para todo tipo de dolencias. Todo cuanto su padre sabía, le fue entregado a ella escritos, en pequeños pergaminos y rollos. los que solía estudiar cada noche antes de irse a dormir y después de haberlo acostado para que descansar de un largo dia de trabajo. Su padre era tan buen científico que había incluso encontrado la cura a ciento de extrañas enfermedades, y avanzado mucho en la investigación, junto a su hija a las extrañas enfermedades, de la que muy pocos se atrevería a hablar, la Dar-Kosis. Esta es una terrible enfermedad, similar en algunos aspectos a la lepra en la Tierra. Es temida por todos ya que es muy contagiosa e incurable en la actualidad. El nombre de "Dar-kosis" significa “Enfermedad Sagrada“. Se cree que la enfermedad es un castigo de los Reyes Sacerdotes, y que es utilizada por ellos para sancionar a quienes les causan molestias. Debido a que se considera una enfermedad sagrada, Otra consecuencia de que la enfermedad se considere sagrada es que la Casta de los Iniciados no permite buscar un remedio. Y se ha llegado a tomar medidas contra los miembros de la Casta de los Médicos que ha tratado de investigar su curación. Cuando los medios legales no son suficientes, los Iniciados llegan a contratar hombres armados para frenar a los médicos. Algunos, incluso, han sido asesinados por ellos.


         Había cumplido los 16 años, y Sel-leen entusiasmada como cada año, se había levantado temprano y comenzado desde entonces a preparar la deliciosa comida para festejarlo junta a su padre; hacía días que había ido a las afuera de Turia, cuando vio que pasaba una caravana repleta de carros de mercaderes, noto que llevaban enormes cantidades de frutas y barriles de bebidas, sin dudas traídas desde todas partes de Gor, el vino negro, la bebida favorita de los libre, el Paga. sedas, joyas y perfumes;  Se-leen se volvía loca por el encantador olor del Pan de Sa tarna, cuyas espigas doradas serbia para hacer gran variedad de alimentos. 
       
          En el trayecto,  Pasó uno de los carros, y se preparó para adquirir cierta cantidad de botellas llenas con brebajes y ungüentos, los cuales cambio por monedas y como era de costumbre los Mercaderes que solina cada año frecuentar la misma ruta para llevar su mercancía al Mercado de Ar, y que a su paso ya conocían al viejo y a su pequeño hijo,  le enviaban regalos a su padre, cuando este no les atendía personalmente, ya sea porque estaba de viaje o simplemente se encontraba atendiendo a algún esclavista cargado de esclavas para evaluar y medicar. Los regalos eran variados,  tales como frutas, o cestos de bollos de chocolate y otros dátiles. Aquella tarde Se-leen había hecho una pequeña fortuna y se había dicho que este año celebrará en grande sus 16 años, ya era una señorita y sabía que su padre no estaría para siempre a su lado para protegerla. 

           Con unas cuantas monedas que había ahorrado se acercó a uno de los carros de donde un herrero tenía su mercancía, Selt que era como lo llamaban al creer que era un chico, se aproximó a uno de los fuertes y algo tosco hombre encargado de labrar los hierros, y de manera tranquila le preguntó por un pequeño puñal con empuñadura de oro, Selt sabía bien manejar la daga y era muy diestro con el uso de las poleas y el tridente instrumentos que le servían para la caza y pesca. No le fue problema adquirirla, ya que todos lo consideraban un joven muchacho de la casta de los médicos, que si hubieran sabido que era una mujer la que se aproxima a hacer tal negociación, sin dudas habría sido mal visto.

           Contenta se dirigía a su casa, cargada de todo cuanto había comprado y feliz de llevar a su padre las frutas y los bollos que la habían obsequiado en el carro del panadero. Quien fuera gran amigo de su viejo padre y el único con quien compartía su más valioso secreto, este viejo hombre llamado Root pertenecía a la casta de los panaderos y tenía en Turia una tienda donde hacían pan para la ciudad.


       Sel-leen emprendia su viaje de regreso, y feliz venia  comiendo una rica y jugosa Larma cuando de repente vislumbro a lo lejos, un humo que comenzaba a salir y a transformarse  de una leve cortina blanca a una más densa y de un negro mas y mas intenso… sus ojos se desorbitaron y el corazón de le detuvo, soltó la fruta y con el bolso repleto de provisiones echó a correr hacia donde salía el extraño humo, su corazón no dejaba de latir con fuerzas el humo provenía justo de donde estaba su cabaña… y su Padre.

        Al llegar, y con dificultad respirar, camino apartando la espesa maleza que rodeaba la parte posterior de la pequeña loma que daba justo a la parte de atrás de su casa, no le importo los arañazos de los espinos, logró ver un alboroto, se escucharon gritos y pudo ver a su padre quien era arrastrado de la casa, por un instante pensó que la casa se había incendiado y que aquellos buenos hombres lo estaban ayudando a salir pero justo cuando  se disponía a salir a su encuentro, se detuvo en seco al ver las túnicas de los hombres que habían estado dentro de la pequeña cabaña, eran piratas, piratas de Puerto Kar, hombres despiadados, inhumanos, capaces de esclavizar a quienes no cedieran a sus demandas y caprichos; llevándolos en un camino de donde nadie puede escapar con vida. Su sangre se heló al ver el filo de una espada brillas con la luz del Torvis y alzarse sobre la cabeza de uno de los hombres, para descargar con fuerza y furia sobre los hombros de su padre…

         Jamás olvidaría aquella horrible escena, ahogó un grito, que por instinto se aguanto, cerró sus ojos con fuerza y enseguida el dolor la invadió, cuando los volvió a abrir sus lágrimas agolpaban por salírseles.

        Eran seis los hombres que seguían sacando cajas con contenido valioso, con odio los contó, Selt se había guardado bien lo que había adquirido en el mercado así que cogido su puñal, se jugaría la vida, pero ella misma vengaría la muerte de su amado padre, se aproximó por el otro extremo, bajando de la loma, el camino estaba mucho más tupida, comenzó a descender evitando mover mucho el pasto.

            Se encontraba ya,  muy cerca, de uno de los hombres de Puerto Kar, un no muy alto, casi rechoncho y de lento caminar; quien por su descuido fue el primero en dar muerte, Selt a pesar de tener tan solo 16 años, era alta y el hombre no medía menos de 1.60 Mts. de altura, y aunque le fue fácil taparle la boca, en el preciso momento en que le cruzaba el cuello con la afilada daga, esta no pudo con el pesado hombre y este al caer llamó la atención de otro de los hombres, quien en el preciso momento en que iba a dar la voz de alerta,  cayó al clavársela justo en el corazón, también muerto; Selt, rápidamente se acercó y agachándose le sacó la daga del pecho, y limpio la hoja en su túnica mientras le miraba con desagrado. 

         El odio iba en aumento, miro al frente y estaban solos, ahora solo quedaban tres hombres, uno miraba y daba órdenes mientras los otros dos sacaban un enorme baúl, el baúl en donde guardaban ella y su padre, todos los escritos y pergaminos. Selt con sigilo y destreza  se dirigió al otro lado de la casa en busca del cuarto hombre, volteo para comprobar que los dos muerto, no habían sido descubiertos aún, nadie se había dado cuenta aun, sin dudas eso le daría un poco mas de tiempo, así que corrió hasta la puerta que daba a la otra entrada de la casa, por donde ella y su padre atendían a los enfermos cuando venían, era una especia de botica, se acercó y entró por la pequeña puerta que siempre permanecía abierta , pero asegurada con una tranca que estaba oculta y que solo ella sabía quitar. Estaba a oscuras y con un movimiento molesta, se quitó la capucha que le impedía ver bien en la oscuridad su cabello quedó al descubierto más seguía dentro de la túnica, busco a tientas mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad, fue en ese momento que recordó que tenía un pequeño arco con su carcaj de flechas, un obsequio de su padre, se lo había comprado para enseñarla a dar caza a los Tabuk, animales de caza, de deliciosa carne muy parecido al venado en la tierra, pero con un solo cuerno y de color amarillo. El corazón le latía deprisa, la adrenalina hacía que sus oído se ensordecieran y no podían ver la diferencia entre la realidad y la fantasía. A tientas dio con el arco y junto a él, el carcaj con las pequeñas flechas, montó la primera y calando el carca sobre su hombro,  se dirigió hacia la ventana donde podía verles a los tres hombre que seguían al frente, pero aun le seguía faltando uno, estaba segura de que había contado bien y eran 6. 

   Salió de su escondite en busca de una mejor posición, debía de estar más cerca, ya que por el tamaño del arco y las flechas, debía tener mayor alcance, si se acercaba lo suficiente; como experta en la caza del tabuk sabía que la clave para dar caza a estos animales era ser sigilosa y muy silenciosa, eso no fue problema, se apoyó de un tronco que le daba sombra ocultando su figura y el brillo de la punta de la flecha que se iluminó al darle una halo de luz, que se filtró por entre las hojas de los árboles,  y así sin más, cayó otro hombre, la afilada flecha segó su vida al instante, yendo a parar justo en mitad de su corazón;  viendo a su compañero caer,  un alto guerrero se disponían  desenfundar su espada mientras los otros dos hombres corrieron para resguardarse de su atacante, cayó el segundo atravesado con la pequeña flecha justo detrás de su nuca; y cuando se preparaba para montar la siguiente flecha y dar alcance al tercer hombro sintió como unas fuertes manos desde atrás le retorcía el brazo y con un movimiento ágil y rápido le quitó el pequeño arco, y cuando se hubiere girado para defenderse sintió cómo un fuerte golpe le desvaneció los sentidos.

      Yacía flácida sobre el suelo humedo, el olor a madera quedada aun le impregnaban los pulmones, intentó ponerse en pie, pero sus fuerzas no le respondía, logro ver a su agresor, la había dejado sobre el suelo afuera de la cabaña que servía como dispensario de su padre, desde el suelo pudo ver a al hombre quien le dio captura, uno era un hombre alto de ancho hombros y de cabeza grande, que ocultaba bajo su casco de guerra. La llevaba con orgullo. Sus brazos eran fuertes, musculosos, de tez morenos, quizás bronceado por el incesante torvis en las incontables anhs en el Mar. Sus manos eran grandes y toscas, hechas para llevar armas. Vestía cuero de color escarlata. su casco, con la abertura en forma de Y, era de color gris. Ni sus ropas ni sus cascos llevaban insignia. Supuso por ello que eran mercenarios o unos proscritos. Selt cerró los ojos con fuerza dejando resbalar lágrimas de sus ojos, No tenía idea de su destino.

       Habia otro guerrero era igualmente alto y fornido de cabellos rubios y tez blanca, este no llevaba el casco, por lo que Selt pudo reconocer que de no haber sido por el otro hombre quien la descubrió hubiera dado fin como a sus demás compañeros.

      Selt intentó hablar con el hombre alto que llebava el casco de guerrero, este se puso en cuclillas para verle más de cerca le levantó el rostro y pudo ver su espeso cabello que ahora estaba expuesto, pues ella había apartado su capucha para tener mejor precisión cuando hacia un rato se disponía a defender y vengar la muerte de su padre.-

- ¡Eres muy diestra muchacha, veremos qué tal te va ahora que dejes a un lado las armas, para llevar un lindo collar Turiano... y porque no, grilletes de esclava!.- Le había dicho el guerrero con burla en sus palabras.

- ¡La venderemos al mejor esclavista, afín de prepararla para servir a los hombre!- Rió a carcajadas el alto y rubio guerrero.

Sel-leen lo miro con odio en sus ojos y le respondió.

¡Al menos no huí como un cobarde cuando ví a mis compañeros caer con herida de muerte!- Se burló de lo dicho por el rubio.

         El guerrero, que aun llevaba el casco puesto, se rió al ver que su compañero se ponía rojo de la cólera y justo arremetía contra la joven para darle un puntapié en el estómago, cuando el guerrero desenvaino su espada de una manera rápida y a tiempo, y presionando contra la garganta del rubio exclamó. 
¡Tranquilo Turnock!.-Así se llamaba. - ¡Vamos, que es solo una muchacha, inexperta!.

        Turnock retrocedió hasta dejar de sentir el filo de la gran espada Goreana en su garganta.  Sel-leen respiro aliviada, mientras se sostenía sobre sus manos a medio levantar.

- ¡Pero no siempre será así, muchacha!. –le dijo con voz fuerte a la vez que la giraba sobre su estómago y retorcía sus brazos y juntaba sus tobillos para atarla.

- ¿No la desnudaras? –pregunto el rubio mientras devoraba un bollo de pan con chocolate que había sacado del bolso de Sel-leen.

        El hombre del casco la miro y con una sonrisa retorcida se acercó a la joven niña, esta pudo verle mejor, ahora que se encontraba más cerca, sus enormes ojos de un verde intenso como las aguas del Mar de Thassa, un destello de esos ojos, le hizo estremecer completamente, a la vez que su corazón dio un vuelco dentro de su pecho; ojos envueltos en espesa pestañas, lo hacía parecer endemoniadamente atractivo, aun sin mirar su rostro.

-¿Por cuánto tiempo pensaba ocultarte tras esas vestiduras de muchacho andrajoso?- Le preguntó. –¡Hay que ser un tonto para no darse cuenta que detrás de esa capucha, ningún jovencito tiene un hermoso trasero! - Y pasando un dedo por sus tersos labios, agrego. 
-¡Ni labios tan provocativos!– Le dijo casi en un susurro, mientras se ponía de pie y seguía su camino.

         Sel-leen jamás había conocido a un guerrero, de hecho jamás su padre la había dejado estar junto a ellos, ni aun cuando estos iban en busca de medicinas, o por algún consejo médico. Siempre atendía a las mujeres, esclavas y niños de las aldeas cercanas así como a los viejos amigos de su padre que serian como su familia. Su Única Familia. Ahora Sel-leen estaba sola, y la única familia que le quedaba había muerto a manos de aquel hombre desalmado quien había acabado con la vida de un pobre e inocente anciano.-

-¿Por qué? -Musito entre dientes. -¿Por que asesinar a mi padre?. Les gritó con rabia contenida, a la vez que corrían lágrimas de sus ojos. El guerrero por un instante se detuvo, la miró, en su expresión denotaba asombro, se giro dándole de nuevo la espalda a la muchacha, se dirigía tras el rubio Turnock, cuando esta le grito. –¡Sucio Slin! Te mataré también, os mataré a ambos! – El guerrero se detuvo y sin girarse le dijo.
- ¡Quiero ver que lo intentes esclava!- Pasando a un lado de su compañero le ordenó que la levantara y la llevara al carro para continuar su viaje de regreso.


Continuara...