viernes, 9 de octubre de 2015

Ker The Lydius ( 5to Capitulo)


A Bordo del Tran Negro

          Arcadas tras arcadas, la pobre Jo permaneció recostada, durante las primeras dos lunas, de uno de los barriles de semillas de Sa tarna, acumulados en la proa del barco, El legendario Tarn Negro, donde la tripulación, de haber sabido que ella era una joven mujer de la tierra y por demás virgen, ya le hubieran puesto un collar y estaría atada a uno de los remos del barco, eso sí en cuyo caso le fuera perdonado la vida ya que el simple hecho de hacerse pasar por un hombre le hubiera costado su vida y pero aun su libertad, en Gor el simple hecho de ser una mujer es quizás una ventaja para no ser asesinada, pero nunca se sabe con qué amo Goreano se tope. Aquel horrendo pensamiento la ayudo a recomponerse de inmediato, un marinero al verle pálido sintió pena por el joven muchacho y le dio a beber una agua turbia de muy mal sabor pero que de verdad le ayudo mucho para el resto del viaje, el cual apenas comenzaba.

     Aquel hombre llegaría a ser una figura protectora para Jo, era un marinero alto y de cabello rapado. Que por su raíz creciente debía de ser de un rubio muy claro, sus ojos eran de una azul brillante y su cuerpo estaba bien definido, al parecer las largas horas en los remeros le había forjado gran fuerza y destreza en sus movimiento, la innumerables cicatrices le indicaban lo duro en la vida de aquel hombre. Jo se apego a este hombre, tanto que resulto ser una especie de mascota que divertía mucho a los marineros del glorioso navío. Considerando por todos al verlo enclenque y debilucho; apenas lo sentaban en la banco de los remeros a ocupar algún puesto vacio mientras uno de ellos decida dar un descanso, y a solo un par de remadas, terminaba lanzado a casi dos puesto más allá, por la fuerza del bravío mar de Thassa; todos se divertían a sus costas, lo que le enfadaba realmente, pero a la larga ellos no le necesitaban ya que el chico no podía ni con las pesadas botas de piel que llevaba, mucho menos un pesado remo; solo les serbia de distracción, los hombres que felices de verlo en cada penosa situación les hacía mas llevadero su trabajo aun en el mal tiempo.-

     Jo, cada día les colaboraba trayendo las cubetas de agua fresca para saciar la sed de los remeros y a su vez en vez les llevaba una de las cuatro raciones diarias de pan, cebollas y guisantes, las gachas eran para las esclavas que les enviaban, y una que otra pieza de carne y pan para los capitanes. A algunos esclavos atados, siempre se propasaban tirando de su cadena al verle pasar y le hacían tropezar, muchos reían pero luego eran castigados por el jefe de remeros, este era un enorme hombre de tez oscura con la cara y la cabeza poblada de espeso cabello negro. Jo le temía cada vez que le pasaba por un lado y este le detenía para beber de la cubeta. Pero la verdad es que no era tan rudo como aparentaba pero las marcas en su rostro le decían que siempre fue un hombre temido y muy peligroso.

     Una tarde ya casi saliendo las bellísimas tres lunas de Gor, Jo estaba sentada comiendo una suculenta Larma cuando escucho un alboroto y antes de que pudiera reaccionar, paso por su lado, corriendo a toda prisa a una joven esclava, una chica morena de cabello rizados hasta la cintura, su cuerpo aunque delgado dejaba ver sus grandes pechos, estaba desnuda solo bestia el collar de metal alrededor de su cuello; y en su muslo izquierdo una intrincada marca, que parecía haber sido hecha hace pocos días, quizás antes de subir al barco. Los hombres al verla le atraparon e hicieron un circulo a su alrededor, le ordenaron ponerse de rodillas y someterse ante todos ellos, uno a uno la joven les fue suplicando la dejarse, la chica por sus palabras no era de este planeta y al igual que ella también era una barbará, los hombres le ordenaban entre gritos y palmadas, que danzara, todos la contemplaban, Jo Miraba a la bailarina como se retorcía en el circulo que habían formado los hombres a modo de arena, la joven lloraba intentando escapar de los latigazos que los amos le infringían, ella intento no mirar, la joven intentaba que las crueles tiras de cuero no siguieran cayendo sobre su cuerpo. Jo sintió como su sangre hervía, se levanto de allí y se marcho hacia las bodegas.

¡Hey pequeño, a donde vas, no te divertirás con la pequeña zorra? – le había detenido una voz gruesa que muy poco se dejaba oír, salvo que tuviese algunas botella de paga; era el enorme de tez oscura; Guru, era el jefe de remeros, con su peculiar rostro cubierto de pelo se asomaba lo que parecía ser una sonrisa casi infantil, aquel acto barbarie no era del gusto de una joven terrestre acostumbrada a ser libre y ser el centro de atención de hombres en un mundo donde todos son iguales. Hiso una mueca y sonriendo le dijo con voz ronca y algo fingida.

¡Sii.. Agg,..voy …por otra grrr... Botella de paga!

¡Grrrrrrrrr… si, que sean dos Ker! -Grito el rubio pelado cuyo nombre era Clitus.  Jo se giro y poniendo sus ojos en blanco hizo una seña colocando sus dedos sobre sus labios cubierto por el turbante, y se marcho a las bodegas, debería de llevar las botellas o de seguro volverían por ella al ver q no regresaba.

     Se dice que las bailarinas de Puerto Kar son las mejores del planeta y que muchas son las ciudades que van allí a buscarlas. Son esclavas hasta la médula; viciosas, traicioneras, astutas, seductoras, peligrosas, adorables, pero esta tenía que ser de otro lugar, Jo la miro y sintió pena de la joven kajira, regreso con las dos botellas, las cuales le fueron arrebatadas de las manos sin siquiera verle, miro a la joven como luchó por enderezarse, pero estaba agachada y medio loca por el terror y el dolor que tantas horas fustigada y vejada le producía en su cuerpo. Uno de los Capitanes, desenvaino su espada y señalo la cubierta con la punta de la espada. La joven lo miro aterrada y negó con la cabeza, giró y corrió hacia la barandilla a la que se agarró mirando hacia el exterior. Un enorme Tharlarion, al divisar su imagen reflejada en las aguas, sacó la cabeza del pantano abriendo las fauces, para luego introducirse de nuevo en el líquido. Dos o tres tharlariones más aparecieron a sus pies. La joven Se apartó de la barandilla gritando y llorando volvía a los pies del libre suplicando y llorando. Se giró, y me miró corrió hacia a mí y se prendió de mis vestiduras, y continuó negando con la cabeza. Le mire, todos se quedaron expectantes solo sonreí de medio lado y tirando de sus cabellos la acerque y le susurre al oído:



¡Solo baila para ellos hasta que te duela el cuerpo o no te dejaran en paz! — la joven me miro sorprendida de que le hablara en su mismo idioma, yo estaba tranquila ya que sabía que ellos no le entendía cuando ella comenzó a gritar que yo la entendía, la ignoré mientras el capitán le continuaba señalando un lugar en la cubierta.

—¡Por favor! —gimió.

     Los hombres del Tarn negro le rodearon mientras la joven rendida comenzó a moverse de manera torpe al principio pero al rato supe que lo hacía bien ya que los hombres vitoreaba y aplaudían golpeándose los hombros con sus manos; Jo ahora Ker, aprovecho para así escapar de nuevo a su guarida a intentar dormir un poco, cosa que dudaba por los gritos y aplausos de los libres ante la antesala a la violación de la pobre muchacha.

     A la mañana siguiente Jo, despertó estirándose perezosamente tras dos barriles que había usado como paraban para así poder despojarse un poco de las vestiduras y ataduras que le eran tediosas de llevar, miro con repulsión el enorme saco raído y maloliente que debía llevar para ocultar así sus bien pronunciadas curvas,. Jo salía cada mañana mucho antes de que saliera el Torvis, para así mientras dormían ella podía darse una rápida lavada y así quitar el mal olor de si, aunque después debía de ennegrecerse otra vez su rostro, para ocultar sus delicadas pecas y facciones de mujer. Ya habían pasado más 2 manos desde que se embarcara en el navío con rumbo a puerto Kar, una ciudad corrupta en donde ladrones y proscritos eran bienvenidos sin importar sus fechorías. La idea le aterro pero igual debía armarse de valor si deseaba encontrar al hombre quien le devolvería su anterior vida.

      La kajira le había dado su descripción ya que ni ella misma sabia su nombre, pero el sin dudas era el enlace que daría a Jo la oportunidad de regresar a la tierra, ahora regresar por Marlenne sería otra cosa, lo intentaría hasta donde pudiese mas si no podría hacer mas, la dejaría, igual ya la joven estaba acostumbrada a este tierra y a sus malos tratos, ella aun no había sentido en su piel el acero ni las tiras del kurt.

¡Vamos Ker, mueve tu escuálido trasero y trae es cubeta de agua! —Le gritaba Tartion un marinero, el segundo del Capitan Kron Sammus, Capitan al mando del Tarn Negro. Ker a tropezones bien podía con él, como para así llevar un pesado cubo de agua para los esclavos y remeros del navío, al bajar los escalones casi pierde el equilibrio y se hubiera ido de bruces de no ser por las enormes manos del jefe de remeros, quien ahora con su tosca mirada y seriedad le hicieron helar la sangre al sentir sus manos sobre su piel, que aun bajo las gruesas telas pudo sentir.

¡Claro pedazo de smuffit, si con esos harapos no puedes ni ver¡ —le dijo mientras le ayudaba a sostenerse en pie y miraba el agua derramada por el suelo después que le mojaba las sandalias.

¡Haggg! Sal de aquí tonto enclenque, Haaaar-ta! —Le grito escupiéndole la cara al gritarle tan fuerte. Los demás rieron ante el infortunio del joven muchacho y felices recibieron el resto de agua.

     Ker permanecía largas horas alejado del resto de la tripulación, así podría poner en orden sus ideas y de cómo se mantendría bajo perfil en Puerto Kar, Clitus le había dicho que el se quedaría solo unas lunas en casa de un familiar, se ofreció a darle cobijo mientras el permaneciera allí, Ker intento pagar el favor y mas valió no haberlo hecho el hombre le dio un golpe en los omoplatos que le dejo privado del dolor y como no, si era una pobre mujer indefensa incapaz de soportar tales malos tratos, Clitus rio como lo hacía por todo lo que le pasaba la pobre Jo, quizás de haber sabido que ella era una mujer no la hubieran tratado así, pensó en ser o llegar a ser pirata, la idea le agrado y más cuando una tarde el capitán Kron quien también le había agarrado algo de aprecio a la joven le pido que subiera al mando para acompañarle mientras navegaban, allí el hombre le comenzó a hablar de las corrientes y de cómo descifrar si a lo lejos los navíos eran o no enemigo. Esos días Jo presto mucha atención y aunque su Goreano era bueno había cosas que debía de anotar para luego quizás buscar una kajira que pudiera traducir a su lengua lo comprendido hasta ahora.

     Se acercaba el mes de Se`Kara, es el séptimo mes del calendario Goreano, el del equinoccio de otoño, que correspondería al mes de Septiembre. Y era casi la vigésima hora, cuando una ruido llamo su atención una leve luz parpadeo en el horizonte, creyó que había sido una estrella fugaz, pero luego vio una más a la izquierda y otro ruido ..Que parecía…

Son navío!*susurro luego abrió bien los ojos y comenzó a gritar dando la voz de alarma-

—¡Enemigo a la vista, barcos enemigos se acercan!— grito y corrió a toda prisa, los marineros despertaron abruptamente Guru corrió a su puesto despertando a los esclavos.

¡Remos fuera! —ordenó el jefe de remeros.

     Se podía oír los gritos de los marineros llevando a cabo las maniobras necesarias. Las velas no serían desplegadas. Sentí que empezábamos a mecernos. Esto suponía que habían soltado las amarras. Los ojos del barco estarían girando hacia el frente enemigo. Todos los barcos en Gor tienen ojos pintados en la proa, como en los barcos de guerra, o en la popa, como en los redondos. Estos ojos representan la creencia de los hombres de mar de que un barco es un ser viviente que precisa tales órganos para ver el camino.

¡Remos listos!.

Los remos tomaron posición.

¡Remad!

Resonó el gran tambor y los remos, todos a una, penetraron en el agua.

     Es bien sabido que El Tarn Negro, en sí ya es un arma. Es un barco tipo Tarn, o sea de guerra. Es largo, estrecho y plano con un solo mástil por lo que resulta ser muy rápido. El ariete es pesado proyectándose en la forma del pico del Tarn justo por debajo del nivel del agua y centra en sí toda la fuerza de la quilla y de la popa, lo cual, lo convierte en un arma de guerra. Generalmente, esta clase de barcos están pintados con gran variedad de colores pero él es todo Negro. Además de los dos puentes de popa y proa muestra dos torretas movibles de unos sesenta centímetros de alto, dos ligeras catapultas y ocho tira piedras. También está equipado de cuchillas para segar remos. La batalla sería inminente, Jo estaba aterrada.


Continuara... 


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