"-No, no lo eres y lo sabes kajira.!"
"-Se lo pido desde el fondo de mi corazon, Amo...le ruego, hágame Suya..."
Guardé silencio durante varios enhs... la muchacha que suplicaba mi collar correspondió a este momento de meditación manteniendo la hermosa posición que le había ordenado. Por un momento Puerto Kar pareció detenerse a nuestro alrededor, los marineros, los mercaderes, el Ubar y su consejo.. la última y despreciable esclava de esta misera y despreciable ciudad parecía estar esperando también a que yo rompiera el silencio...
Pero mantuve clavados mis ojos claros en el cuerpo de la muchacha. Logré ponerla nerviosa, su respiración se aceleró, su sudor aumentó considerablemente. Podía ser aceptada como esclava, podía ser castigada por el mero hecho de ofrecerse, podía ser repudiada de mi casa.. en realidad podía ser lo que yo quisiera que fuese ¿quién me lo iba a impedir? No, desde luego aquel sleen que me ofrecía su espalda y todo su cuerpo.
Le puse la mano en la barbilla para levantarle la cabeza y obligarla a que me viese
"-Esclava! -dije- "¡Soy Amo. Lo sabes. Lo que no sabes es que muchos kajirus, siendo guerreros o miembros de otras castas goreanas me han preguntado, caídos en el suelo, cargados con mis cadenas '¿Puedo conocer el nombre de mi Amo?'y al escucharlo' se han echado a llorar como niños, han gemido o gritado de terror o han dado tirones a sus ataduras buscando una libertad que no les corresponde. Lo mismo te digo de las criaturas a las que he esclavizado poniendo su carne a la venta en las principales ciudades de este planeta'!"
"-'Y... ¿Por qué reaccionan así al ver mi collar? ¡Porque aunque no me conozcan, me temen porque mi esclavitud es implacable e irreversible.. al menos mientras estén en mis manos.!"
Pongo los dedos en el cuello de la esclava simulando sujetar entre ellos una inexistente banda de acero.
"-!Me pregunto, pequeña bestia, si sabes lo que de verdad es llevar aquí?" -acompaño mis palabras con una leve presión-
"-!Un collar de acero que diga mi nombre, señalandote como mi propiedad'. Yo creo que no lo sabes aún..!.¡Cada una de mis esclavas es un animal. Valioso, precioso, pero animal. No les otorgo ningún derecho. Comen porque yo quiero que coman y también decido dónde y cuando, duermen cuando a mi me place, visten como yo quiero que vistan, su cuerpo me pertenece y pueden ser cedidas, prestadas vendidas en las tarimas o pueden compartir la educación con otras de mis propiedades.!"
"-¡Castigo por falta de respeto, por mal trabajo, por indisciplina y también por placer. Ser kajira en Gor con mi collar en el cuello no es ni fácil ni agradable, muchacha. Eso sí, me precio y creo que puedo hacerlo de tener a mi servicio a las mejores kajiras de todo Puerto Kar!".
Vuelvo a clavar los ojos en la asustada esclava, echada a mis Pies.
"-¿Tú crees estar entre ellas, animalito?"
Le pongo de nuevo el látigo de cuero trenzado al alcance de su cabeza.
"-¿Si está en el grupo de elegidas, o me lo dirá? ¡O, mejor aún, besará con la pasión incontrolada de una auténtica kajira goreana el cuero...!"