la
LA DANZA DE UNA KAJIRA
Ylra va hasta el lugar en donde su
amo le ordeno que guardase sus pertenecías, las pocas que él le había
obsequiado, obsequios para embellecer a su kajira; Esta noche su amo dará una gran fiesta y
muchos libres estarán presente; tiene miedo pero sabe que debe hacer bien su
trabajo y complacer a su amo para ser orgulloso de tan bellos animal.
Escoge una bonita felpa con cientos
de perlitas de plata que caen en pequeñitos cascabeles sobre sus grandes y
bellos ojos color miel, colocándola en su frente. Su cabello negro cae en
cascada por su espalda, con los cosméticos que le dio el día anterior y
haciendo alarde de su conocimiento como dibujante cuando vivía en la Tierra; se
dibuja una rosa en su vientre justo partiendo su tallo desde su sexo.
Toma sus cadenitas con campanillas y las coloca en sus anchas y redondeadas caderas, así como unas tobilleras con cascabelitos.
Adorna su antebrazo derecho con una pulsera de plateado metal que refulgirá bajo las tres lunas de Gor al calor de las fogatas...
Va prendiendo uno a uno los pañuelos de delicada seda roja, Seis de ellos los deposita en la cadena que ciñe su cadera de esclava.
Toma sus cadenitas con campanillas y las coloca en sus anchas y redondeadas caderas, así como unas tobilleras con cascabelitos.
Adorna su antebrazo derecho con una pulsera de plateado metal que refulgirá bajo las tres lunas de Gor al calor de las fogatas...
Va prendiendo uno a uno los pañuelos de delicada seda roja, Seis de ellos los deposita en la cadena que ciñe su cadera de esclava.
El séptimo lo mantiene en su mano.
Camina hasta la hoguera, donde a ritmo de suaves timbales, sintiendo la fresca
brisa, busca con la mirada baja, las pieles de su amo Goreano.
Se coloca justo delante de los libres, en especial
frente a su Dueño, se gira y de espaldas
eleva sus brazos, de su mano cuelga una
de las delicadas sedas que agita con sinuosos movimientos haciendo balancear
sus senos.
Se va girando impulsada por uno de sus tobillos hacia él, cimbrea su cintura y lanza la roja gasa cayendo sobre su encendido rostro.
En ese momento la kajira busca con la mirada a su Señor, le guiña y lanza un beso, pone de velo sobre su rostro...
Se va girando impulsada por uno de sus tobillos hacia él, cimbrea su cintura y lanza la roja gasa cayendo sobre su encendido rostro.
En ese momento la kajira busca con la mirada a su Señor, le guiña y lanza un beso, pone de velo sobre su rostro...
La
delicada gasa roja, enmarcado su rostro y solo muestran sus claros ojos que
brillan con las luces de las antorchas; se mueve con suaves movimientos sus
manos y brazos hacia las tres lunas que le dan luz y guían. Las yemas de sus
dedos recorren casi sin rozar apenas sus costados, rodean sus senos
pícaramente, con extrema elegancia al compás, humedece sus palpitantes labios entreabiertos
con su húmeda lengua.
Lanza su cabeza hacia atrás derramándose su sedoso cabello en cascada suave, dejando ver su desnuda espalda de kajira. Sintiendo la mirada enervante de su Amo observándola.
Se siente deseada y agita sus hombros incorporándose despacio, sin prisa ofreciendo la visión de sus erizados y desnudos senos.
Suelta la primera seda de su cadera, la desliza al compás dulce del tintineo de su tobillera, la kajira llega hasta el poste el cual abraza con sus bien formadas piernas.
Inclina su cuerpo hacia atrás, sin ninguna prisa y sin dejar de danzar sus delicados brazos. Se incorpora soltando sus piernas y da la vuelta de espaldas al poste por el cual baja hasta quedar en cuclillas y suelta otro velo que lanza, su mirada es baja aunque con un brillo felino.
Siente el deseo de su amo por poseerla esa noche, muerde sus labios rojos, y danza ante él, poseída por su propia sensualidad y sus anhelos de entrega y de agradar.
Enajenada por la excitación que la produce su baile, de esclava se dirige muy cerquita hacia donde el esta y balanceando una pierna con provocadores y desafiantes movimientos, arranca otro velo.
Vuelve justo delante de la hoguera para compartir con ella el fuego y la pasión que la abrazan, atreviéndose por primera vez y por una milésima de ehns a mirar a los Libres que gustosamente están tocando, con disimulo, les sonríe entre sus brazos de esclava, y sintiéndose hermosa, flexiona su cuerpo hacia adelante acariciando sus piernas.
Despacio... suena la música que al compás de la dulces citaras y de los timbales, los excitados músicos interpretan para ella...
Lanza su cabeza hacia atrás derramándose su sedoso cabello en cascada suave, dejando ver su desnuda espalda de kajira. Sintiendo la mirada enervante de su Amo observándola.
Se siente deseada y agita sus hombros incorporándose despacio, sin prisa ofreciendo la visión de sus erizados y desnudos senos.
Suelta la primera seda de su cadera, la desliza al compás dulce del tintineo de su tobillera, la kajira llega hasta el poste el cual abraza con sus bien formadas piernas.
Inclina su cuerpo hacia atrás, sin ninguna prisa y sin dejar de danzar sus delicados brazos. Se incorpora soltando sus piernas y da la vuelta de espaldas al poste por el cual baja hasta quedar en cuclillas y suelta otro velo que lanza, su mirada es baja aunque con un brillo felino.
Siente el deseo de su amo por poseerla esa noche, muerde sus labios rojos, y danza ante él, poseída por su propia sensualidad y sus anhelos de entrega y de agradar.
Enajenada por la excitación que la produce su baile, de esclava se dirige muy cerquita hacia donde el esta y balanceando una pierna con provocadores y desafiantes movimientos, arranca otro velo.
Vuelve justo delante de la hoguera para compartir con ella el fuego y la pasión que la abrazan, atreviéndose por primera vez y por una milésima de ehns a mirar a los Libres que gustosamente están tocando, con disimulo, les sonríe entre sus brazos de esclava, y sintiéndose hermosa, flexiona su cuerpo hacia adelante acariciando sus piernas.
Despacio... suena la música que al compás de la dulces citaras y de los timbales, los excitados músicos interpretan para ella...
-"Que
esta noche, sea el instrumento de placer
para los Amos Goreanos…!” -Grita su amo.
La fuerza de los grandes tambores la invitan a contorsionar su cuerpo ya perlado de gotas de sudor, acaricia sus prietos muslos desde sus tobillos ascendiendo una a una por sus esbeltas piernas.
Suelta entre sonrisas picaras el penúltimo velo que pende de sus caderas que agita y agita removiendo su vientre y su cintura que ondula con sus movimientos dulces y sensuales.
Se acerca hasta su Dueño sintiendo la ardiente mirada de su Amo recorrerla en toda su extensión, percatándose del orgullo que su Señor siente de saberla suya por completo.
La respiración de la esclava es rápida, ve como su negro cabello cae por su cara alborotado, volando al compás de su agitado aliento, y deteniéndose ante su Amo, da un delicado giro levantando sus brazos agitando todo su cuerpo.
la kajira cae a sus pies sentada sobre sus talones sus piernas abiertas y flexionadas, y tirando su cabeza hacia atrás hasta tocar el suelo y su negro cabello se derrame por el, enmarcando su voluptuosa figura.
Es el momento de despojarse de su ultimo velo, el velo de su rostro y sonreír sin aire, a los Libres y en especial a su Amo.
Las gotas de su propio sudor la recorren resbalando por entre sus grandes senos, por su vientre por sus muslos, la música cesa y el silencio es evidente oyéndose tan solo el crepitar de la Hoguera. El silencio se rompe por las fuertes palmadas de los Guerreros en sus hombros izquierdos, sus carcajadas y el saberlos complacidos hacen muy feliz a la muchacha exhausta que no para de sonreír.
La kajira se incorpora radiante intuyendo que su Señor la premiara esta noche en las pieles poseyendo lo que le pertenece y la esclava podrá ofrecer su absoluta entrega a su Dueño.
Ella con una profunda reverencia se dirige a los Libres para agradecer, Y enseguida se arroja a los pies de su Amo al que besa con devoción y amor de kajira, mientras oye como los Amos se felicitan unos a otros y beben paga por lo afortunados que son por contar con las mas bellas, sensuales y complacientes muchachas de Gor.
Ylra va al encuentro con su Señor y ofreciéndose entera a el arranca el velo que cubre su radiante rostro y deseando que haya sido del agrado de los Señores esta humilde danza, cae rendida y entregada a los pies de su amo Zaltar Mercader de Ar.
La fuerza de los grandes tambores la invitan a contorsionar su cuerpo ya perlado de gotas de sudor, acaricia sus prietos muslos desde sus tobillos ascendiendo una a una por sus esbeltas piernas.
Suelta entre sonrisas picaras el penúltimo velo que pende de sus caderas que agita y agita removiendo su vientre y su cintura que ondula con sus movimientos dulces y sensuales.
Se acerca hasta su Dueño sintiendo la ardiente mirada de su Amo recorrerla en toda su extensión, percatándose del orgullo que su Señor siente de saberla suya por completo.
La respiración de la esclava es rápida, ve como su negro cabello cae por su cara alborotado, volando al compás de su agitado aliento, y deteniéndose ante su Amo, da un delicado giro levantando sus brazos agitando todo su cuerpo.
la kajira cae a sus pies sentada sobre sus talones sus piernas abiertas y flexionadas, y tirando su cabeza hacia atrás hasta tocar el suelo y su negro cabello se derrame por el, enmarcando su voluptuosa figura.
Es el momento de despojarse de su ultimo velo, el velo de su rostro y sonreír sin aire, a los Libres y en especial a su Amo.
Las gotas de su propio sudor la recorren resbalando por entre sus grandes senos, por su vientre por sus muslos, la música cesa y el silencio es evidente oyéndose tan solo el crepitar de la Hoguera. El silencio se rompe por las fuertes palmadas de los Guerreros en sus hombros izquierdos, sus carcajadas y el saberlos complacidos hacen muy feliz a la muchacha exhausta que no para de sonreír.
La kajira se incorpora radiante intuyendo que su Señor la premiara esta noche en las pieles poseyendo lo que le pertenece y la esclava podrá ofrecer su absoluta entrega a su Dueño.
Ella con una profunda reverencia se dirige a los Libres para agradecer, Y enseguida se arroja a los pies de su Amo al que besa con devoción y amor de kajira, mientras oye como los Amos se felicitan unos a otros y beben paga por lo afortunados que son por contar con las mas bellas, sensuales y complacientes muchachas de Gor.
Ylra va al encuentro con su Señor y ofreciéndose entera a el arranca el velo que cubre su radiante rostro y deseando que haya sido del agrado de los Señores esta humilde danza, cae rendida y entregada a los pies de su amo Zaltar Mercader de Ar.
Precioso ylra, cada dia mejoras como el buen vino!
ResponderEliminar