lunes, 15 de diciembre de 2014

Mi historia como una kajira (6to Capitulo)


     Un ataque en La Ciudad de Ar.



        La noche término, y las esclavas fueron llevadas a los aposentos de sus respectivos amo, en donde terminaríamos el ritual que conllevaba el ser marcadas, y donde pasaríamos la terrible noche. Ahora ya nunca más volverá a ser la misma, ahora era una esclava, y mi amo, Conrrad Baxton, yo ahora su kajira.

   Estaba atada a los pies del lecho de mi amo, la pierna me dolía horriblemente, me habían desnudado, y perfumado, estaba lista para ser usada por él, por mi amo, en cuanto este regresara de la gran celebración.-


     Me estaba quedando dormida, allí arrodillada, mis ojos se cerraban solos, había llorado tanto que sentía un peso en mis parpados.- Escuche un ruido dentro de la habitación, gire la cabeza hacia donde provenía el ruido, no vi nada, la débil lámpara puesta en la ventana no iluminaba nada la habitación, el silencio me puso más alerta, presentía que si había alguien en la habitación, pero quien?


-Hola kajira! – una voz suave y un tanto chillona, me sobresalto, no era mi amo, pero quien entonces? -Me pregunte.


Valla, valla, menuda esclava me enviaron, acaso me he sacado un premio?


De repente se hiso la luz, el hombre se acerco a mí y el reflejo de las lunas de Gor que se colaban por la ventana. Era un chico joven de no más de 25 años le calcule, era de rubios cabellos y sus ojos eran de una azul intenso, sus rasgos eran angelical, no denotaba ser un rudo amo Goreano, es mas no me inspiro ni temor.


El joven me sonrió, y guiño un ojo.


–Eres muy hermosa kajira. –Me miro completa, tendiéndose en mis grandes pechos..


-Dime cómo te llamas? –lo mire a los ojos y respondí.


-Ylram, si al amo le place! -baje la mirada humillando mi cabeza ante el.


-Ummm, espero me complazca, jajajaja. -Su risa me desconcertó. Su risa era agradable y en su rostro, lo hacía lucir mucho más atractivo y joven.Lo mire con ojos entrecerrados.


-Amo, puedo hablar?. –Me atreví a preguntar.


El chico paro de reír y me miro, estaba sentado a la orilla del lecho, sus piernas separadas y sus codos apoyados en cada una de ellas.


-Si, kajira, dime?- me miro sonriente.


-Porque... estoy aquí? Es... usted mi nuevo amo?


-Jajajajajaja. -Fue su primera respuesta, el joven amo se reía al parecer de algo muy gracioso..


-Veras kajira, que mas me hubiera gustado, pero si Conrrad de entera de que te has metido en mis aposentos es capaz de azotarte. -Me miro alzando una ceja.-


-P-p-pero amo yo no, no creerá que yo…! -Me puse nerviosa y tartamudee al hablar, el solo se limito a volver a reír abiertamente todo esto le causaba gracias, gracias que ya me empezaba a irritar porque sería yo la perjudicada, nadie le creería a una kajira de que me habían metido allí por equivocación, no a menos que…


-Te diré pequeña, tienes una bella enemiga en Ar. -Me miro ahora si estaba serio.


-Dina?. –Le pregunte mirando hacia la puerta.-


-jajajaja, si ella te metió aquí, me supongo que ella sera la que estará atada a los pies del lecho de Conrrad, y que cuando esté bien borracho no notara la diferencia. Pero igual sabes que una esclava es solo eso, no tiene importancia; con tal que sepa dar un muy buen servicio y sepa complacer a su amo en todo; al menos para mí no tiene importancia de que kajira sea.– El se acostó de espaldas se tiro hacia atrás sobre el lecho cruzando sus brazos por encima de su cabeza, y apoyándola en sus brazos; mientras miraba el techo del cilindro su tono de voz cambio.-


-Sabes Ylram hace mucho tiempo, Dina fue mi esclava. Era mi más hermosa posesión, la más valiosa de entre mis esclavas. Bailaba como ninguna, y sabía cómo complacer a su amo. -Hiso una pausa larga, su tono volvió a cambiar ahora era duro y cargada de rabia.


-Pero un día, un maldito día… La vendí porque me… -Callo, en ese momento se levanto cogió mi cadena y la desato de la anilla de su lecho, me ordeno poner en pie. Y allí estaba yo delante de él en pie, el aun estaba sentado, con una mano acaricio mi vientre plano se movió a un costado y comenzó a descender por mi redondeadas cadera, allí se detuvo; me miraba con dulzura, en su rostro había un dejo se tristeza, pude percibirlo en sus ojos, cuando los cerro de golpe, me empujo a un lado y se puso de pie, me jalo del collar y salimos de sus aposentos. Mientras nos dirigíamos a los aposentos de Conrrad, el joven muchacho se detuvo en un claro y me cogió de los hombros y me dijo:


-Escúchame bien tonta esclava, si llegas a decir una sola palabra de lo que ocurrió, incluyendo lo que te dije, te pesara, haré que Conrrad te venda a los campesinos. –y haciendo una mueca de desagrado, agrego.


- Quienes sin duda estarían gustoso de ponerte a arar sus campos. .-Me miro de pies a cabeza.


-Tienes buen cuerpo y… te vez fuerte para eso; así que no será problema para ti trabajar los campos, te pondrás más robusta y fuerte, jajajaja! -Rió divertido, pero yo sabía que no hablaba en serio ya que me guiño un ojo.


- Ahora entra allí y átate a la anilla, yo me encargare de Dina.- Diciendo esto último me guiño un ojo y antes de soltarme me atrajo hacia sí y me beso un largo rato en los labios, el beso me tomo por sorpresa fue un beso lleno de urgencia, su lengua hurgo dentro de mi boca sin dejarme reaccionar, aquello me dejo sin aliento, mi corazón palpito dentro de mi pecho como si fuera una quinceañera a la cual besara por primera vez. Me soltó, abrió la pesada puerta y me ordeno entrar, mareada por aquel asalto a mi vulnerabilidad lo hice, cerró y se marcho.


A tientas busque el lecho, pude ver que en la ventana no había ninguna lámpara, ninguna luz, así que supuse que dina aun estaba en la fiesta, con el amo, aun sentía los labios del joven, a quien por cierto no conocía, ni siquiera me dijo su nombre. Bien ya lo averiguaría más adelante. Me tropecé con una mesa baja y maldije. Encontré el lecho y con la mano busque la anilla que sonó al chocar con mi cadena, me ate a ella y encontré en el suelo justo cerca de allí una estera la desenrollé y me senté sobre ella, me dolía la pierna así que no me arrodille, total el amo de seguro se demoraría un buen rato mas.-


Sin pensarlo me acurruque en la estera y me quede dormida. No supe cuanto tiempo paso ni como entro él a la habitación, sin hacer ruido, pero allí estaba Conrrad Baxton, echado sobre su vientre sobre el lecho, su barbilla se apoyaba de su ante bazo mientras con la otra mano acariciaba mi cabello que estaba regado por el suelo de madera de la habitación.-


Abrí los ojos y allí estaba él, sus hermosos ojos negros, negros como la noche sin luna, ahora podía verlos, la habitación estaba extrañamente más iluminada que la anterior, donde me habían llevado por orden de dina.


-Esperaste mucho tiempo por tu amo, mi hermosa kajirita? – Me incorpore frotándome los ojos con mis manos, enseguida me puse de rodillas en cuanto me di cuenta de que no era un sueño, él en verdad estaba allí.


-Perdón amo, me-me quede dormida. –me coloque en la posición de esclava de placer y baje mi mirada humillada ante la presencia de mi amo.-


-Sométete ante mi; mi kajirita!- me dijo con voz suave y dulce, me percate de que mi amo no estaba bebido como supuse estaría.


Enseguida cruce mis muñecas y baje mi cabeza entre mis brazos, alce los puños cruzados hacia él y de mis labios brotaron las más dulces palabras.-


-Me someto a ti, amo!- le dije sin alzar la mirada.-


-Bien, entonces ven aquí, kajira!- me levante y me dirigí hacia donde él estaba las cadenas sonaron rompiendo el silencio del lugar, el rodó sobre un costado y quedo tumbado ahora sobre su espalda, estaba completamente desnudo, mi mirada lo recorrió y cuando casi llegue a su sexo me ruborice y baje la mirada, este hecho le causo tal gracias, que se hecho a reír tan abiertamente y que su risa maravillo mis sentidos.


-Ven a mis brazos Ylram, no sabes cuánto he esperado este delicioso momento. –con una mano me tomo de mi cadera derecha y me acerco al borde de la cama allí él se incorporo sobre su brazo, apretándome con su mano, pego sus labios a mi vientre, besando alrededor de mi ombligo, aquella delicada caricia hiso que se me erizara la piel del vientre, el rió por lo bajo, resoplando por la nariz; con su otra mano paso unos dedos recorriendo mi piel erizada.


–Se siente bien kajirita, veremos a que sabe!. – y fue cuando comenzó a pasar su tibia lengua recorriendo el contorno de mi ombligo e introduciendo la punta dentro de el, esta caricia despertó mi deseo y mis pechos comenzaron a sufrir la urgencia de ser acariciados. Todo mi cuerpo comenzaba a encenderse de deseo, deseo por aquel hombre que horas antes me había marcado con un hierro candente sin ninguna contemplación ni ningún acto de remordimiento en su rostro.-


Yo coloque mis manos sobre su negro y corto cabello, acaricie su rostro, su barba raspaba mis manos, deseaba sentir sus besos una vez más, deseaba sentir aquella barba raspar mi rostro, sus labios, se pegaron a mi vientre, paso su cara de una lado al otro, fue como si me leyera la mente y dejo que sintiera su barba raspar en mi piel.


El se movió a un lado haciéndome lugar en su lecho, no fue como otras veces, me sentí como si estuviera en la tierra, con un hombre de la tierra.-


Lentamente me acosté a su lado el cogió mis manos y las elevo por encima de mi cabeza con una mano las sujeto y me ordeno mientras besaba mi cuello y subía a mi oído, y susurro en el:


-No te muevas Ylram, te he atado por la voluntad del amo! – comenzó a besar mis pechos, bajando entre ellos, sin a acariciarlos, con las manos, sino que uso sus labios y su cálida lengua, aquello fue una tortura me soltó las manos y se movió mas hacia abajo hasta que sentí sus labios cerca de mi entre pierna, allí solté un gemido ronco, y arque mi espalda, escuche su risa resoplar por su nariz.


Lo odiaba por causar tal efecto en mí. Cuando casi estaba a punto de sentir sus caricias en esa zona tan sensible muy vulnerable, se detuvo y dijo con voz ronca de la excitación.


-Te prohíbo que te muevas esclava, si lo haces te castigare.-


Sin avisar y con una urgencia, desesperado se metió entre mis piernas repasándolas con amabas manos y allí empezó a devorar, literalmente, mi sexo, su lengua jugaba con mi pequeño montículo sensible haciéndome gemir, intentando no moverme debido a los espasmos placenteros que causaba Conrrad cuando atrapaba entre sus labios mi semilla y la chupaba, el ruido que hacía con si lengua, me volvía loca de deseo, me dolían mucho mis caderas es delicioso dolor de la excitación sin poderla contener.


-Amo, amo, ah ahh!- solo podía clamar su nombre, solo podía gemir de placer y aunque mi cuerpo temblaba con cada caricias de sus labios, ahora sus fuertes manos se apoderaron de mis pechos, pellizcando mis pezones y haciéndome daño, pero un delicioso daño que mas que dolor me arrancaban oleadas de placer electrizantes que se sentían en cada venida de mis impulsos y deseos sexuales, cada vez mas sentía como me humedecía, ya no aguantaba más deseaba tenerlo dentro de mí pero como decírselo, como hacerlo sentir mi necesidad, si no podía moverme.-


Conrrad, se incorporo se subió sobre mi ahora para atrapar mis labios, y besarme con loca pasión, sentía en ellos el olor que emanaba de mi, podía sentir su divina lengua ahora jugar con la mía, mientras tenía una mano metida dentro de mi sexo, entrando y saliendo con ritmo cada vez más rápidos, haciendo de mis gemidos mas y mas fuertes, tenía miedo, no quería llegar sin tenerlo a él dentro de mi deseaba yo complacerle a él.


-Amo, ah ahh!, amo, por favor.- le dije entre gemidos y la respiración entre cortada.


-Dime kajira? -Me pregunto entre mis labios. También su respiración era agitada.


Amo, amo te suplico déjame complacerte…-ahh, ahh! -Le rogué le implore, que me usara.-


Conrrad sonrió y su risa fue como un “clic” que detono mi punto más alto de excitación, el enseguida se puso sobre mí y me penetro lentamente.-


Aquella noche fue maravillosa, fui suya varias veces,Yyen todas me tome la libertad de preguntarle si le había complacido bien, a todas me respondió con una bella sonrisa y besando apasionadamente mis labios, haciendo que volviera a provocarlo para rectificar si mis acciones en verdad lo complacían.


Fue ya casi al salir los primeros rayos del sol que por fin me dejo descansar, me abrazo y mantuvo entre sus brazos y fue al compás del latido de nuestros corazones que nos rendimos en un profundo y bien merecido sueño.


Me despertó la caricia que mi amo Conrrad hacia a mi muslo izquierdo, justo donde yacía la marca de mi condición de esclava, su marca; me remarcaba la letra con sus dedos en una caricia suave y muy intima, abrí los ojos y allí estaba él, mirándome. Sonreí y bese sus labios, el apoyado sobre su codo y su cabeza descansando sobre su mano, se sonrió de lado y levantando una ceja en actitud interrogativa me pregunto:


-¿Que la esclava no piensa servir a su amo?. Muero de hambre kajira perezosa, ve, har-ta kajira…!


Me levante enseguida, el desato la cadena de mi collar y corrí hacia la cocina a preparar algo para calmar el apetito de mi amo. Mi corazón latía fuerte dentro de mi pecho, de la emoción no divise al extraño quien salía de sus aposentos cuando a toda prisa pase junto el sin siquiera saludarle, me di cuenta a tiempo de mi error y regrese me postre de rodillas y salude.


-Tal, amo. Que las lunas de Gor le hayan traído mucha felicidad. –dije esto con toda la intención ya que él se hiso a un lado para que yo pudiera ver a la Dulce y bella Dina, desnuda y atada a los pies del lecho del extraño.


-Jajajaja, así fue mi adorable kajira, así fue!- el joven me guiño un ojo y con una señal me ordeno que me marchara, al hacerlo solo escuche en grito de frustración de la kajira atada en los aposentos del amo joven, mi corazón dio un vuelco dentro de mi pecho, al fin le había vuelto a ganar una a la odiosa dina.


Llegue a toda prisa a la cocina allí ya no había casi ninguna kajira, supuse que estarían haciendo sus demás deberes, ni siquiera estaba melina, bien me dispuse a buscar entre las cosas que habían encontré un cesto lleno de frutas y dátiles cogí unos cuantos, así como corte unas rebanadas de pan de Sa-tarna y unos trozos de carne de vulo asado, aun estaba caliente cogí una jarra y llene de agua fresca y encontré envuelto en una tela de gasa unos trozos de queso, así que cogí un buen pedazo y puse también en la bandeja. Cuando me disponía a marchar escuche la vos de melina.


-Tal, kajira, veo que estas afanada en entender al amo!. – me gire y la recibí con una gran sonrisa, corrí a su lado y la bese.


-Si así es, estoy muy contenta melina, pero ahora no podre contarte?. –Melina se rió y mientras se acercaba a la estufa cogió un cuenco de barro y una tasa y lleno el cuenco con vino negro.


-No puedes irte sin llevarle el vino negro al amo, es lo que más le gusta al despertar. -Pude percibir el delicioso aroma del vino, era un olor peculiar, acaso parecía... café? -Lo coloco sobre la bandeja que ya tenía en mis brazos y me dijo:


-Ve, muchacha no lo hagas esperar!.- La despedí con una esplendida sonrisa y seguí mi camino a toda prisa, haciendo equilibrio con la bandeja y todo lo que en ella contenía. Al llegar al frente de la habitación empuje con mi hombro la pesada puerta y encontré al amo parado frente a la alta ventada a un lado de la habitación la luz iluminaba su musculoso cuerpo, su piel era bronceada, al parecer por las largas horas al sol, aun así se veía estupendo, sentí como un estremecimiento me recorrió el cuerpo de la cabeza a los pies, al recordar el haber estado entre sus fuertes y poderosos brazos.


Camine hacia la mesita en una esquina de la ventana, un poco más alejado de donde él estaba, el sonido de la bandeja al colocarla sobre la mesa baja lo saco de sus pensamientos.


-Ummm!, huele delicioso kajirita!, ¿A ver que tenemos aquí? –Conrrad se sentó con las piernas cruzadas sobre unos almoadones a modo de asiento; y me miro. Yo me ruborice enseguida, me puse de rodillas en la típica posición de la esclava de placer, cogí el cuenco de barro con el humeante vino negro y le pregunte.


-¿Vino, amo?


-Si, kajirita! –enseguida serví el vino en la tasa también de barro, puse el cuenco a un lado cogí la tasa la subí hasta mis labios, y pose en el borde mis rojos y sensuales labios, mis ojos se encontraron con la mirada de él, su mirada era divertida, el brillo en aquellos ojos negros era especial, se veía feliz, complacido. Bese el borde de la taza y luego la baje hasta el lado izquierdo de mi pecho, rosando de manera involuntaria el borde de la taza con uno de mis erectos pezones. El miro todos mis movimientos y al verme hacer esto último alzo una ceja de manera sorpresiva. Me ruborice al notar mi propia intención, le estaba, al parecer ofreciendo más que vino. Luego alce la tasa justo en frente de su rostro girando el borde que antes habían tocado mis labios y mi pecho hacia él, y humillando mi mirada le entregue la tasa.-


El cogió la tasa de mis manos, la llevo a sus labios y al igual que yo también cerró los ojos al tomar del borde. Mi corazón palpito con furia dentro de mi pecho. Luego cogí la bandeja en donde había colocado los trozos de carne de vulo la cual agarro con sus manos y tiro de la suave carne y devoro un pedazo, lo miraba comer, me parecía divertida la manera en que aquellos hombres no eran para nada civilizados. Cogió un buen pedazo de pan y también devoro con avidez. Cuando hubo saciado su apetito cogió el plato donde había comido la carne y con un pedazo de pan limpio los jugos de la carne y antes de metérselos a la boca, el me miro.-


-Tienes hambre kajirita? – yo baje mis ojos y asentí.


-Ven a aquí, y ruégame por el alimento, como la bestia que eres!- alce la vista y lo mire con ojos bien abierto, porque ese cambio?


Me arrastre de rodillas hasta un costado, y me senté sobre mis talones gemí como hacia un cachorrito. El alzo la pieza de pan frente a mí y me hiso intentar agárralos con la cabeza hachada hacia atrás pero cada vez que estaba a punto de agarrarlo él lo retiraba riéndose de mis intentos fallidos, era en verdad humillante, pero eso era una manera de complacerle, y además yo era solo eso un animal que serbia para entretener a los hombres.


-Umm, grrrr, umm…! -gemí y mis ojos se pusieron tristes, hice un puchero que le resulto encantador, puesto que me tomo de la barbilla y me beso en los labios llenos, y luego me dio el trozo de pan, lo puso en mi boca, introduciéndolo con su pulgar y dejándolo allí unos segundos para que yo lo limpiara del jugo de la carnes, le sonreí mientras masticaba la pieza de delicioso pan.- Conrrad reí tan abiertamente, mi corazón dio un vuelco, el ahora se portaba adorable, casi encantador, pero mi suerte no duraría mucho, no después de esa tarde cuando llamaron a mi amo.


El aun se estaba divirtiendo a mis expensas, jugando a atrapar los delicioso dátiles, y uno que otro que caía al suelo yo debía de cogerlo si usar las manos, el disfrutaba al lanzarlos lejos ya que podía ver mi trasero expuesto cada vez que doblaba mis codos para recogerlos y no podía comerlos si antes no se lo devolvía, y se los ponía en sus manos, para luego comerlos directo de ellas.-


Fuertes pisadas retumbaron en el pasillo, y unos fuertes golpes en la puerta de sus aposentos lo hiciera jurar por lo bajo. Se levanto aun estaba desnudo, me ordeno ir al pie de su cama y quedarme allí, yo obedecí. Pero mis oídos estaban atentos a lo que decían los otros hombres, que al igual que mi amo eran guerreros, lo deduje por sus tunicas rojas; dentro de todo el alboroto, lo que pude entender es que afuera se libraría alguna especie de batalla, y que la ciudad estaba a punto de ser saqueada, aquello me atemorizo, Conrrad ordeno a sus hombres armarse y permanecer vigilantes sobre los cilindros y proteger las murallas a y todo alrededor de la gran ciudad de Ar. Me alarme muchísimo, mi amo corrió a ponerse su túnica de guerrero estaba casi listo y justo cuando estaba a punto de salir se giro y y grandes zancadas me alzo de un brazo me pego a su cuerpo besando mis labios en un brutal pero seductor beso que me robo el aliento, al separarme me susurro,


-¡Ve a vestirte y corre a la cocina melina te dirá que hacer!. – cuando se disponía a marcharse, lo sujete del brazo.


-¡Amo, tengo miedo! - le dije en un susurro suplicante, en mis ojos había lagrimas.


Conrrad sonriendo me miro.


-¡No temas kajirita no dejare que ningún intruso irrumpa en Ar, no sin darle batalla!. Miro por encima de su hombro izquierdo; los hombres y mujeres corrían por los pasillos del cilindro; sujetándome de los hombros, mí miro y sacudió levemente.


-¡Vamos kajirita, corre, ve a la cocina, obedece!. -Y salió cogiendo su espada y envainándola la guardo.-


Enseguida sali del aposento, corrí, por los pasillos había gran alboroto, logre ver por una de las ventanas que daban al gran corredor de uno de los patios principales, que rodeaba el cilindro donde habitábamos, pude ver a muchos libres correr con sus pertenecías, llevando al ganado a algún lugar más
seguro, unos soldados llevaban una línea de kajiras atadas todas a los grilletes y sujetas a una cadena al cuello, sus pies libres para apurar el paso, las llevaban también hacia algún lugar más seguro. Seguí corriendo y el alboroto me cruce con el joven libre que había estado con dina.


-Upps. Cuál es tu prisa kajira, debería azotarte por tal osadía! -Me miro con una sonrisa en sus labios, sabía que estaba jugando, me guiño un ojo y me ordeno marcharme.


-Har –ta, kajira reúnete con las de tu clase, y ponte a salvo. Fue allí cuando un soldado lo llamo.


- Riojano, las tropas están listas, dispuestas, y en su sitio; esperando tus órdenes. -El joven amo, resulto ser un capitán de tropas Guerreras. Riojano miro al soldado, con una mirada seria y dura, y esta apenada bajo la cabeza y termino de hablar.


-Lo siento, quise decir, Capitán Kappler!. Se sintió apenado ante el fuerte y alto Capitán.


-Bien soldado, prepárense para la batalla, el enemigo sabrá que les pasa a los que irrumpen en Ar. Y mas si lo hacen a la fuerza.


Y justo antes de irse, llamo al soldado y este se giro y lo miro, al verlos juntos pude notar una similitud entre ambos,


-Espera! -El capital lo cogió de los hombros y lo miro con ternura. Y en voz baja le dijo:


-Ten cuidado Hermano, no me perdonaría si algo te llegara a suceder. –Y diciendo esto ambos siguieron caminos diferentes. Yo sacudí mi cabeza para reaccionar, me gire y corrí entre los pasillos evitando estorbar, y esquiando a los soldados que corrían en dirección contrarias y otros tantos me empujaban para pasarme de un lado corriendo hacia la salida.


Llegue a la cocina, allí estaba melina dado órdenes y recolectado cuantos víveres y enseres se podía. Ella me miro preocupa, yo estaba sudando y aun estaba desnuda. Mi corazón saltaba de excitación y temblaba de miedo.


-Ve conmigo muchacha vamos a ponerte algo.-


Me llevo consigo hacia una habitación contigua, allí me puso un simple casmik de grisáceo color y ato a mí alrededor una soga de fibra. Me dio a cargar varias cajas y ato a mi cuello una especie de saco donde llevaba unas botellas que sonaban al chocar contra mi cuerpo al correr hacia donde melina me había enviado, a mi parecer eran medicamentos y vendajes, pero no estaba segura.-


Estaba nerviosa y muerta de miedo, gritos y ordenes se oían a mi alrededor, mujeres y niños gritaban y lloraban, corrí cerca de las empalizadas en donde los soldados ya se encontraba postrados a los alrededores y yo debía de buscar al Capitán Riojano por suerte ya sabía de quien se trataba, en otras circunstancias hubiera estado perdida si se me hubiese ocurrido preguntar en donde estaba el capitán de las Tropas.


Busque entre la gente que aun corría de un lugar a otro, muchos de los hombres vigilantes de los cielos, apuntaban hacia el horizonte yo como tonta me entretuve mirando hacia donde ellos veían.- De repente un estruendo resonó en los cielos, el alboroto fue tal, que no pude ver hacia donde seguir, los cielos de la ciudad de Ar de pronto se oscureció, una bandada de Tarnsmanes se adentraba en un millar de soldados alados, junto a otros mas que caían como gotas de lluvia dentro de las grandes murallas de Ar. Mi cuerpo entero se petrifico, yo ya había volado antes en esos enormes animales y sabia lo veloz que podían ser y que seria inútil correr frente a alguno de ellos en busca de escapatoria así que intente ocultarme bajo un carro abandonado en una esquina detrás de una vieja choza. Oía gritos de hombres y mujeres, el horrible sonido que hacían al chocar las espadas en una lucha; hombres vociferando sus gritos de guerra. Tuve mucho miedo mis miembros no respondían.


El estridente y ensordecedor grito de las aves al caer sobre alguno de los soldados debatiéndose en una infernal batalla, me volvía desesperadamente loca, quería gritar, correo, llorar. Solo me acurruque debajo del carro sin moverme. Solo podía llorar metiendo mi cabeza entre mis piernas acurrucada como un ovillo. Unas fuertes manos me sujetaron de un tobillo y me sacaron de debajo del carro, grite con todas mis fuerzas hasta que sentí el sacudir de esas manos.


-Kajira! – me sacudió enérgicamente. -Mírame kajira, donde estabas tonto animal? – Yo aun llevaba la caja en mis manos y el saco alrededor de mi cuello era el capital Riojano, me quito el saco y la caja, se la entrego a un soldado que iba con él, me miro enojado; yo estaba muy asustada y mi rostro estaba bañado en lagrimas, justo cuando él se disponía marcharse me aferre de su pierna, suplicante.


-No, no, amo no me dejes aquí, llévame contigo, te lo ruego amo! – Riojano me miro exasperado.


-Que tonta eres, nos has puesto en peligro!.-


- No, no me dejes amo!- yo no paraba de llorar!.


-Debes regresar hasta el cilindro!; busca a las de tu clase!, solo allí estarás a salvo! –me miro con preocupación.


- No, no puedo, no puedo regresar, no sola amo, no me dejes!!.- Yo lloraba sujetada fuertemente a su pierna con ambos brazos.


-Arrgggg! Que tonta eres.- Se coloco en cuclillas soltándome de su pierna.


-¡A mi lado te mataran, es mejor que te capturen! tú tienes la ventaja de que eres esclava y muy bellas debo decir!.- dijo esto haciendo una mueca que asemejaba a una sonrisa un tanto picarona. El a pesar de todo nunca dejaba su buen humor de un lado.


Miro a su alrededor.

-Ven conmigo, pero cuando te diga a correr, deberás correr con todas tus fuerzas kajira y busca donde ocultarte, deberás hacerlo lo mejor que puedas, entiendes? solo hasta que todo esto pase!


-Diciendo esto miro a los cielos.

–Que los reyes sacerdotes nos protejan. –suplico a los cielos y sujetándome se un brazo hecho a corre.-

La Gloriosa Ar



Continuara.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario