lunes, 27 de abril de 2015

Mi Historia como una Kajira -7mo Capitulo-



*Mi error*

Séptimo Capitulo

*Mi Historia Como una Kajira*
-Donde se unen Dos Historias-

Zaltar corrió a la ventana y observo un largo rato el exterior, atento escucho los sonidos y las señales que emitían los gritos de los guerrero, su expresión cambio; rápidamente Zaltar salió del cuarto se atavió con las vestiduras de guerra cogió su casco y su espada Goreana, la envaino detrás de su hombro izquierdo miro a Sel-leen, y tomándola del brazo y la llevo consigo. Ella se resistía, preguntando qué sucedía, pero Zaltar no respondía a sus exigencias, esperaría a cuando hubieren llegado a los establos donde se guardaban los boskos.
Zaltar le ordeno se colocara de espaldas, allí ato sus muñecas.
-Pero… no me dejaras aquí? –ella se giro y busco la mirada de Zaltar, quien sacaba unas fibra de atar de su cinto la miro y con una sonrisa torcida le dijo.
- Tienes una mejor idea? –La miro levantando una ceja interrogante.-
-NO, no, no, no me puedes dejar aquí, me encontraran, y me mataran! –dijo hora llorando y suplicando.
-Eres una esclava, nadie te hará más que de su propiedad! – Fingió que no le importaba su futuro.-
-P-p-pero soy tu esclava, llévame contigo! –rogo.
-NO.- fue la dura respuesta de Zaltar mientras se apresuraba a atarle los tobillos.
-Eres un sucio sleen!, me abandonas? – Siseo, ahora muy enojada.- Zaltar la miro, y exasperado la cogió de debajo de la cintura y la mejor manera Goreana la monto sobre su hombro y la saco del lugar, afuera hombres y mujeres corrían por doquier, sel-leen no paraba de gritar así que Zaltar la dejo caer otra vez en el duro suelo empedrada de una de las calles de La Gloriosa Ar, aturdida y ahora iluminada por antorchas y las sombras que emitían estas, al ver correr a los guerreros, gritando, comenzaba batalla, saltar la puso en su delicada boca un pedazo de tela enrollado y la igual sujeto con varias vueltas alrededor de su boca, la había amordazado. Uno de los hombres que corría en la misma dirección que Zaltar, le hiso una señal de que lo siguiera, el volvió a upar a sel-leen sobre su hombro y echo a correr, tras él, el hombre también llevaba tras sí, a una joven y hermosa muchacha, esta se veía aterrada, sel-leen la miro y enseguida callo en cuenta se presentaría una gran guerra, la kajira quien iba de la mano del joven guerrero señalo horrorizada en ese momento los cielos ahora nublados de momento, sel-leen intento mirar hacia la misma dirección pero le fue imposible ya que su cabeza colgaba de la espalda de su amo, pero si pudo vislumbrar las sombras aladas de enormes bestias, reflejadas en el suelo; Tarnsmanes, sel-leen también grito pero su grito no fue escuchada ya que ella estaba fuertemente amordazada.
El joven guerrero se detuvo inspecciono la vía de escape más segura y le hiso una señal a Zaltar y le siguió diciéndole que camino debía coger y a donde debía ir, al parecer Zaltar buscaba refugio para su esclava. Este le entrego la suya era la esclava Ylra.

Ylra, reacia a dejarlo, siguió detrás de Zaltar. Justo cuando este se aproximaba al recinto donde debían ir a llevar a las esclavas, dos fuertes guerrero armados le enfrentaron, esto no tuvo más opción, y para evitar le atacaran, ágilmente cogió a sel-leen y se las la lanzo, el sabia que ellos no la dejarían caer, y en sé momento, los tomo por sorpresa les atesto con la ayuda de su espada Goreana, primero a uno lo hirió de muerte clavándole la espada a mitad de su cuerpo, y luego con un giro sobre sus talones le corto a la altura del cuello al otro ambos guerreros no se dieron ni cuenta de que o quien los ataco, ambos yacían sobre un charco de sangre. Sel-leen estaba temblando sus ojos estaba desorbitados ella estaba pálida y muy asustado, Zaltar la miro y luego se giro para ver a la otra. Allí estaba la joven muchacha era alta, de piel canela, sus ojos era de un color ámbar brillantes, rodeadas de largas y pobladas pestañas, el cabello era largo le llegaba hasta la cintura, la chica vestía una túnica gris ahora rasgada y sucia, la corta túnica dejaba ver su bien torneadas piernas y su enorme busto, y en su muslo una bella marca. La kajira estaba aterrada estaba hecha casi un ovillo en el suelo, se sujetaba las piernas con sus brazos y su mirada también denotaba horror y espanto, la muchacha se mordía el labio inferior de una manera que Zaltar vio encantador. Se puso en cuclillas frente a ella y le pregunto.
-¿Cómo te llamas?- le pregunto mientras apartaba un mecho de negro cabello, de su frente. Ella lo miro, por unos instantes intento diferenciar entre la realidad y un sueño, lo miro y colocando sus manos a cada lado de sus caderas y enderezando sus piernas para ponerse de rodillas, este la cogió de los hombros y la sacudió, la muchacha estaba en shock.
-¿Kajira como te llamas?, ¿Tu nombre?.- Bramo impaciente, mientras la sacudía y sacaba de su estupor.
–¡Tonta bestia, responde!- La chica al fin reacciono, parpadeo y se fijo en sel-leen, luego en el hombre frente a ella. -Ylra, si al amo le place! -Fue su respuesta, mientras evitaba mirarlo a los ojos.- Zaltar se maravillo, por el acento de la joven dedujo que se trataba de una barbará. Se incorporo, miro a su alrededor y les ordeno que se quedaran quietas, y salió a grandes zancadas, pero solo por unos ehns, enseguida regreso y estaba satisfecho con lo que había visto cogió, a sel-leen la coloco sobre su hombro y a una señal de su mano le ordeno a ylra que lo siguiera. Se adentraron en un solitario callejón, desde allí se podían oír los gritos y los choques de espadas entre los hombres que defendían su terreno contra los temibles Tarnsmanes y enemigos. Zaltar derribo con una patada una puerta que conducía a un cilindro allí se adentro junto con la barbará esta conocía bien el lugar y le dijo al libre que ella podía guiarlo, estaba en el cilindro a donde su amo la había enviado antes de ir tras el Capitán Kapplen. Zaltar asintió y le ordeno que se pusiera enfrente, ella así lo hiso y le guio por el oscuro pasillo, bajaron una angosta escalinata que llevaba a una especie de sótano, a medidas que avanzaban el techo se hacía cada vez más bajo Zaltar dedujo que sería un pasadizo hacia alguna guarida de escape, puso a sel-leen en el suelo, la desato y quito la mordaza, sel-leen estaba aterrada, una vez que este la liberase ella se predio de su cuello, lloriqueando, suplicando la llevase con él, Zaltar la beso fugazmente en los labio, cogió la tira de fibra y la ato a su collar y le hiso seña a ala otra muchacha quien se arrodillo a su lado y este ato el otro extremo, al collar de esta, la miro y ordeno ir a donde estuviesen a salvo, que el pronto volvería por ellas.
-Ya sabes kajira eres responsable de cuidar de mi esclava, si algo malo le sucede te comprare a tu dueño y te daré como comida a los Tharlarion. Ylra, se mordió nerviosa el labio inferior y asintió, le aseguro que ella cuidaría de la pequeña esclava. Cogió por un brazo a sel-leen y le ordeno que se moviera esta se incorporo y mirando por última vez a su amo; se dispusieron a huir.- Ambas muchachas se adentraron por el largo pasillo, ylra tenía el corazón en la boca, creyó que se pudo haber equivocado de lugar, hasta que encontró luz al final del pequeño agujero que las condujo a un redil, una especia de bodega donde estaban la mayoría de las esclavas y pertenencias de valor de los libres, ylra pudo divisar en medio de la manada de hembras a la kajira melina, corrió sin percatarse que llevaba aun atada a sel-leen. Abrazo a melina esta le sonrió y la beso.
-Me alegro que este bien!, y ella quien es? – pregunto al ver a la joven muchacha asustada atada a su collar. Ylra la miro y dijo que era la esclava de un libre a quien el capitán Capplan le había encomendado llevarlas a ella y a la chica a estar a salvo. Sel-leen las miro con desagrado, y ordeno a ylra que la soltase. Ylra la miro con cierta duda, ¿Porque llevando ella también un collar osaba a hablarles como si de una Dma libre se tratase?.
-No soy una esclava, soltadme! –ylra se apresuro a obedecer, cuando melina la tomo del brazo y miro a la muchacha.
-No es lo que dice tu collar!. –dijo melina mirándola de arriba abajo. -Ni mucho menos la marca en tu pierna; eres tan esclava como ella o como yo! –Melina le ordeno a ylra la llevara al círculo de esclavas y que la atase junto a las demás. Mientras ylra la conducía prácticamente a rastras esta se detuvo frente a sel-leen se puso de rodillas y le dijo en un susurro.
-Obedece, si la primera esclava se entera que no deseas obedecer te azotara. –Tiene órdenes del amo de golpearnos si no la obedecemos. –y mirando por encima de su hombro observo a dina quien martirizaba a las esclavas atadas dentro del circulo de esclavas.- y en ese preciso momento, en que ylra la había desatado de su collar, sel-leen la golpeo en el rostro y empujándola con todas sus fuerzas, y al caer se golpeo la cabeza con la pared de piedras, haciéndola perder la visión por unos segundo, el alboroto duro poco ylra emitió un grito de dolor y la chica se escurrió por el pequeño orificio por donde momentos antes habían entrado y corrió por él, ella incapaz de reaccionar intento detenerla y corrió tras ella pero melina quien había visto todo pero no fue lo suficientemente rápida para reaccionar también, la detuvo en la entrada.
-No, déjala. –miro a través del oscuro pasillo. -Ella sola se lo busco. Si un Tarnsman se apodera de ella, estará perdida. –Le dijo melina tomándola de los hombros. Ylra comenzó a llorar desconsolada le conto sobre lo que le había dicho y ordenado el libre, y melina le pregunto qué de quien se trataba, ella no supo decirle, jamás lo había visto antes. Lo cual era verdad ya que ylra llevaba muy poco tiempo en la ciudad.

-¡Estúpida bestia!, ¿qué te dije?Zaltar se dirigió corriendo hacia ella, el se  agacho y con violencia la sujeto por el pelo,  jalando hasta alzarla y ponerla a su altura; ylra era una bella joven alta, casi del tamaño de él, pero aun si se colocaba de puntillas le faltaban, para igualar su altura. De cabello largo y ondulado de un color negro como la noche, Zaltar al verla, tuvo que reconocer que era una joven hermosa, su tez bronceada por naturaleza, sus labios llenos y rojos, eran muy provocativos, y sus ojos, eran unos bellos ojos claros que brillaban a causa de las lágrimas que pugnaban por salirse.  Su mirada lo hipnotizaron por unos segundos, sacudiendo la cabeza la miro un momento sin expresión alguna en su rostro, y poso sus ojos, en sus labios; labios que ella puso involuntariamente, en una mueca parecida un puchero de niña, y  ese gesto basto para aplacar un poco la ira de Zaltar. El la soltó.

-¡Oh! Amo, perdón, soy una torpe, un tonto animal.. Piedad, piedad!!ylra besaba con lagrimas en sus ojos, las sandalias, llenas de  tierra y sangre, de Zaltar.

            El  permaneció allí de pie,  ella volviendo a humillarse ante él, temblaba de pies a cabeza, con sus trémulos dedos acariciaba su pantorrilla, y pegando a ella sus húmedas mejillas.-

            Zaltar la veía con odio desde su altura, pero su impotencia era tal que haciendo un gesto de desagrado y rabia, la  tomo del cabello, esta vez desde atrás de la nuca y enrollando su lago cabello en su apretado puño y justo cuando el la alzo, con su otra  mano la dejo  caer con fuerzas y golpeo con el  revés justo el bello rostro de la kajira, fue tal la fuerza, que ella cayó a unos pasos de él, le hiso daño, ylra grito de dolor, golpeándose también el costado de su cuerpo con unos barriles rotos que había en las vía, víctimas de la ardua batalla que se libraba en pocas zonas de la cuidad aun.

            A Zaltar  no le importo que esta se hubiera lastimado, total, era un animal, y no era suyo. Furioso se le acerco a grandes zancadas; ella al verlo tembló y se acurruco en el mismo sitio donde había caído, cerro sus ojos fuertemente, temiendo la volviera a golpear; pero igual no se movió ya que sería peor para ella; él la sujeto nuevamente, pero esta vez de su collar, alzándola y colocándole la cadena en la anilla de este, la ato, y le ordeno poner sus muñecas a la espalda y la ato fuertemente,  y sin mirarla le dijo mientras se ponía en marcha:

-¡Muévete rápido!, ¡tú me ayudaras a conseguir de nuevo lo que me pertenece! –tiro de la cadena y se pusieron en marcha.

            Ella iba tras él, adolorida de un costado, y de sus labios manaba aun  la sangre.

            Zaltar no se tomo la molestia de dirigirla por lugares que ella pudiera transitar sin dificultar al contrario tuvo que atravesar cuerpos destrozados, y saltar sobre escombros y lugares en llamas. Llegaron al centro de la ciudad, allí habían muchos  hombres libres y esclavos, todos se reunían, muchos de ellos fuertes guerreros, estaban heridos en su mayoría, algunos esclavos también de mayor  gravedad otros no tanto y estos eran los que les atendía a los otros.

            Al fondo, detrás de un grupo de soldados ylra reconoció a uno de los hombres, un soldado le decía los pormenores a su capitán al mando; Zaltar espero un tiempo y una vez que vio a Kapplen solo, se acerco y tirando tras si a ylra quien ahora iba atada de manos a la espalda la arrojo a los pies de él. Esta cayó de rodillas y con la cabeza gacha, su hermosa cabellera cayó sobre los pies de Kapplen, estaba llorando y temblando de miedo.

-¿Es esta tu esclava?- Zaltar sabía bien que él no era el dueño del pequeño animal, pero él debía saber para así pronosticar su suerte. Ella había incurrido en una falta había desobedecido a un libre y debía de pagar por ello.


            Riojano la miro, se movió a un lado, separándose de la esclava y le  sonrió divertido a su amigo.

No! –hiso una pausa. -¡Es de Conrrad!. – en su rostro se dibujaba preocupación  y su habitual sonrisa había  desaparecido,  estaba serio.

Pero, me temo que él fue capturado por los Tarnsmanes, así como muchos otros Guerreros!,- hiso una pausa. -Haremos un nuevo ataque, por mar, por aire y por tierra.-
-¡Bien yo iré con ustedes! -Dijo sin titubear, Zaltar

- Jajajajaja! –rio a carcajadas Riojano

-¡Pero, amigo, tú no eres guerreo! – dijo otra vez sonriente;  Zaltar se giro sobre sus talones dio varios pasos hacia un guerrero herido pidiéndole le entregara su casco y escudo, se lo coloco sobre la cabeza y dijo:

-¡Ahora lo soy! –Riojano Kapplen dejo de reír, y poniendo una mano sobre su hombro le  asintió y sonriendo lanzo el primer grito de guerra de Ar, seguido de todos los hombres que allí se encontraban, juntos aplaudía y alzaban sus lanzas y espadas, todos aplaudían golpeándose los hombros y golpeaban sus lanzas y espadas contras sus escudos la batalla apenas  comenzaba.

            Pero  la batalla llevaría tiempo en planearse, Riojano le dijo que el animal no tenia dueño, por ahora que hiciera con ella lo que él quisiera, así que Zaltar se llevo a ylra a su cilindro, allí ella comenzaría a servirle como era su deber.

            Zaltar sentía mucha rabia por la torpeza de la muchacha, busco entre sus cosas y saco una llave que le había dado Riojano cuando fueron al reciento de esclavas,  una vez llegado al cilindro de Zaltar, ylra fue metida en una jaula, un poco pequeña para ella, quien adolorida como estaba tubo que encorvarse y encoger sus largas piernas para ajustarse mejor dentro, pero aun así no dijo ni pronuncia palabra alguna esperaría paciente a que el libre se calmara o almenas se apiadara de ella.

            Una vez dentro este metió sus manos y le pidió le mostrara su cuello, metió la diminuta llave en el orificio detrás del collar y con un clic la libero de este, ylra tembló, eso solo significaba dos cosas y liberarla no era la mejor opción. Ella aun estaba atada de manos se sentía muy incómoda y le dolía mucho su rostro pensó que quizás estaría amoratado…

            Zaltar no la libero, considero que sería parte de su castigo, ya que si la  azotaba furioso como estaba la podría marcar y luego perdería valor en el mercado de esclavas. La de dejaría  sucia y atada así pasaría la primera noche en el cilindro de Zaltar.


            Ylra paso frio y mucho dolor, esa noche fue la peor que había vivido desde que llego a este extraño lugar sin contar las miles de aventuras y odiseas por las que había tenido que pasar, pero sin duda esto era nuevo par ella, ¿un libre que la odiara tanto?, ¿que no le importara?, ¿que era inmune a su belleza?, eso sin duda la había desconcertado enormemente. Y más viniendo de este hombre que a pesar de ser tan rudo y cruel era por demás muy apuesto y varonil.

            Un ruido llamo su atención venia desde un rincón de la habitación en donde ella se encontraba al parecer era, algún anexo que comunicaba la cocina con los establos ¿o era una alacena? Algo volvió a sonar, agudizo su mirada entrecerrando sus ojos, temiendo pudiera ser algún hurt, se estremeció, ¿y si este libre tenia eslines de caza? Enseguida intento ponerse sobre sus rodillas y tratar de despegarse lo más que pudiese de los barrotes de la jaula pero atada así, le sería imposible defenderse. Escucho un chillido y luego una puerta abrirse pesadamente, y con sus ojos bien abierto miro entrar la luz del otro lado de a puerta y enseguida cruzo el vano de la puerta el libre que la había metido allí.

            Ella intento erguirse y recuperar algo de dignidad mostrándose hermosa en una pose que se le daba ya con naturalidad pero sus manos atadas y lo ajustado de la jaula la dejaron impotente  y mal sentada. Zaltar la miro sin mayor importancia y de un estante cogió una lata de la cual saco algo que guardo en uno de los bolsillos de su túnica y levanto del suelo, justo de donde provenía el ruido que hace minutos llamo la atención de ylra, era una pequeña jaula, y dentro había un lindo animalito muy parecido a un ratón de la tierra, solo que era mucho más extraño,  ylra se sonrió y miro a Zaltar, quien alzo la jaula y así  ella pudo verle mejor. Zaltar saco del bolsillo algo que metió dentro de la jaula, era comida y en su diminuto cuenco hecho un poco de agua. Zaltar miro a ylra de reojo esta se saboreo los labios aun percibía el sabor de la sangre seca, tenia sed y hambre, pero no diría nada seria causa de castigo para ella, si osaba pedir alimento o agua.

            Zaltar coloco la jaula en una pequeña ventana alta  que abrió y pudo entonces ylra ver mejor a este hombre, era alto y fornido de fuertes y anchas piernas, sus anchos hombros denotaban fuerza y su perfil era duro y de facciones arrogante,  por extraño que parezca su expresión lo hacían verse un tanto sexy, el se giro quedando frente a ella y entonces, en ese momento su mirada la cautivo sus ojos grandes, eran de un profundo color verde, eran como dos jades brillantes iluminados en la oscuridad por dos pequeños faros dando el toque de brillo enigmático en los ojos de libre, si hubieran sido otras las circunstancias por las cuales ella estuviera allí de seguro, seria entre sus pieles que despertaría y no en una fría y estrecha jaula.

-¡Haber bestia sal de la jaula y ponte de rodillas! –le ordenó a la vez que abría el candado que mantenía cerrada la apretada jaula. La joven se las arregló para salir con cuidado de la jaula y una vez fuera recibió un puntapié en su bello y redondeado trasero sobre saltándose por el estruendo de su voz.

-¡Har-ta! – la joven chilló y en seguida se acomodo tal como le ordeno el hombre.

-¡Date vuelta!- ylra tembló, pero obedeció de inmediato, no sería prudente hacer esperar ni enojar a este hombre. Zaltar desato las ataduras de sus muñecas y pude percibir el rosetón que le dejaron las cuerdas fuertemente atadas en sus delicadas muñecas, la muchacha ni siquiera se broto las muñecas solo se tubo a sus pies suplicantes rogando clemencia… en un momento alzo la cabeza y pudo ver a Zaltar desde lo alto, su fría mirada y sus labios apretados le decían que aun estaba furioso por su torpeza, y se estremecía al pensar que quizás la azotaría hasta matarla o lo que es peor la empalaba…

-¡Por favor amo os suplico me perdone, esta esclava le ruega dejarla servirle como se merece!- Una carcajada la hizo dejar de llorar y rogar, Zaltar reía con una extraña ironía en su voz.

            A grandes pasos se alejo de ella, dejándola desconcertada, regreso al cabo de unos minutos con un balde y una esponja y le ordenó asearse, no había dado mas de tres pasos cuando se giro y de un tirón la despojo de sus escasas prendas ahora sucias y manchadas de sangre.

-¡No te será permitido llevar sedas, eres un animal, una asquerosa bestia! –la miro de pies a cabeza con una mirada de desagrado, fría y cargada de desde. Ylra tembló ante aquella mirada.

-Pero aun así necesitas estar limpia si deseas ser una esclava de la olla en mi casa, me entiendes?

-Sí, amo!. Dijo con la mirada gacha y los ojos llenos de lágrimas a punto de salir.-

-¡Bien que esperas estúpida, Har-ta, obedece y apresúrate que muero de hambre!. Zaltar salió sin mirarla, la joven kajira dudo por unos segundos antes de seguirlo.

-Debo traerte a rastras? –le grito desde la otra habitación, ylra se apresuro tomo el balde y la esponja, corrió desnuda junto a él sin dejar de mirar el suelo, y justo cuando paso por un lado una enorme mano la golpeo en su nalga derecha, tan fuerte que grito y fue empujada unos centímetros trastabillando y derramando una cuantas gotas en el suelo, se recuperó rápido. Salió a toda prisa y se dispuso a asearse en el pozo que quedaba justo detrás del cilindro.

            Zaltar, aun sentía el hormigueo en la palma de su mano, la alzó hasta mirarla y se sonrió recordando la sensación que le dejó al tocar así aquellas nalgas suaves y duras.
             Se apresuró a lavar toda la sangre que cubría sus rodillas pies y cara, hizo y un respingón al pasar el trapo de baño sobre su mejilla,  no sabía cómo se vería, pero pensó que ha de parecer un monstruo de rió, pudo palpar con sus dedos lo inflamado que estaba su labio inferior y parte del superior, sonrió torcidamente pensando que cruel había sido él, y ¿por qué la culpaba? ¿Que acaso no sabía lo fuerte que era ella?  ¡Salió como una salvaje bestia!

            Terminó de asearse se peino con sus dedos su hermoso cabello, que ahora estaba un tanto enredado por el jabón corriente que su amo le había entregado para asearse, ella ya se había acostumbrado a los aceites, jabones cremosos y de agradables olor, y ahora esto.

-¡Bufff! –bufo, colocando todo dentro de la cuneta y regresando a la estancia de la cabaña de Zaltar, asomo la cabeza en el área de la cocina, no le tomó mucho tiempo saber donde estaba todo en esa casa ya que era pequeña pero bien equipada, la cocina tenía una pequeña estufa, una alacena con varias repisas las dos primeras cargadas con vajillas y copas, más abajo había recipientes con contenidos identificables en letras Goreanas ella conocía algunas otras no ya que a pesar de saber y haber aprendido a hablar Goreano son se le permitía aprender a leer más de lo que se le enseñaba. Como el nombre que llevaba en su collar y a quien pertenecía.-  

            Coloco la cubeta a un lado de la entrada, y corrió a rebuscar en los recipientes identificados, encontró en ellos sal y azúcar, era los que conocía mejor. En una canasta mas allá, cerca de la elevada ventana encontró un cesto de dos tramos llenas de frutas y algunas verduras, en su mayoría casi a punto de dañarse, ylra sabía bien qué hacer para aprovecha lo bueno de aquellas provisiones.  Tomo una gran sartén y puso al fuego, él le había dicho que “Tenía Hambre” en el estante habían aun en la cesta casi vacías, dos huevos de vulo, uno estaba medio roto así que busco un cuenco para abrirlo y ver si no estaba dañado. Lo hizo desde afuera de la cocina, así si estaba malo no dejaría un olor peculiar en la casa. Afortunadamente no lo estaba, así que le haría unos huevos revueltos con vegetales a su amo. Salió y busco agua para beber, con sus manos exprimió unas frutas de Larma y endulzo con azúcar. Encontró pan y rebano, no estaba fresco pero igual lo puso sobre la bandeja, luego intentaría convencer al amo de que debían abastecerte su alacena. Si querer encontró un pequeño franco de vidrio en una peculiar firma cuadrada, lo destapo, al ver su contenido y sonrió al olerlo, era café, llamado aquí en este mundo como “Vino negro” tomo una olla y puso agua al fuego e hizo vino negro, el olor le hizo recordar su propia hambre pero no podría comer nada a menos que él le ordenara hacerlo. Ya estaba lista y se preparaba para llevar la bandeja a donde sea que estuviera Zaltar, al cruzar de la cocina hacia la estancia y dirigirse a la primera salita donde había una mesa baja junto a unos cojines donde se hallaba Zaltar sentado con las piernas cruzadas e inclinado sobre algunos pergaminos y a un lado anotaba unas cuentas, se supuso la joven kajira, temblando se fue acercando, el quito la mirada por unos momentos de lo que estaba leyendo y la miro la chica se detuvo en seco ante aquella mirada fría, él le hizo una seña para que se arrodillara y le sirviera.

-¿Puede esta esclava servirle, amo?

-¡Para eso estas aquí!, ¿o no? –ylra se estremeció y bajo su mirada.

            Zaltar miro la bandeja y aparto los pergaminos y la libreta donde apuntaba algo. Ylra estaña completamente temerosa.

-Veo que te aseaste bien!, tus heridas sanan con rapidez!
-Si, amo. -Dijo con voz temblorosa.
-Sirve, bestia!
-Sí, amo!. Ylra cogió la taza que había limpiado bien y sirvió el vino negro, esto no le gustaba probarlo por que por lo general el borde de la copa estaba muy caliente y con el labio roto de seguro estaría muy sensible y le dolería darle el beso a la copa, pero antes de que ella intentara tan siquiera preguntar si él deseaba a que ella su esclava probara el vino, el se lo arranco de las manos y con el revés de ella le dio un manotón obligándola a que se apartara de donde estaba, ylra entendió bien  el gesto y se movió ágil mente se puso en posición de nadu a unos 3 pasos de él. Con la mirada gacha guardo silencio mientras lo escuchaba devorar con avidez todo lo que ella le había hecho. Rogó en silencio porque se apiadara y le echara algunas migajas o concha de pan, pero no fue así, en cambio dejo la bandeja y las copas completamente vacías.

-¡Limpia, kajira!. Grito.

-Sí, amo! – se levantó y recogió todo lo que había llevado, con cuidado recogió los platos y la copa, Zaltar se recostó sobre los almohadones y con una mano sobre la panza, se deleito mientras miraba el cuerpo desnudo de aquella esclava, sus labios llenos y rojos, su hermoso y largo cabello, la curva de sus enormes senos, sintió como su propio cuerpo reaccionaba al ver sus pezones danzar frente a él; de repente se movió y volvió a percibir el picor en la palma de su mano, y el recuerdo de aquella deliciosa sensación que sintió cuando esa mañana más temprano la azotó con fuerzas. 

Él sonrió con picardía.


Continuara....




                          


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