*Sirve con fuego Muchacha*
Zaltar había mantenido seis meses a la esclava ylra, durante todo ese tiempo no le había dado el placer de llevar un collar, ni mucho menos que se vistiera, en su lugar había arrancado un trozo de fibra para atar de uno de los cuernos de su Vosko y le dio cinco vueltas alrededor del esbelto cuello de la muchacha; ella paso días, incluso semanas humedeciéndola con su propia saliva para ablandar la fibra con el fin de suavizarla, ya que la gruesa y áspera fibra le quemaba su cuello. Los días, los pasaba limpiando y trabajando para él; bien temprano solía salía a coger agua al rió este se ubicada justo detrás del cilindro de Zaltar, aunque muchas veces se metía para limpiarse y nadaba el llano espacio entre la orilla detrás de la casa y el claro en donde habían descubierto nacido pequeños arbustos de deliciosas frutillas, como Zaltar solía dejarla muchas veces sin comer, ella cuando no era vista por nadie, cruzaba y se llenaba la panza con deliciosas frutas rojas que tanto le gustaban.
Un día Zaltar la pillo, y esa día después de fingir que se marchaba, dejo andar su carro con sus bien entrenados boskos que subían bien el camino a la gran ciudad, luego se iría caminando hasta encontrarlos; bien la estrategia dio resultado, la joven e inexperta ylra aguardo hasta ver que el carro de su amo se perdió tras las primeras curvas del camino hacia la gran ciudad de Ar y rápidamente se metió en el agua, y después de darse un rico chapuzó y refrescar su bello cuerpo, cruza rápidamente el riachuelo hasta llegar al pequeño claro y allí se sentó sobre sus talones mientras comía hasta hartarse de vallas y frutillas; Zaltar aguardo pacientemente, la esperaba detrás de unos arbustos y justo cuando ella salió del agua ya de regreso, él la cogió por sorpresa por los cabellos y haciendo un nudo con su puño en su húmedo cabello, la llevo a rastra otra vez al agua y allí hundiendo su cabeza varias veces dentro del agua la obligo a confesar lo que había hecho. Como castigo la dejo sin comer durante dos días y tuvo que dormir atada a la rueda de la carreta de su amo. Fue entonces cuando le ato los tobillos a dos grilletes unidos con una corta cadena, y así, cada vez que le ordenaba ir por agua la hacía meter el aro que tenía en su cadena dentro de otra cadena a modo de riel que le acortaba sus movimientos en torno a la casa. No volvió a cruzar el rió ni a comer sin su permiso.
Una mañana llegaron varias carabanas, cargadas de provisiones y tripuladas por hombres libres, se detuvieron en la casa de Zaltar, la joven kajira estaba limpiando los establos de las bestias cuando se percato de la llegada de estas carretas, eran hombres enormes, por no decir obesos; ella se apresuro a quitarse de su vista en cuanto los vio, el aspecto de aquellos dos tipos le hacían estremecer, la verdad le causaban mucho miedo y repulsión, Zaltar que noto las pretensiones de ylra le grito:
-¡Hey, bestia, ven aquí!... Har-ta muchacha que no tengo todo el día! –ylra se apresuro al encuentro con su amo, en cuanto estuvo lo suficientemente cerca se tumbo al suelo y beso sus botas cubiertas con tierra y estiércol.
-¡Posición ylra! – esta orden era entendida por todas las kajira, para su inspección, ella seria evaluada, ¿acaso iba a venderla? –la muchacha se puse de pie enseguida, poso sus manos cruzadas detrás de su nuca y arqueo un poco su espalda hacia atrás a modo de exponer su turgentes pechos, separo sus piernas y ladeo un poco su cadera del lado izquierdo, y tenso así cada musculo de su bello cuerpo completamente desnudo. Los hombres se acercaron, a inspeccionarla bien detalladamente, uno de ellos le introdujo dos dedos dentro de su boca y la separo para abrirla y así ver en su interior.
-¡Ummm es un bonita bestia! –dijo uno de ellos, el más alto y gordo, el que se intereso desde el primer instante en que la vio. Él le acaricio el mentón con dulzura y paso su regordete dedo pulgar por los labios de la chica.
-¡Ummm, labios rojos y húmedos!. –dijo en un susurro que solo escucho ylra, pero Zaltar que no quitaba la vista de ellos así que también lo escucho o al menos le leyó los labios.
Ylra no se movió solo permaneció con la mirada fija en un punto lejos de los ojos de los libres. Su cuerpo se tensaba cada vez más, sus nervios comenzaron a reflejarse en un leve temblor en su estomago, temblor que Zaltar sintió cuando la miro allí y parandoce a un costado de ella, poso su enorme mano sobre su vientre plano el cual acaricio suavemente y la otra detrás al final de su espalda, en el naciente de sus bellos glúteos.
-¡Es una verdadera esclava de placer, hay mucho fuego en su interior!- les dijo Zaltar mientras aplastaba ambas manos al cuerpo de ylra.
-¿Eso crees? -Dijo otro un tanto más bajito pero igual de corpulento, este le acaricio las piernas y de una patada suave las separo aun mas. -¡Yo creo que sería una excelente bestia de tiro, para los campos, yo la vendería por muy buen precio Mescatos! ¿Cuánto pides por ella? -Mientras pasaba su mano por la espalda y sentía la fibra muscular de ella.
Ylra comenzó a sudar evidentemente, Zaltar se dio cuenta de ello y enseguida le dio una sonora palmada en el trasero que la hiso moverse un pasmo de su sitio. Se mordió el labio inferior para ahogar un gemido de dolor y sorpresa. A la vez que se paraba frete a ella y entre los dos individuos quienes resultaron ser Hashin Korr y Uruma Gianno dos Mercaderes y esclavistas. Ellos no eran tipos de fiar, siempre intentaban sacar provecho de sus ventas y como buenos mercaderes conseguían buenos precios por su mercancía barata, para luego así venderla con elevadas ganancias. Zaltar los conocía bien y aunque Hashin no era esclavista poco le duraban las kajiras bajo su mandato, siempre que tenía una bestia nueva la usaba hasta agotarla y saciar sus ganas y luego las vendía o incluso las abandonaba a su suerte, que era lo mismo que asesinarla, aunque seria menos cruel.
Huruma, en cambio era regateador, ofrecía imposibles con tal de efectuar la venta y luego huía con el botín y un centenar de guardias tras él, con suerte siempre salía bien librado, entregando mercancía valiosa o servicio de sus bellas esclavas a cambo de una indulgencia en sus fechorías. Tarde o temprano caería tras las rejas eso no sería sorpresa.-
Ese día Zaltar los recibió por qué no tuvo otra opción, ellos andaban de paso por la ciudad de Ar y buscaban donde pasar la noche, al día siguiente se marcharías, así que no tuvo más remedio que darles hospedaje, sería solo una noche, por los viejos tiempos. *Se sonrió*.-
-¡No está en venta…! –la miro a los ojos, ylra por un breve instante lo miro ya que él se cruzo en su campo visual. –¡No por el momentos!
Ylra aun sentía el hormigueo en su bello trasero, de seguro sus cinco dedos estarían marcados bellamente en todo lo ancho.
-¡Bien vallamos a dentro, ylra ven sírvenos de comer y trae Pa-ga!- Los tres caminaron rumbo a la casa.
¡Si, amo! –La joven corrió hacia un costado de la casa para entrar por la cocina y así preparar algo de comer y de paso buscar en la alacena la bota de Pa ga para ofrecer a los libres.-
Ylra ahora respiraba más tranquila, su amo no la vendería, comenzó a calentar un poco de carne asada, y troceo pan y rebano queso de ver, de tanto en tanto se asomaba a la puerta que conducía a la estancia principal donde esperaban los hombres, decidió así llevar el pa- ga, cogió una bandeja de metal coloco las tres copa y coloco la botella también sobre la bandeja. El calor de la cocina hacia que la picara el cuello donde tenía la cuerda a modo de collar, metía sus uñas y rascaba con desespero. De repente encontró un trozo de seda que nunca había visto antes, la cogió entre sus manos y la llevo a sus labios para percibir un leve olor muy agradable, *se sonrió*
Ylra cogió la tela y la coloco alrededor de su cuello entre la tira de fibra y su piel eso calmo bastante su ardor y molestia, así que se dispuso a terminar de cocinar para luego ir a servir a los libres. Se dijo que luego se la quitaría cuando tuviera que salir a servir. Pero la calma le duro poco sin pensar y como escuchaba a los hombres en conversaciones amenas y cargadas de risas, supuso que podía tomarse su tiempo, pero el grito fuerte y claro de Zaltar retumbo en el lugar, se me puso nerviosa y corrió a la mesa tomo la bandeja ya preparada y corrió tropezando con sus pies atados, así que hubo que coordinar bien sus movimientos para que fuera dignos de una bella kajira.
Los Hombres oyeron el rápido caminar de la kajira al entrar en el lugar, el sonido de bellas cadenas eran "frases seductoras" para cualquier libre, los tres giraron a verla, para molestia de Zaltar tuvo que reconocer que esa esclava era algo fuera de este mundo, “su belleza era inigualable, su andar terriblemente hipnotizarte, esas caderas, el vaivén de sus enormes pecho…” Zaltar tuvo que sacudir su cabeza para sacar eso pensamiento que lo dejaban fuera de si. A sus ojos volvió la fría mirada con que siempre se dirigía ella.
Ylra se acerco y arrodillo entre su amo y uno de los libres, su hermosa posición se le daba con naturalidad, mantenía la bandeja entre sus manos aguardando las órdenes de su amo a comenzar su servicio.
-Sirve esclava! – le dijo con sequedad mientras la miraba.
Ylra coloco la bandeja frente a su amo en una pequeña mesita ubicada convenientemente, tomo una de las copas que había limpiado con esmero la agarro con una mano y con la otra tomo la botella de paga y destapo el corcho con sus bellos dientes, mientras servía el oscuro liquido dentro de la copa haciendo equilibrio, la volvió a tapar a medias con el corcho aun en su boca y coloco luego la botella en la bandeja que estaba sobre la mea, Zaltar no dejaba de mirarla, todos y cada uno de sus movimientos; ylra erguida sentada con sus rodilla ampliamente separadas, dejando ver apenas el vello que cubría su desnudez, eso y su collar era lo único que ella vestía, ¡Oh, si! y las cadenas en sus gruesos pero delicados tobillos.-
Zaltar, aguardo con paciencia; ylra ahora acercaba su copa a la altura de su mentón y sin mirar a su amo a los ojos le susurro con voz suave y apasionada:
-¿Desea el amo, que esta esclava beso su copa?-Zaltar miraba todos y cada uno de sus movimientos y expresiones corporales.
-¡Pruébalo, muchacha!- ylra cerró sus bellos ojos claros por unos inhs y se llevo el borde de la copa a sus bien delineados labios; poso un suave y delicado beso en él, y los separo, giro la copa en el lugar donde había posado sus labios y lo llevo luego a su lado izquierdo, y rozando apenas su desnudo pezón, aguardo a que su corazón golpeara tres veces sobre su pecho, y colocando luego sus brazos estirados, bajando su cabeza entre ello, y extendió la copa a su amo ofreciéndole el lado en donde ella había demostrado su servicio.
-¿Vino, amo?- Zaltar cogió la copa de sus pequeñas manos cubriéndolas con las de él, y sujetándolas de tal manera que ella no pudo soltar la copa, Zaltar la atrajo hacia sus labios, sin soltarle las manos a la kajira, a esto ylra no tuvo más que mirar a los ojos del hombre frente a ella, la esclava tuvo que estirarse bastante, dejando ver sus músculos y tendones bien definidos a los otros dos libres. Zaltar bebió de manos de su esclava la paga ofrecida, sin dejar de mirarla.-
El corazón de la joven latía aceleradamente, aquellos ojos verdes la hacía recordar las claras y a veces turbias aguas del mar de Thassa, su tranquilidad y peligro era algo que ella bien recordaba y esos ojos, ese libre en especial la hacía sentir temor y algo más.
De sus labios broto un débil gemido, estaban tan cerca, que podía incluso sentir su aroma, su calor, oír su respiración ahora pesada y confundida con la suya propia. El gemido de ylra, toco la más honda fibra en el cuerpo de Zaltar y esa reacción lo perturbo de manera significativa. Por lo que haciendo una mueca de desagrado la soltó y ella casi cae de bruces si no coloca rápidamente las manos en el suelo frente a él; enseguida, ylra volvió a su bella posición de esclava de placer.
-Sirve a los invitados, muchacha. -Le ordeno ahora con el seño fruncido y la mirada otra vez dura y pérdida en sus pensamientos.-
Ylra se esmero en servir bien el paga a los demás libres, uno de ellos la ponía verdaderamente nerviosa, y ella como buena esclava y entrenada a ser servicial y agradable para los hombres no se podía negar a las, a veces, descaradas caricias del “regordete hombre de negocios”, que una vez acompañara a su amo en sus cruzadas y aventuras.-
Entrada la noche, ylra aun servía y mantenía siempre su bella posición, las copas de los libres siempre se mantenían llenas. No podía descuidar su servicio, de tanto en tanto le echaba una mirada a su amo, quien a veces descubría también observándola mientras vaciaba su copa. Al cabo de varias horas, ya uno de ellos se encontraba echado sobre los almohadones casi inconscientes, roncaba como un lar salvaje de bosque. El otro quien no había dejado de manosearla, ella debía de fingir agrado para salir bien librada y evitar así algunos azotes que gustoso hubiera estado su amo de dar con tal de hacerla pagar su torpeza, torpeza que habiendo pasado mese, aun le recordaba.-
Zaltar le pidió paga mientras esta llenaba la copa del libre que se caía de borracho pero aun así tiro de ella y la hiso caer sobre su regazo aplastando sus pechos con su gran manaza. Ylra se zafo con cuidado de no ofender al libre y se movió hasta llega a los pies de Zaltar y así llenar nuevamente su copa, en eso, ella gira su cabeza y hecha atrás su hermoso cabello y al mover su bello cuello se salió el trozo de tela que llevaba a modo de evitar que la fibra rosara su piel en su cuello.
Zaltar abrió y cerró varias veces sus ojos enfocando bien su mirada, mi el trozo de tela salir de la fibra en su collar y de un movimiento veloz al verla cerca, la agarro de sus cabellos cuando esta se disponía a marcharse nuevamente a su lugar.
-¿Pero qué demonios traes ahí, muchacha? -Rugió-
Kajira comenzó a temblar y por primera vez se dio cuenta de su error, había olvidado sacarse el trozo de tela que nadie le había ordenado llevar y mucho menos a ella que se le prohibió usar nada que no fuera dado por su amo.
-¡Oooh!, amo.. P- P- Puedo explicarlo!- intento coger las manos de Zaltar y evitar así el intenso dolor que este le causo al tirar fuerte de su largo y negro cabello.
-¿Explicar? ¿Explicar qué pequeña bestia? ¿De dónde sacaste esto?- había usado su mano libre y sacado de un tirón la suave tela, se la mostró y restregó en el rostro; y cuando la puso a tras luz pudo ver de qué se trataba; su mirada se ensombreció y colocando la tela dentro de su túnica llevo a la kajira arrastras hacia donde estaban los otro dos libre, allí la obligo a someterse, y cuando esta se inclino delante de él, Zaltar la volvió a jalar de pelo y le cruzo el rostro con un manotazo que le causo un intenso dolor, la kajira cayó sobre el gordo libre, quien aprovecho el momento y entre risas no dejo de manosear sus bellos y turgentes pechos.
Ylra intento erguirse e intentar zafarse de la manera cordial y poco evidente, pero para su sorpresa este la empujo de su regazo, y ella cayó al suelo golpeándose con la pequeña mesa baja; se apresuro a tumbarse sobre su vientre a los pies de Zaltar, para rogar así por su perdón. Intento besar así sus pies calzados aun, pero este dio un paso atrás alejándose de sus labios.
-¡Eres una sucia bestia, jamás serás digna de llevar un trozo tan siquiera de renz! ¿así que! … Cómo osas de usar una seda en tu sucio cuello de barbará?! -Zaltar La volvió a golpear, saco de su cinto el kurt y lo estrello primero contra el piso, con esto le ordenaba a ylra ponerse en posición para azotarla.
La joven se agazapo en el suelo frente a él y aparto con una mano su hermoso cabello para que no cubriera su espalda, y evitara así los latigazos; sus ojos estaban llenos de lágrimas a causa del dolor por las dos cachetadas causadas por su amo. Su cuerpo entero temblaba debido su llanto incontrolable que la hacían sacudir su cuerpo, y al temor al libre.
-¡Vamos Zaltar, no seas tan duro con la barbará! -Dijo el gordo mirándola como un "eslín hambriento" por devorar su presa. Zaltar lo miro detenidamente y luego a ella, una sonrisa y mueca irónica cruzo su rostro.
-¿La quieres? -Miro al gordo quien para entonces devoraba un buen trozo de carne asada, ya fría que estaba sobre el plano en la mesa baja que casi tumba ylra al caer.
-¿Me la venderás?- Pregunto con ojos bien abiertos y sorprendidos, una sonrisa de satisfacción cruzo su feo y regordete rostro, mientras la grasa le chorreabas por la comisura de la boca, por lo que rápidamente se limpiaba de su, ya sucia, túnica de mercader.-
Zaltar la empuja con su pie hacia el hombre, y se vuelve nuevamente con mirada de desagrado al ver el aspecto del hombre, camino a su lugar se detiene y con voz fría y desprovista de emoción le dice:
-¡Es tuya, úsala toda la noche si quieres!- y volviendo a poner el kurt en su cinto se tiro sobre los almohadones y cogió la botella de paga sobre la mesa y bebió directo de ella. El gordo entre risas cogió a ylra de la mano y sus cadenas sonaron mientras era llevada a fuera de la casa de Zaltar, ella gemía y se debatía por no ir pero sus esfuerzos eran y serian en vano.
-Amo, oh, no, amo…! -musito casi para si.
-¡Sirve con fuego esclava!- Le dijo al verla rogar mientras era llevada en los hombros del hombre.
-¡y por tu bien kajira, mas te vale hacerlo! – murmuro para sí mientras volvía a empinar la botella de paga.
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