La Historia de su
llegada (2da parte)
Los
ruidos y la extraña noche comenzaron a causarle un terror insoportable; Jo
camino hasta intentar llegar a un claro o al menos a un lugar donde no pudiera
ser presa de algún animal salvaje que pudiese hacerle daño. Por extraño que parezca la noche
no era para nada fría, más bien su temperatura era agradable, y también había
algo en el ambiento que la hacía sentirse cargada!, como más viva!
El
ruido rechinante de la pesada puerta de madera sonó lúgubremente dentro de la
vacía casa, Jo al entrar a la cabaña descubrió
que estaba extrañamente desolada, para su sorpresa y alivio en efecto no había
nadie y al parecer desde hace algunos días. Camino con cautela y descubrió un canasto encima de una mesa rustica hecha de
gruesos tablones de lo que parecía ser una madera cuyas vetas eran
extraordinariamente perfectas, ¡Con un toque de barniz de seguro la tendría en mi comedor!, pensó mientras sonreía y
pasaba sus trémulos dedos por ella. Estaba vacía.
Hallo
una habitación donde se veía una cama bien arreglada pero algo arcaico, sobre
ellas en vez de sabanas de suave tela había pieles y sobre estas unos
almohadones de piel también; un fuerte ruido llamo su atención y sintió un frio
que le helo la sangre corrió a refugiarse pero al mirar a su alrededor se dio
cuenta de que era vulnerable a cualquiera que entrase, a menos que fuera ¿¡Debajo de la Cama!? Se mantuvo serena y aguardo;
otro ruido y un bufido peculiar le llamo la atención y corrió a una de esas
ventanas elevadas y angostas desde allí, diviso de donde provenía el ruido, una
enorme bestia que al parecer era una ¿vaca?
¿Pero por que era tan peluda y…? ¿Dónde estaban sus ojos? Jo se encogió de hombros
quizás era una nueva raza vacuna que se criaba en ese extraño lugar. Respiro más
aliviada al descubrir que no era ningún guardia o uno de esos hombres que
maltrataban a esas chicas. Siguió
explorando y consiguió un baúl que no tenia candado, lo levanto y estaba lleno
de cosas, Rebusco entre esas cosas y
hallo unas ropa de piel la cual no dudo en colocarse, eran de textura vaporosa
pero igual, era mejor que andar desnuda por un extraño pueblo.-
Jo
corrió detrás de la casa en donde estaba el pozo. Antes se daría un pequeño
baño, en el baúl había encontrado un canasto de fibras que contenía unos
frasquitos que al destapar descubrió que eran esencias y jabón así que se daría
una rápida pero reconfortante ducha. Subió varias cuberas de agua del pozo sus
cuerpo sudaba por el esfuerzo, era extraño ya que ni cuando corrió asustada por
el bosque huyendo de los guardias había sudado tanto.
Jo
enjabono su cuerpo cubierto de excrementos y orinas de ella y las otras mujeres
que estaban metidas dentro de la enorme caja, con el mismo jabón lavo su
cabello, asqueada de olerse y de recordar esos terribles momento comenzó a
llorar, al fin termino el baño y se relajo un poco pero esas calma le duro
poco, sus tripas comenzaron a rugirle reclamándole que no había probado
alimento alguno y ¿desde
cuándo no cómo?
No podía recordarlo, miro a su alrededor y camino mientras se ponía la camisa
de piel sobre los pantalones y las botas de piel que había llevado para
vestirse, así como un trapo que uso a modo de toalla.
Jo
volvió a entrar a la cabaña, sin dudas habría algo que pueda comer y al entrar
a la cocina encontró en una repisa cerrada con una pequeña puerta, era una
especie de gabinete, se sonrió pensando que quizás habrían algunos enlatados, ya vería de donde sacaría un
abrelatas,
pero en vez de ello descubrió un frasco con un polvo blanco lo destapo y
saboreo, era azúcar, lo puso a un lado luego destapo otro que contenía algunas
yerbas ¿Quizás
sean de Te verde?! JO
siguió su búsqueda su estomago se lo exigía ahora con mayor fuerza, encontró en
una gaveta un buen pedazo de pan, estaba algo duro pero se podía comer, en un
cazo sobre la estufa había una hoya tapada su forma era medio plana con una
tapa de igual forma destapo y un fuerte olor la mareo, era? Leche cortada?
Queso? Busco un cuchillo para comprobar que no fuera un alimento descompuesto y
efectivamente clavo el cuchillo dentro de espeso liquido y en el fondo como
unos 3 centímetros por debajo del agua había algo duro, así que decidió salir
afuera y verter el liquido amarillento y hediendo en las hierbas. Cogió agua
del pozo y lleno la cubeta y en esta sumergió el trozo de queso corto un pedazo
y quito las orillas, y efectivamente estaba bueno y delicioso, ¡el mejor queso que jamás
había probado! O
al menos con el hambre que tenía ese queso le sabia a gloria. Dentro de uno de
los frascos que creo eran de Te, encontró uno muy familiar era café, así que
llevo gustosa una hoya pequeña la cual puso al fuego, e hirvió un poco de agua,
mientras esperaba puso varios trozos de pan cerca de la estufa a modo de
ablandarlos con el calor y así comerlo con el delicioso queso.
Más
tarde ese mismo día Jo salió a dar una vuelta, había ocultado rastro de todo
cuanto había hecho, y encontró un pequeño bolso de piel el cual lleno con provisiones
y algo de material para poder acampar, como una manta de piel y una barra de jabón
para bañarse.
No
se divisaban rastros de que alguien estuviera cerca de esa cabaña, pero pos si
las dudas apago el fuego de la estufa y procuro no salir a la luz para no
llamar la atención de ningún transeúnte. Para su tranquilidad el polvo que se
elevaba en el horizonte era de los ¡Bisontes!
¿O eran Vacas? Jo se encogió de hombros sin darle
mayor importancia igual no sabía nada de vacas mucho menos de Bisontes. Camino
hasta alejarse de la casa, con el saco al hombro y sus provisiones decidió
permanecer alejada, por si el dueño de la casa llegara más tarde ese día, para
su sorpresa nadie vino esa noche ni la siguiente. Jo se mantuvo muy alerta si
alguien llegaba sin dudas no sería de noche así que decidió dejar su saco en la
ramas del árbol alejado de la cabaña por si tenía q huir a escondidas.
Una
tarde después de cocinar unos huevos que habían puesto unas extrañas aves en un
corral que estaba algo retirada de la cabaña, así como unos vegetales que
prendían de un extraño árbol, se dispuso a explorar mas allá de la cerca justo
detrás de la colina por la que había bajado cuando llego, hacia una noche que
había visto humo provenir de ese lugar, las extrañas tres lunas que aparecían
en las noches aun eran un misterio, pero ya le eran habitual. Camino y anduvo
largo rato entre matorrales y animales que bufaban estruendosamente cada vez
que ella se acercaba al cerco y la veían venir se aglomeraban en su dirección,
quizás querían agua? Esa mañana decidió que les sacaría agua y efectivamente
dejaron de perseguirla, esa tarde en que decidió ir a investigar la procedencia
del extraño humo se encontró con restos de lo que fuera una fogata, una caravana
que paso varias noches. ¿Acaso
serian los mismos forajidos que la secuestraron? Se acerco y cogió las brazas estaban frías
oses que tenían tiempo de haberse marchado. ¿Y si la habían visto en la
cabaña? ¿y si regresaban por ella? Jo comenzó a temblar se levanto y tropezó en su huida
con una rocas al caer sentada sobre ellas giro la cabeza para encontrase con un
horrendo animal que parecía una especia de lagartija asquerosa, se incorporo de
golpe asustando también al animal que huyo despavorido y lanzando un agudo
chillido que le puso los pelitos de la nuca de puntas. Jo se estremecía al
pensar en tan siquiera tocar aquel feo bicho, se levanto sacudió el polvo de
sus ropas y se dispuso a retomar el viaje de regreso. Justo en ese momento
diviso una carreta tirada por dos de esos animales del corral, corrió y se
escondió tras unos matorrales, al recordar a la lagartija se sobresalto
buscando no hubieran mas de esos bichos.
Desde donde estaba logro divisar al
hombre que bajaba cajas de su carreta y unos barriles, así como sacos de lo que
quizás sean provisiones o mercancía. Dentro de la carreta logro ver una mano
que clamaba algo, o alguien! Jo intento acercarse más para ver mejor y
descubrió con horror que había una jaula y en ella una joven muchacha de piel
pálida y cabellos rojizos, estaba despeinada y desnuda de sus manos prendían
brazaletes unidos a una cadena, la joven gritaba algo que ella no podía
entender pero si recordó haberlo oído antes cuando escucho latigazos y gemidos
de mujeres que hablaban aquel mismo idioma. Camino más entre la valla y el
matorral para quedar justo cerca del árbol donde tenía sus cosas, logro ver las
cajas y barriles más de cerca, con palabras arabesca escritas en ellos y un
signo extraño en cada uno de ellos. También vio rumas de pieles dobladas y lo
que parecían ser rollos de tela, ¿sería el hombre alguna especie de vendedor? ¿Pero
qué hacia la muchacha allí? Escucho unos pasos acercarse y
se agacho tras las ramas y la cerca, vio al hombre, era un tipo fornido llevaba
pantalones de piel y botas de cuero que dejaban ver los dedos de los pies, como
si fueran sandalias, el hombre llevaba el torso desnudo su cabello alborotado
le cubría el rostro, el estaba sudado se acerco a la jaula y diciendo unas
palabras en su idioma abrió la pequeña puerta metálica quitando el pequeño candado
y apartándose unos paso.
Al
oír las palabras del hombre dichas con autoridad, la joven desnuda salió de la
jaula a gatas y se poso de rodilla frente al hombre con sus muñecas atadas por
las cadenas pero no así juntas, esta las
cruzo frente a ella y bajo la cabeza
entre sus brazos haciendo que la mata de cabello rojiza le callera por entre
sus brazos y cubriendo su rostro, murmuro algo hacia él sin mirarlo y le ofreció sus manos en puño cruzadas hacia arriba.
El hombre la tomo de un puñado de cabello, para obligarla así a subir la cara y
apartando sus cabellos dejo ver su hermoso rostro, el hombre le volvió a hablar
y la chica gimió, lo que vino a continuación paralizo a Jo en el acto, el
hombre con todas sus fuerzas le cruzo el rostro a la joven y de una cachetada
la lanzo casi debajo de la carreta, la joven con el labio ensangrentado se
volvió a poner en posición se arrodillo sentándose sobre sus talones y esta vez
separando sus rodillas hasta exponer su sexo a todo su esplendo. Jo no podía
creer lo que estaba viendo en ese momento el hombre saco de su cinturón de
cuero una especia de látigo la cual restrello en el aire segundos antes de
marcar la espalda de la joven quien grito y enseguida se acostó sobre su pecho
estirando sus brazos como preparada para recibir más golpes. Jo ahogo un grito
y se llevo las manos a la boca para no emitir ruido que la delatase, la joven
lloraba y gemía per aun así aguantaba los fuertes latigazos que dejaban marcas
rojizas sobre su piel blanca. A su mente volvieron los recuerdo y ahora pudo
ver lo que realmente sucedía afuera del cajón en donde ella se encontraba presa
días atrás, sin dudas haber escapado fue lo mejor que pudo haber hecho, ahora
debía encontrar la manara de salir huyendo de ese lugar ahora que no estaba
sola.-
Continuara...
Continuara...