lunes, 30 de noviembre de 2015

Ker The Lydius (Capitulo 10)

Un peculiar encuentro…

      Esa mañana Ker se había despertado sobresaltado, en su mente aun estaban vivos las recuerdos de una lucha entre ella, una joven estudiante, quien había visto a una mujer de la alta sociedad y junto esta  unos bandidos que habían logrado sacarla de su fiestas de graduación…o más bien ahora que lo pensaba bien eran tipo de otro planeta, su visión se tornaba borrosa apenas recordaba, un hombre alto, tez oscura, una mirada fría y calculadora, el collar de esa mujer… en sus oídos aun retumbaba sus palabras,  minutos antes de quedarse dormida cuando escucho una voz, diciendo:


-¡Es ..Igual a su Madre! – algo en él, le sonó familiar.

     " Ella había acudido a esa fiesta donde todos celebrarían el último día como estudiantes del último año de Ciencias Veterinarias.

-¡Oh vamos niña que se hace tarde!- le había dicho su madrastra al ver que no salía del baño...

-¿Por qué tanto apuro igual siempre llegamos tarde a todo?- se encamino hacia su habitación dando un portazo, se había quemado detrás  del cuello con la maldita plancha de alisar el pelo. Ya ella no tenía el mismo entusiasmo que sintió la noche anterior cuando junto a sus compañeros de clases, se había ido a celebrar hasta casi salir el sol de este día, el intenso dolor de cabeza, tenían a  Jo de muy mal humor.

-¡Ven déjame ver, niña te pondré un pedazo de cebolla y asi se te calmara el ardor!

-¿Cebolla? ¿En serio?- le miro con ojos llenos de ira, Jo bufo y se lanzo sobre la cama acolchada y hundió su rostro entre las almohadas y grito tan fuerte que se quedo sin aliento y con el grito se sintió menos tensa y menos enfadada. Se giro sobre la cama y miro el techo de su cuarto,  de repente el mundo se le hacía menos grande y con menos peso  sobre sus hombros… Enseguida una mueca surco sus labio y comenzó a reír, se levanto y sentó en el borde de la cama  descubriendo así que Ana su madrastra la miraba mientras apoyaba su hombro en el vano de la puerta de una manera despreocupada y como si aquel berrinche de Jo le fuera tan  natural.

-¡No has cambiado nada niña!..¡Vístete Jo que es tarde, tu padre nos espera abajo, y sabes que no le gusta esperar!

      Habían llegado a tiempo el lugar estaba concurrido y las alfombra estaba de los mas coqueta en la entrada, Jo llevaba en su brazo su toga y en la otra mano junto a su pequeño bolso de manos del cual su madre le había insistido llevar, para que así luciera como toda una joven señorita. Jo estaba acostumbrada a usar morral, chamarra y jean, aquello era algo nuevo aunque solía usar faltas y tacones, aquel día llevaba unos tacos muy altos pero le asían lucir bien sus ya largas piernas, agarrada del brazo de su padre quien era en realidad su tío, ya que Jo nunca conoció  su verdadero padre dicen que él se había ido a un largo viaje y que nunca más volvería y así fue. No se supo de él mas, al tiempo dijeron que el avión donde viajaba se había estrellado y de él solo había quedado el collar que ella llevaba consigo siempre, un dije en forma de corazón con un garabato en el centro en forma de una flor con muchos pétalos. Flor que conocería más adelante.

      El discurso de graduación se había extendido mucho más tiempo de lo establecido, el hecho era que mucho  habían sido nombrados Suma Cum Laude, con honores y primeras posiciones a Nivel Nacional; y Jo estaba entre ellos, pero ella solo se limito a decir unas pocas palabras sin siquiera haberlas ensayado y aunque era una mujer de muy pocas palabras era claras a la hora de expresar lo que realmente quería decir; sus padres se habían puesto de pie orgullosos cuando ella les agradeció y más aun por el silencio que  hicieron en consideración a la pérdida de sus verdaderos padres, y fue en ese preciso momento en que Jo ve entre la multitud un rostro, de entre muchos pero en él había algo mas allá, algo en ese rostro  le llamo la atención, en él se dibujaban duras facciones, era un hombre de piel  oscura y cabello corto  casi al estilo militar, el hombre la mira entre la multitud, un caballero elegantemente vestido que destacaba entre tantos, también se fijo que iba acompañado de una elegante y alta mujer cuyo rostro iba velado, algo extraño en América, pero no hizo caso ya que en la universidad había varias chicas de procedencia árabes y los asocio a ello, siguió el eterno minuto mientras cada vez se sentía mas y mas observada y nerviosa, creyó que desmayaría por la tensión acumulada en la boca de estomago, cuando volvió a recorrer al público con la mirada, ese extraño hombre aun no dejaba de mirarla, hizo un gesto y se inclino hacia la dama que le acompañaba y le murmuro algo cerca de su oído, la mujer también la miro, sus ojos se posaron en ella con cierta calidez y un brillo especial, algo nunca visto, aquel resplandor le cejo por escasos segundos pero basto para calmarla un poco y reordenar sus pensamiento, sacudió la cabeza para despejar sus dudas y termino su discurso dando las gracias y sonriente bajo apresurada  la escalinata tras los aplausos y ovaciones de sus compañeros de clase. Jo ruborizada y un tanto mareada se acerco a los brazos de su madre quien la esperaba con los brazos abiertos dejándose abrazar, allí se sintió por un instante segura pero extrañamente sus presentimientos le seguían atormentando. ¿Quién era ese hombre? ¡No era el padre de ninguno de sus compañeros! ¿Por qué la puso tan nerviosa? El pensamiento y la sensación extraña permanecieron con ella hasta terminar la ceremonia de entra de los títulos y diplomas.

      La recepción seria en el viejo salón del Hotel Belrich de la calle principal de la ciudad, para llegar allí los llevaría uno de los transportes de la universidad, sus padres le habían dejado allí ya que ellos irían antes a brindar y a sacarse la foto del grupo en el auditorio de la universidad, así para cuando ellos llegaran los familiares y amigos les esperarían en el salón el hotel.

-¡Vamos Jo apúrate o no saldremos en la foto! – le había gritado Carol su mejor amiga mientras corría adelantándose entre la multitud, Jo sin apoyo se,  limitó a ir despacio por sus altos tacones.

-¡Demonios mamá te lo dije, no debí ponerme estos zapatos! -Se reprocho en vos baja mientras corría a lo que los altos tacones le dejaban, la toga también era un estorbo entre la multitud y los demás transeúntes. Que corrían en todas direcciones, mas de una ocasión Jo dejo salir el estuche con el titulo por algún tonto recién graduado que la tropezaba.


1…2…3.”CLASE …2000”   YEY!!!!





      Gritaron todos lanzando los birretes por lo alto, las caras sonrientes y los abrazos de alegrías se sumaban a las lágrimas por los bellos recuerdos que quizás no volverán.

-¡Recuerda Jo nunca dejes de creer en tus sueños, linda..! sniff sniff* gimoteaba Carol mientras la mantenía abrazada, Jo también lloraba, ese día su mejor amiga no asistiría a la fiesta de celebración ya que se iría ese mismo día a Australia a estudiar un postgrado en ciencias avanzado, además de un curso de ingles, su vuelo se había adelantado por lo que solo le dio tiempo a tomarse la foto del grupo.

-No olvides enviarme las fotos ok, si? Te paso mi móvil en cuanto este instalada.. ¡JO,  Jooo mírame! 

-Le sujetaba de los hombros y la sacudía con ternura. –¡No será más que un par de años, volveremos a estar juntas amiga… Te quiero! -Se volvieron a abrazar.

-¡Y yo a ti!

      Ya se encontraban Todos en el bus, cantando y casi listos para arrancar cuando Jo, entretenida miraba por la ventanilla del bus, estaba sentada sola, mira a través de la ventana una figura familiar… “Su Madre” Jo parpadeo varias veces, volvió a mirar y esta vez estaba segura “era ella”, hecho a un lado el birrete y dejo el bolso sobre este,  se apeo del autobús, tropezándose con el chofer quien iba subiendo en ese preciso momento, casi se cae al bajar, corrió entre las gradas,  no estaba loca ella era su madre Jhosephin así se llamaba igual que ella, Jo olvido que llevaba los altos tacones pero como estos se enterraban en el césped de la enorme cancha no le fueron problemas esta vez por  la altura, si sin dudas era ella, esa era la sensación que sentía en el estomago, la sensación de ser observada ella había vuelto, se había dignado a venir a verla graduarse en su rostro se dibujo una sonrisa tonta, el corazón de Jo latía con fuerzas, pero por qué no se acerco a ella en el acto, la miro entrar en los vestidores de debajo de las gradas principales corrió hasta allí, bajo sin pensarlo por las escaleras de cemento esta vez se detuvo para quitarse los zapatos y poder así correr más aprisa…

Josephin , espera Josep..Mama.. Soy yo…! Grito sin percatarse de lo que estaba haciendo.

      Al llegar al vestidor Jo se percato demasiado tarde que había cometido un error, un error que por el deseo y la añoranza de volver a ver a su madre le hizo correr tras esa ilusión sin que nadie se diera cuenta de a donde coño ella se había largado o si llegaría o no a la recepción.- cruzo empujando la puerta al vestidor y lo encontró vacío, un ruido a su espalda le indico que no estaba sola, su corazón se detuvo en seco.

-¡No,  señorita Rodríguez, no soy la Dama Jhosephin …su madre! –le respondió una voz que escucho detrás de ella, justo cuando había entrado, enseguida se giro de inmediato al oír la suave y sensual voz, con un extraño acento nada familiar para la joven,

-¿Qui... Quien es usted?- Jo estaba de pie delante de una mujer de mediana edad, alta y con las facciones muy parecidas al recuerdo que ella guardaba de su madre, la diferencia era que esta joven mujer tenía los ojos azules, y no color avellana como los de su madre; lo que más le llamo la atención y por lo que creyó era ella, fue su larga melena negra y ondulada, la mujer vestía de manera elegante y llevaba un vestido largo ajustado al cuerpo, denotando una estrecha cintura y amplias caderas, sus grandes pechos bailaban bajo la tela, sin dudas no llevaba brasier; no tenía el rostro cubierto y su maquillaje era algo exagerado,  pudo ver que ella llevaba un chal que cubría su cuello, pero hacía calor, en chal tendría un propósito; la mujer se giro sonriente y desenrollo el chal dejando ver en torno a su esbelto cuello un collar de acero esmaltado, el mismo tenía un precinto con un pequeño candado, el cual pudo ver cuando la mujer se levanto el cabello para sacarlo de la tela y además tenía  una argolla al frente;   y mientras daba un paso adelante tras esa mujer aparecieron dos hombres enormes vestidos de una manera tan rara, como si hubieran salido de una película de Los 300`s; los hombres se pararon a  cada lado de la estrecha puerta por donde sin dudas no podría pasar corriendo sin que uno de ellos le atrapara al paso. Vestían con sendas túnicas abiertas en el pecho en forma de V, llevaban un cinturón de cuero regio  con argollas de donde prendían cuerdas, cadenas y una especia de látigo o fusta, si Jo, no estuviera ahora tan nerviosa se habría reído de ellos, llevaban sandalias atadas hasta las pantorrillas sin dudas era algo salido de una película antigua.   

      Luego, en cuestiones de segundo, les precedió otra mujer vestida también elegantemente pero su vestido era más antiguo, con volados y corseé, su amplia falda costo y se resistió al entrar por la estrecha puerta;  velado su rostro,  lucia de manera vaporosa, pero aun así era una dama elegante y muy hermosa tuvo que reconocer, y a diferencia de la otra mujer esta llevaba el caballo recogido en un laborioso moño alto y con un chal sobre el cubriéndolo, era la misma que antes viera en la entrega de su diploma, era la misma mujer, pensó cuando tras ella apareció un hombre alto y fornido, ahora se veía mucho más fuerte y arrogante en ese traje de taller, la corbata estaba floja y el ultimo botón suelto,  al principio no le reconoció luego miro sus ojo oscuros,  tan llenos de seriedad y poder, Jo sintió como todo su cuerpo se paralizaba, ¿Pero que hacen ellos aquí? ¿Acaso se trataba de una broma de muy mal gusto? Jo intento reír y miro a todos a su vez, la Mujer que ella siguió creyendo fuera su madre, reacciono al oír un tronar de dedos y enseguida se poso delante del Hombre moreno y se puso de inmediato de rodillas, sin importarle el vestido ni la gente que allí había;  se inclino poniendo su rostro a la altura de la mano extendida del hombre, este le mostró la palma para que ella la besara, la joven lo hizo con tanta pasión, como si se tratara de su santidad el Papa.
Jo sorprendida miro aquello y frunció las cejas;

-¿Qué.. Que es todo esto? ¿Quién es usted?- ¿Qué quieren? ¿Y tu Cómo saben mi nombre?– sin entender que sucedía Jo, con sus zapatos en la mano se encamino hacia la puerta resuelta a irse  y les miro, el hombre alto y moreno se aparto, dejándola pasar como si no le importara que se marchara. La joven arrodillada también se aparto moviéndose arrodillada, esta gimió como una gatita mientras lamia y mordisqueaba los dedos del hombre, Jo le miro y luego a los dos tipos parados en la puerta.

-Gracias! –respondió al pasar delante del Hombre moreno, siguió su camino pero los dos hombres la sujetaron de sus brazos y le inmovilizaron si el mayor esfuerzo."

      Una risa tras ella le hizo aflojar las rodillas,  fue en ese momento cuando JO comprendió que no iría a la fiesta de su graduación, y que de hecho no volvería jamás al lado de sus Padres.







 





Continuara...


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lunes, 23 de noviembre de 2015

Ker The Lydius (Capitulo 8)


Continuación del Capitulo anterior


     Es una espectacular mañana, el aire que allí se respiraba era en verdad abrumador, tan cargado de energía y de nuevos y mejores sentimientos, Jo se sentía en verdad con cada día un paso más cerca de la libertad, de lograr regresar de donde ya llevaba tiempo lejos. Aun era temprano cuando decidió salir de sus aposentos, el rugir en su estomago le recordó que no había ingerido alimento alguno más que las bebidas de la noche anterior; se encamino con su carcaj y su arco en su hombro, se calo el extraño capuchón de su viejo y raido saco y se subió el turbante a fin de cubrir sus delicadas facciones.

      Jo, ahora Ker Bajo los peldaños que conducían a la parte posterior de la taberna "El Pequeño Vulo", de allí se dirigió por un largo y extenso pasillo que le condujo hacia el centro de un extenso jardín, inspiro hondo llenando sus pulmones ahorahh limpios del humo y hedor de la taberna, logro encontrar la salida y llegar a un callejón, que sin dudas la conduciría al centro de la ciudad. Aun estaba oscuro, pero ya se veían transeúntes en las calles empedradas de Puerto Kar, los puestos en el mercado comenzaban a abrir, y las kajiras a colocar los toldos e izar las pieles para acomodar allí las mercancías ofrecidas. Camino mientras se familiarizaba con el lugar, las personas incluyendo las bestias apostadas en los puestos le miraban con curiosidad, Ker se reía bajo su turbante y es que aquel aire de forastero le venía bien.

     Había encontrado un lugar cerca del muelle de Puerto Kar donde poder estar y esperar a que los puestos donde podía abastecerse para comer algo, abrieran, desde allí miro a un viejo anciano tirado en la orilla del muelle al parecer había dormido allí, a su lado solo habían escombros restos de lo que pudo ser un pequeño vulo o incluso un urt devorado y escupido sus hueso; Jo se estremeció de asco de solo pensar en eso, pero así era la vida en esta dura y fría ciudad, donde el poder prevalecía, donde la espada era la que hablaba y la sangre respondía, miro como los libres piratas en su mayoría bajaban de los barcos atascados en los muelles, líneas de esclavos eran bajados con la mercancía a cuestas, estos eran hombres fuertes rudos e incluso parecían de otro lugar, debido al color de su piel y tamaño, Jo les evito, ya que sabia por vivencia propia que aquello podría causarle líos, aun extraño o mas bien familiar ruido llamo su atención al levantar la vista miro a un extranjero quien también descendía de uno de aquellos barcos comerciales, quizás alguien que pretendía quedarse por un largo tiempo en puerto Kar. El ruido que llamo su atención era la de una extraña ave, quizás extraña para este mundo pero no para Jo quien sabia que animal era, una Guacamaya del Amazonas, “La Tierra” aquel podría ser el hombre de quien Marleene la esclava quien le había enseñado bien el idioma Goreano y sus costumbres, pero no podía estar tan de buena suerte.-

     Jo se mantuvo tranquila pero su corazón latía con fuerzas ella realmente deseaba salir de este mundo, pero un error y le costaría caro y tiempo perdido. Le siguió con la mirada hasta ver que el hombre se detuvo en la entrada de la taberna ubicada en el muelle, dejo caer de sobre su hombro un enorme saco de piel en donde supone cargaba sus pertenecías. Jo saco de su carcaj una deliciosa fruta de larma y la mordió, mientras no quitaba la vista del hombro del hombre en donde tenía el animalito, el cual al parecer, percibió el aroma en el aire de la fruta y comenzó a moverse de un lado al otro y haciendo intentos de abrir sus largas y coloridas alas, Jo se sonrió a media, sin dudas el animal tenía hambre, dio un mordisco más pequeño a la fruta solo para arrancar un tajo y cogerlo así entre sus dedos, se bajo del barril donde ehns antes estaba sentada, y camino hacia el sujeto, desde atrás le entrego la fruta al loro, el cual lo cogió con delicadeza de sus dedos y luego sostuvo entre una de sus bien afiladas garras mientras le devora de a trocitos, el hombre al sentirlo, se giro sin ninguna alerta y se sonrío ampliamente al ver al joven y más bajo chico.

-¡Saludos… ahh..? – Le miro con una ceja levantada al ver las extrañas ropas que Ker llevaba y siendo este un lugar tan caluroso.

-¡Ker….! -se presento mientras miraba al animal sobre el hombro del hombre quien dilataba las pupilas mientras comía. Tosió un par de veces para hacer que su voz sonara más grave de lo normal

-¡Ker The Lydius, a sus órdenes. Libre...!?

-¡Valla…que curioso..! Soy Himilse Ioerbeles.. y no me vendría mal tu ayuda! -Le miro de pies a cabeza y con un extraño brillo en sus ojos, aquello, le causaron a Ker un extraño presentimiento pero no hizo caso, lo asocio al hambre que sentía.
–¡Ja, ja ...y él …es Mi Capitán, ummm!-Le dijo mientras acariciaba al ave en su hombro 
-¡Veo que ya serán muy buenos amigos! - Le dijo sonriendo.

     Himilse era un hombre alto vestía con una túnica oscura, que consistía en pantalones y un enorme saco aunque de mejor corte y calidad de tela que la que Jo llevaba; en su cinto brillaba la empuñadura de una flamante espada, sus rasgos eran toscos aunque había que reconocer que era bien parecido, de tez bronceada, y ojos verdes y enormes, usaba el cabello alborotado medio largo, y se cubría la cabeza con un extraño sombrero, quizás para este mundo, algo poco usual pero al fin y al cabo le daba un aspecto misterioso y soberbio.

-¡Un nombre conveniente!- Respondió Ker mientras le daba otro trocito de Larma al Loro, el cual cogio con el enorme y afilado pico, mientras le miraba de lado y con sus pupilas completamente dilatadas.-                                                                                                                  

-¡Que? ...No le has oído dar órdenes, jajajaja! -Rio al bromear acerca del ave, a lo que Jo también sonrío pero este no lo vio ya que cubría su rostro con mugre y el turbante calado hasta el cuello.

-¿Es usted Capitán de uno de estos navíos?- pregunto haciendo énfasis el el barco de donde desembarco enhs antes.

-¡Que! Ah no, no jaja yo no soy Pirata, ¿O acaso tengo pinta? -Jo le miro avergonzada por su torpeza, y más aun porque él se dirigió con un tono de voz alto y fuerte, y le miro serio;  pero la tensión duro poco ya que el volvió a romper el silencio con una carcajada estruendosa a lo que el Loro también bramo diciendo algo en un idioma extraño para Jo.

-¡A ver Ker, ayúdame a encontrar un buen lugar donde pueda hospedarme y te pagare bien , veo que al igual que yo no llevas mucho tiempo aquí o si? -Le miro y sobre todo por el pequeño arco que llevaba en la espalda.

-¡Eso no te ayudara a defenderte de ningún ladrón de Puerto Kar, Si quieres mi opinión! -le decía mientras se encaminaba hacia el muelle.
 -¡Y si no te cuidas pronto acabaras como ese sujeto! -Dijo a la vez que señalaba con un gesto de la cabeza al viejo mendigo, quien se había arrastrado hasta casi los pies de Ker quien se sobresalto al sentir sus callosa manos rosar su tobillo.

-¡Heyyy, aléjate! -le dijo siséate, mientras el hombre la miraba ahora con una sonrisa algo perversa, y desdentada. Jo se estremeció de nuevo aquel hombre le había tocado,  y esa sensación le persiguió durante bastante rato, se alejo de él y miro a Himilse quien le arrojo un pellizco de Tarsco a las manos extendidas del pobre y desafortunado hombre.

-¡Ven vamos Ker, también muero de hambre, nos vendría bien una cerveza y algo de carne seca! – Ker a eso le dio un buen sentido, asintió y le ayudo con su saco, debió hacerlo puesto que Himilse se había adelantado deliberadamente y dejando el pesado saco en los pies del Muchacho, con el que casi tropieza al no verlo -¿Pero qué demonios llevaba este hombre en este maldito saco? pensó para sí mientras corría tras él, en dirección hacia la posada donde el mismo también se hospedaba.-

     Ker se había adelantado, al llegar a la posada se detuvo y lo sobrepaso para empujar la pesada puerta y esperar a que Himilse le presidiera, este se detuvo un instante y miro el alto edificio, giro expectante hacia ambos lados de la empedrada calle, y luego miro a los ojos a Jo, solo fue un instante, pero Jo penso que en esa mirada aquel hombre le había leído mucho mas allá de lo que ella podría imaginar, se sintió extrañamente descubierta, pero era algo absurdo, aquel hombre no podía saber quién o qué era él. Bajo su mirada justo en el momento en que Himilse cruzo el vano de la puerta y el Loro removió sus alas en un extraño sacudir, fue para Jo como un "deja Vu".

     Enseguida acudió a ellos la esclava Arrela (ah-rehl-leh), a la que Ker siempre le pronunciaba el nombre a su mejor manera y la joven en un susurro siempre le mostraba como debía pronunciarlo, a lo que Ker siempre le ponía los ojos en blancos, hasta que colmo su paciencia.

-¡Eres una tonta esclava y te llamaras como yo quiera, soy tu amo, o no? -La joven solo se limito a sonrojarse y se humillo  agazapados a sus pies.

-¡Jajajaja! eres un amo cruel jovencito, llegarás a ser un buen marinero, no me cabe la menor duda!. ¡Trae una jarra de cerveza bien fría niña, y una bandeja llena de carnes y queso…!-Ker se ruborizo, le había escuchado, el solo se encogió de hombros, no dando mayor importancia. Se habían sentado en una mesa baja alejada del bullicio y de las miradas de los habitantes y empleados del lugar, pero aun así otro nuevos comensales se sentaron en la mesa contigua. La kajira se había esmerado en servirles pero ninguno de los dos noto tan siquiera su presencia, ya que a Himilse le interesaba conocer más acerca del joven Muchacho.-



-¡Y dime Ker… a que viniste a Puerto Kar? ¡Lydius no estaba mal para vivir? ¿O vienes huyendo? -Ker casi se ahoga con un trozo de carne que recién estaba devorando con avidez, y lo paso con un trago de cerveza, que le hizo brotar lagrimas,  no le gustaba beber pero debía tomar algo o sé ahogaría, aquel sabor burbujeante la dio un nuevo ahogo por lo que se baño parte de sus ropas al bochar la bebida que le atraganto.

-¡Jajajajaja, vamos no temas jamás te delatare! -Bromeo Himilse, y de reojo miro a la esclava quien intentaba retener una risa divertida al ver al amo casi ahogarse. Ker también se dio cuenta por lo que la miro de manera fulminante, la pobre chica solo bajo nuevamente la mirada cubriendo su rostro con sus cabellos.

-¡No suelo huir de mis problemas, -Tosio un poco y hablo ronco por el cosquilleo en la garganta.-¡Si ese fuera el caso Libre Himilse; ¡Vine a Puerto Kar por razones de negocios!. ¡No he estado huyendo de nada, yo solo quería probar… algo nuevo.. Tener una aventura! -Le miro mientras carraspeaba por el mal trago que paso.

-¡Umm Aventuras?, de eso tengo yo mucho campo amigo, quizás te pueda llevar en alguna de mis travesías!- le dice mientras se acerca e inclina sobre la mesa guiñándole un ojo de manera confidencial y cogiendo una pieza de carne para llevar a la boca y devorar entera. Ker se reclino sobre el respaldo de su silla  y le miro algo intrigada, aquel hombre sin dudas seria alguien de quien debiera cuidarse en el Futuro, alguien por el que podría tener muchos problemas. Miro a la esclava quien aun tenía una sonrisa dibujada en los labios y tronando los dedos le hizo ademan de que se largara. Himilse noto el disgusto del joven y volvió a reírse de manera escandalosa y copiosa que retumbo en salón.

-¡Vamos Ker que es solo una pequeña bestia, jajajaja!, ¡No seas tan duro con ella, yo que tú la ataría a la anilla de mis aposentos!.- Dije esto a la vez que sacaba un enorme pipa, la cual lleno con algo de  kanda, encendió y aspiro hondo, a la vez que se reclinaba en su asiento satisfecho de tanta comida, le miro con ese brillo en los ojos que volvió a hacer sentir mareada y extraña a Jo.

     Desde ese momento Ker y Himilse habían comenzado una peculiar amistad, la cual traería muchas más aventuras de las que Jo podría esperarse, en esta ciudad tan llena de misterios y de donde no sabía que les depararía al salir el Torvis…







Continuara...












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