Continuación del Capitulo anterior
Es una espectacular mañana, el aire que allí se respiraba era en verdad abrumador, tan cargado de energía y de nuevos y mejores sentimientos, Jo se sentía en verdad con cada día un paso más cerca de la libertad, de lograr regresar de donde ya llevaba tiempo lejos. Aun era temprano cuando decidió salir de sus aposentos, el rugir en su estomago le recordó que no había ingerido alimento alguno más que las bebidas de la noche anterior; se encamino con su carcaj y su arco en su hombro, se calo el extraño capuchón de su viejo y raido saco y se subió el turbante a fin de cubrir sus delicadas facciones.
Jo, ahora Ker Bajo los peldaños que conducían a la parte posterior de la taberna "El Pequeño Vulo", de allí se dirigió por un largo y extenso pasillo que le condujo hacia el centro de un extenso jardín, inspiro hondo llenando sus pulmones ahorahh limpios del humo y hedor de la taberna, logro encontrar la salida y llegar a un callejón, que sin dudas la conduciría al centro de la ciudad. Aun estaba oscuro, pero ya se veían transeúntes en las calles empedradas de Puerto Kar, los puestos en el mercado comenzaban a abrir, y las kajiras a colocar los toldos e izar las pieles para acomodar allí las mercancías ofrecidas. Camino mientras se familiarizaba con el lugar, las personas incluyendo las bestias apostadas en los puestos le miraban con curiosidad, Ker se reía bajo su turbante y es que aquel aire de forastero le venía bien.
Había encontrado un lugar cerca del muelle de Puerto Kar donde poder estar y esperar a que los puestos donde podía abastecerse para comer algo, abrieran, desde allí miro a un viejo anciano tirado en la orilla del muelle al parecer había dormido allí, a su lado solo habían escombros restos de lo que pudo ser un pequeño vulo o incluso un urt devorado y escupido sus hueso; Jo se estremeció de asco de solo pensar en eso, pero así era la vida en esta dura y fría ciudad, donde el poder prevalecía, donde la espada era la que hablaba y la sangre respondía, miro como los libres piratas en su mayoría bajaban de los barcos atascados en los muelles, líneas de esclavos eran bajados con la mercancía a cuestas, estos eran hombres fuertes rudos e incluso parecían de otro lugar, debido al color de su piel y tamaño, Jo les evito, ya que sabia por vivencia propia que aquello podría causarle líos, aun extraño o mas bien familiar ruido llamo su atención al levantar la vista miro a un extranjero quien también descendía de uno de aquellos barcos comerciales, quizás alguien que pretendía quedarse por un largo tiempo en puerto Kar. El ruido que llamo su atención era la de una extraña ave, quizás extraña para este mundo pero no para Jo quien sabia que animal era, una Guacamaya del Amazonas, “La Tierra” aquel podría ser el hombre de quien Marleene la esclava quien le había enseñado bien el idioma Goreano y sus costumbres, pero no podía estar tan de buena suerte.-
Jo se mantuvo tranquila pero su corazón latía con fuerzas ella realmente deseaba salir de este mundo, pero un error y le costaría caro y tiempo perdido. Le siguió con la mirada hasta ver que el hombre se detuvo en la entrada de la taberna ubicada en el muelle, dejo caer de sobre su hombro un enorme saco de piel en donde supone cargaba sus pertenecías. Jo saco de su carcaj una deliciosa fruta de larma y la mordió, mientras no quitaba la vista del hombro del hombre en donde tenía el animalito, el cual al parecer, percibió el aroma en el aire de la fruta y comenzó a moverse de un lado al otro y haciendo intentos de abrir sus largas y coloridas alas, Jo se sonrió a media, sin dudas el animal tenía hambre, dio un mordisco más pequeño a la fruta solo para arrancar un tajo y cogerlo así entre sus dedos, se bajo del barril donde ehns antes estaba sentada, y camino hacia el sujeto, desde atrás le entrego la fruta al loro, el cual lo cogió con delicadeza de sus dedos y luego sostuvo entre una de sus bien afiladas garras mientras le devora de a trocitos, el hombre al sentirlo, se giro sin ninguna alerta y se sonrío ampliamente al ver al joven y más bajo chico.
-¡Saludos… ahh..? – Le miro con una ceja levantada al ver las extrañas ropas que Ker llevaba y siendo este un lugar tan caluroso.
-¡Ker….! -se presento mientras miraba al animal sobre el hombro del hombre quien dilataba las pupilas mientras comía. Tosió un par de veces para hacer que su voz sonara más grave de lo normal
-¡Ker The Lydius, a sus órdenes. Libre...!?
-¡Valla…que curioso..! Soy Himilse Ioerbeles.. y no me vendría mal tu ayuda! -Le miro de pies a cabeza y con un extraño brillo en sus ojos, aquello, le causaron a Ker un extraño presentimiento pero no hizo caso, lo asocio al hambre que sentía.
–¡Ja, ja ...y él …es Mi Capitán, ummm!-Le dijo mientras acariciaba al ave en su hombro
-¡Veo que ya serán muy buenos amigos! - Le dijo sonriendo.
Himilse era un hombre alto vestía con una túnica oscura, que consistía en pantalones y un enorme saco aunque de mejor corte y calidad de tela que la que Jo llevaba; en su cinto brillaba la empuñadura de una flamante espada, sus rasgos eran toscos aunque había que reconocer que era bien parecido, de tez bronceada, y ojos verdes y enormes, usaba el cabello alborotado medio largo, y se cubría la cabeza con un extraño sombrero, quizás para este mundo, algo poco usual pero al fin y al cabo le daba un aspecto misterioso y soberbio.
-¡Un nombre conveniente!- Respondió Ker mientras le daba otro trocito de Larma al Loro, el cual cogio con el enorme y afilado pico, mientras le miraba de lado y con sus pupilas completamente dilatadas.-
-¡Que? ...No le has oído dar órdenes, jajajaja! -Rio al bromear acerca del ave, a lo que Jo también sonrío pero este no lo vio ya que cubría su rostro con mugre y el turbante calado hasta el cuello.
-¿Es usted Capitán de uno de estos navíos?- pregunto haciendo énfasis el el barco de donde desembarco enhs antes.
-¡Que! Ah no, no jaja yo no soy Pirata, ¿O acaso tengo pinta? -Jo le miro avergonzada por su torpeza, y más aun porque él se dirigió con un tono de voz alto y fuerte, y le miro serio; pero la tensión duro poco ya que el volvió a romper el silencio con una carcajada estruendosa a lo que el Loro también bramo diciendo algo en un idioma extraño para Jo.
-¡A ver Ker, ayúdame a encontrar un buen lugar donde pueda hospedarme y te pagare bien , veo que al igual que yo no llevas mucho tiempo aquí o si? -Le miro y sobre todo por el pequeño arco que llevaba en la espalda.
-¡Eso no te ayudara a defenderte de ningún ladrón de Puerto Kar, Si quieres mi opinión! -le decía mientras se encaminaba hacia el muelle.
-¡Y si no te cuidas pronto acabaras como ese sujeto! -Dijo a la vez que señalaba con un gesto de la cabeza al viejo mendigo, quien se había arrastrado hasta casi los pies de Ker quien se sobresalto al sentir sus callosa manos rosar su tobillo.
-¡Heyyy, aléjate! -le dijo siséate, mientras el hombre la miraba ahora con una sonrisa algo perversa, y desdentada. Jo se estremeció de nuevo aquel hombre le había tocado, y esa sensación le persiguió durante bastante rato, se alejo de él y miro a Himilse quien le arrojo un pellizco de Tarsco a las manos extendidas del pobre y desafortunado hombre.
-¡Ven vamos Ker, también muero de hambre, nos vendría bien una cerveza y algo de carne seca! – Ker a eso le dio un buen sentido, asintió y le ayudo con su saco, debió hacerlo puesto que Himilse se había adelantado deliberadamente y dejando el pesado saco en los pies del Muchacho, con el que casi tropieza al no verlo -¿Pero qué demonios llevaba este hombre en este maldito saco? pensó para sí mientras corría tras él, en dirección hacia la posada donde el mismo también se hospedaba.-
Ker se había adelantado, al llegar a la posada se detuvo y lo sobrepaso para empujar la pesada puerta y esperar a que Himilse le presidiera, este se detuvo un instante y miro el alto edificio, giro expectante hacia ambos lados de la empedrada calle, y luego miro a los ojos a Jo, solo fue un instante, pero Jo penso que en esa mirada aquel hombre le había leído mucho mas allá de lo que ella podría imaginar, se sintió extrañamente descubierta, pero era algo absurdo, aquel hombre no podía saber quién o qué era él. Bajo su mirada justo en el momento en que Himilse cruzo el vano de la puerta y el Loro removió sus alas en un extraño sacudir, fue para Jo como un "deja Vu".
Enseguida acudió a ellos la esclava Arrela (ah-rehl-leh), a la que Ker siempre le pronunciaba el nombre a su mejor manera y la joven en un susurro siempre le mostraba como debía pronunciarlo, a lo que Ker siempre le ponía los ojos en blancos, hasta que colmo su paciencia.
-¡Eres una tonta esclava y te llamaras como yo quiera, soy tu amo, o no? -La joven solo se limito a sonrojarse y se humillo agazapados a sus pies.
-¡Jajajaja! eres un amo cruel jovencito, llegarás a ser un buen marinero, no me cabe la menor duda!. ¡Trae una jarra de cerveza bien fría niña, y una bandeja llena de carnes y queso…!-Ker se ruborizo, le había escuchado, el solo se encogió de hombros, no dando mayor importancia. Se habían sentado en una mesa baja alejada del bullicio y de las miradas de los habitantes y empleados del lugar, pero aun así otro nuevos comensales se sentaron en la mesa contigua. La kajira se había esmerado en servirles pero ninguno de los dos noto tan siquiera su presencia, ya que a Himilse le interesaba conocer más acerca del joven Muchacho.-
-¡Y dime Ker… a que viniste a Puerto Kar? ¡Lydius no estaba mal para vivir? ¿O vienes huyendo? -Ker casi se ahoga con un trozo de carne que recién estaba devorando con avidez, y lo paso con un trago de cerveza, que le hizo brotar lagrimas, no le gustaba beber pero debía tomar algo o sé ahogaría, aquel sabor burbujeante la dio un nuevo ahogo por lo que se baño parte de sus ropas al bochar la bebida que le atraganto.
-¡Jajajajaja, vamos no temas jamás te delatare! -Bromeo Himilse, y de reojo miro a la esclava quien intentaba retener una risa divertida al ver al amo casi ahogarse. Ker también se dio cuenta por lo que la miro de manera fulminante, la pobre chica solo bajo nuevamente la mirada cubriendo su rostro con sus cabellos.
-¡No suelo huir de mis problemas, -Tosio un poco y hablo ronco por el cosquilleo en la garganta.-¡Si ese fuera el caso Libre Himilse; ¡Vine a Puerto Kar por razones de negocios!. ¡No he estado huyendo de nada, yo solo quería probar… algo nuevo.. Tener una aventura! -Le miro mientras carraspeaba por el mal trago que paso.
-¡Umm Aventuras?, de eso tengo yo mucho campo amigo, quizás te pueda llevar en alguna de mis travesías!- le dice mientras se acerca e inclina sobre la mesa guiñándole un ojo de manera confidencial y cogiendo una pieza de carne para llevar a la boca y devorar entera. Ker se reclino sobre el respaldo de su silla y le miro algo intrigada, aquel hombre sin dudas seria alguien de quien debiera cuidarse en el Futuro, alguien por el que podría tener muchos problemas. Miro a la esclava quien aun tenía una sonrisa dibujada en los labios y tronando los dedos le hizo ademan de que se largara. Himilse noto el disgusto del joven y volvió a reírse de manera escandalosa y copiosa que retumbo en salón.
-¡Vamos Ker que es solo una pequeña bestia, jajajaja!, ¡No seas tan duro con ella, yo que tú la ataría a la anilla de mis aposentos!.- Dije esto a la vez que sacaba un enorme pipa, la cual lleno con algo de kanda, encendió y aspiro hondo, a la vez que se reclinaba en su asiento satisfecho de tanta comida, le miro con ese brillo en los ojos que volvió a hacer sentir mareada y extraña a Jo.
Desde ese momento Ker y Himilse habían comenzado una peculiar amistad, la cual traería muchas más aventuras de las que Jo podría esperarse, en esta ciudad tan llena de misterios y de donde no sabía que les depararía al salir el Torvis…
Continuara...
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Nuevo capitulo de transicion, para nuevas aventuras... Ummmm,... no se de donde sacas tanta imaginacion para tus historias...Felicidades cielo..
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