jueves, 17 de julio de 2014

Mi Historia Como una Kajira- 2do Capitulo-

*Me escapé de allí*

               Una vez más sacudí mi cabeza, me incorporé un poco más, ya recordaba cómo había llegado a esta isla, pero no estaba del todo segura de cómo o qué era este lugar, su gente, sus extrañas costumbres, en mis cálculos creo que ya habían pasado más de un año desde que llegué a Gor, a este extraño mundo inhóspito no conocido por los habitantes de la tierra, un mundo en donde el hombre es el amo y señor de todo, y en donde las mujeres pasamos a ser un segundo, una posesión de ellos, donde si no se obedecía se era castigada duramente y sin contemplaciones, pero si se era sumisa y complaciente se podría llegar a ser plenamente feliz. Se decía que las kajiras se sienten incluso más libres que las amas nacidas libres, que eran las compañeras de los Ubares o de otros libres, yo por mi corta experiencia no creía eso.- Pero continuaré con mi Historia.

                ...Tenía miedo, frío y hambre… debía de buscar algo de ropa, mis vestimenta estaban húmedas sucias, y completamente destrozadas, mi aspecto estaba en verdad vulnerable pero a pesar de todo mi aspecto, y mi cuerpo era aun muy sensual, trate de arreglarme un poco, cogí los retazos del casmik y con la cuerda que me lo sujetaba intente modificarlo para que en donde se había raído volvieran a unirse las partes; con una ramita perfore varios ojales y pase parte de la tira de cuero, haciendo un ziz zaz, y cociendo en apariencia la tela así pude unirlas dejando todo un costado desde mi muslo hasta debajo del brazo derecho abierto pero extrañamente unidos por el cordel, con el otro pedazo, ya que eran bastante largo, logre atarlo a mi cintura pero ya no con dos vueltas sino con una, la ate a la altura de mi cadera dejando el nudo del lado izquierdo. Como me habían enseñado. Pero seguían sintiendo frío, así que decidí quitarme mis vestimentas para secarlas.

                      Me oculte tras unos árboles, quite toda mi nueva ropa para agitarla y secarla a la vez que sacudía la arena de ellas, cerca llegaban las pequeñas olas del mar y algo que parecía un cuenco viejo y roto que encontré en la orilla, con el fui sacando agua y lavado mis pies, pierna y brazos… me senté sobre unas enormes hojas que apile en el suelo mientras esperaba a que mis vestidos secarán al aire.


                      No estaba segura de cuanto tiempo paso pero pude ver como el sol se ocultaba y la luz se apagaba al tiempo que se comenzaban a escuchar extraños sonidos de aves y animales nocturnos, lo que me recordó que no sabía nada de estas tierras, cerré mis ojos y tristemente recordé, que antes de pasar por todo esto yo era una dama que solía vivir en la tierra, libre acostumbrada a riquezas, a tener todo cuanto se me antojaba, así como a no tener que obedecer ni arrodillarme delante de ninguna persona y menos hombres, bárbaros, las largas horas nadando en la amplias piscinas del club, dieron sus frutos en esta odisea… comenzaron a rodar lagrima por mi mejilla a la vez que mis labios llenos se apretaban de impotencia, abrace mis rodillas y enterré mi rostro en ellas mientras sollozos comenzaron a ahogarme con ganas de gritar a todo pulmón pero recordé que podrían escucharme. “Y si se habían dado cuenta ya los hombres del barco?” -enseguida calle, -“¿Y si regresan a buscarme?”- -“Oh Dios no!” -Rompí en un llanto tan desconsolada que mis oídos quedaron sordos a todo lo que se encontraba a mí alrededor. Quise parar pero solo quería volver a casa, o estar otra vez en la isla de Puerto Kar, donde aquel amo al menos me tendría bajo un techo. Y Ahora estoy aquí, desnuda, con frío y hambre mi suerte estaba echada y se pondría peor. Estaba oscureciendo.

                Creo que  a duras penas me dormí, las noches en Gor eran frías e insoportables en algunas zonas, pero aquí logre resguardarme cerca de unas rocas y matorrales, cubrí mi cuerpo con las hojas, ya estaba amaneciendo y solo me despertó el sonido risas. Pero no eran de hombres, me apure de recoger mi vestido y rápidamente ponérmelos. Cuando me escurrí por entre los matorrales, acercándome a la orilla de un pequeño borde. Me estire tanto que mi enorme y redondeando trasero se quedó expuesto del todo, solo la pequeña prenda interior se asomaba de entre mis piernas ya que la otra porción de tela se ocultaba entre mis nalgas. Pude ver que eran tres jóvenes muchachas, por sus collares y ropa deduje que eran esclavas, una de ellas llevaba un pequeño trozo de tela blanca entorchada a lo que parecía ser un collar de acero ajustado a su delgado cuello. Esta chica se veía joven como de unos 16 años, era esbelta, y tenía piernas largas y bien torneadas, sus cabellos eran dorado como los rayos del sol, tenia caderas anchas que se mostraban atreves del vestido corto atado en la cintura, al frente se dejaban ver sus bien formados y pequeños pechos por una abertura en forma de V, que se unía por un cordel; la otra muchacha también muy esbelta era como de unos 23, igualmente bella, esta si estaba más bien un tanto más sensualmente vestida, tenía sus pechos firmes y desnudos y de ellos solos los cubría una especie de borla que colgaban de sus pezones los cuales se unían a una delicada cadena de plata, en la cintura colgaba una delicada cadena igualmente sujeta a una especie de joya pegara a su ombligo. 

                Sus cabellos eran largos incluso le llegaban hasta debajo de las caderas de un negro azabache; tan hermoso se veía, que desee sentirlo entre mis dedos; Llevaba un vestido lago parecían pantalones bombachos, traslúcido abierto a los costados pero sujeto a los tobillos, dejando ver sus bellos y pálidos muslos, todas llevaban en sus tobillos, lo que a mi parecer eran varias cadenillas, como alhajas que sonaban cada vez que estás daba un paso; esta ultima chica también lucía un collar de acero que se ajustaba a su delgado cuello. Las dos chicas estaban alegres, llevaban, dos enormes cestas, cubiertas al parecer llevaban alimentos, fue en ese momento que recordé que me moría de hambre al escuchar mis entrañas rugir.

                   Al moverme, para ver mejor y poner una mano al frente de mi, trastabille al no conseguir apoyo, y ZAZ! Caí de bruces y el ruido que hice al caer de donde estaba, y el grito de dolor que brotó de mis labios, hicieron que las dos muchachas saltarán de donde estaban y rápidamente giraran sobre sus talones, al ver de qué se trataba, ambas bajaron las cestas y corrieron hacia mí.

- “Tal, muchacha!” -“te hiciste daño?”- pregunto la mayor, pude ver como la otra muchacha volteaba y miraba a su alrededor como buscando si alguien mas había escuchado aquel alboroto. Avergonzada de mi torpeza y jurando entre dientes por el dolor que una vez más le causaba a mi cuerpo, dije: “no, hay!”-gemí-, 

-“Creo que no!, Gracias!”

-“¿Pero que haces aquí?- dijo ayudándome a ponerme en pie- “¿dónde está tu amo?” -A la vez que su mirada buscaba exhaustivamente alguna marca, una señal que le dijera quién era yo. ¿y tu collar? -preguntó finalmente y asombrada al examinar y darse cuenta que mi cuello estaba desnudo.-

-“N n n no…” –tartamudeó-.” No…, yo no tengo collar.” –Palidecí, preocupada ahora por que estas chicas me fueran a llevar con aquellos hombres de los que había  escapado- 

                    Enseguida me incorporé, quedando de rodillas, sacudiendo mis escasas prendas de vestir, ahora toda rasgadas, mi cabello estaba todo alborotado y sobre mi rostro, enseguida lo quite con un movimiento de mis manos y deje ver mis ojos marrones, que miraban con lágrimas pugnando por salir, y es que me sentía sola, con hambre, con miedo…

-“No...No, ahora recuerdo, mi amo esta cerca”-dije rápidamente a la vez que miraba de un lado al otro, pensando que al no tener dueño fácilmente me podrían entregar a algún mercader de esclavas.

                              La hermosa joven se arrodillo junto a mí y acaricio mi corto cabello color castaño oscuro, como en un gesto de que podía llorar que estaba fuera de peligro, enseguida mi cuerpo comenzó a convulsionar, mis grandes y redondeados pechos se agitaban al compás de mis gemidos.

“-No sé qué hacer,- comencé a decir- “…unos hombres me secuestraron y trajeron aquí.”,-decía entre sollozos- “no tengo amo ya, no tengo casa, ni siquiera sé dónde estoy…!” –una de las chicas la mas pequeña rió por lo bajo y la mayor me miró y me dijo- “a una kajira no la secuestran, es deber de toda esclava servir y postrarse a los pies de un libre.”
-“Que tengas o no collar, no es nada aquí, si un amo se empeña en tenerte así lo hará”- en ese momento recordé el significado de lo que había dicho y dije apretando los dientes con rabia y mirando fijamente al suelo a la vez que apretaba mis puños sobre mis piernas. 

–“No dejaré que ningún bruto me tomé cual pieza de pan o como si yo fuera un pedazo crudo de Bosk!”, ”jamás me someteré ante nadie!”.

                             La otra joven ahogó un grito de horror por aquellas palabras que brotaron de mí con tanto odio, fue entonces cuando volvía a revivir el recuerdo de aquel hombre, en el muelle, me había tomado y llevado consigo a la fuerza para luego tirarme cual trapo sucio sobre un montón de sacos, recordaba cómo percibía su olor a sucio, en mis labios aun estaba el sabor rancio del trapo que uso para ahogar mis gritos, y de cómo me había despojado de mis prendas e intentado violarme, y que de no ser por otro hombre que entró y le gritó que debía subir a prisa lo hubiera logrado.-

                            La chica a mi lado le hizo una señal a la más joven y esta enseguida salió corriendo, no entendí bien que se traían entre manos, pero me incorpore rápidamente como quien iba a huir , enseguida la chica se para a mi lado y me sujeto de las muñecas y con voz calmada me dijo:

- Cálmate!, no te haremos daño! Calma! – yo la mire y dije:

-“ P-p- pero!!” - Y enseguida vi venir a la otra chica con otra mujer aun mas vieja, era una mujer mayor, era casi de unos 40 años o quizás mas, no la había visto venir antes de caer de mi escondite, esta tenía un cuerpo espectacular aun a pesar de los años, su piel era un tanto oscura, me imagino que teñida, quizás por las largas horas al sol, su caminar aunque apesadumbrado aún era ágil y sensual, yo me sentía toda un “fantorche” al estar allí delante de aquellas hermosas mujeres, la señora apresuró el paso al verme y enseguida me cubrió con lo que traía la otra chica en sus brazos era una especie de manto oscuro lo puso sobre mi cabeza tapando todo en mi solo asomaba mi nariz y boca. Se puso frente a nosotras, las dos jóvenes se levantaron Y dijo a estas dos: 

-“Llevarla a la aldea y cuiden que no las vean los demás, que ningún hombre sepa de ella.” Me ayudaron a levantarme, y cada una me tomó del brazo, en marcha ya, Alcancé a oír su grito: 

-“Discreción muchachas”.

                         Pasamos por una angosta calle empedrada, en donde a los costados se podían oír murmullos y voces de hombres que parecía estar molestos, tenía mucho miedo cada tanto trastabillaba debido a que no veían bien en donde pisaba, en una ocasión paramos justo delante de lo que parecía una especie de “Bar o Taberna”, su aspecto era como el de una taberna, algo oscura en su interior me puse de puntillas y me asomé por una de las ventanas, de la cual se oían voces provenir de dentro eran de hombres y enseguida un sonar de metales, al parecer estaban celebrando algo, me volvieron a jalar del brazo y emprendimos la marcha cada vez con más cuidado, supuse que porque habían muchos hombres, por un instante escuche a un hombre grita 

-“Tal, kajiras”, nos detuvimos un tanto para dejar pasar unos guardias que se acercaron a las muchachas, tomaron de un brazo a la más joven, pero enseguida la soltaron, estos vieron algo en ella que los hizo alejar; la muchacha mayor me dijo: 

-“No te muevas de aquí”- no lo hice, pero mi curiosidad me hizo poner nuevamente de puntillas, esta vez estábamos junto a otra taberna de paga, paga es una bebida que se sirve fría o caliente dependiendo del lugar; esta vez pude ver mejor dentro de la taberna, observe que habían varios hombres incluso alcance a ver a varias mujeres, casi sin ropas, de hecho estaban desnudas, atadas con cadenas a sus muñecas y cuello, postradas a sus pies mientras estos bebían y discutían fuertemente.    

               En ese momento mi atención se posó sobre una muchacha de piel canela y cabello corto, esta estaba acurrucada a los pies de otro hombre de aspecto grotesco vestido con una túnica de color gris, el cual acariciaba la espalda de esta mientras ella se apresuraba a moverse cual gatita entre sus pies, los cuales estaban descalzos y muy cerca de sus labios…”¡los besaba!” “Aggg, que asco sentí”, ahogué una exclamación de horror, así como una especie de arcada, de no ser porque no tenía absolutamente nada en el estómago me hubiera ido en vómito- y enseguida lleve mi mano a mis labios y me asusté al sentir como alguien tiraba de mi otro brazo, era la muchacha, y enseguida nos pusimos en marcha otra vez… 

              Al llegar a lo que a mi parecer era una especie de silo, la joven muchacha se paró frente a mí y me quito la manta, Y dijo: 

-“Ya podéis estar tranquila, aquí nadie te hará daño!” 

        Por primera vez respire con toda normalidad y me senté en donde la otra chica me indico.-“Ponte aquí, te traeré algo de comer!” 

                   Al cabo de un rato entro con una bandeja llena de algo que parecían unos guisantes blancos “gachas” -les llamó- con un trozo de pan dorado cortado en triángulo, y unos pedazo de unas carnes asadas, unos vegetales cocido, junto a un vaso de metal lleno agua fresca, todo olía espacialmente bien, comí con tanto desespero que no me di cuenta de que aquellas mujeres me miraban algo burlonas, y sorprendidas... Enseguida me atore y bebí del cuenco, mis mejillas se tiñeron de rubor al sentir vergüenza, ahora por mis modales, y limpiándome los labios con el dorso de mi mano les dije:

- ”Disculpen ..Pero es que tengo días sin probar alimento alguno… no les di las gracias, antes!” mientras le daba otro mordisco al pan. 

                  Las dos rieron y se sentaron frente a mí a observarme… una no aguanto más y preguntó: 

-¡Eres una Barbará, verdad?- 

             Ya había escuchado ese término antes, justo cuando aquel hombre que primero me dio como obsequio al amo, en aquel puerto. (Aquel hombre no me trato mal, a pesar de que me tenia atada con una cuerda al cuello, cuando me recibió en el muelle, yo estaba descalza y sin casi nada de ropa, solo me cubría un pedazo de trapo con una abertura en el cuello en forma de "V" y atado con un pedazo de soga a la cintura, un día me llevó consigo a su cabaña y allí le ordenó a su Kajira que me diera atenciones… esta no hablaba nunca solo obedecía, yo por mi temor a lo desconocido me portaba muy a la defensiva. Me aseo y alimento, el casi nunca estaba en la casa, y una noche llegó un poco extraño, estaba como salido de si… me llamó por ese nombre que usaban todos: “Barbará!, tu!- me dijo mientras me señalaba-,” ven aquí!” - No entendía por qué hablaba así, dijo una palabra en voz alta, palabra que no entendía, hasta ese día. 

-“Barbará, “Nadu”!! - mientras se tumbaba sobre unas pieles; yo simplemente me limite a pararme frente a él sin hacer nada. Enseguida se colocó de pie de un salto, disgustado por no reaccionar, se paró junto a mí y me tomó del cuello por detrás de la nuca y tirando hacia atrás de mi corto cabello castaño oscuro, me obligo a arrodillarme, a la vez q repetía la palabra “NADU” su voz rugió en todo al lugar, enseguida comencé a temblar de miedo, me soltó y paro frente a mí, con su pie me dio leves golpes y empujo mis rodillas para separarlas se movió a mi costado y metió su mano por entre mis nalgas, cosa que me tomó por sorpresa y grite 

– “Oh!” -mientras mi cuerpo se ponía rígido por aquella invasión a mi privacidad. 

          Me agarro de los hombros con sus enormes manos y me enderezo la espalda y dio un golpe igualmente suave con su mano en mi columna cosa que interprete como que debía permanecer erguida, Me empujo hacia abajo e hizo sentar sobre mis talones, Se puso frente a mí Y dijo:
“-Tu culo sobre tus talones, Barbará…” –y agarrándome de las manos retorció mis brazos hasta colocarlos detrás de mi espalda y junto mis muñecas.

- “… y tus manos atrás como si estuvieras atada”, -completo esto último, lo dijo ya sin aquel tono de voz que al comienzo me aterro. “Esta…mi querida bárbara…es una orden!”- “Entiendes?” 

          Obedecí, aquella fue mi primera orden, asentí con la cabeza y enseguida comenzaron a rodar lágrimas por mis mejillas, aquel Hombre me miró, su expresión cambio, se arrodillo frente a mí, esta vez pude ver en su mirada un brillo encantador, su mirada expresaba ternura, tomó mi barbilla con una mano y me hizo sostenerle la mirada, se inclinó y besó fugazmente mi frente, perlada por el sudor del esfuerzo y por la posición tan extraña en la que estaba, mi cuerpo tembló a pesar del calor, y el lo noto enseguida

 -“Tranquila no te haré daño!” -dijo– “Te enseñaré todo para que ya no seas una tonta barbará” -Su mirada, aun la recuerdo, era cálida y su rostro, a pesar de tener una gran cicatriz que le cruzaba la mejilla izquierda, lo hacía tener un aspecto muy sensual, era el hombre más hermoso que había visto desde que había llegado a estas tierras, sus profundos ojos color verde me hipnotizaba, abrí mis labios como esperando que los besara, el acerco los suyos, muy cerca de los míos… tan cerca que pude percibir el olor dulzón de algún tipo de bebida alcohólica que me embriago como si yo mismo lo hubiera bebido, pude sentir sus dedo rozar mi labio inferior, justo antes de posar sus labios sobre los míos en una beso cálido, húmedo y profundo. 

           Uno de Sus dedo se había colado dentro de mi boca, lo que hizo con la intención de abrirla aún mas y mantenerla hacia mientras el metía descaradamente su lengua dentro de mí boca, saboreando y hurgando dentro de ella, logré colar mi lengua dentro de la suya, allí pude sentir aún más el sabor a vino, logre atrapar su lengua y la chupe hasta llevarla dentro de mi boca, sentía su respiración, me deje llevar por el momento, pude sentir como me comenzaba a humedecer entre las piernas, mis pezones ahora estaban erectos y sensibles al mas mínimo roce, deseaba un roce de aquellas manos, solo una caricia de aquel extraño ser que ahora me invadía y nublaba la mente. 

         Un gemido de placer y ahogo brotó desde lo más profundo de mi garganta, cuando él se separó, gemí en señal de protesta porque ya no sentía aquella boca tan varonil, tan insolente que me hacía perder el control, también por la rabia que sentí, al ver mi cuerpo reaccionar así de esa manera ante aquel extraño que insistía en llamarme barbará. se levanto me miro por un instante, su mano pasó sobre su cabeza y salió de la tienda; no regresó esa noche, mis ojos se llenaron de lágrimas, me sentía sola, y ahora desdichada hasta en este mundo era rechazada por quien a mi me gustaba.

             Las risas de las dos muchachas me hicieron volver a la realidad, debí parecer tonta al dejarme llevar por aquel recuerdo… pero extrañaba a mi amo, me preguntaba dónde estará, que pensaría ahora de mi, que fui ingrata y simplemente huy, o quizás alguien le habría dicho que me vieron con otro libre y que traicione su confianza?, y mis hermanas kajiras que estarían pensando?.

          Enseguida termine de comer y me levante, la muchacha joven se apresuró a quitarme de las manos la bandeja ahora vacía. La kajira mas grande se puso a mi lado y me dijo que debía de dormir un poco porque el viaje sería largo, esto último no lo entendí, pero si me pareció una buena idea el dormir ya que mi cuerpo comenzaba a sentir los estragos de una noche de insomnio, y del esfuerzos sobre humanos al nadar a toda prisa y luego por las largas horas sollozando.

           No recuerdo cuando me dormí, pero sí recuerdo que escuché mucho ruido fuera del silo me incorporé sobre las pieles, las otras kajira no estaban por ningún lado, me asusté al oír unos pasos y metí la cabeza entre las pieles para ocultarme, cuando de repente escuche una risa y en seguida tiraron de las pieles dejándome al descubierto mi corazón casi se me sale del susto pero era la kajira mayor, la anciana, quien me sonreía, y me dijo: 

-“Ven muchacha vamos a asearte”- yo que no entendía muy bien muchas cosas, sabía que las kajiras no vivían solas, que debían de estar a la orden de un amo, pero, no había visto a ningún amo desde que fuera encontrada, así como tampoco vi grilletes en los tobillos o muñecas de las dos muchachas.

          Sin protestar, la seguí hacia una parte de la cabaña que daba hacia un patio al descubierto, quedaba en la parte trasera, estaba rodeada por vallas altas, supuse que nadie podría asomarse allí, el lugar tenía una gran sombra que le hacía la casa contigua, y a la otra mitad del patio ya comenzaban a caer los primeros rayos del Sol.
               
          Es bien sabido que  las noches de Gor, si nunca se han visto, sun hermosas, sus tres lunas eran todo un espectáculo y justo antes del amanecer estas enormes lunas se iban apagando con la salida de “Lar-Torvis” así le llamaban al Sol, el cual era mucho más grande de lo que recordaba verlo desde la tierra; o quizás era porque lo miraba desde otra perspectiva. La kajira me dio una estropajo y una cubeta con jabón; allí afuera estaban ya las otras dos muchachas la jovencita y la que me encontró, 

      Ahora que lo recuerdo nunca supe sus nombres, junto a ellas había ahora un grupo de 10 muchachas mas, todas muy hermosas, de cabellos dorados y de un largo envidiable, todas ellas se encontraban encadenadas, todas por el tobillo y atadas además, con cadena a sus muñecas izquierdas, todas llevaban collar, eran una especie de aros ajustados a sus cuellos con una pequeña argolla que se colocaba debajo de sus orejas… trate de no hacerle mucho frente ya que se veían muy asustadas, temblaban por la fría briza, estaban aseándose también.

                 El baño me reconforto, la kajira me condujo de nuevo a la habitación en donde permanecía de rodillas, la joven muchacha “Jara”, ahora ya sabía su nombre, me miraba un tanto distante no pronunció palabra alguna cuando se ofreció a ayudarme a cepillar mi corto cabello, sentía que me quería decir algo, ella me miraba con ojos muy tristes, quise saber que le pasaba, si acaso la había castigado o incluso azotado, pero solo termino de cepillar mi ondulado y corto cabello, se me acercó me dio un beso en la mejilla y se marchó. En seguida entró “La primera Kajira”, así le debíamos de decir a la kajira mayor, de todas era la que mandaba, su nombre era “Lianna” y me hizo ademan para que me arrodillara en posición de “esclava para hacer atada”, enseguida entraron unos hombres al parecer eran guardias, vestían túnicas de guerreros, me sujetaron con exagerada fuerza, me pareció, me ataron fuertemente mis muñecas detrás de mi espalda y colocaron un collar de acero, atado con una cuerda que hicieron pasar por la argolla, me pusieron frente a Lianna, yo intente decirle que me ayudara, llorando, pero el guardia me jalo de los cabellos y me alejo de ella.


- “Calla animal, nadie te ha dado permiso de hablar!”- grito justo en mi cara- y sin esperarmelo me dio una bofetada con el revés de su mano, me hizo daño, caí a unos pasos de donde estaba, sentía como la sangre se juntaba dentro de mi boca, me empujo lejos de su alcance con una patada, los otros guardias me tomaron de los codos y me ayudaron a poner de pie, de muy mala gana lo hice, me llevaban a empujones, no entendía por qué tanta rudeza, si bastaba con ordenarme que hiciera lo que quisiese y listo.

            Al pasar pude ver a la kajira mas joven “Meg” quien se escondía en brazos de “Jara”, la cual hizo un ademan al guardia este se pro paro un instante dejándome verla y fue cuando me dijo al pasar “que los reyes sacerdotes te cuiden mi niña” enseguida sentí el fuerte tirón de la cuerda atada a mi collar, trastabilló y falle el escalón, esta vez caí de bruces en el suelo llenando de tierra mi cuerpo, como llevaba las manos atadas detrás no tuve equilibrio y torpemente me pude levantar, y así salimos del lugar, otras vez con un destino incierto a lo desconocido o por conocer...


Continuará...





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