martes, 29 de septiembre de 2015

Ker The Lydius (4to Capitulo)

Ganando el pase a Puerto Kar





-¡Kajira! –Dijo una voz gruesa.
 -¡Tráeme una botella de paga! –Jo miro al Hombre que había conocido en el bosque. Zaltar estaba contento, al parecer por su buena venta. Jo se había enterado que había vendido a las dos kajiras por 3 Tasco de plata cada una, y que por la mercancías que llevaba consigo 80 monedas de cobre. Jo llamo a  una de las kajiras que le atendía esta a su vez,  llevaba pa ga al recién llegado, sujeto a la kajira por el cabello y la obligo a doblarse mientras le ordenaba llevarle otra botella que ella había traído consigo o más bien la había pedido antes al tabernero.

Dile al libre que esta es de parte de Ker Arquero  The Lydius, y que le acompaño en su buenaventura, el sabrá que hacer con ella!

                Jo la soltó y la chica,  asustada corrió hacia donde estaba sentado el libre y poniéndose en su bella posición  le llevo la botella de Ka la na, el hombre al verla no le dejo terminar de decir lo que Ker le había mandado a decir con ella.

                Zaltar miro a la esclava y al ver que no traía la botella que él le había perdido alzo su mano para golpearla, después de gritarle e insultarle en su peculiar acento;

-¡Sucia bestia, torpe, que has traído? -Y justo cuando la joven se agazapo ante la  reacción del libre  que fue alzar una enorme  mano con la intención de golpear a la chica,  una Flecha a toda velocidad  cruzo la mitad de la estancia y llego clavándose en la meza entre Zaltar y la kajira; Todos incluso la kajira giraron a ver a la joven Jo con el arco en mano, su posición habitual de caza y sonriente, bajo sus brazos y se colgó el arco en el hombro y camino lentamente hacia donde estaba sentado Zaltar.

-¡Despreciara el regalo de alguien que admira su buena fortuna Libre! -Jo ahora Ker The Lydius  se acerco y cogiendo su flecha de un tirón la  guardo en su carcaj.

De los viñedos de Ar!.- le dijo Jo al verlo mirar la botella con cierta desconfianza. Zaltar silbó. Era Ka-la-na de mucha calidad, sostuvo la botella oscura en sus manos  y le giro. Ker le miraba aun de pie.

-¿No irá a despreciarme, verdad? -Aguardo un ihns en silencio y aclarándose la voz para sonar más grave dijo.

Permítame presentarme, mi nombre es Ker Arquero The Lydius, a sus órdenes! -Zaltar le miro con desconfianza, Ker que siempre llevaba el rostro cubierto con un turbante que disimulaba aparte de  su voz, ocultaba a la vista sus bellos labios llenos y rojos, dejando al descubierto  sus bellos y claros ojos color ámbar, que refulgían a la luz de las lámparas de aceite de Tharlarion. Jo haciendo un gesto a la joven y temblorosa kajira para que trajera una copa adicional, la joven sin mucho preámbulo corrió y trajo la copa ofreciéndose a servir el vino, Jo, que realmente detestaba a esta mujeres, con un gesto la aparto, le miro con seriedad y la joven sonrojándose se retiro a su lugar. Zaltar no dejaba de mirarle con desconfianza. Mientras este le miraba Jo sirvió ambas copas.

-¿Y a que debo este honor, Libre Ker The Lydius?- dijo mientras tomaba la copa llena y servida por JO.

-¡Supe que ha tenido la buena fortuna y que los RRSS le han bendecido con una buena venta! – le sonrió* -Oh no, no pretendo robarle!  -Se adelanto al ver su mirada, Zaltar ladeo la cabeza y con un gesto le ordeno que se sentara. Jo sonrió internamente ya había ganado terreno.

-Vera libre….*hiso una pausa como esperando que este le mencionara su nombre para así no lucir tan obvio*

-Zaltar, Zaltar Mescatos! Soy Mercader de Ar. -Le miro elevando una ceja y colocando la copa en frente de  él con un gesto de brindis en su honor y bebió la copa de un trago, a lo que Ker imito el gesto, pero a diferencia de que su copa no estaba del todo llena. Para ello debió bajar su bufanda hasta la altura del mentón su rostro manchado de hollín simulaba una pequeña barba nacimiento y algo de mugre le daba un aspecto más añejo.

-¡Vera Libre Zaltar, la verdad es que  deseo iniciarme en el comercio, desde hace un tiempo he viajado y aprendido de la caza el beneficio de lo que se da a  los alrededores, se que la carne de tabuk es muy bien pagada, pero aun así, deseo algo mas….asado, algo que me de mucho mas beneficio y por sobre todo ganancias?

-¡Eres muy joven Ker!, ¿cuántas lunas tienes? -Le pregunto Zaltar mientras le ofrecía la copa para que la volviese a llenar.

El tiempo no hace al Hombre! ¿O sí? Zaltar! -Ker le miro lleno de nuevo su copa rebosante, mientras que el solo a medias. Sus intenciones eran claras.

-¡No, es cierto, no hace al hombre, ni las lunas que pasa fuera de la protección de la piedra de su hogar, ni los cientos de peligros que ello conlleva. ¿Supongo que has librado muchas batallas pequeña cría de Tharlarion? -Zaltar se burlaba a conciencia y deliberadamente de Ker.

                Ker se mordió el labio para evitar así revelar la frustración que aquel comentario le causaba.
-¿Mas Ka la na?- Sirvió sin esperar la respuesta. Mientras Zaltar no le miraba Ker hiso una seña a la kajira y esta trajo consigo una bandeja llena con carne de tabuk asada.

                La kajira, atenta a las señales de Ker se apresuro a llevar a la mesa la bandeja, en ella llevaba una pierna de tabuk y un pedazo del lomo hecho tiras, la salsa de verduras cubría el fondo del plato haciendo un delicioso brillo a la carne bien presentada, la joven se arrodilla ante el libre dando la espalda a Jo.-

-¡Cazado por mí, debo añadir!- Zaltar rio, al no creer lo que oía.

-¡Un niño con un vara hace  lo mismo y mata presas mucho más grandes que la que aparenta ser esta pieza de tabuk!-  levantando una pata del tabuk a la que comenzó a devorar sin ningún tipo de ceremonia.  Ker estaba siendo provocado y Zaltar lo hacía con  toda la intención. Recostándose de los cojines Ker intento calmarse y simular que aquello no le afectaba en lo mas mínimo. Pero la verdad era que la sangre le hervía y deseaba cuanto antes dejar a este tonto grandulón sin un medio de tasco en los bolsillos.-

                Jo miro a la kajira quien se puso en posición y sirvió el vino en la copa de Zaltar y evito así llenar la copa de Jo, al vaciar la botella la kajira alzo la vista y miro a Jo la botella se había acabado.
-¡Trae otra bestia, que esperas! -Le grito mientras la miraba con el ceño fruncido, la kajira corrió a la cocina y regreso con otra botella oscura de vino de ka la na.

-¿Entonces, eres Mercader? De esclavas debo suponer? Zaltar le miraba mientras devoraba hambriento la pieza de asado, llenando sus dedos de salsa igual así sus labios, Jo a un leve movimiento hiso que la esclava se posara frente a él de pie e inclinada dejando caer en cascada  su cabello para que el libre se limpiara la boca, Zaltar se divertía con las atenciones de este joven, y por sobre todo no sospechaba de sus intenciones solo dedujo que el joven deseaba le ayudase a crear también su pequeña fortuna conociendo todo acerca de la mercadería.

-¡No soy esclavista Ker, las venta de esas bestias no son lo mío, para ello se necesita tiempo y dedicación, así como conocer los mejores  puestos y plazas para la venta! –volvía empinar el vino, esta vez de la botella directamente.

-¡Entonces, que es lo que realmente vendes?-Le pregunto intrigado e inclinándose hacia delante para escucharle, ya que el ruido había subido de tono debido a que los músicos habían comenzado a tocar y el tintinar de campanas de las nuevas esclavas comenzaron a restallan en toda la taberna.

-¡Jajajajajaja, no se trata de que vendo Ker sino a quien le vendo! Los mercaderes trabajamos duro en crear nuevas líneas de comercio con lo que otros pueblos realmente necesita y carecen de ello! –Zaltar mira la cara de Jo algo desconcertado y en realidad defraudado.

-¡Jajajajajaja Vamos pequeño Tharlarion, si realmente quieres aprender, Yo Zaltar Mescatos te voy a enseñar lo que debes aprender!  -El rato paso, y las cosas que le conto a Jo le comenzaron a llenar de intriga y emoción, hablo de sus miles de aventuras, las fallas y las ganada en este trabajo, y mientras conversaban, la kajira llenaba la copa una y otra vez y aglomerando las botellas  sobre la mesa.

                Fue casi pasada la decima hora que ya el enorme Mercader se debatía entre  sí seguir con la copa de ka la na o si echarse sobre sus fuertes brazos a dormir, Ker, sin embargo se mantenía  igual sobrio, quizás un poco más cansado, pero la verdad es que ella nunca bebió del vino que había adulterado con una gotas de belladona, tantas que dormirían aun Tharlarion adulto. Ker sonreía satisfecho, le había pagado al tabernero mientras se ofreció amablemente a llevarle a sus aposentos, al parecer el Libre Zaltar se Hospedaría esa noche en la Taberna  de las 3 campanas; con todas sus fuerzas ayudo al pesado y ahora torpe hombre, a subir uno a uno los escalones de la vieja escalera, en más de una ocasión la acción de llevarlo sobre sus hombros le hiso poner en situaciones vergonzosas y de mal gusto para el joven muchacho. Una de ellas fue que se sujeto de sus bien torneados pechos apretándolos, inconsciente de que él estaba allí.
-¿Suéltame Sucio Eslín! -Le había dicho entre dientes mientras que le empujaba para que callera de golpe sobre al lecho, al hacerlo se tropezó y esta vez cayó sobre el musculoso pecho, de  Zaltar, este casi  consciente de que lo que tenía entre sus brazos era una kajira la sujeto fuertemente de la cintura y la pego mas a él.

-¡Vamos pequeña zorra… ¿acaso te irás sin darle un beso a tu amo?! -Jo abrió desmesuradamente sus ojos y boca  asombrada, y justo cuando intento decir algo, Zaltar la apreté fuertemente contra sus labios besándola con rudeza a lo que la chica solo pudo gemir entre su boca, este acto le nublo aun mas los sentidos a Zaltar dejándose entre ver lo excitado que estaba, Jo intento resistirse pero era inútil, su fuerza era mayor, aun y después de estar drogado; se dejo dominar, la sensación de aquel beso le dejo agitada y su respiración se torno pesada, debía hacer algo y pronto.

-¿Creo que llevas demasiada tela par mis gusto, desvístete kajira!? Le ordeno, mientras la empujaba lejos de él, Jo aprovecho esto para así zafarse. Y parándose entre sus piernas, le miro y le dijo, con voz apasionada y de mujer.

-¡Si amo, lo hare con gusto! –y mientras Zaltar se apoyaba sobre sus codos en le cama miraba desorientado a la joven, intentaba enfocar bien la vista y mantenerse despierto, pero se le veía en verdad muy pero muy drogado, pero aun así Zaltar se sentó a duras penas e intento volver a alcanzarla,

-¡Ven, yo mismo te la arrancare! -Dijo entre dientes, mientras le miraba serio y aun desorientado. Cuando de repente Jo le golpeo con algo que le dejo inconsciente. Jo había cogido un madero del pilar de troncos que se usaban para avivar las pequeña hoguera dentro de la posada, dejo caer en pesado objeto mientras veía a Zaltar tirado de una manera ridícula en las pieles, en su rostro había una sonrisa o lo que parecía ser el rastro de una mueca.  


¡¿Ahora quien es el tonto, Mercader? -Le dijo en voz baja. Jo corrió y rebusco entre las cosas del libre y encontró el pequeño saquito con las monedas de su buena venta, esta noche se marcharía rumbo a Puerto Kar. Consiguió una tiras de atar del mismo Mercader y le ato fuertemente  despojándolo antes de sus vestiduras, ¡debería tener otra muda de ropa¡, pensó mientras le quitaba con dificultad, la túnica de mercader, Jo se sonrojo al verle desnudo sobre las pieles, tuvo que reconocer que el libre tenía muy buen cuerpo. Se acerco a él y le miro mas de cerca, sus labios estaban entre abiertos de el manaba el aroma fuerte a ka la na, Jo se mordía el labio inferior mientras don el dedo índice le rosaba los labios a Zaltar, por unos enhs le miro, luego sacudió su cabeza despejando sus pensamientos, aquel era el mismo hombre que fustigo a la pobre pelirroja, y por qué no, violado a las dos kajiras que llevo esa tarde a l kennel del esclavista para así después venderlas, lo miro y en su rostro había ahora odio reflejado hacia aquel bruto que la había obligado a besarlo, se aparto y colocándose de nuevo su bufanda y capucha salió al oscuro pasillo de la posada y con calma bajo los escalones dirigiéndose hacia la calle, iría al muelle para abordar el Tarn Negro que se dirigiría a la ciudad más corrupta de todo Gor Puerto Kar. En la habitación ahora yacía un Bruto, completamente desnudo,  fuertemente atado y amordazado, para cuando lo descubran ya ella estaría lejos de allí, con un nuevo rumbo, su destino La perla de Thassa. 



Continuara...

lunes, 14 de septiembre de 2015

La Historia de Ker The Lydius (3ra Parte)


En Busca de una salida...


     Jo, no podía dar crédito a lo que veían sus ojos, aquel hombre, que a pesar de ser apuesto, y cuyas facciones de no poseer un látigo en la mano, no hubieran sido diferentes a la de cualquiera actor guapo de Hollywood; sus cabellos alborotados, le caían sobre el rostro a cada azote que propinaba sin contemplaciones a la pobre muchacha, las palabras de este salían de una manera armoniosa, ella a pesar de gesticular no emitía ningún sonido aparente, o era que acaso Jo se había quedado sorda y perdida en el tiempo? Era este acto un mal sueño? Cerro sus bellos ojos con fuerzas, cuando de repente comenzaron a menguar los sonidos y los azotes, el hombre se quede de pie frente a la pobre muchacha cuya piel ahora estaba surcada de marcas de un color escarlata. El respiraba agitado y se pasaba una mano firme por sus cabellos apartándolos de su rostro ahora pincelado por los rayos del brillante y enorme sol, algo ya fuera de lo normal, pero para Jo, ya nada era normal en este nuevo mundo, si es que era eso.

     Desde donde estaba ella podía ver la línea recta y perfilada de una respingada nariz que parecía haber roto un par de veces debido a un pequeño bulto en tu tabique. Sus labios llenos, pero ahora apretados en una línea seria y dura le daban un aspecto arrogante y sexy, su frente amplia y arrugada por mantener el ceño fruncido, las fosas nasales ahora ventilaba amplios a su pesada respiración. Su cuerpo era otra cosa, de su torso desnudo brillaban pequeñas perlas de sudor que luego de llenarse en gotas resbalaban por las curvas de sus bisep y abdominales descendiendo hasta perderse en su centro donde comenzaba a asomarse un camino de bello oscuro ahora pegado al cuerpo por su humedad. Jo sacudió sus pensamiento moviendo su cabeza para salir de aquel extraordinario encanto de ese hombre toso y bárbaro. Antes de salir de allí le hecho una última mirada y frunciendo el seño, molesta consigo misma.-

     El hombre emitió un extraño sonido y a su presencia la joven se acerco a gatas y colocándose en la misma posición que uso antes de que la golpearan, pero esta vez ella mantuvo la mirada clavada en el suelo a sus pies y sus manos se extendía por encima de su cabeza con las muñecas cruzadas, ella dijo algo en ese extraño idioma y mantenía su espalda recta y sus rodillas bien separadas, a lo que el hombre metió un pie entre ellas y pateándolas suavemente las separo aun mas, al parecer estaba satisfecho puesto que le acaricio la cabeza y le levanto del mentón, y miro su rostro, en sus ojos había un brillo como alguien que mira con amor a otra persona, pero como podría el amarla si la golpeaba así?, la muchacha, como agradecida beso y lamio su mano como… como un perro?

     Jo se incorporo y se alejo de allí sin hacer ruido, bordeo la barda hasta quedar justo detrás de la cabaña, en donde estaba el pozo y mas allá el frondoso árbol, ella había sido precavida todos estos días y mantuvo escondido su saco con provisiones y algo para su viaje, esa noche se subió al árbol escondida entre las ramas y desde allí se mantuvo en vigilancia hasta quedarse dormida.

Era la mañana de un nuevo día, Jo no pudo conciliara el sueño debido a lo incomodo del árbol, y menos por que en más de una ocasión estuvo a punto de caer de cabeza al suelo, se levanto mucho antes que el hombre dentro de la cabaña, se lavo la cara y se adentro entre la maleza para observar al hombre ese día. Jo pudo divisar al hombre desde dentro de la cabaña, pero por mas que se alzo entre la maleza no logro ver a la muchacha. Un fuerte grito llamo su atención el hombre había salido justo al frente y grito fuerte y claro una palabra: “Kajira” y enseguida apareció la joven pelirroja, su piel aun tenía visiblemente las marcas de azote cruzando todo su cuerpo en particular su espalda. La chica salió corriendo de dentro de la casa arrastrando un cadena que prendía de un collar, ajustado en su delgado cuello; desde ese punto pudo ver en el muslo izquierdo de la joven una marca, algo que se escocía en su piel, aun estaba reciente su piel se veía chamuscada y a carne viva, Jo camino hasta un punto donde podía ver mejor la joven se mantenía de rodillas junto al hombre, este le calo en su hombro, pasando sobre su cabeza un bolso cruzado. Estaba vacío, la chica vestía ahora una especie de saco raido y sucio atado en la cintura con una cuerda, dando unas dos vueltas ajustados más arriba de su cintura terminando en un nudo sobre su cadera izquierda, este le indico que levantar una especie de carreta y juntos caminaron por un sendero colina abajo, Jo no pudo tener más suerte, entraría a llenar su bolso con mas provisiones.

     Una vez que vio alejarse al hombre y a la muchacha arrastrando una pequeña carreta Jo entre a la cabaña y allí comenzó a rebuscar entre las posesiones que el libre había traído, encontró una enorme caja abierta y cuya tapa estaba u tanto claveteada le zafo los clavos y la abrió en el encontró un arco y un puñado de flechas, eran de un extraño materia, Jo abrió ampliamente sus ojos claros, ella era experta y tres veces campeona en tiro al blanco en el “Club Campestre el Paraíso”que era el club donde solía ir con sus padres a jugar Tennis y a practicar tiro al blanco en donde obtuvo el primer premio durante tres años consecutivos, los coloco a un lado, se los llevaría; siguió rebuscando y encontró un par de botas, y unos guantes los cuales también llevo un nuevo bolso, el que lleno con una rueda entera de queso y pan, algo que le llamo la atención sobre la mesa era una extraña fruta roja, la cogió y la olio su olor era dulzón y agradable, y al morderla le recordó a una manzana, era más o menos su textura solo que más jugosa y manchaba , lo noto al ver el rojo jugo que chorreo por su antebrazo al morder la extraña fruta, sin dudas era algo de la zona. Llevo un saco pequeño lleno de harina, un poco de frutos secos y dátiles eso sí reconoció, así como una barra de mantequilla, llevo consigo un cuenco y un cuchillo, Jo sostuvo el saco y comprobó que pudiera cargarlo el vieja sin dudas seria lago y sin saber hacia dónde ir sería algo realmente peligroso pero ella no pasaría por lo que paso esa pobre chica.

     Jo salió de la pequeña granja y camino rauda por el poblado bosque, paso una extraña noche lejos de la cabaña a la cual ya se había acostumbrado, en su camino encontró huellas del paso de alguna caravana en donde pudo percibir que no marchaban tan lejos como ella esperaba, así que decidió no marchar no tan aprisa, a fin de no toparse con ellos.

     Una noche diviso a lo lejos, el humo de alguna fogata y desde donde estaba pudo oír más que nada, los gritos de hombres y mujeres que en arrebatos de ira y furias eran fustigas o al menos eso parecía, aunque otros tantos se aproximaban mas al placer extraño que en ellos ellas ejercían. Jo movida por la curiosidad, se acerco un poco más y se oculto; desde donde estaba pudo ver como una joven era atada a un poste de pies y manos y que al fuego habían varias varas de hierro que al rojo vivo eran sacados y atizados; de repente lo que Jo miro le congelo la sangre, un hombre aspecto fuerte y rudo un tanto, envejecido llevaba un delantal de un extraño material de piel, con guantes gruesos del mismo modo, el hombre se acerco al fuego y cogió una de esas barras al rojo vivo y camino hasta donde estaba la chica atada y lo estampo en el muslo izquierdo haciéndola gritar de una manera que ensordeció a Jo, mientras risas y alaridos de otras mujeres que con sus rostros sonrientes gritaban “kajira, kajira” y escupían a su paso a la pobre joven atada que lloraba a mares y gritaba para que la liberasen, lo extraño es que aquella chica hablaba igualmente español, por lo que quizás venían del mismo lugar que ella. Todos reían y aplaudían, y en jaulas había más chicas quizás esperando por la misma suerte, mientras que otras se veían felices y se abrazaban a los hombres dejándose manosear sus cuerpos casi desnudos.

     Un movimiento hacia donde estaba ella la paralizo y a escasos metros un hombre cogió a la chica por los largos cabellos y tiro fuerte de ella, a la joven, Jo la reconocía al gritar en francés, era la misma chica que antes anduvo en la misma jaula que ella, sin dudas era ella; la joven se debatía y gritaba a más no poder el hombre la golpeo dos veces en el rostro mientras se abalanzo sobre ella montándola y sujetando sus brazos a lo alto de su cabeza y allí comenzó a violarla, la chica era callada por los rudos y salvajes besos del hombre quien le besaba y estrujaba bajo su peso, Jo sintió nauseas al recordar que esa pudo haber sido ella. No se movió solo se agazapo en su escondite y cubrió sus oídos para no oír aquella atrocidad. Cuando hubo acabado todo el hombre hablo en ese extraño idioma y entre risas arrastro a la joven ahora gimiendo y sollozante sin fuerzas.

     JO decidió regresar a su escondite, una vez allí rebusco entre sus cosa y con lagrimas en los ojos saco el cuchillo afilado que obtuviera de la pequeña cabaña y tomado un gran mecho de su negro y ensortijado cabellos lo corto lo más corto que pudo, lo enterró en la tierra bajo el árbol donde se refugiaba y se caló las botas y guantes así como también decidió envolver sus firmes y voluptuosos pechos en una firme tira de tela de las que había robado; se puso unas ropas de hombres y de la hoya que usara para cocinar, cogió el hollín y se ensucio el rostro se coloco el grueso abrigo sobre sus hombros, desde ahora no sería más una mujer.

     El carcaj y el arco le infundía temor a todo aquel que se cruzara en su camino la joven Jo ahora andaba mas libremente por un pequeño pueblo donde decidió y se empeño en aprender un poco de aquella cultura. Encontró trabajo en una pequeña granja donde debía trabajar con llevar agua de un pozo al cuenco de los boskos, Jo había aprendido nuevas palabras pero aun no hablaba se comportaba como una persona muda y solitaria, nadie a excepción de una que otra kajira desvergonzada se le acercaba y le llamaba “amo” ella reconoció este hecho como que ella era superior a esas mujeres, le desagradaba verlas humillarse a tal grado que siempre las corría apuntándoles con su arco a lo que las jóvenes salían corriendo y lloriqueando Jo se reía divertida.

     Jo aprendió que el lugar en donde estaba se llamaba Ko ro ba y que desde allí había viajado en caravanas, logro salirse de muchos líos a causa de su buena puntería, cazaba tabuk, un antílope amarillo de un solo cuerno, y lo vendía a cambio de una pocos tarkos o cobres. JO procuraba estar alejada de los Hombres o Libres como le decían en esto que era llamado Gor La contra tierra. Un día Jo escucho hablar a unas kajiras y de ellas identifico una acento peculiar su propios asentó se acerco y llamo a la chica.

-¡Kajira, Tu vem!


     La muchacha obedeció, Jo solía poner su voz ronca para así simular que era un joven adolescente de Gor, la joven se arrodillo frente a ella con las piernas separadas y bajo su cabeza.

-¡Si amo!


-¿Te oi .. Hablas… es..espan ..ñol?- Jo la miraba con seriedad y miraba a su alrededor para comprobar que no llamaba la atención, la joven le miro y ahogo un grito de asombro, cuando reconcomio también su acento en el joven muchacho.

-¡Shhhh. Oh…silencio ..kajira… Shh! -Jo debía convencerla de que le enseñara mas ha cerca de este nuevo mundo. La joven accedió complaciente, hacía ya tiempo que no había visto a alguien de la tierra y el ver que el joven muchacho era su "paisano" le causo mucha gracias y accedió encantada ayudarle pero le dijo que el debía de pagar a su amo por sus favores. JO estaba resuelto a hacerlo así que le pidió le explicara cómo debía decirle su amo en esa extraña lengua Goreana,  La joven le enseño a decir perfectamente que el "quería los favores de su kajira".


     Ese día, Jo no lo sabía pero, el hombre le había dado complacido su kajira a cambio de dos Tabuk a la semana, cosa fácil para JO, lo que no supo sino hasta después es que el hombre creía que el la "usaría en las pieles" como se acostumbraba usara tales bestias en Gor.

     JO pasaba horas enteras aprendiendo de "Marlenne" así le contó la kajira que se llamaba en la tierra y que su amos había decidido que conservara el nombre, ya que era ideal para una kajira, la otra cosa que comprendería mas tarde era que aquello era el peor insulto y humillación que se le hacía a una libre, que era luego convertida en esclava. 

      Marleene, le contó de los viajas de aducción y de que rol cumplen las mujeres y los hombres en Gor. Lo que nunca pudo concebir Jo, era que aquellos malos tratos eran bien recibidos por las kajiras y que su placer era el ser complacientes con los hombres “Todos los hombres” le pregunto acerca de la inyección que si él no la había recibido, entonces era posible que pudiera volver, le hizo prometer a Jo que la llevaría consigo si eso era posible, que extrañaba su hogar, Jo no sabía que decir puesto que ni ella misma estaba segura de cómo fue que llego allí o si era verdad que existían tales naves de viajes.

     Había pasado el tiempo y ya Jo era casi una experta en habla Goreano, de sus hábitos y costumbres lo aprendió casi todo, esa mañana cuando disponía a llevar al mercado su mercancía diviso al hombre que conociera aquella vez en el bosque, no daba créditos a sus ojo, el llevaba consigo a dos kajiras atadas de las muñecas y a la parte de atrás de la carreta, ninguna de aquellas era la joven pelirroja; iban completamente desnudas, marcadas y por como tenían la cara interior de sus muslos habían sido violadas. El hombre bajito del mercado la arrebataba desesperado la carne de Tabuk al ver que esta no le prestaba la mas mínima atención y le daba las monedas, pero Jo siguió concentrada en los movimientos del Libre, por un inhs lo miro, al viejo,  cogió el dinero y lo guardo. había escuchado de Marlenne  que había una manera de volver a la tierra y era solo desde Lydius. Aquel hombre le llamo mucho la atención, nuevamente lo siguió hasta llegar a una taberna, allí descubrió que su nombre era Zaltar Mescatos y que se disponía a viajar a Lydius que había traído consigo un par de bellas kajiras para venderlas y así comprar su pase de abordaje. Esa noche Jo tramaría la manera de salir de allí, según Marleene había un hombre en Lydius que le ayudaría a hacer ese viaje de regreso a la Tierra y era ahora o nunca, pero ella debía ser quien abordase ese barco y no ese tal Zaltar.




continuara...