Ker The Lydius
Pasaron varios días desde que Aron Thorr contratara los servicios del primer espada y
también los de el pequeño Ker, a este último, le toco la pero parte;
desde caletear mercancía hasta buscar mandados de los grandes capitanes y
almirantes del gran Tarn Negro, que ironía no es hasta entonces que Ker se da
cuenta que en este mismo barco fue en donde el mismo viajo desde Lydius hasta
aquí, fue una verdadera lástima que la persona que buscaba no estuvo en ese
viaje se hubiera evitado tantos líos, aunqué considerándolo mejor no hubiera
podido lidiar con su secreto, a este hombre se le veía que para nada era alguien que por ninguna razón se le doblara
la voluntad ante una mujer, mucho menos perdonarle tal osadía; eso sin
considerar el hecho de la falta tan grande por la que sería culpada si se
llegase a saber de que ella es en realidad una mujer disfrazada de libre.
Una mañana cuando el brillante Torvis permanecía
aun nublado y muy calmas las aguas, que a
las cercanías de los muelles de puerto Kar, arribaba una nueva nave, al parecer
provenía de lejanas tierras, no era para nada como una de esa naves que
ocupaban grandes e importantes mercancías e imponentes y ni mucho menos de las
que transportaban a libres muy adinerados, ni siquiera de esos que solo traían
cadenas enteras de esclavas, a decir
verdad era más un carguero que un barco para tripulantes; descendiendo por la
borda junta a un puñado de sucias urt, echando improperios y jurando por lo
bajo desciende un hombre algo desgarbado y muy sucio, llevaba una barba y el
pelo muy desordenado, sin miramientos alzo el brazo ocultando su visión de los
rayos del Torvis que recién comenzaba asomarse tras las nubes ahora disipadas
por la leve brisa marina, sus ojos verdes brillaban bajo la luz, su rostro algo
cansado y con ojeras revelaban el mal viaje que este hombre había tenido durante
quien sabe cuántas lunas, aunque era un hombre alto, y fuerte se veía que en
sus mejores momentos tenía un par de kilos de más y que por consiguiente en
sus flojas vestimentas se notaba que en verdad había pasado muy mala racha,
dejo caer al muelle su saco de piel repleto y pesado, a su alrededor comenzaban
a descender los esclavos con barriles a cuestas y costales de fruta y verduras frescas
con dirección al mercado de la ciudad.
-¡Maldita alimaña, deja que te encuentre! Aagg..!!–y colocándose sobre sus rodillas
volcó todo el contenido de su estómago en las sucias aguas del canal de
Puerto Kar. El era Zaltar Mescatos,
Mercader de la Gloriosa Ar.
Esa misma mañana Ker permanecía aun
dormido, cuando algo le sobresalto, y con el corazón en la boca, se sintió
extraña, se incorporo sobre las pieles y se paso una mano por su corto cabello,
miro hacia la ventana alta de la posada y observo que ya los rayos comenzaban a
teñir la habitación de ese tono ambarino que pronto se haría tan cálido con los
días en esta ciudad, había tenido un mal sueño, se rio por lo bajo mientras se
levantaba y dirigía hacia la cómoda donde guardaba sus cosa, había sido un mal sueño, sin dudas un horrible y pesado mal sueño.
-¡No, él no podría estar en Puerto Kar, jajaja! seria algo ridículo!.uffg ya desperté y todo fue solo eso una pesadilla!- se levantó del todo y fue a baño.
Se vistió ya que pronto Himilse pasaría
por él para que juntos fueran al muelle a comenzar un nuevo día de trabajo, Ker
estaba cada vez más acostumbrado a el esfuerzo que debía de realizar a diario
algo ilógico para una mujer pero como nadie sabía de ellos, solo se limitaban a
decir que era muy debilucho para el puesto y una vez mas era víctima de burlas
y malas jugadas, pero el chico le había caído en gracias al capitán Aron y más
aun contaban con la protección de Himilse
a quienes muchos le temían. Mientras se encontraban en la entrada de la posada Ker volvió a sentir un mal presentimiento,
sintió como se le erizaban los pelos de la nuca, y sacudiendo su cabeza aparto
cualquier mal pensamiento, había tenido en su habitación, ahora más modesta y
colocada en la parte baja de la posada ya que por su ganancia era mejor pagar
menos para seguir ahorrando para su beneficio propio. Juntos cruzaron el
muelle, cuando si notarlo pasaron junto al forastero quien había recién bajado
del barco.
-Hey! Mira pequeño has visto? Tal parece que ha llegado un asqueroso
barco, y por la insignia..! Dice mientras levanta una mano para tapar los
rayos del Torvis y ver mejor la bandera que ondea en el mástil del barco que
recién arribo a tempranas horas.
- ¡Si.. Sin dudas es un Barco de Lydius!
Ker le miro boquiabierta, y su rostro
palideció de inmediata, no podía ser cierto sus ojos enormes miraban a Himilse,
sin poder dar crédito a lo q este decía, de repente él le mira y elevando una
ceja le dice:
-¿Y a ti que mosca te pico?, vamos sin dudas no has comida ja, …no me
extrañaría con esa miseria que ganas, ven muchacho yo te invito!. -Ker es sacado de su estupor cuando Himilse le rodea con un brazo su escuálido
hombro y lo encamina hacia el mercado por algo para comer. Ya en el bar, ambos se sientas y piden a las hermosas esclavas que sonrientes se acercan para tomar sus pedidos y por qué no un buen agarrón de nalgas. Ya se encontraban servidos... Y Himilse comenzaba a contar sus grande historias ...
-¡Te
lo juro.. pequeño …Kazrak de Puerto Kar
“era” un excelente espadachín, pero a
los pocos ehns yo ya sabía que lo vencería… jajaja, se le veía el
rostro pálido debajo del casco, mientras trataba de parar mis violentos ataques!.-
y atragantándose de vulo, balbuceaba escupiendo trozos de carne que con
desagrado miraba caer sonreí el plato, entre tantos, con la otra mano limpiaba
el plato con un trozo de miga de pan, para después de tragar seguir narrando sus
hazañas que para Ker eran aburridisimas, sin contar el hecho de que quizás la
mitad eran puras mentiras. Ya que eran bien conoció las andanzas de ese tal Kazrak
y sabia bien que el único libre que le había llegado a vencer era su hermano de
espada Tarl de Bristol, pero no quise opacar su ilusionada historia ya
que en el fondo Himilse era un buen tipo y le hacia reír con sus ocurrencias.
– ¡Sí, sí
..En esa oportunidad, …retrocedí y bajé la punta de la espada hasta el suelo,
señal de gracia, ya sabes, de manera simbólica, o en caso de que quisiera
interrumpir la lucha… Pero esto pareció enardecerlo aún Más, puesto que retomó el
ataque con furia redoblada.
-...Y
por último, después de un encuentro particularmente violento, logré clavar mi
espada en…! - Ker en ese momento dejo lo que hacía para mirarle
a los ojos con una ceja levantada en señal, de que tal Azaña le parecía insólita,
puso sus ojos en blanco y enseguida los distrajo una sombra que oscureció gran
parte de la mesa donde estában sentados. Era el Capitán Aron Thorr.
- ¡Saludos
Libres!, espero que estén esta mañana Listos, creo que tengo un trabajo muy
especial para ambos.! – Miro con expresión divertida a Himilse y giro su expresión seria hacia Ker frunciendo el ceño.
–¡Así
que, si ya terminaron de recrearse,
síganme al muelle! -Diciendo esto, Himilse sonrío y terminando su copa de paga de un golpe, tiro del abrigo de Ker quien se estaba llevando a la boca un vaso de agua la cual de le escurrió de los labios manchando lo todo, apurandole a
levantarse de un solo golpe, cosa que no le costó mucho, debido a lo pequeño
que era, apenas si le dio tiempo de coger su saco y seguirles a tropezones...
*¡Maldición
por qué no comí mas, en vez de oír asombrada sus tontas historias!*
Una vez en
el muelle el capitán se recuesta de uno de los postes que servía para atar los
grandes navíos al muelle, Himilse lo imito y sacando su Pipa de kanda la
encendió y Aron hizo lo propio, a él se le había acercado una hermosa
pelirroja, alta de generosas curvas y labio rojos como la sangre, vestía con
hermosas sedas, por un inhs sentí una punzada de envidia al verla tan femenina
que irradiaba sensualidad pura, el tonto de Himilse no dejaba de mirarla, en
cambio Aron le miro a el y haciendole una señal a una libre quien pasaba por el
muelle, la cual llevaba una cesta tejida con algunas ramas dentro y la cual
despedía cierto olor agradable.
-¡Hey
tu yerbera... Tienes pipa de kanda?-
La joven bien ataviada con ropajes vaporosos se acerco y con el rostro oculto
tras un espeso velo achico sus hermoso ojos, supuse que sonreí bajo el velo.
-¡Así
es capitán, de que calidad le desea? –le mueve las pestañas de una manera
que si no fuera porque no estaba segura diría que le estaba coqueteando al alto
moreno, me encogí de hombros pero un bufido desde el suelo capto mi atención, ¡valla
no solo yo pensaba eso! *la kajira pelirroja le miraba con mal disimulado
odio en los ojos; hasta que su mirada se
cruzo con la mía, ruborizándose enseguida
por lo que de inmediato bajo la cabeza humillada.
-¡La
mejor, Yerbera, mi tripulación siempre obtiene lo mejor!- la mujer le
alarga una pesada pipa de kanda, y Aron con un gesto de la cabeza señala al joven muchacho.
-¡No
es para mí, es para el muchacho!- Ker se sobresalto al
oír eso y enseguida palidecio, recibo de manos de la joven la pipa, y enseguida estuvo Himilse a su lado con fuego en una varita aguardando me sé la llevara a la
boca, miro la pipa luego a Himilse, quien deja salir un espeso humo blanco el
cual fue a darle directo a los ojos, el
desagradable olor se le mete por la nariz y enseguida tuvo la vista nublada
por las lagrimas pero aun así se llevo la pipa a los labios y aspiro fuerte
para encender la pipa… acto seguido casi volteo el estomago con los pocos
alimente que recién había ingerido, pero intento reponerse, después de el exceso de tos que le provocó el tragarse el humo sin expulsarlo, la joven Yerbera le miro divertida y la kajira se burló por lo bajo de el, ocultando sus labios bajo su mano pero el
mover de sus hombros la delataban.
Ker la miro
enojado y luego a Aron cuya mirada era impávida y seria. Himilse por el
contrario mantenia una sonrisa retorcida intentando contener las carcajadas. No podía avergonzar más al joven muchacho de lo que ya estaba.
-¡Bien y estos son todos mis navíos los cuales
estarán bajo mi mando la mayor parte del tiempo, salvo que necesite otorgarle a
alguno de mis almirantes lo navegue entre las aguas del Tassa, necesito
agrandar mis comercios la fortuna que pretendo obtener de cada uno de ellos me
hará cada vez más poderoso! -Mira a Himilse quien
tiene un brillo peculiar en sus ojos.
Ker intentaba enfocar bien la vista y el oido... Manteniendo la pipa tan alejada de se como le es posible pero a cada momento ambos Libres se giran y me enfrenta mientras
comentan cada uno, sus grandes asañas… y así pasaban pasado la mayor parte del
tiempo antes de zarpar, hasta que Aron decide que es tiempo de ir a por una botella de paga. Ker no se lo puede creer, Pone los ojos en blanco:
-¡Lo que faltaba volver a
emborracharme?,-penso- ¡Veré como me libro de
esta!. -Miro a la Pelirroja quien no deja de mirarle desde que habían llegado, insistentemente con deseo. !Oh pobre!, si supiera que no soy un hombre, tremenda decepción que se llevaría!
-Le miro y enseguida la Kajira mal interpreto la mirada mustrando como se le teñían sus mejillas de rojo un rojo intenso.
Ya en la taberna, Ker se ento justo entre Humilde y Aron, evinatndo así que la pesada Kajira se le acurrucarse junto a él.
- ¡Tabernero, traenos una botella de tu mejor pa ga! -Ordeno una vez que entraron a la taberna
del muelle, los hombres en un rincón alzaban sus copas y vitorean una consigna, alusiva
a su capitán, Ker al entrar iba siempre detrás de Himilse quien se siente grande estando y trabajando ahora junto a
Aron Thorr. *Sucio lame-botas* -penso Ker, tras él. Juntos nos dirigimos hacia
el centro de la taberna y nos sentamos con las piernas cruzadas en una pequeña
mesa, enseguida se acercan dos kajiras vestidas con sedas traslucidas y de
colores vibrantes, Ker se ruborizo al contemplar que estában casi o mejor dicho completamente desnudas y una de ellas se exponia junto a mí. La pelirroja de Aron se acurruca
a su lado intentando captar su atención pero este la ignoraba en todo
momento aun y a pesar de ser incluso más hermosa que las de esta taberna.-
En
acaloradas discusiones de quien es más valiente y más poderoso, Aron y Himilse
ya llevan tres botellas de pa ga, yo por el contrario Ker había mantenido s copa casi
del mismo modo, la pelirroja cada vez estába más cerca de el, en vista de que habia dejado sus fallidos intentos por atraer la atención de su Amo, Ker la miro y le ofrezcio paga, sabe bien que a las Kajira les gusta complacer a sus amos aún y con tan amarga bebida, pero ella con una sonrisa asiente, así que sin pensarlo se la doy a beber de mi copa así no tener que beberla, cada vez que
Himilse la vuelve a llenar.
En un momento ya la pobre muchacha estaba tan bebida que casi la tengo encima intentando tocarme descaradamente a lo que
Aron intuye que le estoy provocando, por lo que una estruendosa carcajada me
sorprende y enseguida coge a la kajira por el pelo la atrae a su cuerpo para
darle un fuerte beso que casi la deja sin aliento, al igual que a a mi, quien
dejo de respirar por unos inhs, al ver como la muchacha es besada con tal intensidad y pasión, que inconscientemente me paso la lengua por los labios humedeciendolos, hasta ver q la suelta y la empuja hacia mi tan
de golpe que casi no puedo sostenerla para no caer ambas a un lado, le miro a él
y luego a la chica en mis brazos quien al parecer está deseosa de
ser…tocada??!! Frunzo el ceño y miro la cara sonriente por primera vez de Aron.
-¡Tómala Muchacho úsala, es mi regalo
de bienvenida a PUERTO KAR! Grita* y tras lo dicho los hombres en la taberna
todos incluyendo a Himilse grita en coro.
-“PUERTO KAR”- Himilse me mira feliz
con una sonrisa de oreja a oreja y golpeándome en el hombro ríe
escandalosamente y grita..
-¡Vamos
muchacho.. Sin dudas esta noche dejaras de ser una linda Florecita,- Me guiña un ojo y le miro,
palidezco temiendo que supiera algo. Luego me calmo y suspiro aliviada* -…Para ser todo un hombres! – Todos ríen
ante lo dicho y enfadado me levanto cojo una botella que recién trae una kajira
y le hago una seña a la pelirroja la cual se le ve feliz de tanto esperar,
pongo mis ojos en blanco mientras salgo por la puerta rumbo a la posada y a mi
habitación.
Todos detrás de mi vitorean y ríen
encantados a mis expensas. Ya veré como me las apaño para salir de esta mira a
la pobre chica quien se tropieza un par de veces al bajar los escalones de la
taberna rumbo a la calle, allí me tropiezo con una hombre mal vestido y de
cabello largo y enmarañado, su cara está
poblada de una espesa barba, pero por la tenue luz de los faros de aceite de
Tharlarion no me fije bien en las facciones de su rostro y supongo que el menos
el mío, mas sin embargo si mira las generosas curvas de la kajira y masculla entre dientes sus mejores deseo para la
kajira.
-
¡Creo que llevas demasiada tela par mis gusto,* se ríe entre dientes y dice mas
fuerte y claro.
-
Sirve con fuego y pasión kajira!- por un
memento esa voz me hizo recordar algo… un escalofríos
recorrió mi espina dorsal, pero enseguida sacudí esos pensamientos y me dirigí
a mi habitación.
-¡Vamos
tonta kajira, date prisa!
Continuara…