lunes, 29 de diciembre de 2014

Arij, la esclava libre... (penúltimo capitulo)

Capitulo VIII

Se unen dos Historias…




            Muchos de los habitantes de La Gloriosa Ar, se unieron a los valientes Guerreros, todos se habían dado a la tarea de perseguir a los Tarnsmanes, mientras estos volaban entre  los alto cilindros de la ciudad, para violentar las guardias y atacar a todos los habitantes, saqueando la casa del Ubar. Dos de ellos, luchaban a muerte con los Tarnsmanes, estos se acercaban desde diferentes direcciones. Era  Evidente que a esas horas no tenían la intención de abandonar la batalla mucho menos, emprender la retirada; el enemigo estaban tramando una emboscada aún peor.

          Un grito,  una  flecha de ballesta pasó a toda velocidad por encima de donde se encontraba Zaltar y antes de que este pudiera reaccionar, apareció delante de él una oscura sombra alada que a la luz de las tres lunas, se distinguía la enorme ave solitaria, pero sobre su lomo montaba un rudo guerrero, este trataba de alcanzarlo para darle muerte con una lanza. Con seguridad hubiera dado en el blanco, si en ese instante el capitán  Kapplen  no lo hubiera apartado bruscamente hacia la izquierda; al hacerlo faltó poco para que chocara con los otro dos hombres que estaban en guardia esperando el momento oportuno para defenderse del ataque. Los tarnsmanes con sus jinetes a cuestas se continuaban disparando a los Arianos,  con más  flecha de ballesta, una de ellas golpeó ruidosamente en el escudo de Zaltar, desviandola a un lado.

            Un tercer Tarsman, se acercó por detrás cayendo de su montura y con su espada en alto se enfrentó a Zaltar quien se dio la vuelta ágilmente y alzando su espada se defendió contra su agresor. Espada contra espada entrechocaban con estrepitoso sonar metálico ,y una lluvia de chispas amarillas voló en todas direcciones. De alguna manera, sin darse cuenta, habían despertado la  furia del Mercader. El agresor retrocedió instintivamente ante la descarga y fuerza de Zaltar, sin proponérselo, pudo entonces contar con un breve respiro. Fue en ese preciso instante cuando con rapidez, Zaltar, con la espada Goreana en una mano,  logro sacar su daga, y con un movimiento giratorio, repentinamente, cosa que su agresor no había considerado, con esa maniobra, se  preparó para darle muerte al atacante. Clavándole la daga hasta la empuñadura en el corazón,  cuando con dos grandes zancadas se puso a un lado; vio los ojos desencajados a través de la «Y» del casco del Tarnsman, quien  ahora yacía sobre el frío suelo empedrado de las calles de la Gloriosa Ar.

            Su espada chocó con más de un hombre, perteneciente al bando enemigo, mientras defendía con todas su fuerzas y agilidad su vida a la de los habitantes de la ciudad; la lucha duraría más de lo que hubieran querido, eran muchos hombres atacando. Por fortuna, luchaba con el Capitán de la Guardia Riojano Kapplen. 

           De repente, Zaltar advirtió que uno de los Tarns enemigos comenzaba a desplomarse, bajo el ataque de su bando; el ave intentó recuperar el equilibrio mientras batía violentamente sus alas, el estridente rugir del animal, se hizo sonar mientras se dejaba caer al suelo, recuperándose en el último instante y con un grito agudo emprendió un ascenso a la oscuridad de la noche. De repente el guerrero hizo girar a su animal, como si pretendiera volver a atacarnos, pero en el último  instante, algo llamó su atención; algo incluso, valioso, debió de notar algo que nosotros desde nuestra posición no pudimos; y ahora su nueva misión había dado un giro inesperado, y consistía en ese algo que le llamó la atención,  voló hacia las murallas!  El Tarnsman tiro de las riendas del animal y este emitió un chillido ensordecedor y desgarrados, que rompió los aires y emprendió la huida en la dirección que había llamado su atención.- Voló, por encima de nuestras cabeza, en el ultimo instante Zaltar pudo oir al hombre, cuando  al pasar por sobre nosotros emitió un grito rabioso, y volviendo a girar se alejó velozmente en dirección a las luces de la ciudad. Fue entonces cuando Zaltar advirtió que se dirigía hacia donde había dejado hacía rato a las esclavas, pero no era posible, el las habia dejado a salvo, o no?. 

              Zaltar se debatía en una feroz lucha se imaginada en la posibilidad de que su esclava hubiera sido más astuta que la barbará y se le hubiera escapado, pero, ¿Cómo pudo ser tan tonto de atarla con una fibra? ¡Debi usar las cadenas!, ¡Ella había sido una libre! y durante años se había hecho pasar por un joven médico, así que, ¡si era tan diestra con el uso del arco y la daga que mas das un simple nudo! Maldijo en voz alta y terminando de dar muerte a último de los guerreros con quien luchaba se echó a correr en la misma dirección que voló el Tarnsman.  Kapplen lo miro desconcertado, pero rió divertido imaginándome a donde iría su amigo.-

            Por error sel-leen se había devuelto, creyó que se había alejado lo suficiente de los muros  que protegían la ciudad y sin querer se había adentrado a la zona de descarga por el lado opuesto del río, al parecer allí no se divisaban luces ni rastros de la batalla, y cuando se dio cuenta que se había acercado nuevamente a las cercanía de la ciudad, fue demasiado tarde arriba en lo alto el grito del enorme pájaro le helo la sangre a la joven muchacha y sus alas sonaban como truenos a en sus oídos, por instinto comenzó a correr, hacia el claro despejado de árboles y maleza, corrió desesperada, a lo más ancho del campo, lo que fue un grave error ya que el claro estaba ahora bien iluminado por el resplandor de las tres lunas de Gor. Se dibujó en el suelo, mientras corría, bajo sus pies la sombra del gigantesco animal que se dirigía a toda velocidad tras ella.



            Sel-leen gritando, lo vio descender, batiendo sus  alas, lo vio pasar por un lado haciendo, con la ráfaga de briza que le helo la sangre, que ella se desviara hacia el  lado contrario y ella volvió a buscar en el cielo hacia donde se encontraba el Tarnsman, hecho nuevamente a correr en dirección contraria estaba vez dándose cuenta de su erro corrió  hacia los arboles para ocultarse nuevamente, su corazón latía con fuerzas, si no se ocultaba entre la maleza tarde o temprano el Tarnsman le daría caza y ese sería su verdadero fin.

            De pronto, mientras corría con todas sus fuerzas, sel-leen sintió como un lazo de cuero se enrollaba alrededor de su cuerpo. Y al instante  siguiente, sintió como este se cerraba juntando sus brazos y pegandolos a cada lado de su cuerpo, impidiéndole movilidad alguna, y a de un tirón sintió su espalda doblarse al ser  izada por los  aires. De sus labios salió un grito de horror y frustración. Justo en ese instante en que el ave comenzó a ascender sel-leen diviso una sombra, junto a uno de los costados del pequeño muelle que daba paso al embarcadero de la ciudad, aquella figura le era familiar, Alto y fornido, su cabello se ondulo al pasar el ave con su batir de alas cerca de él, no pudo ver sus ojos pero se atrevería a jurar que sintió como esos bellos ojos verdes como el mar de Thassa se posaban en ella, era la figura del que fuera su amo, Zaltar Mercader de Ar.

             Sel-leen, consiguió tomar aire, mientras el cielo, y el horizonte donde empezaban a verse los primeros rayos del sol, comenzaban a girar violentamente, y fue antes de caer desmayada.-

            Pero Zaltar no era el único que había presenciado la terrible escena, al dar varios pasos en dirección al cilindro más cercano en busca de algún medio de transporte, que le permitiera perseguir al Tarnsman, e ir  resuelto por su esclava,  se topó con el rostro pálido y los ojos casi desorbitados, de la barbará ylra, quien al verlo acercarse, lo reconoció enseguida y cayó rendida de rodillas, con su cabeza gacha y suplicante a sus pies, sollozando y pidiendo piedad por su torpeza.-

Humillada como la esclava, que es, le pedía casi a gritos que la perdonara.

-¡Oh! Amo, perdón, soy una torpe, un tonto animal.. Piedad, piedad!!ylra besaba con lágrimas en sus ojos, las sandalias, llenas de  tierra y sangre, de Zaltar.

-¡Estúpida bestia, que te dije? – el se agacho al verla y  sujetándola por el pelo la jalo con violencia y la alzó, hasta ponerla su altura; ylra era una joven alta pero no igualaba su tamaño,  Tuvo que reconocer que era una joven hermosa, de tez bronceada por naturaleza, sus labios llenos y rojos eran muy provocativos, y sus ojos, esos bellos ojos claros que ahora brillaban más a causa de las lágrimas. Lo hipnotizaron, la miró un momento y posó sus ojos, en sus labios, labios que ella puso involuntariamente, en una mueca parecida un puchero, con ese gesto ella logro aplacar un poco la ira de Zaltar, quien la soltó de golpe, él permaneció allí de pie, y ella cayendo nuevamente a sus pies,  volvió a humillarse ante el, esta vez temblaba, mientras acariciaba con sus trémulos dedos sus pantorrillas y pegando a ellas sus húmedas mejillas.- Zaltar la veía desde su posición, luego con un gesto de desagrado y de rabia a la vez, la volvió a tomar de cabello, esta vez desde atrás de la nuca y enrollando su largo cabello en su apretado puño, le hizo daño; ylra  grito de dolor, y  él alzando su manos derecha la dejo caer sobre el rostro de la joven  y la golpeó con tal fuerza que ella cayó a unos pasos de él, golpeándole el costado con unos barriles rotos que había en la vía, víctimas de la ardua batalla que aún se libraba en alguna pocas zonas de la ciudad, al parecer el ataque de los Tarnsmanes se había terminado. La ciudad estaba casi destruida, pero sus hombres lucharon bien y dieron su vida con tal de defender su piedra del hogar.-

            A Zaltar  no le importo que esta se hubiera lastimado, total no era su animal, se le acercó a grandes zancadas, ella al verlo tembló y se acurruco en el mismo sitio donde cayó, temiendo la volviera a golpear; pero igual no se movió no debía alejarse o sería peor para ella, él la volvio a sujetar nuevamente, pero esta vez de su collar alzándola y colocando la cadena en la anilla del collar la ató, y sin mirarla le dijo:

-¡Ven Muévete rápido!, ¡tú me ayudaras a conseguir de nuevo lo que me pertenece! –tiro de la cadena y se puso en marcha. Ella iba tras el, adolorida, camino tras el mientras se agarraba un costado con sus manos. De sus labios mana  sangre del golpe dado en el rostro por el Libre.

            Llegaron al centro de la ciudad, allí estaban congregados muchos  hombres, entre libres y esclavos, todos haciendo cuentas de los daños y pérdidas, muchos de estos guerreros estaban heridos algunos esclavos también de gravedad. otros no tanto; los guerreros le decían los pormenores a su capitán al mando, Zaltar espero un tiempo y una vez que vio a Kapplen solo, se acercó  tirando tras sí a ylra, quien ahora iba atada de manos a la espalda, la arrojó a los pies de él. Esta cayó de rodillas y con la cabeza gacha, su hermosa cabellera cayó sobre los pies de Kapplen, estaba llorando y temblando de miedo.

-¿Es esta tu esclava?- Zaltar sabía bien que él no era el dueño del pequeño animalito, pero el tenia otros planes.

            Riojano la miro, se movió a un lado, separándose de la esclava y le sonrió divertido a su amigo.

No! –hizo una pausa. -¡Es de Conrrad!. –Luego cambió el tono de su voz, ahora en su rostro se dibujaba preocupación  y su sonrisa desapareció,  estaba serio.

Pero, me temo que él fue capturado por los Tarnsmanes, así como muchos otros Guerreros!, planeamos un nuevo ataque, por mar, por aire y por tierra.-

-¡Bien iré con ustedes! -Dijo sin titubear, Zaltar.

-¡Pero, amigo, tú no eres guerreo! – dijo  Kapplen otra vez sonriente; y Zaltar camino cerca de uno de los guerreros heridos y  tomado un casco que le pidió a uno de ellos, se lo colocó sobre la cabeza y dijo:

-¡Ahora lo soy! –Riojano Kapplen le puso una mano sobre el hombro, asintió y sonriendo lanzó el primer grito de guerra de Ar seguido de todos los hombres que allí se encontraban todos aplaudían golpeándose los hombros y golpeando sus lanzas y espadas contras sus escudos, la batalla apenas daba comienzo.

            Gannicus Leónidas era el Tarnsman más temido de Gor, fue quien había divisado a la bellísima sel-leen, por alguna extraña razón se empecinó con aquella chica que corría en las afueras de Ar, él había intuido que la joven estaba huyendo de algo o alguien o que incluso se había logrado escapar, por su actitud y modo de andar supo que había sido, alguna vez, una mujer libre.

           a sel-leen la despertó un dolor agudo en sus brazos, la presión que su cuerpo ejercía por su peso le quemaba y le rosaba la piel, el comenzó a tirar de la soga para asirla y colocarla sobre la montura del Tarn.
El la coloco frente él se inclinó sobre su cuerpo y le ató de las muñecas.

—¡Échate sobre tu espalda y cruza ahora también los tobillos!. –la joven muchacha estaba asustada, jamás se había subido sobre el lomo de un Tarn y este se tambaleaba mucho, así que obedeció, en vista de la posibilidad de caerse del animal. Él inclinándose del otro lado, en un momento ya había atado los tobillos cruzados los cuales aseguró a una anilla colocada en su silla de montar.-

            Quedó echada boca arriba, frente a él, como era usual en Gor transportar a las muchachas cautivas, con su cuerpo arqueado  sobre el lomo del animal y atado sobre la silla.
            Sel-leen tiro fuerte de sus muñecas y sus tobillos atados, y grito de frustración al notar que no podía moverse, giro su cabeza y ahora si podía ver parte del rostro de su captor, aunque solo fueran sus negros  ojos.

-¡Libérame! – lo miro furiosa. -¡Te ordeno que me liberes!, ¡no soy una esclava! –le dijo con fuerte voz ya que la briza que la golpeaba la hacían sentir que no sería escuchada si no alzaba su voz.

            Gannicus Leónidas, la miró fijamente, ella no pudo ver su boca pero, sin duda había una sonrisa sarcástica y burlona, debajo de la tela que le cubría el rostro, el comenzó a reírse con aquella risa fuerte, ruda, de Tarnsman que tiene a su presa atada e indefensa, frente a él y que sin lugar a duda no liberaría jamás.-

            La joven giró la cabeza hacia un lado y lloro. La habían vuelto a capturar, que suerte la suya, y su mayor torpeza, haber salido del bosque cuando habían tarnsmanes surcando los cielo!
            Comenzó a sentir el frio del norte, sabía bien hacia dónde se dirigían, y no era a las montañas de Thentis,  Entonces, con una fuerte  sacudida de su espalda espalda, el Tarn se posó. Habían llegado a Torvaldsland. Su cuerpo comenzó a temblar, ahora no solo era de miedo.

            Por lo que podía ver, de cabezas, se hallaban en un espacio abierto en medio de una poblada aldea. A lo lejos, por encima de los campos, pude ver montañas coronadas de nieve. Un rebaño de verrs pastoreado por una joven y bella muchacha que llevaba un vestido de lana blanca, sin mangas, que le llegaba a los tobillos, abierto hasta el vientre. Observo cómo  un negro aro de metal le rodeaba el cuello.
            Era bien conocido, por su reputación, que los hombres de Torvaldsland, eran una especie de  piratas, dispuesto saquear todo cuanto ellos quisieran, apoderándose de grandes fortunas y acrecentando la suya propia. Era Ivar Forkbeard quien había, junto a sus hombres, liberado a Chenbar de Tyros, el Eslín del Mar, de un calabozo en Puerto Kar, de él se decía que era audaz y poderoso, veloz con la espada y el hacha, aficionado a las guasas, bebedor empedernido, dueño de bonitas mozas, y que por demás, estaba loco.  Se sabe que los hombres de Torvaldsland, eran gigantes, habituados al frío, acostumbrados a la guerra y a la labor del remo, criados desde la juventud en abruptas y aisladas granjas junto al mar, endurecidos por el trabajo, la carne y los cereales. Estos hombres, desde la juventud, en fatigosos juegos, habían aprendido a correr, saltar, nadar, arrojar la lanza, manejar la espada y el hacha, a resistir impávidos ante el acero.
            Estos  hombres serían sin duda los más duros entre los más duros, ya que sólo el más recio, el más veloz y el más experto podría ganarse un puesto como capitán de un barco, y el hombre lo bastante colosal para dar órdenes a hombres semejantes debía de ser el primero y el más potente entre ellos, puesto que los hombres de Torvaldsland no querían obedecer a ningún otro que no lo fuera; y justo  así era  Gannicus Leónidas quien al parecer era el único que no pretendía navegar en una barco sino muy a pesar de todos,  montaba sobre un Tarn,  él,  junto a su banda de Tarnsmanes conformaban una parte de la tripulación de  Ivar Forkbeard; no era capitán de ningún barco, pero si un diestro guerrero y valiente además  al igual que Ivar, era codiciado entre los hombres por tener las mejores y más bellas Mozas a sus pies. El al igual que Ivar era un proscrito.

            Desató a la joven muchacha y la ayudó a bajar del ave. Ella ahora de pies con las manos y los tobillos atados, pudo ver como hombres procedentes de la empalizada y los campos corrían ahora en dirección al muelle. Llevaban descubierta la cabeza; algunos vestían zamarras y otros pantalones de piel y túnicas de lana teñida. Vio además  los cobertizos con techo de tablas la villa, aquella escena se veía acogedora.

             La muchacha pudo ver como en dirección contraria a donde corrían la mayoría de los hombres y mujeres de Torvaldsland se abría paso entre la multitud, que emocionaba iban a recibir a los hombres y su botín recién capturado provenientes de una lucha ganada en Ar, una joven y esbelta muchacha.

Mi Jarl! –Grito cuando lo estuvo más cerca.

-¿Es usted?, ¡qué alegría!  —Gimoteo corrió a su lado, abrazándolo, y alzando los labios para besarlo justo a la altura de su  garganta, debajo de la barbilla. Sel-leen pudo ver que la hermosa rubia llevaba puesto un collar de hierro negro, remachado, y con una argolla soldada a la que podía engancharse una cadena. Ella llevaba un vestido de lana blanco que le llegaba hasta los tobillos y era  abierto hasta el vientre. Las ropas la hacían lucir hermosa la brisa batía su hermosa y lacio cabello.

            La rubia la vio como quien está acostumbrada a ver que su amo lleve baratijas sin valor y luego las arroja a la basura y continuo buscando la manera de llamar la atención de su Jarl. Sel-leen le desvió la mirada mientras la rubia ponía sus sensuales labios a la  disposición de su amo, él la asió entre sus brazos y le beso, mientras le recorría el cuerpo con las manos; luego la apartó de sí bruscamente. Ahora se volvía a fijar en sel-leen le levantó el mentón  y le admiro el rostro.

-¡Ummm, no me equivoque sabía que mi buena vista no me traicionaba!
-¡libérame, soy una verde, puedo trabajar para ti, será la medico de tu villa!
  
          Sel-leen no lo vio venir, estaba desesperada rogando por su libertad,  cuando el alto y rudo Tarnsman la golpeó con su gran manaza en el rostro  lanzándose al suelo, la joven rubia a su lado se puso enseguida de rodillas temiendo que ella también pudiera ser víctima del enojo de su Jarl. Esta se posó a sus pies quietecita. 

-¡No recuerdo haberte dado permiso para hablar, esclava! –le dijo con su voz dura.

            Sel-leen ahora lloraba de dolor y frustración sus dientes rechinaron de ira, lo miro desde el suelo, podía sentir la sangre dentro de su boca, sus manos apoyadas en el suelo, él la asió por el pelo y la arrastro tras sí, seguidos de cerca de ellos iba la joven rubia, mientras sel-leen batallaba por liberarse, lucharía con todas sus fuerzas, aun que se le fuera la vida en ello.-   

*Próximamente, el ultimo capitulo...*


domingo, 21 de diciembre de 2014

Arij La esclava libre... (7mo Capitulo)

Capitulo VII

El escape, regresa al comienzo. 



            Tersite le había enseñado como debía de servirse el vino, tanto para agradar  un amo como para que este disfrutara de su bebida, ella debía de ser complaciente e insinuante; en varias ocasiones la rubia esclava la había golpeado cuando esta se resistía a prender y a repetir lo que le estaba enseñando, tersite tenía un solo propósito, complacer en todo al libre, aunque en  ello se le fuera la vida, y la joven muchacha pagaría las consecuencias del aprendizaje aunque así tuviera que golpearla toda la mañana, así se lo había hecho entender por lo que sel-leen comenzó a prestar atención  y a grabarse todo cuanto esta le decía.
            La parte que no le gustaba era la de tener que ofrecerle tan abiertamente, demostrarle que deseaba ser de él, cuando en realidad lo detestaba y lo menos que quería era que este la tocara mucho menos la usara.
             Sel-leen ahora ataviadas con las bellas sedas blancas, pero con toda la intención de convertirse en toda una esclava de placer, y a la disposición de su amo. Ella permanecía arrodillada delante del lecho,  sin poder hacer nada, ahora,  el estaba delante de ella, mirándola sin que esta pudiera evitarlo, ella mantenía su mirada fija en los pies de su amo, no lo miraba  a los ojos, menos  si  este no se lo ordenaba antes. En su pecho su corazón palpitaba desenfrédamente era una mezcla entre miedo y excitación, sentimientos que ni ella misma podía entender.
            El ahora le había dado un nuevo nombre, bastante humillante para la joven muchacha y por si fuera poco ahora debía de atenderle y servirle. Pero no seria como se ofrece el vino a un libre en una taberna de paga, sino como una autentica esclava de placer, su esclava del placer.
            Sel-leen. Estaba frente a la mesa en donde se encontraba las bebidas y las deliciosas frutas y dátiles que antes junto a tersite habían arreglado y esta le había dicho como debía de empezar su servicio.-  
 
          Se-leen cogió una bota con vino de Turia, estaba frió, se alivio de no tener que servir una bebida calienta puesto que ella no era conocedora de preparar este tipo de bebidas, pero aun así sus manos temblaban de solo pensar en acercarse a su amo, indecisa tomo la bota y luego la bajo, se acordó que debía de acercarse a él y ofrecerle la bebía o preguntar que deseaba el bebe.-
            Se levanto del lugar y camino con pasos cortos y muy marcados sus movimientos de caderas eran una delicia de observar, Zaltar  sintió como algo crecía dentro de su ser al estar  frente a ella, sel-leen se postro a sus pies y suplicante la mirada le pregunto si deseaba que ella le sirviera…
-¿Desea el amo, que esta kajira le sirva? – lo miro y este entrecerró sus bellos ojos verdes, al parecer tramaba algo.
Pídemelo como la esclava que eres! –Hiso una  pausa mientras se rascaba el mentón donde ya no tenía ni rastros de su corta barba.-
-¿Y utiliza el nuevo nombre que te di, kajira?- sel-leen lo miro con sus ojos abiertos se ruborizo y enseguida una especie de rabia la invadió.
-Sí, amo! – se irguió en su posición de esclava de placer y con expresión de altivez lo miro desafiante a los ojos y volvió a formular la pregunta. Esta vez su voz sonaba irónica y cargada de sarcasmo.
-¿Desea el amo le sirva la esclava, estiércol? – Zaltar la miro con el ceño fruncido, claramente había entendido las intenciones de la esclava, con un movimiento veloz y audaz, logro asirse de la joven muchacha y la tomo del collar, levantándose y junto con el aupándola hasta dejarla de puntillas la obligo a estar tan cerca de si que ella pudo verle los poros de su rostro, la respiración se le entrecortaba por la falta de respiración al tener el collar tan prensado.
-¡Esta arrogancia te costara cara esclava!. -Y con un brusco empujón la lanzo sobre el frió  y duro suelo, pero antes le había arrancado con una mano las delicadas sedas que vestía,  vistiendo únicamente el collar, ella intento alejarse  tan rápido como pudo, pero él la cogió de un tobillo y lo retorció hasta hacer que ella se pusiera boca arriba él se lanzo sobre ella,   pero no termino de sentir la cálida piel erizada de su esclava, cuando ambos por un estridente ruido se sobresaltaron , se escuchar los gritos y las alarmas comenzaron a sonar  a las  fuera del cilindro, Zaltar profiriendo una maldición, se levanto de golpe y con una mano la hiso a un lado, la chica cayó sobre su redondeado  y adolorido trasero.
            Zaltar corrió a la ventana y observo un  largo rato, atento escucho los sonidos y las señales que emitían los gritos de guerrero; rápidamente Zaltar salió del cuarto se atavió con las vestiduras de guerra cogió un casco y su espada Goreana, la envaino detrás de su hombro izquierdo miro a Sel-leen la tomo del brazo y la llevo consigo. Ella se resistía, preguntando que sucedía, pero Zaltar no respondía a sus exigencias,  salieron del cilindro y cuando hubiera llegado a los establos, a donde se guardaban los boskos, Zaltar le ordeno se colocara de espaldas, allí le  ato las muñecas.
-Pero… no me dejaras aquí? –ella se giro y busco la mirada de Zaltar, quien sacaba unas fibra de atar de su cinto la miro y con una sonrisa torcida le dijo.
-  Tienes una mejor idea? –La miro levantando una ceja interrogante.-
-NO, no, no, no me puedes dejar aquí, me encontraran, y me mataran! –dijo hora llorando y suplicando.
-Eres una esclava, nadie te hará mas que de su propiedad! – Fingió que no le importaba su futuro.-
-P-p-pero soy tu esclava, llévame contigo! –rogó.
NO.- fue la dura respuesta de Zaltar mientras se apresuraba a atarle los tobillos.
-Eres un sucio Eslin!, me abandonas? – Siseo la muchacha ahora muy enojada.- Zaltar la miro, y exasperado la cogió de debajo de la cintura y la mejor manera Goreana la monto sobre su hombro y la saco del lugar. Afuera hombres y mujeres corrían por doquier, sel-leen no paraba de gritar así que Zaltar la dejo caer otra vez en el duro suelo empedrada de una de las calles de La Gloriosa Ar, aturdida y ahora iluminada por antorchas la dejaron ver con mayor claridad  las sombras que emitían estas al ver correo a los guerreros gritando y profiriendo gritos de guerra y batalla, Zaltar la puso de frente saco de su jofaina algo para callarla pronto o los descubrirían mas rápidamente. En su delicada boca, metió un pedazo de tela enrollado  la cual sujeto con varias vueltas alrededor de su boca, la había amordazado. Uno de los hombres que corría en la misma dirección que Zaltar, le hiso señal de que lo siguiera, el volvió a upar a sel-leen sobre su hombro y hecho a correr, tras él, el hombre también llevaba corriendo tras de si una joven y hermosa muchacha, esta se veía aterrada, sel-leen la miro y enseguida callo en cuenta se presentaría una gran guerra,y ellos estaban en medio.
           La kajira quien iba muy pegada al joven guerrero señalo horrorizada los cielos ahora nublados de momento, sel-leen intento mirar hacia la misma dirección pero le fue imposible ya que su cabeza colgaba de la espalda de su amo, pero si pudo vislumbrar las sombras aladas de enormes bestias, Tarnsmanes sel-leen también grito pero sus gritos no fueron escuchados  ya que ella estaba fuertemente amordazada. El joven guerrero se detuvo inspecciono la vía de escape más segura y le hiso una señal a Zaltar y  le siguió diciéndole que camino debía coger y adonde debía ir, al parecer Zaltar buscaba refugio para su esclava. Este le entrego a la suya, quien reacia a dejarlo, siguió detrás de Zaltar. Justo cuando este se aproximaba al recinto donde debía ir a llevar a las esclavas dos fuertes guerrero armados le enfrentaron esto no tuvo mas opción que  para evitar ser atacado, ágil mente cogió a sel-leen y se las lanzo, pasándola por encima de su cabeza,  el sabia que ellos no la dejarían caer, y en sé momento que los tomo por sorpresa, les atesto con la ayuda de su espada Goreana, primero a uno lo hirió de muerte clavándole la espada a mitad de su cuerpo, y luego con un giro sobre sus talones le corto a la altura del cuello al otro ambos guerreros no se dieron ni cuenta de que o quien los ataco, ambos yacían sobre un charco de sangre.
            Sel-leen estaba temblando sus ojos estaba desorbitados ella estaba pálida y muy asustado, Zaltar la miro y luego se giro para ver a la otra esclava. Suspiro de alivio al ver que allí estaba  la joven muchacha era alta, de piel canela, sus ojos era de un color ámbar brillantes, rodeadas de largas y pobladas pestañas, el cabello era largo le llegaba hasta la cintura, la chica vestía una túnica gris ahora rasgada y sucia, la corta túnica dejaba ver su bien torneadas piernas y su enorme busto, después de admirara sus anchas caderas miro en su muslo una bella marca. La kajira estaba aterrada estaba hecha casi un ovillo en el suelo, se sujetaba las piernas con sus brazos y su mirada también denotaba horror y espanto, la muchacha se mordía el labio inferior  de una manera que a Zaltar le parecio encantador. Se puso en cuclillas frente a ella y le pregunto.
-¿Cómo te llamas?- le pregunto mientras aparataba un  mecho de cabello que caía sobre  su frente.
            Ella lo miro, por unos instantes intento diferenciar entre la realidad y un sueño, lo miro y colocando sus manos a cada lado de sus caderas y enderezando sus piernas para ponerse de rodillas, este la cogió de los hombros y la sacudió, la muchacha estaba en shock.
-¿Kajira como te llamas?, ¿Tu nombre?.- Bramo impaciente, mientras la sacudía y sacaba de su estupor.  –¡Tonta bestia, responde!- La chica al fin reacciono, parpadeo y se fijo en sel-leen, luego en el hombre frente a ella.
-Ylra, si al amo le place! -Fue su respuesta, mientras evitaba mirarlo a los ojos.- Zaltar se maravillo, por el acento de la joven dedujo que se trataba de una barbará. Se incorporo, miro a su alrededor y les ordeno que se quedaran quietas, y  aguardaran alli, salió a grandes zancadas, pero solo por unos ehns, enseguida regreso y estaba satisfecho con lo que había visto, cogió, a sel-leen la coloco sobre su hombro y a una señal de su mano le ordeno a ylra que lo siguiera.
            Se adentraron en un solitario callejón, desde allí se podían oír los gritos y los choques de espadas entre los hombres que defendían su terreno contra los temibles Tarnsmanes y enemigos. Zaltar derribo con una patada una puerta que conducía a un cilindro  allí se adentro junto con la barbará esta conocía bien el lugar y le dijo al libre que ella podía guiarlo, estaba en el cilindro a donde su amo la había enviado antes de ir tras el Capitán Kapplan.
            Zaltar asintió y le ordeno que se pusiera enfrente, ella así lo hiso y le guió por el oscuro pasillo, bajaron una angosta escalinata que llevaba a una especie de sótano, a medidas que avanzaban el techo se hacía cada vez más bajo Zaltar dedujo que sería un pasadizo hacia alguna guarida de escape, puso a sel-leen en el suelo, la desato y quito la mordaza, sel-leen estaba aterrada, una vez que este la liberase de toda atadura  ella se predio de su cuello, lloriqueando, suplicando la llevase con él, Zaltar la beso fugazmente el los labio cogió la tira de fibra y la ato a su collar y le hiso  una señal a la otra muchacha quien se arrodillo a su lado y este ato el otro extremo, al collar de esta, la miro y ordeno ir a donde estuviesen a salvo, el pronto volvería por ellas.
-Ya sabes kajira eres responsable de cuidar de mi esclava si algo malo le sucede te comprare a tu dueño y te daré como comida de los Tharlarion.! -Ylra, se mordió nerviosa el labio inferior y asintió, le aseguro que ella cuidaría de la pequeña esclava. Cogió por un brazo a sel-leen y le ordeno que se moviera esta se incorporo y mirando por última vez a su amo; se dispusieron a huir.-
        Ambas muchachas se adentraron por el largo pasillo, ylra tenia el corazón en la boca, creyó que se pudo haber equivocado de lugar, hasta que encontró luz al final del pequeño agujero que las condujo a una especia de bodega donde estaban la mayoría de las esclavas y pertenencias de valor de los libres, ylra pudo divisar en medio de la manada de hembras a la kajira melina, corrió sin percatarse que llevaba aun atada a sel-leen. Abrazo a melina esta le sonrió y la beso.
-me alegro que este bien!, y ella quien es? – pregunto al ver a la joven muchacha asustada atada a su collar.
            Ylra la miro y dijo que era la esclava de un libre a quien el capitán Capplan le había encomendado llevarlas a ella y a la chica a donde pudieran estar a salvo.
            Sel-leen las miro con desagrado, y ordeno a ylra que la soltase. Ylra la miro con cierta duda, ¿Porque llevando ella también un collar osaba a hablarles como si de una ama se tratase?.
-No soy una esclava, soltadme! –ylra se apresuro a obedecer, cuando melina la tomo del brazo y miro a la muchacha.
-No es lo que dice tu collar!. –dijo melina, mirándola de arriba abajo. -Ni mucho menos la marca en tu pierna!; eres tan esclava como ella o como yo! –Melina la miro con severidad y  le ordeno a ylra  que la llevara al círculo de esclavas y que la atase junto a las demás.
      Mientras ylra la conducía,  prácticamente a rastras, esta se detuvo frente a sel-leen se puso de rodillas y le dijo en un susurro.
-Obedece, si la primera esclava se entera que no deseas obedecer te azotara. –Tiene órdenes del amo de golpearnos si no la obedecemos. –y mirando por encima de su hombro observo a dina quien martirizaba a las esclavas atadas dentro del circulo de esclavas. Y en ese preciso momento, en que ylra la había desatado de su collar, sel-leen la golpeo en el rostro  empujándola con todas sus fuerzas, para  hacerla  caer , esta callo sobre su trasero y en la caída se se golpeo la cabeza con la pared de piedras, haciéndola perder la visión por unos segundo, el alboroto duro poco ylra emitió un grito de dolor y la chica se escurrió por el pequeño orificio por donde momentos antes habían entrado y corrió por él, ella incapaz de reaccionar intento detenerla y corrió tras ella pero melina quien había visto todo pero no fue lo suficientemente rápida para reaccionar también, la detuvo en la entrada.
-No, déjala. –miro a través del oscuro pasillo. -Ella sola se lo busco. Si un Tarnsman se apodera de ella, estará perdida. –Le dijo melina tomándola de los hombros.
            ylra comenzó a llorar desconsolada le contó sobre lo que le había dicho y ordenado el libre, y melina le pregunto qué de quien se trataba, ella no supo decirle, jamás lo había visto antes. Lo cual era verdad  ya que  ylra llevaba muy poco tiempo en la ciudad. Melina sintió pena por la joven barbara era cierto que el amo al enterarse de que la había dejado huir la castigaría severamente. melina la abrazo para consolarla.

            Afuera, se encontraba sel-leen esta corrió por un borde empedrado que junto a la gran muralla, cerraban las torres y cilindro de Ar, ella había cogido otra dirección del extraño pasillo por donde la había conducido la barbará, y la salida la guió a las afueras de Ar, al hallarse fuera ella se adentro más en los bosques repletos de peligros pero que ella ya con su experiencia cuando vivía en las afueras de Turia, vivía en un lugar solitario y rodeados de peligros y abundante vegetación. La antorchas en lo alto, y las humeantes torres recién atacadas iluminaba, con sus techos encendidos por las llamas, de a rato parte del camino empedrado, facilitándole la visión y así  ella emprendió su huida, se había propuesto escapar lo más lejos que pudiese y de lograrlo regresaría a su casa y desde allí intentaría volver a su anterior vida eso sí, tendría que huir lejos, si  Zaltar se daba cuenta, sería el primer lugar en donde la buscaría. Además una vez allí, ella buscaría sus vestimentas y se armaría, aun debía de estar intacto sus escondites en la choza que fuere de ella y su padre, el viejo  Aarago. Sel-leen era diestra con las armas de guerras y más con el puñal. Ella sabría defenderse sola. Cuando hubo corrido ya lo suficientemente lejos, para no escuchar mas los gritos y menos ver las luces de la que una vez fuera la Gloriosa Ar. Sel leen se calmo y comenzó a buscar un lugar seguro donde descansar más tarde emprendería de nuevo su huida.




Continuara.-


lunes, 15 de diciembre de 2014

Mi historia como una kajira (6to Capitulo)


     Un ataque en La Ciudad de Ar.



        La noche término, y las esclavas fueron llevadas a los aposentos de sus respectivos amo, en donde terminaríamos el ritual que conllevaba el ser marcadas, y donde pasaríamos la terrible noche. Ahora ya nunca más volverá a ser la misma, ahora era una esclava, y mi amo, Conrrad Baxton, yo ahora su kajira.

   Estaba atada a los pies del lecho de mi amo, la pierna me dolía horriblemente, me habían desnudado, y perfumado, estaba lista para ser usada por él, por mi amo, en cuanto este regresara de la gran celebración.-


     Me estaba quedando dormida, allí arrodillada, mis ojos se cerraban solos, había llorado tanto que sentía un peso en mis parpados.- Escuche un ruido dentro de la habitación, gire la cabeza hacia donde provenía el ruido, no vi nada, la débil lámpara puesta en la ventana no iluminaba nada la habitación, el silencio me puso más alerta, presentía que si había alguien en la habitación, pero quien?


-Hola kajira! – una voz suave y un tanto chillona, me sobresalto, no era mi amo, pero quien entonces? -Me pregunte.


Valla, valla, menuda esclava me enviaron, acaso me he sacado un premio?


De repente se hiso la luz, el hombre se acerco a mí y el reflejo de las lunas de Gor que se colaban por la ventana. Era un chico joven de no más de 25 años le calcule, era de rubios cabellos y sus ojos eran de una azul intenso, sus rasgos eran angelical, no denotaba ser un rudo amo Goreano, es mas no me inspiro ni temor.


El joven me sonrió, y guiño un ojo.


–Eres muy hermosa kajira. –Me miro completa, tendiéndose en mis grandes pechos..


-Dime cómo te llamas? –lo mire a los ojos y respondí.


-Ylram, si al amo le place! -baje la mirada humillando mi cabeza ante el.


-Ummm, espero me complazca, jajajaja. -Su risa me desconcertó. Su risa era agradable y en su rostro, lo hacía lucir mucho más atractivo y joven.Lo mire con ojos entrecerrados.


-Amo, puedo hablar?. –Me atreví a preguntar.


El chico paro de reír y me miro, estaba sentado a la orilla del lecho, sus piernas separadas y sus codos apoyados en cada una de ellas.


-Si, kajira, dime?- me miro sonriente.


-Porque... estoy aquí? Es... usted mi nuevo amo?


-Jajajajajaja. -Fue su primera respuesta, el joven amo se reía al parecer de algo muy gracioso..


-Veras kajira, que mas me hubiera gustado, pero si Conrrad de entera de que te has metido en mis aposentos es capaz de azotarte. -Me miro alzando una ceja.-


-P-p-pero amo yo no, no creerá que yo…! -Me puse nerviosa y tartamudee al hablar, el solo se limito a volver a reír abiertamente todo esto le causaba gracias, gracias que ya me empezaba a irritar porque sería yo la perjudicada, nadie le creería a una kajira de que me habían metido allí por equivocación, no a menos que…


-Te diré pequeña, tienes una bella enemiga en Ar. -Me miro ahora si estaba serio.


-Dina?. –Le pregunte mirando hacia la puerta.-


-jajajaja, si ella te metió aquí, me supongo que ella sera la que estará atada a los pies del lecho de Conrrad, y que cuando esté bien borracho no notara la diferencia. Pero igual sabes que una esclava es solo eso, no tiene importancia; con tal que sepa dar un muy buen servicio y sepa complacer a su amo en todo; al menos para mí no tiene importancia de que kajira sea.– El se acostó de espaldas se tiro hacia atrás sobre el lecho cruzando sus brazos por encima de su cabeza, y apoyándola en sus brazos; mientras miraba el techo del cilindro su tono de voz cambio.-


-Sabes Ylram hace mucho tiempo, Dina fue mi esclava. Era mi más hermosa posesión, la más valiosa de entre mis esclavas. Bailaba como ninguna, y sabía cómo complacer a su amo. -Hiso una pausa larga, su tono volvió a cambiar ahora era duro y cargada de rabia.


-Pero un día, un maldito día… La vendí porque me… -Callo, en ese momento se levanto cogió mi cadena y la desato de la anilla de su lecho, me ordeno poner en pie. Y allí estaba yo delante de él en pie, el aun estaba sentado, con una mano acaricio mi vientre plano se movió a un costado y comenzó a descender por mi redondeadas cadera, allí se detuvo; me miraba con dulzura, en su rostro había un dejo se tristeza, pude percibirlo en sus ojos, cuando los cerro de golpe, me empujo a un lado y se puso de pie, me jalo del collar y salimos de sus aposentos. Mientras nos dirigíamos a los aposentos de Conrrad, el joven muchacho se detuvo en un claro y me cogió de los hombros y me dijo:


-Escúchame bien tonta esclava, si llegas a decir una sola palabra de lo que ocurrió, incluyendo lo que te dije, te pesara, haré que Conrrad te venda a los campesinos. –y haciendo una mueca de desagrado, agrego.


- Quienes sin duda estarían gustoso de ponerte a arar sus campos. .-Me miro de pies a cabeza.


-Tienes buen cuerpo y… te vez fuerte para eso; así que no será problema para ti trabajar los campos, te pondrás más robusta y fuerte, jajajaja! -Rió divertido, pero yo sabía que no hablaba en serio ya que me guiño un ojo.


- Ahora entra allí y átate a la anilla, yo me encargare de Dina.- Diciendo esto último me guiño un ojo y antes de soltarme me atrajo hacia sí y me beso un largo rato en los labios, el beso me tomo por sorpresa fue un beso lleno de urgencia, su lengua hurgo dentro de mi boca sin dejarme reaccionar, aquello me dejo sin aliento, mi corazón palpito dentro de mi pecho como si fuera una quinceañera a la cual besara por primera vez. Me soltó, abrió la pesada puerta y me ordeno entrar, mareada por aquel asalto a mi vulnerabilidad lo hice, cerró y se marcho.


A tientas busque el lecho, pude ver que en la ventana no había ninguna lámpara, ninguna luz, así que supuse que dina aun estaba en la fiesta, con el amo, aun sentía los labios del joven, a quien por cierto no conocía, ni siquiera me dijo su nombre. Bien ya lo averiguaría más adelante. Me tropecé con una mesa baja y maldije. Encontré el lecho y con la mano busque la anilla que sonó al chocar con mi cadena, me ate a ella y encontré en el suelo justo cerca de allí una estera la desenrollé y me senté sobre ella, me dolía la pierna así que no me arrodille, total el amo de seguro se demoraría un buen rato mas.-


Sin pensarlo me acurruque en la estera y me quede dormida. No supe cuanto tiempo paso ni como entro él a la habitación, sin hacer ruido, pero allí estaba Conrrad Baxton, echado sobre su vientre sobre el lecho, su barbilla se apoyaba de su ante bazo mientras con la otra mano acariciaba mi cabello que estaba regado por el suelo de madera de la habitación.-


Abrí los ojos y allí estaba él, sus hermosos ojos negros, negros como la noche sin luna, ahora podía verlos, la habitación estaba extrañamente más iluminada que la anterior, donde me habían llevado por orden de dina.


-Esperaste mucho tiempo por tu amo, mi hermosa kajirita? – Me incorpore frotándome los ojos con mis manos, enseguida me puse de rodillas en cuanto me di cuenta de que no era un sueño, él en verdad estaba allí.


-Perdón amo, me-me quede dormida. –me coloque en la posición de esclava de placer y baje mi mirada humillada ante la presencia de mi amo.-


-Sométete ante mi; mi kajirita!- me dijo con voz suave y dulce, me percate de que mi amo no estaba bebido como supuse estaría.


Enseguida cruce mis muñecas y baje mi cabeza entre mis brazos, alce los puños cruzados hacia él y de mis labios brotaron las más dulces palabras.-


-Me someto a ti, amo!- le dije sin alzar la mirada.-


-Bien, entonces ven aquí, kajira!- me levante y me dirigí hacia donde él estaba las cadenas sonaron rompiendo el silencio del lugar, el rodó sobre un costado y quedo tumbado ahora sobre su espalda, estaba completamente desnudo, mi mirada lo recorrió y cuando casi llegue a su sexo me ruborice y baje la mirada, este hecho le causo tal gracias, que se hecho a reír tan abiertamente y que su risa maravillo mis sentidos.


-Ven a mis brazos Ylram, no sabes cuánto he esperado este delicioso momento. –con una mano me tomo de mi cadera derecha y me acerco al borde de la cama allí él se incorporo sobre su brazo, apretándome con su mano, pego sus labios a mi vientre, besando alrededor de mi ombligo, aquella delicada caricia hiso que se me erizara la piel del vientre, el rió por lo bajo, resoplando por la nariz; con su otra mano paso unos dedos recorriendo mi piel erizada.


–Se siente bien kajirita, veremos a que sabe!. – y fue cuando comenzó a pasar su tibia lengua recorriendo el contorno de mi ombligo e introduciendo la punta dentro de el, esta caricia despertó mi deseo y mis pechos comenzaron a sufrir la urgencia de ser acariciados. Todo mi cuerpo comenzaba a encenderse de deseo, deseo por aquel hombre que horas antes me había marcado con un hierro candente sin ninguna contemplación ni ningún acto de remordimiento en su rostro.-


Yo coloque mis manos sobre su negro y corto cabello, acaricie su rostro, su barba raspaba mis manos, deseaba sentir sus besos una vez más, deseaba sentir aquella barba raspar mi rostro, sus labios, se pegaron a mi vientre, paso su cara de una lado al otro, fue como si me leyera la mente y dejo que sintiera su barba raspar en mi piel.


El se movió a un lado haciéndome lugar en su lecho, no fue como otras veces, me sentí como si estuviera en la tierra, con un hombre de la tierra.-


Lentamente me acosté a su lado el cogió mis manos y las elevo por encima de mi cabeza con una mano las sujeto y me ordeno mientras besaba mi cuello y subía a mi oído, y susurro en el:


-No te muevas Ylram, te he atado por la voluntad del amo! – comenzó a besar mis pechos, bajando entre ellos, sin a acariciarlos, con las manos, sino que uso sus labios y su cálida lengua, aquello fue una tortura me soltó las manos y se movió mas hacia abajo hasta que sentí sus labios cerca de mi entre pierna, allí solté un gemido ronco, y arque mi espalda, escuche su risa resoplar por su nariz.


Lo odiaba por causar tal efecto en mí. Cuando casi estaba a punto de sentir sus caricias en esa zona tan sensible muy vulnerable, se detuvo y dijo con voz ronca de la excitación.


-Te prohíbo que te muevas esclava, si lo haces te castigare.-


Sin avisar y con una urgencia, desesperado se metió entre mis piernas repasándolas con amabas manos y allí empezó a devorar, literalmente, mi sexo, su lengua jugaba con mi pequeño montículo sensible haciéndome gemir, intentando no moverme debido a los espasmos placenteros que causaba Conrrad cuando atrapaba entre sus labios mi semilla y la chupaba, el ruido que hacía con si lengua, me volvía loca de deseo, me dolían mucho mis caderas es delicioso dolor de la excitación sin poderla contener.


-Amo, amo, ah ahh!- solo podía clamar su nombre, solo podía gemir de placer y aunque mi cuerpo temblaba con cada caricias de sus labios, ahora sus fuertes manos se apoderaron de mis pechos, pellizcando mis pezones y haciéndome daño, pero un delicioso daño que mas que dolor me arrancaban oleadas de placer electrizantes que se sentían en cada venida de mis impulsos y deseos sexuales, cada vez mas sentía como me humedecía, ya no aguantaba más deseaba tenerlo dentro de mí pero como decírselo, como hacerlo sentir mi necesidad, si no podía moverme.-


Conrrad, se incorporo se subió sobre mi ahora para atrapar mis labios, y besarme con loca pasión, sentía en ellos el olor que emanaba de mi, podía sentir su divina lengua ahora jugar con la mía, mientras tenía una mano metida dentro de mi sexo, entrando y saliendo con ritmo cada vez más rápidos, haciendo de mis gemidos mas y mas fuertes, tenía miedo, no quería llegar sin tenerlo a él dentro de mi deseaba yo complacerle a él.


-Amo, ah ahh!, amo, por favor.- le dije entre gemidos y la respiración entre cortada.


-Dime kajira? -Me pregunto entre mis labios. También su respiración era agitada.


Amo, amo te suplico déjame complacerte…-ahh, ahh! -Le rogué le implore, que me usara.-


Conrrad sonrió y su risa fue como un “clic” que detono mi punto más alto de excitación, el enseguida se puso sobre mí y me penetro lentamente.-


Aquella noche fue maravillosa, fui suya varias veces,Yyen todas me tome la libertad de preguntarle si le había complacido bien, a todas me respondió con una bella sonrisa y besando apasionadamente mis labios, haciendo que volviera a provocarlo para rectificar si mis acciones en verdad lo complacían.


Fue ya casi al salir los primeros rayos del sol que por fin me dejo descansar, me abrazo y mantuvo entre sus brazos y fue al compás del latido de nuestros corazones que nos rendimos en un profundo y bien merecido sueño.


Me despertó la caricia que mi amo Conrrad hacia a mi muslo izquierdo, justo donde yacía la marca de mi condición de esclava, su marca; me remarcaba la letra con sus dedos en una caricia suave y muy intima, abrí los ojos y allí estaba él, mirándome. Sonreí y bese sus labios, el apoyado sobre su codo y su cabeza descansando sobre su mano, se sonrió de lado y levantando una ceja en actitud interrogativa me pregunto:


-¿Que la esclava no piensa servir a su amo?. Muero de hambre kajira perezosa, ve, har-ta kajira…!


Me levante enseguida, el desato la cadena de mi collar y corrí hacia la cocina a preparar algo para calmar el apetito de mi amo. Mi corazón latía fuerte dentro de mi pecho, de la emoción no divise al extraño quien salía de sus aposentos cuando a toda prisa pase junto el sin siquiera saludarle, me di cuenta a tiempo de mi error y regrese me postre de rodillas y salude.


-Tal, amo. Que las lunas de Gor le hayan traído mucha felicidad. –dije esto con toda la intención ya que él se hiso a un lado para que yo pudiera ver a la Dulce y bella Dina, desnuda y atada a los pies del lecho del extraño.


-Jajajaja, así fue mi adorable kajira, así fue!- el joven me guiño un ojo y con una señal me ordeno que me marchara, al hacerlo solo escuche en grito de frustración de la kajira atada en los aposentos del amo joven, mi corazón dio un vuelco dentro de mi pecho, al fin le había vuelto a ganar una a la odiosa dina.


Llegue a toda prisa a la cocina allí ya no había casi ninguna kajira, supuse que estarían haciendo sus demás deberes, ni siquiera estaba melina, bien me dispuse a buscar entre las cosas que habían encontré un cesto lleno de frutas y dátiles cogí unos cuantos, así como corte unas rebanadas de pan de Sa-tarna y unos trozos de carne de vulo asado, aun estaba caliente cogí una jarra y llene de agua fresca y encontré envuelto en una tela de gasa unos trozos de queso, así que cogí un buen pedazo y puse también en la bandeja. Cuando me disponía a marchar escuche la vos de melina.


-Tal, kajira, veo que estas afanada en entender al amo!. – me gire y la recibí con una gran sonrisa, corrí a su lado y la bese.


-Si así es, estoy muy contenta melina, pero ahora no podre contarte?. –Melina se rió y mientras se acercaba a la estufa cogió un cuenco de barro y una tasa y lleno el cuenco con vino negro.


-No puedes irte sin llevarle el vino negro al amo, es lo que más le gusta al despertar. -Pude percibir el delicioso aroma del vino, era un olor peculiar, acaso parecía... café? -Lo coloco sobre la bandeja que ya tenía en mis brazos y me dijo:


-Ve, muchacha no lo hagas esperar!.- La despedí con una esplendida sonrisa y seguí mi camino a toda prisa, haciendo equilibrio con la bandeja y todo lo que en ella contenía. Al llegar al frente de la habitación empuje con mi hombro la pesada puerta y encontré al amo parado frente a la alta ventada a un lado de la habitación la luz iluminaba su musculoso cuerpo, su piel era bronceada, al parecer por las largas horas al sol, aun así se veía estupendo, sentí como un estremecimiento me recorrió el cuerpo de la cabeza a los pies, al recordar el haber estado entre sus fuertes y poderosos brazos.


Camine hacia la mesita en una esquina de la ventana, un poco más alejado de donde él estaba, el sonido de la bandeja al colocarla sobre la mesa baja lo saco de sus pensamientos.


-Ummm!, huele delicioso kajirita!, ¿A ver que tenemos aquí? –Conrrad se sentó con las piernas cruzadas sobre unos almoadones a modo de asiento; y me miro. Yo me ruborice enseguida, me puse de rodillas en la típica posición de la esclava de placer, cogí el cuenco de barro con el humeante vino negro y le pregunte.


-¿Vino, amo?


-Si, kajirita! –enseguida serví el vino en la tasa también de barro, puse el cuenco a un lado cogí la tasa la subí hasta mis labios, y pose en el borde mis rojos y sensuales labios, mis ojos se encontraron con la mirada de él, su mirada era divertida, el brillo en aquellos ojos negros era especial, se veía feliz, complacido. Bese el borde de la taza y luego la baje hasta el lado izquierdo de mi pecho, rosando de manera involuntaria el borde de la taza con uno de mis erectos pezones. El miro todos mis movimientos y al verme hacer esto último alzo una ceja de manera sorpresiva. Me ruborice al notar mi propia intención, le estaba, al parecer ofreciendo más que vino. Luego alce la tasa justo en frente de su rostro girando el borde que antes habían tocado mis labios y mi pecho hacia él, y humillando mi mirada le entregue la tasa.-


El cogió la tasa de mis manos, la llevo a sus labios y al igual que yo también cerró los ojos al tomar del borde. Mi corazón palpito con furia dentro de mi pecho. Luego cogí la bandeja en donde había colocado los trozos de carne de vulo la cual agarro con sus manos y tiro de la suave carne y devoro un pedazo, lo miraba comer, me parecía divertida la manera en que aquellos hombres no eran para nada civilizados. Cogió un buen pedazo de pan y también devoro con avidez. Cuando hubo saciado su apetito cogió el plato donde había comido la carne y con un pedazo de pan limpio los jugos de la carne y antes de metérselos a la boca, el me miro.-


-Tienes hambre kajirita? – yo baje mis ojos y asentí.


-Ven a aquí, y ruégame por el alimento, como la bestia que eres!- alce la vista y lo mire con ojos bien abierto, porque ese cambio?


Me arrastre de rodillas hasta un costado, y me senté sobre mis talones gemí como hacia un cachorrito. El alzo la pieza de pan frente a mí y me hiso intentar agárralos con la cabeza hachada hacia atrás pero cada vez que estaba a punto de agarrarlo él lo retiraba riéndose de mis intentos fallidos, era en verdad humillante, pero eso era una manera de complacerle, y además yo era solo eso un animal que serbia para entretener a los hombres.


-Umm, grrrr, umm…! -gemí y mis ojos se pusieron tristes, hice un puchero que le resulto encantador, puesto que me tomo de la barbilla y me beso en los labios llenos, y luego me dio el trozo de pan, lo puso en mi boca, introduciéndolo con su pulgar y dejándolo allí unos segundos para que yo lo limpiara del jugo de la carnes, le sonreí mientras masticaba la pieza de delicioso pan.- Conrrad reí tan abiertamente, mi corazón dio un vuelco, el ahora se portaba adorable, casi encantador, pero mi suerte no duraría mucho, no después de esa tarde cuando llamaron a mi amo.


El aun se estaba divirtiendo a mis expensas, jugando a atrapar los delicioso dátiles, y uno que otro que caía al suelo yo debía de cogerlo si usar las manos, el disfrutaba al lanzarlos lejos ya que podía ver mi trasero expuesto cada vez que doblaba mis codos para recogerlos y no podía comerlos si antes no se lo devolvía, y se los ponía en sus manos, para luego comerlos directo de ellas.-


Fuertes pisadas retumbaron en el pasillo, y unos fuertes golpes en la puerta de sus aposentos lo hiciera jurar por lo bajo. Se levanto aun estaba desnudo, me ordeno ir al pie de su cama y quedarme allí, yo obedecí. Pero mis oídos estaban atentos a lo que decían los otros hombres, que al igual que mi amo eran guerreros, lo deduje por sus tunicas rojas; dentro de todo el alboroto, lo que pude entender es que afuera se libraría alguna especie de batalla, y que la ciudad estaba a punto de ser saqueada, aquello me atemorizo, Conrrad ordeno a sus hombres armarse y permanecer vigilantes sobre los cilindros y proteger las murallas a y todo alrededor de la gran ciudad de Ar. Me alarme muchísimo, mi amo corrió a ponerse su túnica de guerrero estaba casi listo y justo cuando estaba a punto de salir se giro y y grandes zancadas me alzo de un brazo me pego a su cuerpo besando mis labios en un brutal pero seductor beso que me robo el aliento, al separarme me susurro,


-¡Ve a vestirte y corre a la cocina melina te dirá que hacer!. – cuando se disponía a marcharse, lo sujete del brazo.


-¡Amo, tengo miedo! - le dije en un susurro suplicante, en mis ojos había lagrimas.


Conrrad sonriendo me miro.


-¡No temas kajirita no dejare que ningún intruso irrumpa en Ar, no sin darle batalla!. Miro por encima de su hombro izquierdo; los hombres y mujeres corrían por los pasillos del cilindro; sujetándome de los hombros, mí miro y sacudió levemente.


-¡Vamos kajirita, corre, ve a la cocina, obedece!. -Y salió cogiendo su espada y envainándola la guardo.-


Enseguida sali del aposento, corrí, por los pasillos había gran alboroto, logre ver por una de las ventanas que daban al gran corredor de uno de los patios principales, que rodeaba el cilindro donde habitábamos, pude ver a muchos libres correr con sus pertenecías, llevando al ganado a algún lugar más
seguro, unos soldados llevaban una línea de kajiras atadas todas a los grilletes y sujetas a una cadena al cuello, sus pies libres para apurar el paso, las llevaban también hacia algún lugar más seguro. Seguí corriendo y el alboroto me cruce con el joven libre que había estado con dina.


-Upps. Cuál es tu prisa kajira, debería azotarte por tal osadía! -Me miro con una sonrisa en sus labios, sabía que estaba jugando, me guiño un ojo y me ordeno marcharme.


-Har –ta, kajira reúnete con las de tu clase, y ponte a salvo. Fue allí cuando un soldado lo llamo.


- Riojano, las tropas están listas, dispuestas, y en su sitio; esperando tus órdenes. -El joven amo, resulto ser un capitán de tropas Guerreras. Riojano miro al soldado, con una mirada seria y dura, y esta apenada bajo la cabeza y termino de hablar.


-Lo siento, quise decir, Capitán Kappler!. Se sintió apenado ante el fuerte y alto Capitán.


-Bien soldado, prepárense para la batalla, el enemigo sabrá que les pasa a los que irrumpen en Ar. Y mas si lo hacen a la fuerza.


Y justo antes de irse, llamo al soldado y este se giro y lo miro, al verlos juntos pude notar una similitud entre ambos,


-Espera! -El capital lo cogió de los hombros y lo miro con ternura. Y en voz baja le dijo:


-Ten cuidado Hermano, no me perdonaría si algo te llegara a suceder. –Y diciendo esto ambos siguieron caminos diferentes. Yo sacudí mi cabeza para reaccionar, me gire y corrí entre los pasillos evitando estorbar, y esquiando a los soldados que corrían en dirección contrarias y otros tantos me empujaban para pasarme de un lado corriendo hacia la salida.


Llegue a la cocina, allí estaba melina dado órdenes y recolectado cuantos víveres y enseres se podía. Ella me miro preocupa, yo estaba sudando y aun estaba desnuda. Mi corazón saltaba de excitación y temblaba de miedo.


-Ve conmigo muchacha vamos a ponerte algo.-


Me llevo consigo hacia una habitación contigua, allí me puso un simple casmik de grisáceo color y ato a mí alrededor una soga de fibra. Me dio a cargar varias cajas y ato a mi cuello una especie de saco donde llevaba unas botellas que sonaban al chocar contra mi cuerpo al correr hacia donde melina me había enviado, a mi parecer eran medicamentos y vendajes, pero no estaba segura.-


Estaba nerviosa y muerta de miedo, gritos y ordenes se oían a mi alrededor, mujeres y niños gritaban y lloraban, corrí cerca de las empalizadas en donde los soldados ya se encontraba postrados a los alrededores y yo debía de buscar al Capitán Riojano por suerte ya sabía de quien se trataba, en otras circunstancias hubiera estado perdida si se me hubiese ocurrido preguntar en donde estaba el capitán de las Tropas.


Busque entre la gente que aun corría de un lugar a otro, muchos de los hombres vigilantes de los cielos, apuntaban hacia el horizonte yo como tonta me entretuve mirando hacia donde ellos veían.- De repente un estruendo resonó en los cielos, el alboroto fue tal, que no pude ver hacia donde seguir, los cielos de la ciudad de Ar de pronto se oscureció, una bandada de Tarnsmanes se adentraba en un millar de soldados alados, junto a otros mas que caían como gotas de lluvia dentro de las grandes murallas de Ar. Mi cuerpo entero se petrifico, yo ya había volado antes en esos enormes animales y sabia lo veloz que podían ser y que seria inútil correr frente a alguno de ellos en busca de escapatoria así que intente ocultarme bajo un carro abandonado en una esquina detrás de una vieja choza. Oía gritos de hombres y mujeres, el horrible sonido que hacían al chocar las espadas en una lucha; hombres vociferando sus gritos de guerra. Tuve mucho miedo mis miembros no respondían.


El estridente y ensordecedor grito de las aves al caer sobre alguno de los soldados debatiéndose en una infernal batalla, me volvía desesperadamente loca, quería gritar, correo, llorar. Solo me acurruque debajo del carro sin moverme. Solo podía llorar metiendo mi cabeza entre mis piernas acurrucada como un ovillo. Unas fuertes manos me sujetaron de un tobillo y me sacaron de debajo del carro, grite con todas mis fuerzas hasta que sentí el sacudir de esas manos.


-Kajira! – me sacudió enérgicamente. -Mírame kajira, donde estabas tonto animal? – Yo aun llevaba la caja en mis manos y el saco alrededor de mi cuello era el capital Riojano, me quito el saco y la caja, se la entrego a un soldado que iba con él, me miro enojado; yo estaba muy asustada y mi rostro estaba bañado en lagrimas, justo cuando él se disponía marcharse me aferre de su pierna, suplicante.


-No, no, amo no me dejes aquí, llévame contigo, te lo ruego amo! – Riojano me miro exasperado.


-Que tonta eres, nos has puesto en peligro!.-


- No, no me dejes amo!- yo no paraba de llorar!.


-Debes regresar hasta el cilindro!; busca a las de tu clase!, solo allí estarás a salvo! –me miro con preocupación.


- No, no puedo, no puedo regresar, no sola amo, no me dejes!!.- Yo lloraba sujetada fuertemente a su pierna con ambos brazos.


-Arrgggg! Que tonta eres.- Se coloco en cuclillas soltándome de su pierna.


-¡A mi lado te mataran, es mejor que te capturen! tú tienes la ventaja de que eres esclava y muy bellas debo decir!.- dijo esto haciendo una mueca que asemejaba a una sonrisa un tanto picarona. El a pesar de todo nunca dejaba su buen humor de un lado.


Miro a su alrededor.

-Ven conmigo, pero cuando te diga a correr, deberás correr con todas tus fuerzas kajira y busca donde ocultarte, deberás hacerlo lo mejor que puedas, entiendes? solo hasta que todo esto pase!


-Diciendo esto miro a los cielos.

–Que los reyes sacerdotes nos protejan. –suplico a los cielos y sujetándome se un brazo hecho a corre.-

La Gloriosa Ar



Continuara.-

jueves, 11 de diciembre de 2014

Una fiesta entre los Carros de Los Mercaderes.

   

...La música alcanzó el clímax, e ylra, girando, arrojándose de espaldas sobre la mesa, es cuando la música llegó a su última nota; y ella arqueó su espalda y flexionó sus rodillas, le miró, y con el brazo derecho extendido hacia él... hacia su amo y señor... termino su sensual danza de la necesidad.


Zaltar nota como fuertes manos golpean su espalda en señal de felicitación por la esplendida esclava que tiene! Y también oye en susurro ofertas por su esclava...


ylra se incorpora y se posa delante de el, a sus pies para besarle... con la respiración agitada, estaba agotada.


A tales ofertas Zaltar niega con la cabeza, aunque a veces es desobediente y rebelde como un lar salvaje, piensa que sabrá domarla y que acabará obedeciendo como lo hace un Tarn a un Tarnsman.


ylra lo miro y en su mirada se denotaba el amor que esta sentía por el, esperaba que el supiera que ella le había dedicado a su baile exclusivamente a el; Zaltar no dice nada, se lanza sobre su esclava buscando sus labios, rodando con ella entre los demás comerciantes, sin importarle las risas y exclamaciones lujuriosas que les lanzan.


Sus labios buscan los de ella, casi ahogándola, obligandola a respirar por su nariz todo el aire que necesita después de largo baile que ha ejecutado, mientras sigue girando con ella en la hierba, amarrándola a el con sus propios brazos pegando su cuerpo al de ella con tanta pasión como ella le ha levantado con su sexy y erótico baile... Por fin, le da un poco de respiro

-Ylra ve al carro y tiende las pieles debajo de él!

...Justo después de que su amo la enviase a acomodar las pieles debajo del carro.


...ylra corrió después de darle un beso en los labios a su amo, se dirigía a toda prisa hasta donde estaban lo carros, su corazón latía emocionado, detrás dejaba a su amo aun sentado, entre los hombres, ella escuchaba las risas de los libres, y entre ellas la de su amado amo, apurada, subió de un salto a la parte posterior del carro, corrió la lona que serbia de entrada y a tientas en la oscuridad busco las pieles, estaba feliz, si rostro irradiaba emoción, suspenso y sobre todo amor, ella le amaba, muy a pesar de sus castigos y de sus tratos ella se sentía dentro de lo posible libre, libre de amarlo, libre de estar entre sus brazos.


Ella bajo con las pieles en sus brazos, y una pequeña lámpara, se tiro debajo del carro y acomodo cada una de las pieles, hecho un vistazo por encima de su hombre a ver, si alguien la miraba o mejor aun si su amo se acercaba… se apresuro y así mismo corrió a un costado en busca de los barriles en donde había cargado agua para los boskos ese misma tarde, cogió una cubeta llena de agua que cogió de uno de esos barriles, la coloco entre otros dos carros que al igual que la mayoría estaba vacíos, ya que todos se encontraban en el circulo de danza aun disfrutando de la rica velada, Volvió a subir al carro y cogió jabón y una toalla, rápidamente se lavo su esbelto cuerpo, y mientras que lo hacia su mente divago…


Sus manos recorrieron sus curvas, comenzando desde sus bien redondeados y enormes pecho, los cuales al pasar sus dedos pudo percibir que estaban erizados.- El pensar en cómo la usaría su amo esa noche la llenaba de una excitación que jamás había sentido. El recordar cómo se sienten sus dientes cuando toma entre ellos sus delicados y marrones pezones. Comenzó a resbalar el jabón por una de sus piernas, la cual apoyo en una orilla de la rueda del carro que le servía de camuflaje, ylra estaba extrañamente excitándose con sus caricias quería estar lo más deseable para su amo, que el llegara y consiguiera el placer de provocarla aun mas, y ella a su vez le mostraría que su fuego arde por estar a su merced, así que jugó con su sexo un rato exquisito.-


ylra estaba lista y perfumada, su único vestido era su collar, un aro simple de metal opaco, que rodeaba su esbelto cuello, en el se leí la inscripción: “Pertenezco a Zaltar devolvedme a él.” Ella toco con sus trémulas manos el simple collar, collar que ella había llevado con tanto orgullo desde que este la capturara en las afueras de La Gloriosa Ar.


Ella se coloco a una lado del carro de su amo debajo estaban las pieles, y muy cerca un lámpara con aceite de Tharlarion, el cual encendió haciendo chispa chocando dos piedras, como le había enseñado su amo. Esa lámpara apenas iluminaba a la joven muchacha pero aquel débil resplandor la hacía lucir exquisita ardiente y muy sensual sin duda su amo jamás olvidaría esta noche y ella mucho menos.


Se sentó sobre sus talones sus piernas estaba abierta en todo su esplendor, su espalda lucia muy recta lo que hacía resaltar sus enormes pechos, hecho su cabeza hacia atrás y ladeo la cabeza un poco para dejar caer su cabello tanto sobre su espalda, como una porción de este dejara a las sombras su bello rostro. Escucho un débil ruido como el de una rama al quebrarse, alzo un poco la vista y miro los pies de su amo justo frete a ella.


Allí estaba Zaltar, arrogante, fornido, su presencia denotaba temor entre los hombres y a las mujeres un incontrolable deseo por someterse ante aquella mirada, ante aquellos bellísimos ojos verde que hipnotizarían hasta una Eslín hembra salvaje.


Ella bajo la mirada, sintiendo como se ruborizaba, su corazón comenzó a latir nuevamente con desenfrenada pasión. Solo se podía escuchar a lo lejos aun en la fiesta las voces y aplausos de los hombres, así como los gritos de lujuria y de emoción de algunas kajiras, ella estaba allí, bajo la mirada de su bello amo, no pedía mas, no deseaba mas, incluso ya no le importaba volver a su anterior vida, lo amaba y estaría dispuesta a demostrárselo siempre que pudiera y siempre que este se lo exigiera.-


Zaltar de pie frente a su bello animal, no podía más que ocultar sus propias emociones, intento calmarse con la bebida, pero sabía que sería inútil, además NO quería.., no deseaba estar borracho para disfrutar por completo de su esclava.


La miro detenidamente, estaba bellísima así, sus bellos glúteos se apoyaban sobre sus delicados talones, sus piernas se veían gruesas por la posición en la que esta estaba sentada, sus rodillas hermosamente separadas en una esplendida V de “Victoria” dentro de la cual solo dejaba asomar su creciente valle de bello ensortijado y negro que hacían un triangulo que se perdía la punta, ocultando en su jugoso y palpitante sexo.


Sonrió con picardía al recordar que siempre le decía a su esclava cuando esta permanecía desnuda que -“aun llevas mucha ropa puesta”.

Allí estaba tan bella, tan dispuesta, el mirándola a los ojos y le ordeno:

-Esclava mírame!.- ella lentamente levanto la mirada y lo miro directamente a los ojos, el pudo ver el brillo audaz en sus ojos verdes a la tenue luz de la lámpara de Tharlarion.


Zaltar se dejo caer, sin ningún cuidado de rodillas frente a ella, el estaba vestido solo de la cintura para abajo, su fuerte pecho relucía bajo la tenue luz, cada fibra de sus brazos se tensaba, estando frente a la joven, su mandíbula se veía como tensaba sus músculos, intentando calmarse, el enorme esfuerzo que hacía por contenerse y no saltar sobre ella y violarla allí mismo, sin contemplaciones ni ninguna delicadeza, era tan fuerte incluso más que su razón, pero debía de esperar, quería disfrutar cada segundo junto a su bello animal, la noche estaba fresca, realmente hacia un poco de calor, los insectos para su sorpresa se había espantado, suerte? O quizás ya había pasado su hora de picar y molestar a los habitantes de los carros.


Su potente voz volvía a alterar sus sentidos.

-Dime mi pequeño vulo, que eres?

-Una esclava, mi amo!-respondió enseguida casi como aprendida. Y valla que le costó aprenderlo bien, unos latigazos y bastaba para jamás olvidar la lección.

-Y a quien perteneces?

- A los hombres, mi amo!- bajo su mirada, humillada.

-Y quien es tu dueño?

-Tù mi amo, solo tú eres mi dueño!- volvió a mirarle esta vez con una esplendida sonrisa.-

-Y dime esclava,. – le preguntaba mientras con una mano sostenía su mentón obligándola a acercarse más a su rostro.

-Que sientes por tu amo?- ella percibió el olor dulzón del paga.


ylra lo miro, en sus ojos asomaban ya las lagrimas de la emoción de estar tan cerca de su amo, intento decir algo pero solo pudo mover sus labios sin emitir ningún sonido, su corazón ya no cabía dentro de su pecho, el estaba a punto de volverla loca, ella lo amaba con todo su ser, pero una cosa era sentirlo, otra era decirlo, temía a las muchas reacciones de su amo, que era como las corrientes en el mar de Thassa, a veces calmadas y a veces toda una tormenta incontrolable.


Bajo su mirada y dos lágrimas rodaron por sus mejillas, su amo seco una con el pulgar de una de sus manos, exactamente con la que sostenía su delicada mente. Le volvió a ordenar. Esta vez su voz sonó dura, y cruel, exigía una respuesta pronto o si no, ella seria cruelmente castigada.-


-Mírame, esclava!- ella lo miro su labio inferior temblaba-


- Dime que sientes por tu amo, y quiero oír lo que sientes realmente no lo que yo deseo escuchar, me entiendes kajira!?


Ella asintió con la cabeza.


El la soltó y se alejo un poco para verla completamente esperaba su respuesta.


-Amor!- Fue su débil respuesta, era casi un susurro, tan bajito que su amo tuvo que hacer un enorme esfuerzo por escucharla, en su interior el estaba emocionado, pero demostrarlo sería demostrar debilidad, el amaba a su hermoso animal pero nadie podía saberlo…ni siquiera ella.


La miro y le exigió. –Qué?, que dijiste?

-AMOR, -grito. -…mi amo, -dijo por fin. -Amor!

Zaltar sonrió satisfecho. Se hecho sobre las pieles recostándose sobre su codo derecho y apoyado en su mano su cabeza. Flexiono una rodilla dejando ver que no tenía nada más que la túnica de Mercader.-

–Bien, entonces demuéstralo esclava! -su mirada era socarrona y llena de doble sentido.-


Su sonrisa era enigmática y provocadora, tanto como esas palabras que la sacudieron con una nueva oleada de humedad. Qué lucha mantenía en su interior!, La mujer que una vez fuera independiente y segura de sí misma, ahora contra la mujer que deseaba a un hombre que la dominaba, la humillaba y sin ningún respeto por sus sentimientos…,


Zaltar con una de sus manos se deslizó por su rodilla y a medida iba subiendo, ylra iba comenzando a respirar con dificultad, el no pretendía hacer mas solo la invitaba a demostrarle cuanto el significaba para ella…en su asombro el metió toda la mano entre sus muslos calientes, apretando la carne entre los dedos. Ylra se acercó, dejando los labios pegados a los de su amo, su boca abierta sobre la de ella también abierta, su aliento rozándose la piel, mientras los dedos templados de Zaltar aun entre sus piernas. Sentí su lengua entrar en su boca besándole de forma apasionada. Su mano se movió entre mis muslos, sintiendo mi humedad, Me besó hasta ahogarme, acariciándome hasta hacerme humedecer yo aun de rodillas inclinada hacia el mí trasero expuesto a aire cálido de la noche, solo apoyaba mis manos cerca de su pecho en las pieles. Ávidamente metí la mano entre mis muslos y apreté la suya contra mi sexo. El presionó con un dedo entre mis labios, una necesitad instintiva me hacía desear que metiera sus dedos en mi sexo, como cuando yo lo hacía cuando me estaba aseando.


Arqué la espalda cuando tocó el nacimiento demi sexo haciendo presión sobre él. Me removí en el asiento y sus dedos hicieron fuerza metiéndose dentro de mi humedad. Tenía los dedos calientes, suaves y fuertes.


- ¿Es esto lo que querías, verdad? - preguntó entre mis labios, bajando la mirada para contemplar su mano metida entre mis piernas. Deslizando los dedos hacia abajo. Volví a sacudirme, un suspiro se escapó de mi boca y él aprovechó el movimiento para complacerme, metiendo un dedo en lo más hondo de mí ser. Se me nubló la vista, estaba asombrada, escandalizada, complacida y ardiendo por dentro. Una necesidad sin igual se había apoderado de mí.


- No grites- te prohíbo que emitas algún sonido, si lo haces te azotare y atare desnuda boca arriba sobre los boskos durante todo el viaje. -Susurró pasando un brazo detrás de mi cabeza para taparme la boca. Me apretó a su cuerpo en una forma de abrazo, tiro de mi y me recostó sobre su hombro quede acostada junto a el, fue entonces cuando empezó a mover los dedos dentro y fuera, de mi ardiente sexo, primero despacio, luego de forma frenética. Yo reprimí mis gemidos y mis lamentos, pero apenas podía contenerme, su mano estaba completamente empapada de mis jugos, lo sentía, lo escuchaba, aquel sonido era de lo más excitante. Sin pensarlo y por el extraño juego que yo había comenzado De pronto sentí un latigazo, un violento dolor en los riñones que me sacudió involuntariamente. En realidad fue el placer mas divino que hubiera sentido jamás, Zaltar se apretó a mi cuerpo, clavando la mano con delicadeza y fue cuando sentí mi propio orgasmo en su mano. El incluso sabia como funcionaba el cuerpo de su esclava mucho mejor que yo, Dejó de amordazarme y me besó húmedamente los labios en un beso descarado y de manera tan vulgar que me volvió a encender. Sus labios rozaban los míos, su postura, su voz, su forma de mirarme de usar su lengua, todo de él me volvía loca.


- ¿Quieres que te haga cosas sucias todas las noches, tal vez? - preguntó divertido. Yo asentí y como en un sueño, mi cuerpo bullía en deseo. ¿Pero por que este extraño cambio de mi amo en complacerme?, el me acarició las piernas. Yo yacía frente a él abrazada, acariciaba su pecho y comencé a bajar por su torso… el tomo mi mano de la muñeca en un movimiento rápido y la llevo hasta arriba de mi cabeza juntándola con la otra mano, me miro a los ojos y se subió sobre mi… sentí su calor, quemarme su entrepierna se había paso entre mis muslos, para penetrarme esta vez sin contemplaciones ahora él buscaba su placer…y yo sin dudas no se lo impediría, lo deseaba, lo amaba, y esa noche seria la mejor esclava de todo Gor…