sábado, 26 de diciembre de 2015

La Historia de Ker The Lydius (Capitulo 11)


Trabajare para uno de los  Capitanes de Puerto Kar



      Pasaron los días y en Puerto Kar las nuevas caras para Ker eran cada vez más habituales, volvió a encontrarse un par de veces con su amigo Himilse Ioerbeles quien no desaprovechaba las oportunidades para ponerlo siempre en apuros; Ker, siempre con mala cara, ponía sus ojos en blanco cada vez que era burla del enorme y basto libre, pero al fin y al cabo el seria alguien con quien podría contar, si se encontraba en algún apuro de mayor magnitud.

      Una tarde, se encontraban ambos en el puerto, Ker con su típica postura intentando siempre imitar los movimientos y gestos de los hombres rudos del muelle, y Himilse relajado con su pipa de kanda perfumando el ambiente, cada vez que este encendía la pipa, hacia que el ave siempre volara lejos de su hombro a posarse sobre el hombro de Ker o sobre alguna estaca que servían para atascar las grandes navíos apostados en la orilla del puerto. Al parecer el aves estaba de acuerdo con Ker, “el kanda era desagradable”.

-¡Te Apuesto pequeño Ker, a que no eres capaz de darle a ese cartel de allá!- le dijo Himilse mientras apuntaba con la pipa el lugar donde quería que Ker clavar su flecha. Este se había jactado de hablarle de las miles y miles de aventura que se había hecho al apostar con campesinos a que era el mejor Arquero de Lydius, Ker le miro de forma retorcida y levantándose del barril en donde estaba sentado cayó al suelo del muelle, el cual tembló bajo su peso, esta se ajusto el cinto y saco su arco el cual colgaba siempre de su hombro izquierdo y con su mano derecha saco una afilada flecha de su carcaj. Pero justo en ese momento miro pasar a una joven y desgarbada muchacha.

-¿Cuánto me darías si le doy a esa kajira mientras sostiene una Larma sobre su cabeza? –le miro con una sonrisa malévola, traviesa, casi infantil, mientras sacaba de su bolsa una fruta roja y casi oval que la mostraba a este mientras la hacía saltar entres sus pequeños dedos. Himilse se sonrió y enseguida capto la atención de la joven muchacha con un chasquido de sus dedos;  la joven les miro y corrió asustada hacia los pies del libre cayendo de rodillas, y muslos separados dejando así muestra de su ferviente disposición hacia los libres, Ker bufo por lo bajo al ver como esas tontas bestias se rebajaban como animales ante los hombre, sintió repulsión hacia la pobre e infeliz kajira.

-¿Pequeña cómo te llama tu amo? – Le pregunto Himilse mientras le sostenía de la barbilla alzando su cabeza para descubrir bajo esa maraña de cabellos cobrizo unos bellísimos ojos verdes.

Kandra, si al amo le gusta!-volvió a mirar al suelo justo donde estaba sus pies. Humilde pudo meter sus toscos dedos por entre la maraña de pelo, y ver así el collar de la joven, rosando co. Sus dedos la pieza de metal y girarla para leer su contenido, y comprobar que sin dudas era una esclava de sexo, de las que sus amos mandan a buscar clientes a los muelles y así atraerlos al bar para que gasten en vino y placeres.

-¡Bien kandra, me parece bien a ti no Ker?- Miro al joven quien fastidiado se encogió de hombros a la vez que murmuraba algo. -¡Toma esto y…!- mientras apuntaba el lugar hacia donde él quería que ella se dirigiera, lo que puso en alerta a la joven quien giro y miro en una una dirección justo detrás de ella.

- ¿Vez aquel cartel de allá? Bien párate allá, ...si allá! –le dijo al ver que la niña se sorprendía de ver la distancia a donde la enviaba el Libre y más raro aun con una fruta de larma.

-Bien, sostén esto sobre tu cabeza y ten cuidado de no poner tus dedos atravesado! -Le dice guiñando un ojo. La joven no protesto solo se limito a ver a Ker quien tenía el arco y la flecha montado para hacer un tiro, la chica palideció temiendo lo inevitable, comenzó a negarse pero Ker le miro con odio y le dijo al verla dudando.

-¡Oh..oh no, noo no, no amos por favor esta esclava es muy valiosa para su amo, el pagara por mí, si he hecho algo malo el pagara, por favor amos! –les miraba aterrorizada.

-¡Grrrr, no seas tonta Muchacha, no te pasar nada!,- le dijo Ker mientras volvía a montar su flecha quien se había salido, y claro le estaba colmando la paciencia los quejidos de la joven esclava. La joven se postro a sus pies dejando caer la larma y besandolos suplicantes. Ker volvió a bufar se agacho y la cogió por los cabellos obligándola a mirarle.

-¡Obedeces o te juro por los RRSS  que clavare esta flecha en un lugar más blando que esa fruta, así que recógela y haz lo que se te ordeno! –La soltó, la joven no dijo más, cogió la larma del suelo limpio sus lágrimas y haciendo un mohín se giro y corrió al lugar donde le había indicado Himilse quien no dejaba de reírse durante todo el lio, aplaudió golpeándose el hombro izquierdo, feliz y divertido mientras mantenía su pipa ladeada en la boca.

-¡Jajajaja mas te vale jovencito no fallar o la verdad si esa eslava es lo que ella dice ser para su amo, creo que te veras en serios problemas, jajaja! -Ker se encogió de hombros, seguro de sus habilidades, en realidad ella era orgulloso y hábil desde muy pequeña en el arte de saber manejar el arco, y las flechas, jamás perdia una apuesta. Mira a la joven parada bajo el cartel a lo lejos del muelle y cuando vio la fruta en alto este apunto y con una destreza inigualable tenso el nailon de su arco dejando sus músculos tensos por calcular la velocidad con que sería lanzada la pequeña flecha, por el rabillo del ojo pudo ver a Himilse entrecerrar sus ojos a modo de perderse con la vista en la distancia.La pobre Kajira no paraba de temblar solo colocó la fruta sobre su cabeza y cubrió su rostro con. Ambas manos y reparar así el dolor de sentir una flecha clavada en su rostro.

-¡No sé como lo harás…!-No termino de decir la frase cuando se oyó un agudo silbido, miro a Ker y este están ya más relajado, la flecha habia traspasado la fruta mojando así el pelo de la kajira con sus jugos colorado cayendo sobre su cabeza. Ker le hiso una señal a la kajira para que fuera por la flecha antes de regresar, la joven quien sonriente corrió de nuevo de regreso.

      La kajira regreso agitada y emocionada alabando al libre por su destreza, aunque algo manchada de la fresca fruta, Himilse, al verla regresar tan excitada por la emoción de haber salido ilesa se detuvo ante la joven quien había olvidando ponerse de rodillas, por lo que este la cogió por el cabello tiro fuerte de ella haciéndola caer entre sus fuertes brazos y allí, la beso tan fuerte como solo un Goreano sabe tratar a una esclava, la Joven gimió y se retorció de placer entre sus brazo por lo que Himilse se rio con ganas.

      Unos aplauso pausados y de forma lenta se oyeron  cerca, a lo que ambos libres e incluso kandra se giraron para ver de quien provenía. Un hombre alto y de piel oscura, se acercaba era quien había estado presenciando desde su barco la escena de Ker y la kajira; en cuestiones de inhs  el hombre se había bajado de su barco y llegado al muelle, y ahora estaba cerda de ellos, el hombre miro de manera seria a la kajira quien callo rendida a los pies de este ruborizada y temblando, la pobre no dijo palabra alguna; Ker y Himilse se miraron sin dudas ese era su amo.

-¡Tiene una bestia muy obediente además de hermosa… Libre…!- Himilse se quedo a la espera de un Nombre.

-¡Necesito un primer espada para así formar parta de mi tripulación!,- Dijo mirando la espada que colgaba del cinto de Himilse, quien sin duda conocía su procedencia, -¡La tierra está protegida sólo por las espadas de los propietarios más fuertes en los alrededores.! -A diferencia de Ker que poco sabia de las casta y lo que representan en cada Ciudad.

-¡Un arquero no creo que nos sería de gran ayuda!- Le dice elevando con desden una ceja y mirando a Ker quien se acomodaba el arco otra vez sobre su hombro,

-¡Pero viendo tu destreza jovencito;  me interesa tenerte en mi barco; Aunque sea para limpiar la cubierta!. -Hemilse y el Libre rieron ante el comentario, a lo que Ker les miro con desprecio, pero se limito a callar, sabía que su lengua podía meterlo en líos

- ¿Muchacho cómo te llamas?- le pregunto mientras miraba el ave volver a posarse sobre el Hombro de Himilse y repetir su nombre con voz chillona.

-¡Kerrr kerr, arrr arr!

Ker le miro y la azuzo para que se callas.

-¡Soy Ker The Lydius, y usted…es?!- Ker se paro frente al hombre, su altura imponente le hiso estremecer, mientras acomodaba su carcaj sobre su hombro miro a la pequeña kajira ahora arrodillada a sus pies posando de una manera especial en su presencia, aunque con el pelo algo empegistado por el jugo de la fruta que comenzaba a secarse y las moscas a molestar. Sonrió al verla de esa manera, pero sacudió los pensamientos de su mente al pensar que sería de ella si supieran que ella es en realidad  una mujer.

-¡Tienes un Nombre muy grande!- dijo mientras le miraba de cabeza  a los pies y justo allí se detuvo.

-¡Incluso tanto o más que tus… botas…! – elevo una ceja interrogante, Ambos se miraron con seriedad Ker con desafío en sus claros ojo, Himilse fue quien rompió el incomodo momento riendo y palmeando la espalda de Ker, tanto que casi lo hace trastabillar.

-¡jajaja...si eso mismo le digo al chico, tal parece que se la robo a un norteño,  pero Capitán… es un joven fuerte y sin dudas podrá hacer mejores cosas siendo parte de su tripulación.! -Himilse trato de desviar la tención del joven muchacho.

-¡Soy Aron Thorr, Capitan del Tarn Negro,!- Se presento mientras no dejaba de mirar y poner incomodo a Ker. ¡Lo sé, es por eso que deseo se unan a mí! – ¡Se giro ahora para enfrentar a Himilse, Ker quedo sorprendido, su suerte estaba cambiando, tal vez pronto no tendrá que pasar ni un día mas en esta horrible tierra y al fin y al cabo regresaría a su querida tierra.

-¡100 tarsk de cobre por tus servicios… y a ti veinte fracciones de tarsk!,- le dice sin inmutarse ante la expresión del joven.

-¡Excelente Mi Capitán, pero debe saber que necesito algo mas ya que me hospedo en una costosísima posada y como vera no soy de estar incomodo! - Himilse miro a Ker a la vez que le guiñaba un ojo, Ker enarco una ceja, negando mientras les seguía con dirección a la taberna;  a decir verdad lo que le ofrecía no estaba tan mal, considerando que ya la pequeña fortuna casi se la había ido desde que llegase aquí, sin dudas le demostraría a ese Tonto Capitán que bien podría ganar mucho mas, y eso sin dudas no descansaría hasta lograrlo.-

#Definición y uso en las cuentas en Gor#
*Hay poca que estandarizan los tipos de cambio en todo Gor, estos tipos varían de ciudad en ciudad. Los banqueros, o literalmente comerciantes de monedas, intentan normalizar el tipo de cambio en cada Feria de Sardar, pero nunca lo logran, aunque ciertas monedas son respetadas y aceptadas en todas las ciudades civilizadas, estas incluyen monedas como los tarns de oro de Ar, Ko-ro-ba y Puerto Kar, staters de oro de Brundisium y los tarsk de plata de Tharna.

                En Gor la unidad básica monetaria es el tarsk, de cobre o plata. Cada ciudad decide sobre la proporción entre ambas monedas. Una fracción de tarsk es la unidad más pequeña de moneda. Desde cuatro a veinte fracciones de tarsk equivale a un tarsk de cobre, de cuarenta a cien tarsks de cobre equivalen a un tarsk de plata, diez tarsks de plata equivalen a un discotarn de oro. Los discotarns de oro también se fabrican con doble peso. Algunas monedas se pueden dividir en fragmentos para hacer el cambio. Una moneda tiene aproximadamente 1,5 pulgadas de diámetro (N.T.: 1,5″=3,81 cm.) y 3/8 de pulgada de espesor (N.T.: 3/8″=0,95 cm.). Hay un tarn o un tarsk en una cara y normalmente una letra para identificar la ciudad de origen en la otra. No hay papel moneda en Gor.

*Traducción: Azazel Longfall



CONTINUARA...



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martes, 22 de diciembre de 2015

Londra, la pequeña Urt ( 2do capitulo )


La Busqueda.



-¡Oh, Noo Padre, padre..! –corrían ambas niñas colina abajo hacia su padre quien había caído bajo el filo de la espada de un proscrito el que terminara ese día con la vida del viejo Agathor.
El hombre permanecia de pie mientras contemplaba a ambas niñas tiradas sobre el cuerpo inerte del viejo campesino, este se reía sin ningún tipo de compasión mientras las niñas no tenían ni idea de su oscuro destino.
-¡Sabia que este viejo tenía un valioso tesoro! –Volvió a reír mientras sus compañeros se acercaban a él. -¡Pero Nunca creí que fuera por partida doble! Jajajaja! 
-¡Era nuestro padre, por qué? Por queee?-grito la frágil y tímida Leyli. El Hombre rudo y desagradable se quito la capucha en forma de cabeza de Larl, dejando ver su ondulado cabello largo  atado en una cola era de color naranja con reflejos marrón oscuro, quizás en un tiempo fuera de ese color pero el incesante Torvis lo había cambiado con el pasar de los años; fingiendo dolor en su rostro se agacho junto a las jóvenes y tomando a la pequeña Leyli de la barbilla la alzo para que lo mirase a los ojos, y con su dedo pulgar le limpio una lagrima que bajaba por su ya húmeda mejilla.
-¡En serio primor!, este viejo hombre era vuestro padre! ¡Oh.. Cuanto lo siento! – Miro a sus compañeros que ya estaban junto a él, y soltándola alzo su mano y con el revés la dejo caer con fuerza sobre el delicado rostro de la joven muchacha quien jamás en su vida había experimentado tanto dolor. Leyli, cayó al otro lado del cuerpo de su padre, el cabello oscuro caía en cascada sobre su rostro, con su temblorosa mano toco su mejilla adolorida y limpiado así con sus dedos la sangre que brotaba de sus labios ahora rotos.   Layla, corrió a su lado y la acuno entre sus brazos.
-¿Noo, es, es… usted señor …un desalmado, golpear así a una Mujer libre, eso no lo permitiría nuestra padre! -Grito furiosa y con los ojos desorbitados. El hombre la miro cambiando su rostro ahora por uno lleno de expectación y asombro ante el descaro de la muchacha, se levanto y se paro frente a ellas.
-¡Vuestro padre? ¿Acaso no es este infeliz! –Y pateando el cuerpo del viejo lo giro para así dejarlo boca arriba, mostrando la sección de su cabeza cortada a la altura del cuello, lo que causo un nuevo grito de las niñas, haciendo que ambas se acurrucaran entre sí. El Hombre volvió a reír al verlas asustadas y ordeno a sus hombres las sometieras, desnudaran y las ataran para así hacerlas sus esclavas.
-¡Sin dudas me darán una gran fortuna por ustedes dos!- ¡Desnúdenlas y Atenlas las quiero a ambas en mi carreta!- Les grito a uno de sus compañeros quienes sujetaron a las jóvenes por los brazos y los cabellos y las arrastraron mientras se resistían aunque era inútil en comparación con la fuerza de aquellos hombres; las niñas gritaban y se retorcían bajo las manos de aquellos proscritos, quienes se divertían haciéndolas sufrir de esa manera.
Londra había presenciado toda la escena pero sus extremidades no le respondieron a causa de ver como su padre era cruelmente asesinado, tampoco se inmuto al ver a sus dos hermanas cuando eran arrastradas y desnudadas y llevadas hacia la careta del hombre cruel y malvado, se quedo allí sin poder hacer nada; sin siquiera atreverse a salir a su rescate, en ese momento pequeñas gotas de lluvia comenzaron a caer sobre el cuerpo de Londra confundiéndose con las lagrimas sobre su rostro. Agradeció que sus hermanas al estar en shock no la nombrasen, pero por cuánto tiempo? Debía salir de allí, hacer algo! Pero qué? Ella sola no podría hacer absolutamente nada, enfrentarse  sin armas a esos hombres quienes la superaban tanto en número como en fuerza.
Una última mirada al cuerpo inerte de su padre a quien la lluvia comenzaba a limpiar el charco de sangre que se había acumula bajo su cuerpo, limpio con amargura sus lagrimas y corrió al punto en donde había dejado a sus dos hermanas, quienes ahora estarían a salvo si no hubieran sido tan tontas y desobedientes. La lluvia comenzaba a arreciar, como era habitual en estas zonas llanas de Gor; solía hacerlo por ahns, incluso días enteros. Londra en su camino de regreso encontró el saco de piel que ella misma les diera a sus hermanas en el lugar en donde seguro ellas escucharon las voces y corrieron al encuentro con su padre, quien ahora estaba muerto y ellas sin dudas serian esclavizadas y vendidas cuanto antes.
Corrió colina arriba y por la orilla del pequeño riachuelo que desembocaba a los pies del campo del que su padre había sido dueño y tenido por tantos años y en el cual había sido criada.
Años pasaron, los mejor años de su vida pero el día tan temido por el viejo Agathor llego; pero ahora ella no descansaría hasta encontrar vengar  su muerte, y rescatar así a sus dos hermanas.
Entre charcos de agua y lodo Londra tropezaba, cada vez mas agotada, cada vez con mas y mas frió, no quería dejar de huir, no fuera que sus hermanas le hubieran dicho de  su paradero y ya incluso le estuvieran buscando. La recia lluvia comenzaba a opacar su visión, ya ahora era mucho mas borroso el lugar, incluso frente a ella, decidió parar un rato e intentar oír si alguien la seguía, su padre le había enseñado como hacerlo. Se detuvo y comenzó a calmarse ya que su respiración era pesada y ruidosa y podía confundirse con la de alguien mezclada con el ruido de la fuerte lluvia, el ruido de esta al caer sobre los arboles, los charcos, su propio cuerpo en movimiento, comenzó a relajarse, cerró los ojos mientras permanecía apoyada en un árbol. Comenzó a contar y enseguida sus latidos fueros disminuyendo y los sonidos tomando formas, y así recuerdos de su infancia llegaron a su mente…
-“ ¡Londra, londra. Mírame…! Agathor le había puesto en un lugar apartado del bosque, estaban tan solo ellos dos, eso lo hacía solos cuando solían ir a cazar tabuk.
-¡Ahora cierra tus ojos! ¿Dime que escuchas! –la niña sonriente reía feliz, y cerrando sus ojos, se mordía el labio inferior mientras ladeaba la cabeza pensando e intentando oír los ruidos que  le rodeaban en ese momento.
-¡Ummm, escucho… jajaja, mi respiración papi!
-¡Bien y que mas?
-¡La tuya!
-¡Londra concéntrate…!
-¿Pero que se supone debo escuchar padre?- le pregunto mientras espiaba por un ojo.
-¡No, no no, no hagas trampa; Bien solo escucha como tu respiración va cambiando, como llega a un punto en que tu corazón debería detenerse para dejarte oír mas allá…!
-¿Mas allá?
-¡Así es mi pequeña, debes oír a aquellos que no desean que los escuches, a aquel que puede venir tras tus huellas y con sigilo te está esperando para saltar sobre ti…!
–¡Deja de oír el canto de aves alegres y veras que uno de esos cantos cambia, dejándote saber que algo a tu alrededor ha cambiado, lo oyes? Las aves te dirán, la naturaleza te habrá a ti solo a ti! -y en ese momento el viejo Agathor la coge entre sus brazos para hacerle cosquillas y terminar juntos riendo y abrazados.
-¿Jamás dejaras que nada malo nos pase, verdad papi?
-¡No mi pequeña, jamás mientras yo esté vivo dejare que nada malo les pase a ti o a tus hermanas!
El silencio se hiso, para ella su corazón se detuvo, el sonido del agua era como si lo hubieran quitado, su mente se puso en blanco y enseguida solo escucho el correr de las aguas, un leve trinar perdido en el aire, el revolotear de alas sacudiendo el agua de sus cuerpo acurrucados y nada más, a los oídos de Londra solo llegaron los ruidos de la naturaleza en calma, se tranquilizo, su padre le había entrenado bien el arte de caminar a ciegas. Comenzaba a anochecer y de acuerdo con las piedras pasang, debía caminar durante mucho, quizás algunas anhs mas antes de que el Torvis realmente se ocultara pero las nubes había adelantado el tiempo y la oscuridad ya estaba sobre el bosque; pero a pesar de que aun no reinaba la oscuridad muchos de los pájaros multicolores se habían retirado ya a sus nidos debido al fuerte aguacero; Londra pensó que no tenía sentido seguir si ya a esas horas no se distinguía mas allá de sus narices, ella sabía que las noches goreanas estaban llenas de peligros y en especial para una joven e indefensa mujer.
Afortunadamente ningún libre le seguía, ningún animal le asechaba, siguió un poco mas hasta que le dolieron los huesos, debía buscar refugio, en la oscuridad era mucho más vulnerable; el sleen, una fiera impresionante de seis patas, mitad serpiente, mitad mamífero, suele salir a cazar en las noches y si estaba hambriento no habrá aguacero que valga; todavía no había visto ninguno pero su padre bien le había mostrado como son y lo que eran capaz de hacer al hombre; incluso en una oportunidad cuando ella y su padre salieron a cazar, este le había mostrado como eran sus huellas.
Londra llego agotada a la base de un enorme  Árbol de Hogarthe: Estos árboles son una reminiscencia del álamo de la Tierra. Poseen una corteza blanca y brillantes hojas verdes. Mide  aprox. 50 pies (15,24 metros). Se encuentran de forma habitual en zonas de agua y en las Barrens, hogar de los Salvajes Rojos. Estos árboles se denominan Hogarthe, por el nombre de uno de los primeros exploradores blancos que fueron a la región de las Barrens y le descubrió.  
Londra  saco fuerzas para treparse a uno de esos  frondoso arboles de grueso tallo, escalo resbalándose debido al cansancio y a que estaba completamente mojada y cubierta de lodo; caía a cada rato por lo que sus rodillas y manos se lastimaron mucho.  Escalo hasta la parte más alta y frondosa, para así ocultarse de los depredadores y cubrirse de la lluvia. Una vez allí se acurruco mientras calmaba sus temblores por el frio. Desde allí rogo por que la lluvia cesara pronto para que así ella pudiera seguir su camino, lo bueno era que ya debajo del árbol las gotas de agua no caían sobre su ya mojado cuerpo.
Las gotas aun caían de las copas de los arboles, el trinar de aves exóticas, el chillido de los urt de campo y los insectos hacían de esta mañana habitual en Gor una salida del Torvis especial, pero para Londra seria una dura realidad, recordar con dolor lo sucedido la tarde anterior, por fortuna esta primera lluvia del mes, no fueron como en tiempos anteriores o al menos es un comienzo favorable para la joven muchacha, quien se buscaría un rumbo para así llegar a encontrar donde pudiera ella ser libre sin ningún tipo de problemas.
Para todo ese recorrido Londra recordó que podía contar con alguien en especia; y justo allí a unos cuantos pasang mas al norte, se encontraba la casa de los viejos amigos de sus padres, familiares lejanos a decir verdad; pensó en ellos, así que se dirigió  en busco de esa ayuda allí,  hallo al viejos amigos de la familia y al contarles su fortuna, este sin miramientos se ofreció a colaborarle intentando  convencerla de que la mejor alternativa era dejar las cosas como estaban ya que esa búsqueda sería inútil, y más  para una mujer sola; encontró especial apoyo en los hijos del viejos Lo-kart, quienes le ayudarían enviándola con un amigo conocedor de la ruta menos peligrosa a su destino; los hijos eran, también granjeros a los que Londra conocía muy bien, ellos le ayudaron a pesar de que su padre se había opuesto a esa descabellada idea.
Lo-kart les había dicho que sería mejor si permanecían allí con ellos, que sin dudas ellos, podrían mantenerla, la esposa del granjero Maey, le había hablando de los peligros de que una mujer libre anduviera sola por esas grandes ciudades, sin dudas no daría ni un paso más sin corre la misma suerte de sus jóvenes hermanas, pero a pesar de sus consejos Londra era terca y deseaba cuanto antes rescatarla o al menos intentarlo, aunque en eso se le fuera la   vida. Dracco y Cornrad serian sus escoltas, pero para mayor seguridad, el viejo Lo-kart les había aconsejado que era mejor que le llevasen vestida de hombre, así pasaría desapercibida y no llamaría mucho la intención, esto era también por que el viejo temía por la vida de sus hijo sus dos únicos hijos, londra acepto incluso se raparía el cabello pero la madre  quien en realidad era prima de su madre le enseño a enroscarse el cabello de tal manera que se podría mantener bajo un gorro o capucha sin ser mal visto, aunque este se le cayera por el viento, y así sin dudas pasaría por un hermano más de la pequeña familia.

Londra se recogió el largo y ondulado cabello y tapo con una gorro de campesino, se vistió con ropas de hombre de uno de los hermanos y calo un par de botas, así pasaría la mayor parte del viaje hasta llegar a su destino, pero los jóvenes solo la llevarían hasta Victoria donde debería tomar su propio rumbo hacia Puerto Kar; tenía un largo viaje por recorre, lleno de intrincados caminos, bosques con desembocaduras de ríos, pueblos y grandes ciudades deberá buscar las ciudades que  normalmente, posean “calle de las marcas”,  o en distrito de esas ciudad donde puedan encontrarse las “casas de subasta de esclavas”, allí sin dudas estarían sus hermanas; debía  intentar encontrar pistas de su paradero con la mayoría de los habitantes importantes de esas ciudad, pero también debía de indagar si en esas ciudades, donde  también se encontraban los ilustres habitantes de otras más grandes, que a menudo venían aquí en busca de nuevas y exóticas mercancías para luego partir a donde realmente vivían, y que no suelen recibir a vendedores o esclavistas por lo que ellos se trasladas a hacer sus peculiares compras se las habían llevado.

 Cada villa era una fortaleza, para cuando se producían ataques enemigos.
También se localizaban en el interior de estas ciudades, jardines de placer de infinita variedad, amurallados para no dejar pasar a visitantes no deseados, por lo cual sus mujeres y esclavas podían estar libremente para pasar el tiempo en charlas y reuniones, otro buen punto para buscar a sus hermanas, que quizás hayan sido vendidas a estos jardines.
Los baños públicos, eran también lugares típico de una estas ciudades, de varios tamaños y calidad para servir las necesidades de los ciudadanos. Estas sin embargo se encuentran Localizadas en las afueras de estas ciudades, pero igualmente protegidas por murallas.
Londra tenía un largo viaje por recorre, lleno de intrincados caminos, bosques con desembocaduras de ríos, pueblos y grandes ciudades deberá buscar las ciudades que  normalmente, posean “calle de las marcas”,  o en distrito de esas ciudad donde puedan encontrarse las “casas de subasta de esclavas”, allí sin dudas estarían sus hermanas; debía  intentar encontrar pistas de su paradero con la mayoría de los habitantes importantes de esas ciudad, pero también debía de indagar si en esas ciudades, donde  también se encontraban los ilustres habitantes de otras más grandes, que a menudo venían aquí en busca de nuevas y exóticas mercancías para luego partir a donde realmente vivían, y que no suelen recibir a vendedores o esclavistas por lo que ellos se trasladas a hacer sus peculiares compras se las habían llevado.
 Cada villa era una fortaleza, para cuando se producían ataques enemigos.
También se localizaban en el interior de estas ciudades, jardines de placer de infinita variedad, amurallados para no dejar pasar a visitantes no deseados, por lo cual sus mujeres y esclavas podían estar libremente para pasar el tiempo en charlas y reuniones, otro buen punto para buscar a sus hermanas, que quizás hayan sido vendidas a estos jardines.
Los baños públicos, eran también lugares típico de una estas ciudades, de varios tamaños y calidad para servir las necesidades de los ciudadanos. Estas sin embargo se encuentran Localizadas en las afueras de estas ciudades, pero igualmente protegidas por murallas.
Paso por Ar, luego viajo a Telsit, Siba y Fina; hasta llegar incluso  muy cerca de la ciudad de Victoria, La capital de la alianza del Vosko, está localizada en la orilla norte, al este de La Estación de Ar. La cual ha sido guarida de ladrones, y mercaderes de esclavos. La mayoría de los piratas y ladrones han sido expulsados de esta ciudad. Por lo que los hijos del viejo Lo-kart no le acompañaron mas allá de las puertas de esa ciudad pero sin dudas le dieron el nombre de uno libre quien gracias a un favor que les debía no podría negarse a llevarla a su destino y así lo hicieron. Londra se despidió de Dracco y de Cornrad, estos le desearon buena suerte y le enviaron con la nota para así encontrar a Van Victoriu’s este seria quien la llevaría a Puerto Kar, la joven lloro mientras se abrazaba a ellos; durante todo ese tiempo juntos se había llegado a agarrar más cariño del que ya les tenia.

Por favor Londra no te aventures sin antes estar con Van nunca te separes de él, quédate siempre  cerca! ¿Prometes seguir sus consejos?
-¿Si Cornrad, lo hare! *snif – snif le miro llorosa, mientras se secaba la nariz de la manga de su camisa grande.
-¡No dejes que te atrapen pecosa!*le bromeo en enorme y rubio Dracco, mientras le guiñaba un ojo.
-¿No Dracco no lo hare!- y enseguida le mostro las aguja que este le había dado para que cargara bajo sus ropas, estas agujas solían estar envenenadas para así defenderse de los Libres que quisieran atacar a una mujer libre. Dracco se la había obsequiada en una vaina que bien podía llevar atado a la muñeca o a sus faldas pero en este caso ella que vestía de hombre lo llevaba bajo sus ropas, la vaina constaba de tres agujas envenenas, ellos le enseñaron como usarlas y muy bien.

 Londra una vez estando en Victoria se entero que el Joven Carpintero había salido a buscar madera a los bosques lejanos de la ciudad, pero que sin dudas en una Mano estaría de regreso ya que hacía tiempo de su partida;  por lo que decidió permanecer de bajo perfil y escabullirse hasta alguna posada para así poder pasar algunos días sin llamar mucho la atención, el viejo Lo-kart  le había dado unas cuantas monedas,  dinero suficiente para estar bien un buen tiempo, para que ella pudiera seguir la otra parte del vieja sola; desde allí encontraría la manera de llegar a Puerto Kar, donde  sin dudas seguiría las pistas para  encontrar el paradero  de sus dos hermanas…




Continuara.-



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sábado, 5 de diciembre de 2015

Londra, la Pequeña Urt (1er Capitulo)


Acostumbrada a vivir en los campos de Sa tarna, Londra era una joven de apenas 16 años quien vivió junto a sus padres un corto tiempo. Cuentan, que  cuando ella era aun muy pequeña, casi una niña, debió de madurar  y ocuparse de su padre, quien había contraído una extraña enfermedad en uno de sus tantos viajes y que según él, eran la voluntad de los reyes sacerdotes.
 Fue por este motivo que su esposa, aunque ya estaba habituada a ello; y por causas que nunca conoceríamos,  se había contagiado e igual enfermo, pero ella si de gravedad y fue justo cuando se enteraron que ella estaba esperando a un nuevo miembro de la familia.

Londra nació sana y fuerte, y se mantuvo  así siempre, ocupada y preocupada en cuidar y criar a sus dos hermanas  y a su anciano padre; recordando a diario la promesa que le hiso a su madre; quien había muerto al dar a luz a sus hermanas gemelas, y justo antes, en su lecho de muerte, le hizo prometer que jamás las dejaría solas ni mucho menos a su padre.

Londra era apenas una bebe de casi 4 años, pero aquellas palabras y el brillo de los ojos de su madre momentos antes de morir le causaron un inmenso sentido de la lealtad y respeto hacia la vida,  su promesa no la olvidaría jamás.

Una mañana cuando su padre, quien había considerado no viajar, primero porque Londra estaba muy pequeña, y por el hecho de que  quizás el parto se pudiera adelantar antes de lo previsto, considerando que quizás no llegarían a tiempo para que algún verde les pudiera atender; está última fue sin dudas, fue la principal razones por la que él quiso quedarse; y así fue,  el parto se adelanto llegando a complicarse,  y todo esto, por la  extraña enfermedad que había cogido él, en uno de sus tantos viajes lejos de casa, y contagiando así a su compañera. 
Londra quien era pequeña en ese entonces, se mantenía sentada en una mesita baja que su padre le había tallado,  allí estaba jugaba con su muñeca y unos tacos de madera en forma de un pequeño Tharlarion y otro de un Temerario Tarn,  La pequeña, miraba sin entender como su padre se paseaba de un lado al otro, de la habitación, hasta que sonó la puerta enorme y pesada dando paso a una señora Enorme y robusta, lo ojos de la niña se abrieron desmesuradamente y el viejo Agathor rió por lo bajo.

-Tranquila mi pequeña viene a ayudar a mami!- La campesina quien vivía apenas un pansang lejos de la cabaña de sus padres, había venido a asistir en el parto, El padre de Londra le ayudo hasta donde esta le permitio, luego lo saco fuera de la habitación, él se sentó en un banco cerca de una ventana y frente a la habitación,  miro desde allí a la niña quien comenzaba a sentir el cansancio y  bostezaba soñolienta, ya era tarde para ella así que la levanto en brazos y besándola en la frente la abrazo y llevo en brazos hasta su camita.
-¡Todo saldrás bien mi pequeña, ya pronto tendrás a tu hermanito…!-Pensó unos inhs. 
–¡Oh hermanita! Y Tu serás la mayor y deberás cuidarla!.

El padre la llevo hasta su pequeña camita, ubicada en la habitación contigua a la de ellos y en la que estaba ahora su madre en labor de parto; se arrodillo a su lado, y mientras la niña le miraba con sus enormes ojos grises, él le regalo una bella sonrisa, la arropo y comenzó a contarle la historia que siempre le repetía para antes de dormir, y con la cual Londra siempre se quedaba dormida:






"…Fue en Aquella mañana cuando los corazones de los indios Bailadores, saltaban de alegría. La princesa Carú, hija del cacique Toquisai, iba a casarse con el hijo del cacique de los Mocotíes,; un joven guerrero valiente y apuesto. Ya se acercaba la hora anhelada. El Banquete estaba listo y el alma de Carú palpitaba de nervios y emociones. 

De pronto, los centinelas que oteaban el horizonte desde las montañas más altos, anunciaron alarmados que se aproximaba un gran peligro. Venían seres extraños que avanzaban a toda velocidad y el resplandor del Lar Torvis refulgía en sus pechos de hierro y montados en unas bestias enormes. 
…Los indios Bailadores se prepararon para el combate. Xuárez también alistó a sus hombres. 

Fuego, hierro y Tharlarion abrieron un torrente de sangre en el valor de los Bailadores que sólo contaban con sus carcajes y flechas.

…El monte se fue llenando de cadáveres.

… y el novio de Carú estaba entre los que encontraron la muerte en aquel combate. Un dolor insoportable rompió el alma de la pobre Carú. No podía ser verdad tanta desgracia.

…El Dios de la vida, que montaba en la cumbre de la montaña, la devolvería a su amado, *pensó la pobre Caru, con la esperanza de recorrer junto a él ese largo camino y así llegar a alcanzar la felicidad que le había sido violentamente cortada.
…Con una increíble fortaleza que brotaba de su amor, Carú cargó el cadáver cerro arriba. Llegó con él a la cumbre, donde moraba la divinidad, para rogarle que le devolviera la vida. 

… Pero al tercer día, le fallaron por completo las fuerzas. No pudo proseguir más. Abrazada al cuerpo de su amado, quedó muerta.

…El dios de la montaña recogió sus lágrimas caídas en sus verdes suelos y las arrojó al espacio para que su pueblo y todos los que habitaban después estas tierras, conocieran y recordaran con cada noche la suerte de una princesa.

…Y allí...- dijo señalando la inmensidad del cielo estrellado adornado con sus tres lunas brillantes, otra vez de la ventana de la cabaña, y luego mirando a la pequeña completamente dormida termino diciendo en un susurro de voz anudada por el llanto contenido. 

-Allí, está la bellísima “Cascada de Bailadores”, lágrimas eternas de Carú, sollozo inagotable de su corazón errante”


             Dos niñas,  habían nacido, gemelas, el padre al verlas se sintió tan feliz, el mismo las había nombrado a la primera en nacer, la llamo, Layla (ligh-LAH); quien había roto el tenue silencio dentro de la pequeña cabaña, lo que hiso que Londra también se despertara y comenzara a llorar, salió a calmarla hasta que se quedo dormida, pero al cabo de unos ehns, el silencio que había reinado volvió a romperse con un segundo llanto pero mucho más tenue y suave, esa sería la pequeña y frágil Leyli (Leh-lah); fueron llamadas así por su belleza incomparable, y porque sus alborotados cabellos que luego se convertirían en largas y frondosas melenas que serian semejante a las oscuras noches de Gor.

            Agathor Gregon, ere un viejo campesino, un hombre alto y de complexiones fuertes o se notaba que alguna vez lo fue,  de tez bronceada y a la vez curtida por el sol de los campos, el poseedor una gran extensión de tierra, donde cultivaba ese grano amarillo,  Sa-Tarna, este grano se cultiva en la mayoría de las áreas de Gor y es el alimento básico de la dieta de este planeta. Se muele en harina o sémola y se utiliza en la cocción y gachas o papillas, también se utiliza como base para una de las bebidas alcohólicas más populares de Gor, “Pagar Sa-tarna” mejor conocida como (pa-ga).

El Pa-ga económicamente, es la base de la vida en Gor, era la del campesino libre, que aunque es una de la casta más bajo, es sin duda,  la más fundamental,  ya que la base de todo en este planeta se centra en los cultivos básico de ese grano amarillo, Sa-Tarna, o como se le traduce  “La Vida-hija”.

Londra había hecho de los días de la pareja, días incansables y llenos de alegrías, Agathor ya no tenía la misma vitalidad que cuando llego a este extraño planeta, aquí donde  conoció y se enamoro perdidamente de Alondra, una joven muchacha campesina, quien tenía unos lindos risos color cobrizo y con reflejos dorados y oscuros mechones de color miel,  se habían conocido mientras él viajaba con un grupo de nómadas quienes  comenzaban su viaje a las Sardas, Agathor en esa ocasión después de pasar varias Lunas en las cercanías y conocer más a fondo a la joven Muchacha le prometió y juro regresar para así pedir a sus padres la pudiese hacer su compañera libre, la joven se aferro a este sueño pero para ello paso mucho tiempo después.

Londra tenia risos iguales a los de su madre, ella fue la primera hija de la pareja, había sacado unos brillantes ojos  grises, como los de su padre, él, quien se reflejaba en ellos cada vez que la alzaba de su moisés cuando llegaba de trabajar y aun cansado al verla llorar por atención, corría hacia su moisés y la daba toda su atención. Alondra,  siempre le regañaba por ser tan consentidor con la pequeña londra, y más porque ella siempre se salía con la suya, llamar la atención de Agathor, cosa que ella sentía cuando él se marchaba de viaje y la bebe no quería otros brazos que no fueran los de él.
-¡Ya no sé cuantas veces te he dicho que no la malcríes..! Luego soy yo quien sufre tu ausencia, cuando no la puedo consolar! -Le decía mientras se la quitaba de los brazos y la volvía a dejar en su moisés, volviendo a romper en llanto.
Querida… Esta pequeña…! –decía mientras se acercaba a la cuna y le acariciaba los bellos y frondosos riso.
Alondra se abrazaba a el por detrás, el era alto y fuerte, podía oír su latir atrás de su ropa, ese sonido le confortaba, Agathor se pegaba a ella, y así mientras las sujetaba a ambas, le decía:
-¡Son ustedes la única razón de mi existencia, jamás las dejare solas, si eso te preocupa! –Se giro quedando frente a su mujer y alzándole el rostro con una mano para así reflejarse en sus cálidos ojos verdes,
-¡Solo debo hacer un último viaje… y después te prometo que jamás, jamás volveré a alejarme de ustedes! –Le había dicho mientras sus ojos se le llenaban de lágrimas, las que ocultaba mientras la abrazaba y besaba en la frente.

Solo pasaron unos días, días en que Alondras pudo disfrutar de tener entre sus brazos a sus tres hermosas hijas, y una tarde después de dormirlas, mando a buscar a la pequeña Londra, la niña quien no había visto a su madre mucho, debido a que siempre estaba con las pequeñas cuidándolas o amamantándolas y durmiendo,  corrió a sus brazos, en donde se acurruco tranquilamente, le encantaba ser la atención de ambos, pero ahora era su  padre quien la tranquilizaba y le intentaba explicar, que ella ahora seria la hermana mayor y  que debía de proteger y cuidar a sus dos hermanitas menores, la pequeña le había hecho un adorable puchero y abrazando en su pecho a sus tres objetos preferidos, su muñeca y sus dos animalitos de madera tallados por su padres…
-¡Míos, míos..papi, no hedmanitas..! –Negó vigorosamente,  Agathor se había reído abrazando a su pequeña y besándola, sabía que ella siempre seria su consentida.-

Londra no comprendía porque su madre no podía levantarse otra vez y jugar con ella, no entendía por qué siempre tenía el rostro mojado y se secaba las lágrimas cada vez que Agathor entraba en la habitación a por Londra, quien ese día seria el último en que estaría con su madre.

Ya habían pasado 15 años desde ese hecho, los recuerdos solo eran un vago sentir, aunque Agathor siempre la recordaba con alegría y entusiasmo, se sentaba alrededor de una mesa y les contaba a sus tres hijas. Historias sobre los días felices que vivieron juntos, como se conocieron, y sus aventuras,  siempre les contaba como era su madre ya que todas a su manera le recordaban a ella, las gemelas habían sacado los bellos ojos de su madre, pero sus cabellos eran negros como los de su padre y  londras, ella lo tenía todo, su rostro, su facciones, su voz, Agathor estuvo siempre fascinado con el increíble parecido entre la joven y su esposa. La especial atención de su padre hacia Londra causaba en sus hermanas la envía ya que creían que la joven siempre era la favorita de su padre, por tener siempre la mejor atención, los mejores momentos y los mejores presentes de su padre, Londra siempre intento que eso no les afectara calmándolas dándole a ellas las cosas que decía no necesitar para así darle a las pequeñas gemelas los mejor y así fue siempre o casi siempre.

Una noche mientras se acercaba el fin del mes de  En`Var corresponde al cuarto mes del calendario Goreano, el del solsticio de verano. Cuando se aproximaban las fiestas del Amor el cual se da a finales de verano. Es sin dudas la mejor época para vender esclavas, fue cuando el viejo Agathor se dio cuenta de que  se acercaría pronto una gran caravana.

En la mañana después de acampar toda la noche, pasaron por los campos cosechados del viejo Gregon, pero por suerte esa mañana Londra había salido a pescar a un lago cercano, y cada vez que esto sucedía las gemelas corrían al cobertizo y se escondían entre los granos espigados para que así no las pudiesen ver los habitantes de las grandes ciudades que siempre usaban el camino para así evitar las bandas de Tanrsmanes o alguna que otro esclavista errante o incluso ladrones de puerto que acostumbran a rondar por esas zonas en busca de carretas solitarias a quienes asaltar.

Los esclavistas o mercaderes que osaban pasar por esas tierras, siempre eran un dolor de cabeza para el viejo campesino, ya que el hecho de tener que evadirlos, le costaba casi siempre parte de sus cultivos y ganancias, pero al fin y al cabo este lograba salir airoso de aquellos momentos; y apenas le costaban un par de sacos de granos y una que otra  tinaja de leche de sus boskas y de verr. Pero ese verano sería diferente, se había librado  una fea y cruda batalla muy cerca, en la ciudad de Ko ro ba, Guerreros y Tanrsmanes había atacado la ciudad, en una extraña emboscada. Se decía que los RRSS habían enviado a destruir la ciudad por causa de un Guerrero quien desafío las leyes y designios de estos y traicionado a su vez a su pueblo y por consiguiente a su piedra del Hogar.

Las caravanas no había sido peligro aparente, pero esa tarde cuando el Lar Torvis comenzaba a ocultarse una nube de polvo se levantaba a lo lejos, las nubes se movían muy aprisa, de repente se sintió el resoplar de las boskas en el establo y así a pocos pasang se comenzó a sentir un leve temblor en las tierras; todos estaban sentados en la mesa comiendo una deliciosa cena en silencio, cuando los tarros y platos comenzaron a saltar levemente, temblorosos, el padre de londra la miro con ojos bien abiertos ella entendió lo que se les avecinaba, corrió dejando su puesto y en la salida volcando sobre la mesa el tarro  leche, corrió a la habitación y cogió rápidamente un saco en sonde metió varias prendas para ella y sus hermanas y  así también unas provisiones, y salió corriendo por la puerta de atrás, sus hermanas ye le precedían en el paso, estaban muy asustadas y temblorosas, londra se giro y les miro serias.
-¡Debemos huir y no mirar atrás, no importa nada de lo que oigan o vean solo corran los más adentro en el bosque, sigan el paso del rió, en su andar contrario y recuerde, no vuelvan oigan lo que oigan!- Les dijo a la vez que les daba el saco lleno de ls provisiones, ella no dejaría solo a su padre.
-¡Pero Londra ven con nosotras, no… no sabemos qué hacer! –le miraron realmente asustadas y lloriqueando.
-¡No, no puedo dejar solo a papa!-le Grito enfadada, ella también tenía miedo pero debía ser la hermana mayor quien debía proteger a sus hermanas y a su padre.
-¡Pero el te dijo que vinieras con nosotras y no nos dejaras¡- reprocho Leyli, londra miro por encima de su hombro y bufo exasperada.
-¡Bien, solo ocúltense y no hagan ruido, solo veré que papá esté bien, entienden! – Las miro a ambas y realmente eran bellas sin dudas los esclavistas se ganarían una gran fortuna con ellas de esclavas, así que eso ella no lo podía permitir.

Londra se levanto y corrió de regreso al bosque, subió la colina y se oculto hasta llegar a donde estaba la cabaña, desde allí pudo ver como los proscritos sacaban a las boskas, se llevaban las crías y a las más viejas las asesinaban, para usar y comer sus carnes, ataron a sus dos verre a una de las carretas, el padre intento detenerlos, pero los hombres lo empujaban para apartarlos del camino en realidad el pobre viejo no era rival para ninguno de ellos, Londra se movió mas cerca y así logro ver a uno de los hombres, un tipo de aspecto temible y deplorable, vestía una túnica raída  de color negro con tonos dorados,  sobre sus hombros llevaba una piel de larl también negro, y en su cabeza a modo de sombrero llevaba la cabeza del Larl. El hombre quien permanecía a distancia recostado de una de las vallas que encerraban el granero  se percato de la insistencia del viejo y despreocupado  sacando de su túnica una pipa  la cual lleno de kanda  y la encendió, aspiro el humo y luego lo dejo escapar con lentitud por su arrogante boca, este con pasos agigantados se encamino hacia el viejo, el pobre Agathor se encontraba intentando alejar a los hombres de su casa, pero se tropezaba por el jaloneo de estos al desprenderse de los brazos, Londra sintió pena y rabia por su viejo padre quien quizás en otros tiempo hubiera luchado contra esos hombres. 

Puedo ver entonces al hombre con la cabeza de Larl, quien se le acerco por detrás y lo cogió del hombro con una mano haciendo que el viejo girara sobre sus talones quedando frente a este, desde donde estaba Londra no podía oír lo que este le decía así que se encamino un poco más hacia donde ellos estaban, recorrido los matorrales y esquivando los pozos, llego a un costado del granero y desde allí pudo ver la cara del Hombre, era un tipo de aspecto recio, de cabello largo,  en su rostro tres marcas le cruzaban en una horrenda herida que le dividía el ojo en dos, sin duda aquella cicatriz la causo una filosa garra, un larl, muy posible el mismo que llevase encima. Londra lo miro boquiabierta el hombre tenía una sonrisa macabra en el rostro, pero aun así, en ese rostro londra pudo apreciar que a pesar de su fea cicatriz el hombre puedo haber un tipo bien parecido, su impacto fue tal, que la joven no se percato de que su padre se había vuelto a girar y ahora ignorando lo dicho por el hombre se encamino hacia la casa y fue entonces cuando solo vio un  brillo en lo alto de aquella cabeza de larl, y un silbido  corto el silencio,  el filo de la espada, seguido por gritos agudos, sus dos hermanas, quienes le había desobedecido y regresado sin dudas al ver que ella no regresaba,  ellas presenciaron como el hombre ejecutaba a sangre fría a su padre, y corriendo hacia él, quien  cayendo inerte sobre su pecho sin signos de vida; Londra quedo sin poder moverse, ni siquiera cuando sus dos hermanas corriendo al encuentro con su padre, ahora muerto y lo que nunca olvidara Londra fue la sonrisa que este hombre tenía al ver a las gemelas caer de rodillas ante él mientras abrazaban desconsoladas a su padre y lloraban su perdida.

Continuara...



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lunes, 30 de noviembre de 2015

Ker The Lydius (Capitulo 10)

Un peculiar encuentro…

      Esa mañana Ker se había despertado sobresaltado, en su mente aun estaban vivos las recuerdos de una lucha entre ella, una joven estudiante, quien había visto a una mujer de la alta sociedad y junto esta  unos bandidos que habían logrado sacarla de su fiestas de graduación…o más bien ahora que lo pensaba bien eran tipo de otro planeta, su visión se tornaba borrosa apenas recordaba, un hombre alto, tez oscura, una mirada fría y calculadora, el collar de esa mujer… en sus oídos aun retumbaba sus palabras,  minutos antes de quedarse dormida cuando escucho una voz, diciendo:


-¡Es ..Igual a su Madre! – algo en él, le sonó familiar.

     " Ella había acudido a esa fiesta donde todos celebrarían el último día como estudiantes del último año de Ciencias Veterinarias.

-¡Oh vamos niña que se hace tarde!- le había dicho su madrastra al ver que no salía del baño...

-¿Por qué tanto apuro igual siempre llegamos tarde a todo?- se encamino hacia su habitación dando un portazo, se había quemado detrás  del cuello con la maldita plancha de alisar el pelo. Ya ella no tenía el mismo entusiasmo que sintió la noche anterior cuando junto a sus compañeros de clases, se había ido a celebrar hasta casi salir el sol de este día, el intenso dolor de cabeza, tenían a  Jo de muy mal humor.

-¡Ven déjame ver, niña te pondré un pedazo de cebolla y asi se te calmara el ardor!

-¿Cebolla? ¿En serio?- le miro con ojos llenos de ira, Jo bufo y se lanzo sobre la cama acolchada y hundió su rostro entre las almohadas y grito tan fuerte que se quedo sin aliento y con el grito se sintió menos tensa y menos enfadada. Se giro sobre la cama y miro el techo de su cuarto,  de repente el mundo se le hacía menos grande y con menos peso  sobre sus hombros… Enseguida una mueca surco sus labio y comenzó a reír, se levanto y sentó en el borde de la cama  descubriendo así que Ana su madrastra la miraba mientras apoyaba su hombro en el vano de la puerta de una manera despreocupada y como si aquel berrinche de Jo le fuera tan  natural.

-¡No has cambiado nada niña!..¡Vístete Jo que es tarde, tu padre nos espera abajo, y sabes que no le gusta esperar!

      Habían llegado a tiempo el lugar estaba concurrido y las alfombra estaba de los mas coqueta en la entrada, Jo llevaba en su brazo su toga y en la otra mano junto a su pequeño bolso de manos del cual su madre le había insistido llevar, para que así luciera como toda una joven señorita. Jo estaba acostumbrada a usar morral, chamarra y jean, aquello era algo nuevo aunque solía usar faltas y tacones, aquel día llevaba unos tacos muy altos pero le asían lucir bien sus ya largas piernas, agarrada del brazo de su padre quien era en realidad su tío, ya que Jo nunca conoció  su verdadero padre dicen que él se había ido a un largo viaje y que nunca más volvería y así fue. No se supo de él mas, al tiempo dijeron que el avión donde viajaba se había estrellado y de él solo había quedado el collar que ella llevaba consigo siempre, un dije en forma de corazón con un garabato en el centro en forma de una flor con muchos pétalos. Flor que conocería más adelante.

      El discurso de graduación se había extendido mucho más tiempo de lo establecido, el hecho era que mucho  habían sido nombrados Suma Cum Laude, con honores y primeras posiciones a Nivel Nacional; y Jo estaba entre ellos, pero ella solo se limito a decir unas pocas palabras sin siquiera haberlas ensayado y aunque era una mujer de muy pocas palabras era claras a la hora de expresar lo que realmente quería decir; sus padres se habían puesto de pie orgullosos cuando ella les agradeció y más aun por el silencio que  hicieron en consideración a la pérdida de sus verdaderos padres, y fue en ese preciso momento en que Jo ve entre la multitud un rostro, de entre muchos pero en él había algo mas allá, algo en ese rostro  le llamo la atención, en él se dibujaban duras facciones, era un hombre de piel  oscura y cabello corto  casi al estilo militar, el hombre la mira entre la multitud, un caballero elegantemente vestido que destacaba entre tantos, también se fijo que iba acompañado de una elegante y alta mujer cuyo rostro iba velado, algo extraño en América, pero no hizo caso ya que en la universidad había varias chicas de procedencia árabes y los asocio a ello, siguió el eterno minuto mientras cada vez se sentía mas y mas observada y nerviosa, creyó que desmayaría por la tensión acumulada en la boca de estomago, cuando volvió a recorrer al público con la mirada, ese extraño hombre aun no dejaba de mirarla, hizo un gesto y se inclino hacia la dama que le acompañaba y le murmuro algo cerca de su oído, la mujer también la miro, sus ojos se posaron en ella con cierta calidez y un brillo especial, algo nunca visto, aquel resplandor le cejo por escasos segundos pero basto para calmarla un poco y reordenar sus pensamiento, sacudió la cabeza para despejar sus dudas y termino su discurso dando las gracias y sonriente bajo apresurada  la escalinata tras los aplausos y ovaciones de sus compañeros de clase. Jo ruborizada y un tanto mareada se acerco a los brazos de su madre quien la esperaba con los brazos abiertos dejándose abrazar, allí se sintió por un instante segura pero extrañamente sus presentimientos le seguían atormentando. ¿Quién era ese hombre? ¡No era el padre de ninguno de sus compañeros! ¿Por qué la puso tan nerviosa? El pensamiento y la sensación extraña permanecieron con ella hasta terminar la ceremonia de entra de los títulos y diplomas.

      La recepción seria en el viejo salón del Hotel Belrich de la calle principal de la ciudad, para llegar allí los llevaría uno de los transportes de la universidad, sus padres le habían dejado allí ya que ellos irían antes a brindar y a sacarse la foto del grupo en el auditorio de la universidad, así para cuando ellos llegaran los familiares y amigos les esperarían en el salón el hotel.

-¡Vamos Jo apúrate o no saldremos en la foto! – le había gritado Carol su mejor amiga mientras corría adelantándose entre la multitud, Jo sin apoyo se,  limitó a ir despacio por sus altos tacones.

-¡Demonios mamá te lo dije, no debí ponerme estos zapatos! -Se reprocho en vos baja mientras corría a lo que los altos tacones le dejaban, la toga también era un estorbo entre la multitud y los demás transeúntes. Que corrían en todas direcciones, mas de una ocasión Jo dejo salir el estuche con el titulo por algún tonto recién graduado que la tropezaba.


1…2…3.”CLASE …2000”   YEY!!!!





      Gritaron todos lanzando los birretes por lo alto, las caras sonrientes y los abrazos de alegrías se sumaban a las lágrimas por los bellos recuerdos que quizás no volverán.

-¡Recuerda Jo nunca dejes de creer en tus sueños, linda..! sniff sniff* gimoteaba Carol mientras la mantenía abrazada, Jo también lloraba, ese día su mejor amiga no asistiría a la fiesta de celebración ya que se iría ese mismo día a Australia a estudiar un postgrado en ciencias avanzado, además de un curso de ingles, su vuelo se había adelantado por lo que solo le dio tiempo a tomarse la foto del grupo.

-No olvides enviarme las fotos ok, si? Te paso mi móvil en cuanto este instalada.. ¡JO,  Jooo mírame! 

-Le sujetaba de los hombros y la sacudía con ternura. –¡No será más que un par de años, volveremos a estar juntas amiga… Te quiero! -Se volvieron a abrazar.

-¡Y yo a ti!

      Ya se encontraban Todos en el bus, cantando y casi listos para arrancar cuando Jo, entretenida miraba por la ventanilla del bus, estaba sentada sola, mira a través de la ventana una figura familiar… “Su Madre” Jo parpadeo varias veces, volvió a mirar y esta vez estaba segura “era ella”, hecho a un lado el birrete y dejo el bolso sobre este,  se apeo del autobús, tropezándose con el chofer quien iba subiendo en ese preciso momento, casi se cae al bajar, corrió entre las gradas,  no estaba loca ella era su madre Jhosephin así se llamaba igual que ella, Jo olvido que llevaba los altos tacones pero como estos se enterraban en el césped de la enorme cancha no le fueron problemas esta vez por  la altura, si sin dudas era ella, esa era la sensación que sentía en el estomago, la sensación de ser observada ella había vuelto, se había dignado a venir a verla graduarse en su rostro se dibujo una sonrisa tonta, el corazón de Jo latía con fuerzas, pero por qué no se acerco a ella en el acto, la miro entrar en los vestidores de debajo de las gradas principales corrió hasta allí, bajo sin pensarlo por las escaleras de cemento esta vez se detuvo para quitarse los zapatos y poder así correr más aprisa…

Josephin , espera Josep..Mama.. Soy yo…! Grito sin percatarse de lo que estaba haciendo.

      Al llegar al vestidor Jo se percato demasiado tarde que había cometido un error, un error que por el deseo y la añoranza de volver a ver a su madre le hizo correr tras esa ilusión sin que nadie se diera cuenta de a donde coño ella se había largado o si llegaría o no a la recepción.- cruzo empujando la puerta al vestidor y lo encontró vacío, un ruido a su espalda le indico que no estaba sola, su corazón se detuvo en seco.

-¡No,  señorita Rodríguez, no soy la Dama Jhosephin …su madre! –le respondió una voz que escucho detrás de ella, justo cuando había entrado, enseguida se giro de inmediato al oír la suave y sensual voz, con un extraño acento nada familiar para la joven,

-¿Qui... Quien es usted?- Jo estaba de pie delante de una mujer de mediana edad, alta y con las facciones muy parecidas al recuerdo que ella guardaba de su madre, la diferencia era que esta joven mujer tenía los ojos azules, y no color avellana como los de su madre; lo que más le llamo la atención y por lo que creyó era ella, fue su larga melena negra y ondulada, la mujer vestía de manera elegante y llevaba un vestido largo ajustado al cuerpo, denotando una estrecha cintura y amplias caderas, sus grandes pechos bailaban bajo la tela, sin dudas no llevaba brasier; no tenía el rostro cubierto y su maquillaje era algo exagerado,  pudo ver que ella llevaba un chal que cubría su cuello, pero hacía calor, en chal tendría un propósito; la mujer se giro sonriente y desenrollo el chal dejando ver en torno a su esbelto cuello un collar de acero esmaltado, el mismo tenía un precinto con un pequeño candado, el cual pudo ver cuando la mujer se levanto el cabello para sacarlo de la tela y además tenía  una argolla al frente;   y mientras daba un paso adelante tras esa mujer aparecieron dos hombres enormes vestidos de una manera tan rara, como si hubieran salido de una película de Los 300`s; los hombres se pararon a  cada lado de la estrecha puerta por donde sin dudas no podría pasar corriendo sin que uno de ellos le atrapara al paso. Vestían con sendas túnicas abiertas en el pecho en forma de V, llevaban un cinturón de cuero regio  con argollas de donde prendían cuerdas, cadenas y una especia de látigo o fusta, si Jo, no estuviera ahora tan nerviosa se habría reído de ellos, llevaban sandalias atadas hasta las pantorrillas sin dudas era algo salido de una película antigua.   

      Luego, en cuestiones de segundo, les precedió otra mujer vestida también elegantemente pero su vestido era más antiguo, con volados y corseé, su amplia falda costo y se resistió al entrar por la estrecha puerta;  velado su rostro,  lucia de manera vaporosa, pero aun así era una dama elegante y muy hermosa tuvo que reconocer, y a diferencia de la otra mujer esta llevaba el caballo recogido en un laborioso moño alto y con un chal sobre el cubriéndolo, era la misma que antes viera en la entrega de su diploma, era la misma mujer, pensó cuando tras ella apareció un hombre alto y fornido, ahora se veía mucho más fuerte y arrogante en ese traje de taller, la corbata estaba floja y el ultimo botón suelto,  al principio no le reconoció luego miro sus ojo oscuros,  tan llenos de seriedad y poder, Jo sintió como todo su cuerpo se paralizaba, ¿Pero que hacen ellos aquí? ¿Acaso se trataba de una broma de muy mal gusto? Jo intento reír y miro a todos a su vez, la Mujer que ella siguió creyendo fuera su madre, reacciono al oír un tronar de dedos y enseguida se poso delante del Hombre moreno y se puso de inmediato de rodillas, sin importarle el vestido ni la gente que allí había;  se inclino poniendo su rostro a la altura de la mano extendida del hombre, este le mostró la palma para que ella la besara, la joven lo hizo con tanta pasión, como si se tratara de su santidad el Papa.
Jo sorprendida miro aquello y frunció las cejas;

-¿Qué.. Que es todo esto? ¿Quién es usted?- ¿Qué quieren? ¿Y tu Cómo saben mi nombre?– sin entender que sucedía Jo, con sus zapatos en la mano se encamino hacia la puerta resuelta a irse  y les miro, el hombre alto y moreno se aparto, dejándola pasar como si no le importara que se marchara. La joven arrodillada también se aparto moviéndose arrodillada, esta gimió como una gatita mientras lamia y mordisqueaba los dedos del hombre, Jo le miro y luego a los dos tipos parados en la puerta.

-Gracias! –respondió al pasar delante del Hombre moreno, siguió su camino pero los dos hombres la sujetaron de sus brazos y le inmovilizaron si el mayor esfuerzo."

      Una risa tras ella le hizo aflojar las rodillas,  fue en ese momento cuando JO comprendió que no iría a la fiesta de su graduación, y que de hecho no volvería jamás al lado de sus Padres.







 





Continuara...


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lunes, 23 de noviembre de 2015

Ker The Lydius (Capitulo 8)


Continuación del Capitulo anterior


     Es una espectacular mañana, el aire que allí se respiraba era en verdad abrumador, tan cargado de energía y de nuevos y mejores sentimientos, Jo se sentía en verdad con cada día un paso más cerca de la libertad, de lograr regresar de donde ya llevaba tiempo lejos. Aun era temprano cuando decidió salir de sus aposentos, el rugir en su estomago le recordó que no había ingerido alimento alguno más que las bebidas de la noche anterior; se encamino con su carcaj y su arco en su hombro, se calo el extraño capuchón de su viejo y raido saco y se subió el turbante a fin de cubrir sus delicadas facciones.

      Jo, ahora Ker Bajo los peldaños que conducían a la parte posterior de la taberna "El Pequeño Vulo", de allí se dirigió por un largo y extenso pasillo que le condujo hacia el centro de un extenso jardín, inspiro hondo llenando sus pulmones ahorahh limpios del humo y hedor de la taberna, logro encontrar la salida y llegar a un callejón, que sin dudas la conduciría al centro de la ciudad. Aun estaba oscuro, pero ya se veían transeúntes en las calles empedradas de Puerto Kar, los puestos en el mercado comenzaban a abrir, y las kajiras a colocar los toldos e izar las pieles para acomodar allí las mercancías ofrecidas. Camino mientras se familiarizaba con el lugar, las personas incluyendo las bestias apostadas en los puestos le miraban con curiosidad, Ker se reía bajo su turbante y es que aquel aire de forastero le venía bien.

     Había encontrado un lugar cerca del muelle de Puerto Kar donde poder estar y esperar a que los puestos donde podía abastecerse para comer algo, abrieran, desde allí miro a un viejo anciano tirado en la orilla del muelle al parecer había dormido allí, a su lado solo habían escombros restos de lo que pudo ser un pequeño vulo o incluso un urt devorado y escupido sus hueso; Jo se estremeció de asco de solo pensar en eso, pero así era la vida en esta dura y fría ciudad, donde el poder prevalecía, donde la espada era la que hablaba y la sangre respondía, miro como los libres piratas en su mayoría bajaban de los barcos atascados en los muelles, líneas de esclavos eran bajados con la mercancía a cuestas, estos eran hombres fuertes rudos e incluso parecían de otro lugar, debido al color de su piel y tamaño, Jo les evito, ya que sabia por vivencia propia que aquello podría causarle líos, aun extraño o mas bien familiar ruido llamo su atención al levantar la vista miro a un extranjero quien también descendía de uno de aquellos barcos comerciales, quizás alguien que pretendía quedarse por un largo tiempo en puerto Kar. El ruido que llamo su atención era la de una extraña ave, quizás extraña para este mundo pero no para Jo quien sabia que animal era, una Guacamaya del Amazonas, “La Tierra” aquel podría ser el hombre de quien Marleene la esclava quien le había enseñado bien el idioma Goreano y sus costumbres, pero no podía estar tan de buena suerte.-

     Jo se mantuvo tranquila pero su corazón latía con fuerzas ella realmente deseaba salir de este mundo, pero un error y le costaría caro y tiempo perdido. Le siguió con la mirada hasta ver que el hombre se detuvo en la entrada de la taberna ubicada en el muelle, dejo caer de sobre su hombro un enorme saco de piel en donde supone cargaba sus pertenecías. Jo saco de su carcaj una deliciosa fruta de larma y la mordió, mientras no quitaba la vista del hombro del hombre en donde tenía el animalito, el cual al parecer, percibió el aroma en el aire de la fruta y comenzó a moverse de un lado al otro y haciendo intentos de abrir sus largas y coloridas alas, Jo se sonrió a media, sin dudas el animal tenía hambre, dio un mordisco más pequeño a la fruta solo para arrancar un tajo y cogerlo así entre sus dedos, se bajo del barril donde ehns antes estaba sentada, y camino hacia el sujeto, desde atrás le entrego la fruta al loro, el cual lo cogió con delicadeza de sus dedos y luego sostuvo entre una de sus bien afiladas garras mientras le devora de a trocitos, el hombre al sentirlo, se giro sin ninguna alerta y se sonrío ampliamente al ver al joven y más bajo chico.

-¡Saludos… ahh..? – Le miro con una ceja levantada al ver las extrañas ropas que Ker llevaba y siendo este un lugar tan caluroso.

-¡Ker….! -se presento mientras miraba al animal sobre el hombro del hombre quien dilataba las pupilas mientras comía. Tosió un par de veces para hacer que su voz sonara más grave de lo normal

-¡Ker The Lydius, a sus órdenes. Libre...!?

-¡Valla…que curioso..! Soy Himilse Ioerbeles.. y no me vendría mal tu ayuda! -Le miro de pies a cabeza y con un extraño brillo en sus ojos, aquello, le causaron a Ker un extraño presentimiento pero no hizo caso, lo asocio al hambre que sentía.
–¡Ja, ja ...y él …es Mi Capitán, ummm!-Le dijo mientras acariciaba al ave en su hombro 
-¡Veo que ya serán muy buenos amigos! - Le dijo sonriendo.

     Himilse era un hombre alto vestía con una túnica oscura, que consistía en pantalones y un enorme saco aunque de mejor corte y calidad de tela que la que Jo llevaba; en su cinto brillaba la empuñadura de una flamante espada, sus rasgos eran toscos aunque había que reconocer que era bien parecido, de tez bronceada, y ojos verdes y enormes, usaba el cabello alborotado medio largo, y se cubría la cabeza con un extraño sombrero, quizás para este mundo, algo poco usual pero al fin y al cabo le daba un aspecto misterioso y soberbio.

-¡Un nombre conveniente!- Respondió Ker mientras le daba otro trocito de Larma al Loro, el cual cogio con el enorme y afilado pico, mientras le miraba de lado y con sus pupilas completamente dilatadas.-                                                                                                                  

-¡Que? ...No le has oído dar órdenes, jajajaja! -Rio al bromear acerca del ave, a lo que Jo también sonrío pero este no lo vio ya que cubría su rostro con mugre y el turbante calado hasta el cuello.

-¿Es usted Capitán de uno de estos navíos?- pregunto haciendo énfasis el el barco de donde desembarco enhs antes.

-¡Que! Ah no, no jaja yo no soy Pirata, ¿O acaso tengo pinta? -Jo le miro avergonzada por su torpeza, y más aun porque él se dirigió con un tono de voz alto y fuerte, y le miro serio;  pero la tensión duro poco ya que el volvió a romper el silencio con una carcajada estruendosa a lo que el Loro también bramo diciendo algo en un idioma extraño para Jo.

-¡A ver Ker, ayúdame a encontrar un buen lugar donde pueda hospedarme y te pagare bien , veo que al igual que yo no llevas mucho tiempo aquí o si? -Le miro y sobre todo por el pequeño arco que llevaba en la espalda.

-¡Eso no te ayudara a defenderte de ningún ladrón de Puerto Kar, Si quieres mi opinión! -le decía mientras se encaminaba hacia el muelle.
 -¡Y si no te cuidas pronto acabaras como ese sujeto! -Dijo a la vez que señalaba con un gesto de la cabeza al viejo mendigo, quien se había arrastrado hasta casi los pies de Ker quien se sobresalto al sentir sus callosa manos rosar su tobillo.

-¡Heyyy, aléjate! -le dijo siséate, mientras el hombre la miraba ahora con una sonrisa algo perversa, y desdentada. Jo se estremeció de nuevo aquel hombre le había tocado,  y esa sensación le persiguió durante bastante rato, se alejo de él y miro a Himilse quien le arrojo un pellizco de Tarsco a las manos extendidas del pobre y desafortunado hombre.

-¡Ven vamos Ker, también muero de hambre, nos vendría bien una cerveza y algo de carne seca! – Ker a eso le dio un buen sentido, asintió y le ayudo con su saco, debió hacerlo puesto que Himilse se había adelantado deliberadamente y dejando el pesado saco en los pies del Muchacho, con el que casi tropieza al no verlo -¿Pero qué demonios llevaba este hombre en este maldito saco? pensó para sí mientras corría tras él, en dirección hacia la posada donde el mismo también se hospedaba.-

     Ker se había adelantado, al llegar a la posada se detuvo y lo sobrepaso para empujar la pesada puerta y esperar a que Himilse le presidiera, este se detuvo un instante y miro el alto edificio, giro expectante hacia ambos lados de la empedrada calle, y luego miro a los ojos a Jo, solo fue un instante, pero Jo penso que en esa mirada aquel hombre le había leído mucho mas allá de lo que ella podría imaginar, se sintió extrañamente descubierta, pero era algo absurdo, aquel hombre no podía saber quién o qué era él. Bajo su mirada justo en el momento en que Himilse cruzo el vano de la puerta y el Loro removió sus alas en un extraño sacudir, fue para Jo como un "deja Vu".

     Enseguida acudió a ellos la esclava Arrela (ah-rehl-leh), a la que Ker siempre le pronunciaba el nombre a su mejor manera y la joven en un susurro siempre le mostraba como debía pronunciarlo, a lo que Ker siempre le ponía los ojos en blancos, hasta que colmo su paciencia.

-¡Eres una tonta esclava y te llamaras como yo quiera, soy tu amo, o no? -La joven solo se limito a sonrojarse y se humillo  agazapados a sus pies.

-¡Jajajaja! eres un amo cruel jovencito, llegarás a ser un buen marinero, no me cabe la menor duda!. ¡Trae una jarra de cerveza bien fría niña, y una bandeja llena de carnes y queso…!-Ker se ruborizo, le había escuchado, el solo se encogió de hombros, no dando mayor importancia. Se habían sentado en una mesa baja alejada del bullicio y de las miradas de los habitantes y empleados del lugar, pero aun así otro nuevos comensales se sentaron en la mesa contigua. La kajira se había esmerado en servirles pero ninguno de los dos noto tan siquiera su presencia, ya que a Himilse le interesaba conocer más acerca del joven Muchacho.-



-¡Y dime Ker… a que viniste a Puerto Kar? ¡Lydius no estaba mal para vivir? ¿O vienes huyendo? -Ker casi se ahoga con un trozo de carne que recién estaba devorando con avidez, y lo paso con un trago de cerveza, que le hizo brotar lagrimas,  no le gustaba beber pero debía tomar algo o sé ahogaría, aquel sabor burbujeante la dio un nuevo ahogo por lo que se baño parte de sus ropas al bochar la bebida que le atraganto.

-¡Jajajajaja, vamos no temas jamás te delatare! -Bromeo Himilse, y de reojo miro a la esclava quien intentaba retener una risa divertida al ver al amo casi ahogarse. Ker también se dio cuenta por lo que la miro de manera fulminante, la pobre chica solo bajo nuevamente la mirada cubriendo su rostro con sus cabellos.

-¡No suelo huir de mis problemas, -Tosio un poco y hablo ronco por el cosquilleo en la garganta.-¡Si ese fuera el caso Libre Himilse; ¡Vine a Puerto Kar por razones de negocios!. ¡No he estado huyendo de nada, yo solo quería probar… algo nuevo.. Tener una aventura! -Le miro mientras carraspeaba por el mal trago que paso.

-¡Umm Aventuras?, de eso tengo yo mucho campo amigo, quizás te pueda llevar en alguna de mis travesías!- le dice mientras se acerca e inclina sobre la mesa guiñándole un ojo de manera confidencial y cogiendo una pieza de carne para llevar a la boca y devorar entera. Ker se reclino sobre el respaldo de su silla  y le miro algo intrigada, aquel hombre sin dudas seria alguien de quien debiera cuidarse en el Futuro, alguien por el que podría tener muchos problemas. Miro a la esclava quien aun tenía una sonrisa dibujada en los labios y tronando los dedos le hizo ademan de que se largara. Himilse noto el disgusto del joven y volvió a reírse de manera escandalosa y copiosa que retumbo en salón.

-¡Vamos Ker que es solo una pequeña bestia, jajajaja!, ¡No seas tan duro con ella, yo que tú la ataría a la anilla de mis aposentos!.- Dije esto a la vez que sacaba un enorme pipa, la cual lleno con algo de  kanda, encendió y aspiro hondo, a la vez que se reclinaba en su asiento satisfecho de tanta comida, le miro con ese brillo en los ojos que volvió a hacer sentir mareada y extraña a Jo.

     Desde ese momento Ker y Himilse habían comenzado una peculiar amistad, la cual traería muchas más aventuras de las que Jo podría esperarse, en esta ciudad tan llena de misterios y de donde no sabía que les depararía al salir el Torvis…







Continuara...












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